rostro de San Martín portando la bandera argentina

PRENSA

Por Carlos Ciappina*

Cada 17 de agosto conmemoramos el pasaje a la inmortalidad de José de San Martín. Sobre la vida del gran Libertador damos por hecho que lo sabemos todo. Pero quizás convenga revisar algunas de las “verdades instituidas” sobre el gran capitán. Hagamos dos preguntas que parecen triviales: ¿Por qué vino San Martín a luchar a América? Y la otra: ¿Fue San Martín solamente un gran militar?

¿Por qué vino San Martín a luchar a América? San Martín vivió 72 años. Nacido en Yapeyú, la capital de las Misiones Guaraníticas (hoy la provincia de Corrientes) podemos imaginarlo en una infancia rodeado de guaraníes –mis hermanos los indios, llamó siempre San Martín a los pueblos originarios-. Pero, nacido en 1778, con apenas cinco años fue llevado a España, lugar adonde fue educado y luego formado como militar. San Martín luchó por España en las colonias españolas del norte de África y luego contra la invasión napoleónica a España en las batallas de Bailén y La Albuera. Tenía 34 años cuando volvió a Buenos Aires (ciudad que había dejado a los cinco años). Permaneció en América desde 1812 hasta 1823. Apenas once años. En esos once años organizó un cuerpo (Los Granaderos); luego un Ejército (el de Los Andes) y finalmente una expedición libertadora terrestre y marítima (la campaña al Perú). Argentina, Bolivia, Perú y Chile le deben la independencia. Pero aún así, la pregunta persiste: ¿Por qué este soldado casi español abandona su ejército en Europa y lucha contra España en América?.
¿Lucha contra España? ¿O lucha contra el despotismo de la monarquía española?

San Martín es un luchador por la soberanía de los pueblos. Toda su trayectoria en América –desde 1812 hasta 1823- nos muestra su voluntad para contribuir a hacer valer la soberanía de los pueblos por sobre la monarquía absoluta.
San Martin estaba convencido que los pueblos de América podían y debían decidir sus destinos y dejar de obedecer a un poder monárquico despótico. Por eso su lucha emancipatoria lo llevó a apurar la declaración de la independencia en Tucumán, luego apoyar la lucha de OHiggins para liberar y declarar la independencia de Chile y finalmente liberar y declarar la Independencia en el reducto más fuerte del dominio monárquico español, el virreinato del Perú.

En cada una de esas luchas independentistas promovió una legislación socialmente emancipatoria: libertad de vientres contra la esclavitud, abolición del tributo indígena, creación de bibliotecas estatales, libertad de imprenta y expulsión de los españoles absolutistas. Claramente una agenda que barría por la base al poder monárquico absolutista en América.
Toda su vida posterior – ya viviendo en el exilio – defendió y apoyó la soberanía de los pueblos americanos contra los intentos neocoloniales europeos: Cuando Francia e Inglaterra agredieron la Confederación Argentina, San Martín no dudó. Se puso a disposición –aún anciano- del gobernador Juan Manuel de Rosas y criticó duramente el bloqueo de Buenos Aires aún contra el propio país que le diera refugio (Francia).

¿Fue San Martín sólo un gran militar?

Otra de las “verdades establecidas” es que el “gran capitán” fue un gran estratega militar y nada más. Una mirada restringida sobre el libertador que instaló tempranamente la historia liberal, la historia de los “próceres”. Para esa mirada –muy conveniente a los modelos sociales despolitizados o, peor aún, a las dictaduras militares que adherían a la gesta apolítica Sanmartiniana para utilizar esa idea contra los gobiernos populares – San Martín fue un gran soldado y militar pero “nunca” se dedicó a la política.
Contra esa mirada del libertador apolítico, debiéramos señalar que, en realidad, San Martín hizo política toda su vida de lucha emancipatoria: batalló para que le fuera otorgado el cargo de gobernador de Cuyo y desde ese lugar de gestión del Estado logró organizar, armar y comprometer a los pueblos y las elites de Cuyo en la lucha emancipatoria. También presionó –desde su cargo de gobernador- a los diputados del Congreso de Tucumán para que declararan la independencia lo antes posible.

Luego de la liberación de Chile (batallas de Chacabuco y Maipú) San Martín trabajó políticamente junto a OHiggins (nombrado Director Supremo por el propio San Martín) para financiar y apoyar la expedición libertadora al Perú.
Precisamente en el Perú, el gran libertador tendría su rol político más destacado: nombrado “Protector del Perú” y consciente de la necesidad de sumar al pueblo y sobre todo a la elite peruana a la independencia, San Martín sancionó una serie de medidas emancipatorias a la vez que se comprometía a no permanecer en el poder ni un solo día posterior a la liberación peruana.

Es en ese escenario en el que se decidía si el Perú se liberaba o la lucha emancipatoria retrocedía, donde se produce la entrevista de Guayaquil. San Martín y Bolívar se encuentran cara a cara. Los libertadores se reunieron durante dos días: el 26 y 27 de julio de 1822. ¿De qué hablaron? No lo sabemos con precisión, pero sí podemos afirmar que hablaron de política: ¿Quién finalizaría la independencia americana? ¿Quién estaba en mejores condiciones? La discusión fue larga y encendida: Bolívar estaba en la cúspide de su poder, era el Presidente de la Gran Colombia por lo que poseía el poder político y militar para continuar la lucha. José de San Martín en cambio sólo tenía el apoyo de O´Higgins en Chile (apoyo cuestionado por la elite chilena) y estaba alejado del gobierno unitario de Buenos Aires, cuyo “hombre fuerte” Rivadavia consideraba a San Martín su enemigo.

En consecuencia, el gran capitán decidió políticamente lo que era –en esa coyuntura- inevitable: entregarle su ejército al Libertador Bolívar y retirarse del Perú para que el venezolano finalice la independencia de América del Sur. Un gesto maravilloso de acuerdo político entre dos grandes líderes americanos!

Por eso –entre otras tantas cosas- conmemoramos cada 17 de agosto a San Martín. Por su lucha emancipatoria contra todo despotismo, por su apoyo a la soberanía de los pueblos americanos y por su enorme capacidad política, capacidad que le permitió apoyar la lucha por la independencia aún retirándose de la misma.

*Vicedecano y docente FPyCS UNLP

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