PRENSA

Por el Dr. Germán Retola*

Este día vamos a reconocer una de las principales políticas públicas que se gestaron en la Argentina de las últimas décadas: la Asignación Universal por Hijo (AUH). Fue lanzada, un día como hoy, de 2009, mediante el Decreto del PEN 1602/09. Particularmente recuerdo el anuncio de Cristina, ella dijo que: “La asignación básica familiar es, entre los instrumentos salariales, el más distributivo y el más justo”. Lo que sucedía es que, hasta ese día, era un derecho restringido a la población que tenía acceso al trabajo “en blanco”, dejando afuera a la población más vulnerable de la patria. Hoy la AUH integra a aquellos/as/es hijos/as/es de trabajadores/as que pertenecen a grupos familiares que se encuentren desocupados o se desempeñan en la economía informal.

Todo esto, ¡Desde una perspectiva de derechos! Es fruto de una matriz de pensamiento y de un Estado que, además de promover y garantizar derechos, los construye. Hoy podemos decir que hay niños/as/es que nacieron en un país con AUH y que rondan, más o menos, los diez años de edad. En la escala de datos cuantitativos, la AUH, tiene una inversión realmente impresionante, sin embargo, no es esto lo que quiero resaltar hoy. Tampoco quiero traer relatos donde se podrían ver las profundas trasformaciones que viene provocando en las trayectorias familiares. Mi intención de hoy es destacar tres aspectos fundamentales de la planificación desde donde se concibe esta política: su perspectiva de género, universalidad e integralidad.

Universalidad: si bien no es estrictamente universal en sí misma, se funda en la creación de un derecho universal. Y esto marca una diferencia fundamental: no se accede al beneficio por ser una familia que no tiene, o no puede. Veníamos acostumbrados/as/es a pensar al sujeto desde la carencia, configurando subjetividades desde la falta, en este caso, la falta de trabajo formalizado. Sin embargo, desde una perspectiva de derechos, se logró hacer operativo el concepto de universalización y así ser todos/as/es parte de la misma trama ¡Tenemos el derecho!

Integralidad: es una política que no está pensada sola. La AUH está asociada a otros dos derechos fundamentales para hacer realidad el buen desarrollo integral infantil. Acá hay un Estado preocupado por garantizar los derechos, porque sabemos que los derechos se ejercen, sino quedan siendo pura parodia discursiva. Estábamos acostumbrados/as/es a políticas fragmentadas y fragmentarias, sin embargo, esta vez, funcionan asociadas en pos de garantizar la relación con los dispositivos de educación y de salud (incluyendo vacunación).

Género: su antecedente más próximo, en términos de políticas públicas, es la asignación familiar por hijo misma, concebida no como un derecho universal, sino como un derecho de los trabajadores y trabajadoras formalizados y formalizadas. En el discurso de lanzamiento, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ponía a la AUH en esta línea histórica.  Decía entonces: “La historia de las asignaciones familiares surge porque, a nosotras las mujeres, como la mayoría de nosotras estábamos a cargo de nuestros hijos, no nos empleaban en el mercado laboral, (…) entonces se diseñó que la asignación familiar”. Otro antecedente (de la misma matriz, operando en otro tiempo y contexto), podría ser “una idea” que Eva Perón planteaba en su libro “La razón de mi vida” en 1951. Ella decía: “pienso que habría que empezar por señalar para cada mujer (…) un sueldo que pague a las madres de toda la nación y que provenga de los ingresos de todos los que trabajan en el país, incluidas las mujeres (…) y así, la mujer ama de casa, (…) tendría un ingreso propio ajeno a la voluntad del hombre”. Hoy vemos como muchas mujeres pueden organizar la economía familiar desde este ingreso genuino, empoderándolas para otros desafíos que el machismo les impone cotidianamente. En este sentido, es de desatacar que las madres pueden cobrar la AUH sin el consentimiento del padre.

¡Sigamos construyendo, garantizando, promoviendo y ampliando derechos!

*Docente, investigador y extensionista de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

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