“Te debo noticias mías desde hace tiempo. Lo que ocurre es que son muchas, y he esperado un domingo como este, en que no hay nadie en la isla, he terminado mi trabajo del día, y tengo varias horas por delante para ordenar la cantidad de cosas que quiero contarte. (R.W)

Carta de Rodolfo Walsh a Donald Yates. (16 de mayo de 1964)

Reencontrarse con Rodolfo Walsh siempre es un acontecimiento. Descubrir la rítmica de su escritura, la puntuación que nos indica en la lectura, las imágenes detrás de las palabras, su mirada social, cultural y política. Siempre una experiencia, un suceso especialmente importante.

Esta condición que evocamos de la experiencia, implica la construcción de un conocimiento que tiene tres tiempos: algo de lo vivido, leído, escuchado, visto; un presente que lo interpreta y un futuro que lo posibilita. Walsh es eso: un presente sin tiempo, un pasado presente, un futuro perpetuo.

1

El primer portugués era alto y flaco

El segundo portugués era bajo y gordo

El tercer portugués era mediano

El cuarto portugués estaba muerto.

2

-¿Quién fue? – preguntó el comisario Jiménez.

-Yo no – dijo el primer portugués

-Yo tampoco – dijo el segundo portugués.

-Yo menos – dijo el tercer portugués

El cuarto portugués estaba muerto.

Tres portugueses bajo un paraguas (sin contar el muerto), uno de los cuentos más conocidos del autor de Operación Masacre (1957), es publicado en 1955 en la revista Leoplan. Relato policial, con interrogantes y estructuras narrativas, juega con el testimonio como lenguaje jurídico, con las palabras y las imágenes incluidas en el texto, como pistas para descubrir una verdad.

Esta forma de contar, que también implica una propuesta de lectura, es lo que sintetiza a Walsh como periodista. Ese hombre que escribió “El Caso Satanowsky” (1958), “Quien mató a Rosendo” (1969), que denunció lo más terrible de nuestros días en la “Carta a la Junta Militar” (1977) del mismo modo que escribió “Juan se iba por el río” (1977).

Ese militante que fundó la agencia Ancla junto a compañeros y compañeras de grandes convicciones; que narró en sus notas periodísticas, desde la identidad peronista del Corrientes profundo pero dominado por la oligarquía, hasta los ritos más paganos como el de San la Muerte.

Ese obrero de la gráfica que fundó el periódico de la CGT de los argentinos, comprendiendo el trabajo como identidad política; que contó casos de injusticia, que exploró la dramaturgia, y la literatura, que efectivamente transformó su experiencia cultural en una experiencia política.

La #ExperienciaWalsh es una invitación a volver a encontrar la palabra como acción, el periodismo como lucha, y el compromiso con el pueblo como bandera ética y moral de toda disciplina.

ExperienciaWalsh, es una invitación a que inunde nuestras calles digitales en este contexto, las texturas, imaginarios y sensibilidades de un cuerpo que está detenido desaparecido, pero que lo encontramos presente en toda su escritura.

Los/as/es invitamos a sumarse desde cada una de sus redes a esta movilización de lecturas, y compartimos un fragmento de la nota «¡Aplausos, Teniente Coronel!» publicada en el Semanario Azul y Blanco (marzo de 1958) en la voz del profesor Carlos Ciappina.

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