A partir de una entrevista con el doctor en comunicación y especialista en cinematografía y culturas populares, Carlos Vallina, abordamos la relación del peronismo con el cine y otras formas de representación de la cultura.

¿El 17 de octubre marcó un antes y un después?, ¿Qué tipo de representaciones se plasmaban en el cine de la época?, ¿Cómo comprendía el peronismo los medios de comunicación masivos?, ¿Qué impronta tuvo la figura de Evita en el campo cultural y político?.

En los próximos días ensayaremos respuestas para todos estos interrogantes, pero antes debemos transportarnos a los años previos a 1945 para comprender qué era el cine antes del peronismo.

El cine: un espectáculo de masas

Podría decirse que el cine nace simultáneamente en Francia, con los hermanos Lumiere, y en los Estados Unidos, en los laboratorios de Thomas Edison, en 1895. Esta invención técnica que permitía proyectar fotogramas de forma rápida y sucesiva para crear la impresión de movimiento, tuvo un éxito inmediato. Los Lumiere comenzaron haciendo registros documentales de corta duración con su cinematógrafo para exponerlo en ferias; mientras Edison grababa escenas que podían ser vistas por una persona a la vez en su kinetoscopio.

Desde un principio, el gran desafío que se le presentó a los creadores de estos inventos técnicos fue convertir al cine en un medio: a partir del uso que le dieron los productores de contenidos, rápidamente fue encontrando su narrativa propia y una lógica de producción que lo llevó a constituirse en la primera industria cultural del siglo XX.

Lo cierto es que a partir de la producción, exposición y consumo, el cine muy pronto se constituyó en una verdadera institución. A fines de la década del ‘20 ya era un espacio de encuentro y socialización en torno al cual se desarrollaban una serie de prácticas comunes: era el lugar predilecto de la clase obrera, que acudía para divertirse y debido a la fascinación que causaban aquellas imágenes en movimiento, y el medio en el cual se plasmaban diversas representaciones sociales e interpretaciones de la realidad. En decir de Vallina, tanto en el mundo como en Argentina, el cine era un “espectáculo de masas”.

Según explica Vallina, “el cine estaba en las entrañas de la cultura popular, era la cultura popular, como el folletín o el periódico”. Este carácter de clase, prácticamente, estaba estrechamente ligado a las posibilidades de acceso al mismo: “por muy pocos centavos, el obrero y su familia, iban al cine, y daban tres películas, porque no eran largas como suelen ser ahora sino que eran películas que juntas duraban menos de 90 minutos” explica el docente de la FPyCS.

Sin embargo, existían otras razones por las cuales el cine se acercaba más a las clases populares que a las élites, como por ejemplo los contenidos, pensados para el divertimento del público general, y el hecho de que el consumo de imágenes no requiere los conocimientos que implica la lectura de un periódico, por ejemplo.

Continúa.