PRENSA

Por el Dr. Carlos Ciappina*

Las instituciones, a diferencia de las personas, sí pueden nacer dos veces. Por ejemplo, nuestro país tiene “dos fechas patrias” el 25 de mayo y el 9 de julio. Nuestra Universidad Nacional de La Plata tiene, también, dos fechas para celebrar. Para rastrear esos orígenes debemos analizar varias  iniciativas visionarias que desembocarán en la consolidación de nuestra Universidad como Universidad Nacional.

12 de junio de 1889: Así comienza nuestra Universidad: el 12 de junio de 1889 por iniciativa del senador por la Provincia de Buenos Aires Rafael Hernández – sí, el mismo que había luchado por la causa federal en Cepeda y Pavón, el que había batallado defendiendo Paysandú de la invasión brasileña y el mismo que se había opuesto a ese verdadero genocidio que fuera la Guerra contra el Paraguay- se crea la Universidad Provincial de La Plata.

Dedicado a la política y al periodismo, Rafael Hernández –hermano del autor del Martín Fierro- imaginó una Universidad Provincial que contrapesara a la Universidad “porteña” con sede en la recientemente designada Capital Federal.

La ley provincial se promulgó en 1890; pero recién en 1897 se iniciaron las primeras actividades en cuatro Facultades: Una de Derecho; otra de  Medicina y Escuela de Parteras;  Química y Farmacia y la de Físico-matemáticas. Sin embargo, estos comienzos se vieron entorpecidos por la falta de presupuesto, por la proximidad de la Universidad de Buenos Aires y por la carencia de titulación de alcance nacional, lo que impactó en una baja inscripción de estudiantes.

La Argentina estaba en pleno proceso de construcción nacional, y la cesión de la ciudad de Buenos Aires para capital de la República habilitó la construcción de una nueva ciudad capital para la Provincia de Buenos Aires: la Plata se comenzó a construir en 1882.

La ciudad planificada tendría el diseño de una capital ultra moderna para la época, con avenidas amplias, diagonales que la cruzaran, primera ciudad con alumbrado eléctrico de Sudamérica; un puerto propio, una Catedral monumental, plazas y parques a la usanza francesa y británica.  Una ciudad que expresara toda la potencia creadora de una elite agro exportadora que imaginaba –equivocadamente-  una Nación en constante e infinito progreso de la mano de la demanda  europea de carnes y cereales.  

Sin embrago, no toda la elite pensaba sólo en términos exclusivamente económicos. Un sector lúcido de esa elite imaginaba y proyectaba en términos educativos y culturales.

Para inicios del siglo XX, la elite de la Argentina (y la ciudad de La Plata) se imaginaban como los constructores de una “nueva Atenas o París” a la orilla del Río de La Plata. En ese contexto de búsqueda de una elite que se preciaba de su cultura y su fe en el progreso la Universidad Provincial pasó a ser Universidad Nacional en 1905.

Pero además, esta refundación se hará sobre la base de  un nuevo proyecto científico-pedagógico: El Ministro de Interior, Justicia e Instrucción Pública, el riojano Joaquín V. González propone entonces la creación de una tercera Universidad Nacional (existían sólo  las Universidades de Córdoba y la de Buenos Aires) que rompiera con los moldes tradicionales de las Universidades ya existentes.

El convenio firmado entre el Ministro Joaquín V. González y el gobernador Marcelino Ugarte se concreta el 12 de agosto de 1905:  El convenio establecía la cesión a la Nación del entonces Museo Provincial , el Observatorio Astronómico provincial , la Facultad de Agronomía y Veterinaria, la Escuela Práctica de Santa Catalina, el Instituto de Artes y Oficios, el terreno donde luego fuera edificado el Colegio Nacional, la Escuela Normal, el edificio del Banco Hipotecario (hoy Rectorado de la UNLP) y  un lote de terreno sobre Plaza Rocha (la actual Biblioteca de la Universidad).

