PRENSA

Por Giovana Fossati*

Miércoles 3 de junio de 2020. De no encontrarnos atravesando el aislamiento social, preventivo y obligatorio del Covid-19, veríamos los noticieros a cuatro pantallas cubriendo las multitudinarias marchas en todo el país, como sucede cada 3 de Junio desde 2015, cuando el hartazgo de un femicidio cada 30 horas ganó las calles con un grito colectivo: ¡Ni Una Menos! Quizás ni sospechábamos que hoy, esa conquista del espacio público nos presentaría el desafío enorme de alzar esa voz colectiva desde el aislamiento.

Hace diez días la muerte de Eduardo Barreda copó todos los canales de tv, moría el femicida más resonante del siglo XX, quien en el año 1992 asesinó a sangre fría a sus hijas Cecilia (26) y Adriana (24), su esposa Gladys Mc Donald (57) y su suegra Elena Arreche (86). En aquel momento algunos/as/es le pedían fotos y hasta una banda de rock le dedicó una canción, hoy algo así es casi impensable. Las tramas culturales que sostenían tales comportamientos se han transformado. Hoy, a 28 años de ese atroz cuádruple femicidio, la sociedad toma las calles masivamente cada año con carteles que piden “¡Paren de matarnos!” “¡Vivas y libres nos queremos!”.

El observatorio “Ahora que sí nos ven” explica que desde aquel 3 de Junio de 2015 hasta Diciembre de 2019 fueron 1387 los femicidios en nuestro país (137 en 2015, 322 en 2016, 298 en 2017, 303 en 2018 y 327 en 2019). Es importante resaltar que en este contexto tan complejo de pandemia muchas mujeres se ven obligadas a aislarse con su agresor, lo cual aumenta la violencia de género en ese marco de convivencia “obligada”, convirtiéndose la vivienda en el lugar más inseguro para la mujer. Durante la cuarentena preventiva y obligatoria los femicidios fueron 49 –en el período que va desde el 20 de Marzo hasta el 14 de Mayo- según cifras de la ONG “La casa del encuentro”, llegando a un total de 124 femicidios entre el 1 de enero y el 31 de mayo, como indica el observatorio MuMaLá.

Cuatro meses después del primer 3J, el brutal femicidio de Lucía Pérez en Mar del Plata dio lugar al primer paro de mujeres llevado a cabo ese 19 de Octubre en todo el país. La gestión de gobierno de Mauricio Macri y el brutal ajuste que llevó a cabo, encontró una resistencia multitudinaria a lo largo de esos cuatro años, donde el movimiento de mujeres y los feminismos fueron actores clave, junto a los movimientos sociales y el sindicalismo, entre otros/as/es. Visibilizando que en un modelo de “sálvese quien pueda”, que incrementa la desigualdad social a través de un Estado ausente, sólo se crea más desigualdad y más violencia. En Diciembre de 2019, la llegada de un gobierno popular, a través de un frente de unidad política liderado por Alberto Fernández le dijo no al neoliberalismo. Y colocó en un lugar principal de decisión política a ese gran Movimiento de Mujeres a través de la creación del Ministerio de las Mujeres Políticas de género y Diversidad Sexual a nivel nacional y en la provincia de Buenos Aires.

Hoy ese multitudinario Movimiento de Mujeres y Feminismos enfrenta el desafío colectivo de manifestarse desde los hogares. Separadas pero juntas. Porque si algo aprendimos es que nos tenemos. Somos expertas en construir redes. Y son esas redes las que nos sostienen. Nos haremos visibles a través de actividades virtuales, twitazos y ruidazos. Pero desde cada rincón y en la forma que sea la organización y la lucha serán abrazo en un grito colectivo: ¡Ni una menos! ¡Vivas y libres nos queremos!

*Profesora en Comunicación Social. Estudiante de la Especialización en Comunicación social, Periodismo y Género.

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