Clase 01

El primer concepto que consideramos necesario trabajar es el de Cultura. Para poder dimensionarlo, mediante la bibliografía propuesta, desarrollaremos diversos conceptos hasta llegar al que propone la cátedra. Como pasa con diferentes corrientes del pensamiento, los primeros conceptos de cultura estuvieron sujetos a miradas etnocéntricas ya que no podemos evitar mirarnos y mirar a los otros/as desde nuestras perspectivas histórico-sociales, es decir, desde nuestro sistema de valores. Es así como, con la fundación de la ciencia, los supuestos embrionarios sobre la cultura emparentaban a la sociedad con una visión biologicista evolucionista donde se asumía la existencia de sociedades y, por ende, culturas primitivas y evolucionadas. Este sistema de pensamiento conduce a la visión en que toda sociedad necesariamente pasa por estadios evolutivos que la conducen inexorablemente a su desarrollo, el cual encuentra su estadío máximo en las sociedades occidentales. Si bien el evolucionismo nace en los albores del S. XIX e impregnó la teoría social hacia mediados del mismo siglo, aún hoy podemos ver sus vestigios en el “sentido común” de nuestras sociedades, por ejemplo, cuando asumimos que una persona es “culta” cuando detenta instrucción escolar o universitaria; o lo que es aún más grave cuando se justifican intervencionismos en territorios foráneos con la excusa del desarrollo.

Por lo expuesto podemos observar que cuando se desarrollan conceptos teóricos, si bien consideramos que hay posturas superadoras, éstos permanecen y continúan generando adeptos/as y/o detractores sean o no conscientes de ello. El evolucionismo, en parte es revisado y superado por la perspectiva funcionalista. Ésta continúa con una mirada biologicista basada en la teoría de sistemas que es trasladada a la dinámica social. Dado que la actual es una reflexión enmarcada en un apunte de cátedra, vamos a detenernos únicamente en el papel o rol que esta teoría le otorga a la cultura. El funcionalismo, en sus sentidos más simples, se preocupa prioritariamente por la función que desempeña cada eslabón de la cadena social, ya que ese rol o papel, es el que determina la dinámica social, sus falencias y/o virtudes. Es por ello que cuando un eslabón se rompe o no cumple la función primaria asignada, el sistema tiende a renovar su funcionalidad y así cambiar el sentido del engranaje, o expulsarlo y continuar su marcha sin mayores alteraciones. En este sentido, la cultura sería una institución social que cumple una determinada misión dentro del sistema y, por ejemplo, se podría encontrar tanto en la religión como en la educación. A su vez, como parte del mismo razonamiento, se asume que mediante una metodología rigurosa, el/la científico/ca puede describir de forma objetiva el papel o rol que ésta cumple para la sociedad. Tal perspectiva continúa en actividad en nuestros tiempos, por ejemplo, en nuestra provincia el Ministerio de Educación contiene la “Dirección Provincial de Cultura y Educación”. A su vez, como periodistas estamos al tanto de las discusiones en torno a los límites que encuentra el/la sujeto en torno a la posibilidad de ejercer objetividad. 

Esa mirada parcelaria de la cultura, será duramente criticada por las posturas simbólicas. Como se desarrolla en el texto propuesto para esta unidad, la perspectiva simbólica de la cultura comienza por asumir que todos/as tenemos la capacidad de crear símbolos y significados como forma de aprehender el mundo, tal característica nos faculta como constructores de cultura no importa el lugar social que ocupemos o el territorio al que pertenezcamos. Tal postura rompe con los resabios de la mirada evolucionista y propone una visión de cultura general que trasciende las diferentes formas en que se intentó cosificar. Es más, critica al funcionalismo en sus intentos por asumir un rol cientificista, basado en los principios de objetividad, que le otorga un halo de superioridad para asumir que el antropólogo/a es un/a investigador/a que interpreta en vez de explicar las prácticas culturales. Esta postura en sus seguidores más férreos devino en el “relativismo cultural” que conduce a asumir que como todas las culturas son igualmente legítimas, no podemos comprenderlas ni, en consecuencia, juzgarlas. Si bien, cuestiona con todo, las políticas intervencionistas, no deja margen para discriminar y/o develar las relaciones de poder que se tejen en todo entramado sociocultural ocultando la voz de los oprimidos que, esa misma postura, intentó reivindicar.

A partir del esbozo realizado, contamos con algunos elementos para formular la teoría cultural sobre la cual construimos nuestra mirada. Para ello partiremos por asumir una concepción materialista histórica de la sociedad, pero partiendo de la teoría simbólica. Es decir, retomaremos la concepción que observa a la cultura como un atributo de todo ser humano/a en tanto productor de símbolos y significados, pero asumiendo que esa construcción se realiza mediante relaciones de poder. En este sentido la cultura es transversal a todas las relaciones sociales, de ahí que podamos considerar al deporte como una práctica cultural, pero no todos somos iguales en esta trama ya que estamos condicionados por el espacio social que ocupamos en esa dinámica. En consecuencia, comprendemos a la cultura como una trama de significados que es creada y recreada en procesos de construcción simbólicos movilizados por relaciones de poder. En esa trama encontramos órdenes estructurados (que se pueden visualizar en la incorporación de nuestros sistemas de valores) y sentidos que cuestionan tales órdenes posibilitando su transformación. Tal perspectiva nos permite superar la mirada relativista sin dejar de denunciar cualquier tipo de intervencionismo que implique la imposición de un Estado fuerte sobre otro débil, o cualquier tipo de práctica cultural que promueva relaciones desiguales de dominio. Como desarrollaremos en las siguientes clases, la mirada procesualista de la cultura nos permite problematizar el fenómeno de “lo popular” profundizando en las desigualdades producto de sociedades pauperizadas, donde el sistema dominante muestra la cara más hostil de la inequidad. 

Lecturas obligatorias:

GARCÍA CANCLINI, N. (2004). “Laberintos de sentido”en “La Cultura extraviada en sus definiciones” en Diferentes, Desiguales y Desconectados. Gedisa, Barcelona: 29/43.

ROSBOCH, M. E. (2014) “Altas y bajas de la cultura. Aproximaciones sobre la dinámica cultural”. En: Rosboch M. E. (Compiladora) Culturas populares y deporte. La Plata: EPC.

Material complementario:

Material de acceso rápido a contenidos de clase 1