GÉNERO

En 2015, bajo la Ley 27.176, el Congreso Nacional estableció al 11 de marzo como el Día Nacional de la Lucha contra la Violencia de Género en los Medios de Comunicación. La Ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos en que se Desarrollen sus Relaciones Interpersonales indica a la violencia mediática como una de las tantas modalidades que la violencia de género puede adoptar.

En este día, se pretende visibilizar las situaciones en las que medios de comunicación injurian, discriminan, estigmatizan y reproducen discursos de odio o violencia hacia mujeres, lesbianas, travestis, trans o no binaries con el objetivo de erradicar los estereotipos violentos por género u orientación sexual así como también de fomentar un ambiente igualitario, equitativo y plural para todas las identidades en los medios.

La lucha es larga y permanente: a las legislaciones preexistentes que pretenden darle un marco normativo y preventivo a las violencias de género se le suma el contexto irrefrenable de la lucha del movimiento feminista, que desde hace decenas de años pero en particular desde 2015 no para de crecer. El movimiento Ni Una Menos y la llamada Marea Verde, que tomó gran parte de su fuerza pública en 2018, formaron y siguen formando parte fundamental de la transformación y la disputa por el sentido en los medios de comunicación.

Publicidades misóginas, dichos homofóbicos, programas que reproducen violencias o discursos de odio ya no pasan desapercibidos ante los oídos y los ojos de gran parte de les argentinos/as/es. Contamos con un contexto favorable, en el que la lucha contra las violencias y la pelea por la equidad ya no es problema de algunas, sino de muchos/as/es. Sin embargo, la violencia de género es estructural e histórica, y la violencia mediática aún tiene lugar en la enorme mayoría de los medios de comunicación de nuestro país y de todo el mundo.

La espectacularización de los femicidios, la banalización de las violencias, el silencio ante crímenes de odio, la ausencia de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries en los medios, la naturalización de los estereotipos de género, la reproducción de la cisheteronorma son solo algunas de las problemáticas que hoy en día debemos seguir denunciando y luchando por transformar.

La violencia mediática es igual de grave que las otras modalidades y tipos de violencia porque forma parte de un entramado de discriminación y opresión que construye sentidos que perpetúan las desigualdades por motivos de género. Es el deber de quienes trabajamos en espacios abocados a la comunicación capacitarnos y atender a los avances que los feminismos han sabido conseguir en materia legal, social y cultural en nuestro país. Debe ser nuestro horizonte como comunicadoras y comunicadores atender a los procesos históricos y formar parte de la construcción de medios de comunicación más inclusivos, más diversos y más igualitarios.

Secretaría de Género de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

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