GÉNERO

Por Julia Basualdo*

El 15 de julio de 2010 la Argentina se convirtió en el primer país de Latinoamérica en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo a través de la Ley Nº 26.618. La sanción fue el resultado de la lucha colectiva de diferentes organizaciones de la diversidad sumado a la voluntad y decisión política de la entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. De este modo, Argentina se tornó un ejemplo para los países de Uruguay, Colombia, Brasil, Ecuador, Costa Rica y algunos estados de México, que construyeron y sancionaron sus propias leyes teniendo como precedente la nuestra.

Hace once años, las organizaciones reunidas afuera del Congreso de la Nación, proclamaban la consigna “los mismos derechos con los mismos nombres”, buscando de este modo que el Estado les reconozca como iguales ante la Ley. Y finalmente tras quince horas de debate, la misma fue aprobada modificando de este modo el Código Civil: “el matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos, con independencia de que los contrayentes sean del mismo o de diferente sexo”. Aproximadamente 2.700 parejas se casaron en el primer año de existencia de la ley.

Fue un hito, su sanción cambió la vida de miles de personas para siempre y no solo por el hecho de poder acceder a los mismos derechos que los matrimonios heterosexuales (adopción, herencias, pensiones, etc.) sino porque sirvió para visibilizar a un colectivo que fue históricamente excluido y discriminado.La ley visibilizó otras identidades, otras formasde familias y otras realidades. En ese contexto de ampliación de derechos dos años más tarde se sancionó la Ley de Identidad de Género26.743 la cual reconoce la identidad autopercibida de las personas del colectivo travesti-trans.

Y si bien fue un gran paso para las disidencias, el avance legal no trajo consigo  una verdadera transformación cultural, ninguna ley cambia concepciones y sentidos históricos de un día a otro, y de este modo, aún queda mucho por lograr como sociedad en materia de concientización e inclusión del colectivo LGBTI.

A once años de su sanción, celebramos la voluntad política de transformación de un gobierno popular que visibilizó la lucha de un colectivo históricamente excluido e invisibilizado. Celebramos y seguimos apostando al espíritu de la leyque tuvo como objetivo la construcción de otra sociedad posible, más justa e igualitaria en sus derechos y más diversa en quienes la habitamos.

*Integrante de la Secretaría de Género de esta casa de estudios.

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