¿Cuál fue el proyecto distintivo de la Universidad Nacional de La Plata? Resulta obvio señalar que la nacionalización de la Universidad se enmarcaba en general en los principios del cientificismo de fines del siglo XIX y principios del XX; pero aún en ese contexto, hay matices importantes que resaltar. La Universidad Nacional de La Plata proponía innovaciones que florecerán a futuro: una Universidad alejada de todo dogmatismo religioso –profundamente laica- e ideológico y una propuesta formativa integral y experimental: los Colegios primarios y secundarios como ámbitos de experimentación e innovación pedagógica.

Una Universidad abierta – aún en los cánones elitistas de la época- a la comunidad en general, con la propuesta de la Extensión Universitaria que implicaba la apertura de los claustros a otros actores sociales que no fueran sólo los/as estudiantes. Una Universidad en la vanguardia de la Investigación y la experimentación, con una fuerte impronta de los centros de estudio de avanzada en aquel momento –sobre todo Alemania, Francia y los EEUU- con la idea de contratar investigadores extranjeros para formar a los propios.

Una Universidad que, aún con muchas trabas y dificultades (algunas aún hoy persisten, por ejemplo no ha habido nunca una mujer en la presidencia de nuestra Universidad)  abriera los estudios universitarios a las mujeres: el Liceo de señoritas –creado en 1907- se proponía habilitar un número creciente de mujeres para las carreras de grado. Joaquín V. González lo expresaba con claridad totalmente innovadora para la época: “La instrucción secundaria de la mujer es un problema resuelto por las naciones más civilizadas, y es obra patriótica propender a su mayor perfeccionamiento mental, puesto que comparte con el hombre en las ciencias, en las artes, en la educación, en la familia y en la sociedad, funciones que exigen aptitudes y criterios progresivamente cultivados”.

Una Universidad, en fin, que tuviera una concepción que vinculara Ciencia y Nación. No es casual que el escudo de la nueva Universidad Nacional de La Plata – realizado sobre la base del anterior escudo de la Universidad Provincial- llevara –y lleva aún hoy – inscripta la frase “Por la Ciencia y por la Patria”: una clara señal hacia la vinculación entre Universidad y Nación, entre saber y sociedad argentina, un claro mensaje de que la Universidad no debía ni podía aislarse del destino del país. Sobre este contexto fundacional de avanzada se construirán las luchas y logros de la Universidad Nacional de La Plata: en las Jornadas de la Reforma de 1918 y su compromiso con el co-gobierno; en la apertura al pueblo todo con la gratuidad de la enseñanza universitaria de 1949 (se cumplen setenta años este año); con las luchas de las y los claustros todos por defender la Universidad de las dictaduras militares; por la vocación de transformación social de la Universidad de los setenta y por el compromiso actual con todas las agendas emancipatorias de los pueblos latinoamericanos. 

Hoy se cumplen 115 años de esa Fundación. La Universidad Nacional de La Plata se co-gobierna de la mano de docentes, Nodocentes, graduados y estudiantes.  Decenas de miles de estudiantes del país y del extranjero han pasado por sus claustros ; decenas de miles de estudiantes se forman hoy en las más variadas áreas del saber; pero además investigan, experimentan, comparten con la comunidad en los barrios, abren sus puertas al pueblo todo; reivindican a nuestros hermanos originarios; sostienen las tradiciones antidogmáticas y emancipatorias. La semilla de lo que es hoy nuestra Universidad – y todo lo que pueda ser en el futuro- están en aquella fundación de 1905; pero la ampliación, democratización y profundización de una Universidad para una Nación en la que todas/os estemos incluidos/as es tarea del presente.

Nos es de extrañar que hoy, en este año 2020 atravesado por la pandemia mundial; nuestra Universidad continúe desempeñando a pleno sus actividades en forma virtual; acompañando la lucha contra el Covid-19 y aportando a la investigación para garantizar la educación superior al pueblo argentino.     

*Director de la Licenciatura y Comunicación Social de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

Pin It on Pinterest