PRENSA

Por Gustavo González*

El impacto de las noticias falsas y de los rumores radica en la importancia del tema abordado sumada a la ambigüedad de la construcción noticiosa, ante lo cual existe una posible acción ciudadana en redes sociales para contrarrestar sus efectos.

Si bien el concepto de fake news ha tomado relevancia en el último tiempo, lo cierto es que las noticias falsas y los rumores han estado junto a nosotrxs hace siglos. También en el mundo empresarial hay variedad de casos en donde noticias falsas y rumores pusieron en crisis a empresas de todo tipo. A muchos consumidorxs nos han llegado cadenas de denuncias sobre productos de baja calidad o que directamente causan problemas de salud; el remedio ante dudas sobre productos alimenticios o de salud es el serio contralor de la ANMAT.

Gobiernos, medios de comunicación, entidades científicas de diversa naturaleza, empresas y ciudadanxs debemos entender que la posibilidad de irradiación de una fake news se encuentra determinada por la importancia y la ambigüedad de la noticia.

Gordon Allport y Leo Postman en su libro «Psicología del rumor» precisaron la ley del rumor. La fake news al igual que el rumor se esparcirán en tanto que la problemática a la que se refiere sea importante, haya falta de información sobre el tema o escasa rigurosidad en la que existe. Y que el desmentido del rumor o de la falsa noticia no sea convincente. Es decir que el rumor (la fake news) es semejante a importancia por ambigüedad.

En tiempos extraordinarios, inimaginados hace escasos meses, las posibilidades de rumores o noticias falsas que tengan por objetivo crear malestar o desánimo en la población es alto. Está en cada uno de nosotrxs, con la diversidad de labores y responsabilidades que tenemos, tener la disposición de ayudar a contrarrestar a los creadores y las creadoras de rumores y fake news.

Investigaciones cuali-cuantitativas que llevamos a cabo y similares estudios muestran que la opinión pública en general vive en paralelo el mundo virtual y la interacción cara a cara, y sigue viendo en los medios de comunicación, tradicionales emisores de mensajes y contenidos, la capacidad de poder y de establecer imaginarios sociales. No obstante ello y sin entrar a considerar el supuesto o no empoderamiento ciudadano, lo cierto es que poseemos más herramientas comunicacionales a nuestro alcance y está en nosotrxs el uso que hagamos.

Actualmente enfrentamos un incremento exponencial de información en comparación con años atrás, pero tenemos más posibilidades de efectuar controles sobre la veracidad de la información que nos afecta, a partir de las mismas redes sociales que nos proveen de información.

Los rumores, las noticias falsas concernientes al ámbito político, económico, social, cultural, empresarial son un fenómeno social que seguirá estando entre nosotrxs. Ambas se disfrazan conteniendo algún tipo de información que responde a intereses de la ciudadanía, por lo cual poner en evidencia su falsedad implica algún grado de compromiso en la búsqueda de certificar la información.

Lo mejor que nos puede pasar en nuestra exposición permanente a las redes sociales es que las convirtamos en un herramental que ponga en crisis la creación y propagación de rumores y fake news, haciendo realidad el empoderamiento ciudadano, o al menos un poder compensatorio.

* Profesor e investigador – CICEOP- FPyCS UNLP

Foto: Página/12

Nota  publicada en Página/12 el 29 de junio de 2020

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