DERECHOS HUMANOS

Por Zulema Enriquez*                                                                                                                                                   

La lucha contra la discriminación racial debe  ser parte de nuestras prácticas culturales que permitan la transformación social de paradigmas.

El 21 marzo de 1960,  en la localidad de Sharpeville, actual provincia de Gauteng, Sudáfrica, sucedió la matanza de Sharpeville. La misma transcurrió durante una manifestación que se oponía al  apartheid (condición de estar separado), que establecía políticas raciales discriminatorias y así sustentaba un sistema de segregación racial.En conmemoración a ello, la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó esta fecha  como el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial.

Entendemos que el racismo es un problema estructural de los Estados y las sociedades porque las identidades fueron construidas en el marco de la exclusión y la eliminación de otredades y colectivos sociales que fueron considerados excluyentes de las identidades homogeneizadas, institucionalizadas y heteronormativizadas. Por ello el racismo requiere más que una educación reparadora, inclusiva y equitativa, romper y deconstruir  y reconstruir discursos descolonizadores.

El racismo, la xenofobia y la intolerancia son problemas de todas las sociedades. Pero todos/as/es y cada uno de nosotros/as/es jugamos un rol relevante, ya sea contribuyendo en la lucha, o rompiendo los prejuicios raciales y las actitudes intolerantes. 

En Argentina hay nuevas políticas públicas desde esta perspectiva, con organismos para accionar sobre estas demandas no sólo dentro del INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación) sino de otras dependencias estatales. Es necesario esta presencia política pero aún más el accionar. Según el Mapa Nacional contra la Discriminación, que elaboro el  INADI, nos permite corroborar que hay más sectores vulnerables a la discriminación.

La población migrante está expuesta a manifestaciones discriminatorias, datos recabados a partir del mencionado documento revelan que 85 de las 100 personas que han servido de muestra exponen que en la Argentina se discrimina por ser pobre, mientras que 78 de cada 100 opinaron que se discrimina por sobrepeso/obesidad y 71 de cada 100 afirmaron que se discrimina por ser migrante de algún país limítrofe, como así también de África y Asia.

El 40% de las y los migrantes encuestados expresaron haber sufrido discriminación alguna vez por nacionalidad (mayoritariamente), o por su situación de pobreza o el color de su piel, fundamentalmente en los ámbitos laborales y educativos, la vía pública y los medios de transporte.

Estos datos nos permiten visualizar como la sociedad sigue imponiendo modelos de maltrato, exclusión y desigualdad, producto de miradas colonizadoras respecto de la construcción de la identidad nacional argentina. Suponiendo que ella es producto del “crisol de razas” europeas solamente y que todo aquella identidad fuera de esta construcción queda deslegitimada.

Existe un Plan Nacional contra la Discriminación con diálogo entre actores de la sociedad y el Estado. Es necesario también evaluar la legislación vigente, en función de su efectividad, si la condena al racismo y la discriminación no es evidente y contundente desde el Estado, seguirá existiendo plenamente. Y unejemplo de ello es como desde el Estado, el Municipio de La Plata quién a través de publicidad oficial estigmatiza a les trabajadores senegaleses, vendedores ambulantes, considerándolos que todos/as/es pertenecen a una mafia por su condición de migrante.Un acto absolutamente repudiable y violento que denunciamos.                

Los derechos humanos  y las libertades fundamentales de las personas deben ser respetados sin que esté determinada por su aspecto o identidad, eso mismo no sólo debe estar garantizado por el Estado sino también el tipo de relaciones que construimos como sociedad, desde la inclusión, la pluriculturalidad y el respeto.

*Docente quechua. Dirección Pueblos Originarios “Emilia Uscamayta  Curi”,  de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social UNLP.

Pin It on Pinterest