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Sergio Pujol: “Durante el peronismo la cultura se concibe como educación”

>Ver parte 1: Sergio Pujol: “Los migrantes llegan a Buenos Aires con sus sueños y su atadito de música”

>Ver parte 2: Sergio Pujol: “Hay un orgullo plebeyo en la música popular”

En la última parte de nuestra entrevista con Sergio Pujol (docente e investigador especializado en música e historia), recordamos la influencia del peronismo en el acceso a la cultura de los años ´40. La recuperación de la industria discográfica, las funciones de música en los sindicatos, las giras de las orquestas, el crecimiento de los clubes sociales como espacios de sociabilidad y los auspicios del Estado en las radios.

Así, el investigador y docente nos relata cómo la Avenida Corrientes se convierte en la Avenida que nunca duerme gracias al fomento de la distribución de los bienes culturales, buscando transmitir los valores de la alta cultura a los sectores populares.

De yapa, le pedimos a Sergio que nos saque una duda. Para un peronista, ¿tango o folklore?

Reivindicación y ascenso social

>Ver parte 1: Carlos Vallina: “el cine estaba en las entrañas de la cultura popular, era la cultura popular”.

>Ver parte 2: El peronismo y los medios: ¿Un antes y un después?


 

“El primer peronismo intenta que las masas tengan un factor de ocio y entretenimiento, que crean en el ascenso social, que reivindiquen sus expectativas en ese territorio, pero no es un espacio de denuncia, crítica y testimonialidad social, de confrontación con las clases sociales».

Tras haber analizado las características del cine antes de 1945 y qué impacto tuvo el peronismo en el campo de los medios de comunicación, en esta última entrega de la entrevista con el doctor en comunicación y especialista en cinematografía y culturas populares, Carlos Vallina, vamos a adentrarnos en las representaciones sociales que se plasmaban en el cine durante el primer peronismo.

En este sentido, el Dr. Carlos Vallina afirma que “lo que la sociedad argentina quería ir a ver eran lugares de reivindicación y ascenso social” y que “con el ascenso de clases no aparece el realismo social sino el folletín, el entretenimiento».

Lo que plantea el experto en cinematografía es que entre el 45 y el 51 se incubó un cine que tenía la intención de entretener a las masas, de señalarle sus caminos de ascenso social y de reconocer muchos terrenos de la realidad, pero no fue un cine con una mirada crítica sobre las estructuras de poder en la Argentina. “Eso es posible sólo después de la caída, cuando una generación como es la del ‘60 empieza a observar la realidad críticamente y construye lo que construyó Feldman, Kohon, Kun y Lautaro Murúa, entre otros”.

En conclusión, podemos ver que el cine no fue el medio predilecto del peronismo para representar sus expectativas e intereses, porque arrastraba otros elementos de décadas anteriores y debido a que en la nueva coyuntura marcada por este movimiento político, la sociedad buscaba espacios de ascenso y reivindicación, no de confrontación y crítica social.

La modernidad del peronismo no es tanto el cine que venía de arrastre sino la televisión. El peronismo entiende, Perón entiende, que la televisión es el lugar de la representación de la modernidad.

El peronismo y los medios: ¿Un antes y un después?

>Ver parte 1: Carlos Vallina: “el cine estaba en las entrañas de la cultura popular, era la cultura popular”.


 

En esta segunda parte de la entrevista con el doctor en comunicación y especialista en cinematografía y culturas populares, Carlos Vallina, ensayamos una respuesta para la siguientes preguntas: ¿Hay un antes y un después de la experiencia política peronista en la historia del cine?, ¿Y en la concepción de los medios de comunicación en general?.

Si  el peronismo fue una revolución popular, democrática, nacional, es porque el cine ya estaba representando esos intereses.

Como vemos, Carlos Vallina afirma que el peronismo no marca un quiebre en cuanto a la evolución del cine y las representaciones de las que se hacía eco este medio, sino que es un producto, incluso, de ciertas expectativas e intereses que ya eran representados en este medio. Sin embargo, es este movimiento político el que pone énfasis en los “elementos unificadores de la gran escena nacional”, como lo fue el tango, la escuela y los medios de comunicación, como la prensa, la radio, el cine y más tarde la televisión.

