PRENSA

Por Rodolfo Carrizo y Julieta Terminiello*

El 20 de noviembre es, en nuestro país, el Día de la Soberanía Nacional en conmemoración al combate de la Vuelta de Obligado de 1845. Dicha batalla en resistencia a la intervención anglo-francesa se ha convertido en un ícono de la defensa nacional y su evocación nos invita a reflexionar sobre la soberanía en sus múltiples dimensiones, para pensar en nuestro ejercicio soberano del presente y, especialmente, para el futuro de nuestro país y nuestra Latinoamérica.

En ese sentido, consideramos que debe hablarse de soberanías en plural, de la multiplicidad de soberanías. Hablar de soberanías es hablar de soberanía alimentaria, soberanía marítima, soberanía cultural, soberanía satelital, soberanía sobre los cuerpos, soberanía científica, soberanía sanitaria. Es hablar de soberanía comunicacional y de la defensa de la ley que garantice una comunicación plural… Defender la soberanía es mucho más que defender un territorio en sentido tradicional, es ejercer la capacidad como pueblo de definir nuestras propias políticas, con la mayor autonomía e independencia posibles, en cada uno de esos campos.

Celebramos que el presente gobierno haya retornado a adoptar políticas soberanas, tales como: la recuperación del rango de Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, recobrando un espacio en la agenda política los grandes temas nacionales; la adopción de decisiones complementarias como la sanción a los buques que pescan de manera ilegal; la constitución del nuevo mapa bicontinental que amplía los límites exteriores de nuestra plataforma continental y la reciente creación del Consejo Nacional de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas en el ámbito de la Presidencia de la Nación confirman una direccionalidad de una política de Estado que debe ser considerada permanente y para garantizar el principio constitucional de integridad territorial. Una decisión política que es llevada adelante en un contexto marcado por los efectos y consecuencias de un gobierno neoliberal que llevó adelante políticas de entrega de soberanía, endeudamiento y empobrecimiento de nuestro pueblo.

En este contexto de pandemia, que ha profundizado y agravado las desigualdades sociales, es necesario pensar en clave soberanas. La reconstrucción en la pospandemia no será posible si no es a través de políticas soberanas, que pongan en primer lugar los deseos e intereses del pueblo, empezando por los sectores más vulnerabilizados para lograr un país más libre, más justo y más soberano.

Para ello, es fundamental fortalecer la solidaridad latinoamericana. Recuperar los proyectos inclusivos que persiguen la integridad regional, reivindicar UNASUR y CELAC son tareas y desafíos que debe enfrentar el gobierno para desandar el camino de las relaciones carnales y obsecuentes que propuso el macrismo como modo de vinculación con la región. Los recientes acontecimientos de Bolivia y la recuperación de la democracia tras el golpe derechista de Áñez y sus alianzas políticas, las continuas movilizaciones sociales en Chile y Perú nos muestran una América Latina en disputa, en lucha por la democracia y los derechos de los pueblos.

Malvinas nos recuerdan todos los días nuestra falta de capacidad de ejercer soberanía, que nuestro territorio y nuestro mar continúa usurpado por una potencia imperialista, constituyendo un anacronismo colonial. Es un símbolo que nos hace reflexionar sobre nuestro ejercicio soberano como pueblo. Las soberanías no deben circunscribirse exclusivamente a los gobiernos, deben considerarse como una responsabilidad social, deben defenderse colectivamente como parte de una convención establecida por mayorías en nuestra constitución y en los derechos colectivos e individuales.

*Docentes del Seminario Malvinas  Comunicación y Nación.

Foto: Ex combatientes y familiares en Malvinas 2014. (Gentileza Cecim La Plata)

Pin It on Pinterest