POSGRADO

Por el Dr. Eduardo A. Gálvez*

Se nos fue Alcira…figura inmensa del campo popular. En realidad se fue sólo para volver multiplicada al infinito en la memoria de los y las que leímos sus trabajos, la seguimos en sus clases o participamos de su férrea militancia. Tenía el don de la palabra clara, el gesto medido, la fortaleza esperada, el humor justo y la empatía exacta para hacernos sentir cerca. Era fácil compartir sus luchas y sueños.

Nuestra facultad la conoció y mucho. Sin dudas, brilló en distintos momentos académicos y políticos, pero fue durante los primeros años de la Maestría Plangesco, allá por los noventa, cuando dictó aquella materia que marcó de manera indeleble nuestra identidad colectiva: “Paradigma Sociales y Matrices Culturales”. Ese curso, organizado a partir de su texto “Los silencios y las voces en América Latina”, sigue resonando en mis oídos.

“Pensar nuevos caminos para que América latina, con la convicción de que todos los que habitan este continente son humanos, significa retomar algunas claves de la historia para mirar críticamente hacia el futuro. Acercamos a las fuentes de las cuales se nutren las actualizaciones ideológicas y los proyectos políticos. Apelar a la memoria”.

Hoy, en plena pandemia sus palabras cobran especial significado.

Recuerdo su magia como docente: una tarde, después de escucharla durante cuatro horas, descontado el breve recreo, todo el curso sentía esa sensación indefinible de haber recibido “las claves”, que explicaban el mundo. Al terminar, me acerqué y le expresé mi admiración.

“Qué capacidad única relacionante que tiene”, le dije y continué: ¿Cómo hace para retener tanto material en el momento exacto de hablar y articularlo de un modo impecable, casi hipnótico?

Su respuesta sincera, campechana, amiguera no se hizo esperar.

“No creas que es tanto, son sólo cuatro cosas bien puestas y el resto es largarse a bailar con ustedes y hacer el camino juntos”.

Fue una maestra.

Su vida ya forma parte de nuestras luchas populares. Su memoria habita en nosotros y nosotras para mantener ese mismo fuego sagrado que supo a diario encender.

¡Gracias Alcira! ¡Hasta siempre compañera!

*Profesor de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP

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