Para el peronismo aparece una primera dimensión que es la dimensión de pensar la comunicación, pensar los medios como un lugar de representación también de carácter político.

Continúa.

Sergio Pujol: «Hay un orgullo plebeyo en la música popular»

En esta segunda entrega de la entrevista con Sergio Pujol, el docente e investigador especializado en música e historia repasa como era la vida cultural de los sectores obreros de 1945.

En un viaje en el tiempo nos ponemos las pilchas domingueras y salimos a dar una vuelta por Avenida Corrientes a ver algún estreno. Pero a la hora de bailar un tango, nos volvemos para el barrio y encaramos derechito para el salón de nuestro club social.

Además jugamos con Sergio a pensar que canciones tendría el iPod de un obrero frigorífico de Berisso del año 1945.

El repertorio incluido por Pujol es variado, desde Antonio Tormo, pasando por Oscar Alemán, hasta Carlos Gardel.

-Posiblemente el iPod de bolsillo del obrero de Berisso, en Buenos Aires, sería bastante similar a lo que se escuchaba en las rockolas-

La lista de reproducción de 1945:

Carlos Vallina: “el cine estaba en las entrañas de la cultura popular, era la cultura popular”

A partir de una entrevista con el doctor en comunicación y especialista en cinematografía y culturas populares, Carlos Vallina, abordamos la relación del peronismo con el cine y otras formas de representación de la cultura.

¿El 17 de octubre marcó un antes y un después?, ¿Qué tipo de representaciones se plasmaban en el cine de la época?, ¿Cómo comprendía el peronismo los medios de comunicación masivos?, ¿Qué impronta tuvo la figura de Evita en el campo cultural y político?.

En los próximos días ensayaremos respuestas para todos estos interrogantes, pero antes debemos transportarnos a los años previos a 1945 para comprender qué era el cine antes del peronismo.

El cine: un espectáculo de masas

Podría decirse que el cine nace simultáneamente en Francia, con los hermanos Lumiere, y en los Estados Unidos, en los laboratorios de Thomas Edison, en 1895. Esta invención técnica que permitía proyectar fotogramas de forma rápida y sucesiva para crear la impresión de movimiento, tuvo un éxito inmediato. Los Lumiere comenzaron haciendo registros documentales de corta duración con su cinematógrafo para exponerlo en ferias; mientras Edison grababa escenas que podían ser vistas por una persona a la vez en su kinetoscopio.

Desde un principio, el gran desafío que se le presentó a los creadores de estos inventos técnicos fue convertir al cine en un medio: a partir del uso que le dieron los productores de contenidos, rápidamente fue encontrando su narrativa propia y una lógica de producción que lo llevó a constituirse en la primera industria cultural del siglo XX.

Lo cierto es que a partir de la producción, exposición y consumo, el cine muy pronto se constituyó en una verdadera institución. A fines de la década del ‘20 ya era un espacio de encuentro y socialización en torno al cual se desarrollaban una serie de prácticas comunes: era el lugar predilecto de la clase obrera, que acudía para divertirse y debido a la fascinación que causaban aquellas imágenes en movimiento, y el medio en el cual se plasmaban diversas representaciones sociales e interpretaciones de la realidad. En decir de Vallina, tanto en el mundo como en Argentina, el cine era un “espectáculo de masas”.

Según explica Vallina, “el cine estaba en las entrañas de la cultura popular, era la cultura popular, como el folletín o el periódico”. Este carácter de clase, prácticamente, estaba estrechamente ligado a las posibilidades de acceso al mismo: “por muy pocos centavos, el obrero y su familia, iban al cine, y daban tres películas, porque no eran largas como suelen ser ahora sino que eran películas que juntas duraban menos de 90 minutos” explica el docente de la FPyCS.

Sin embargo, existían otras razones por las cuales el cine se acercaba más a las clases populares que a las élites, como por ejemplo los contenidos, pensados para el divertimento del público general, y el hecho de que el consumo de imágenes no requiere los conocimientos que implica la lectura de un periódico, por ejemplo.

Continúa.

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