Trabajo Práctico N°3 La Producción Radiofónica

Ubicación Temática:

Este Trabajo Práctico se sitúa en el Núcleo Temático 1, Comunicación y Producción de Contenidos y Narrativas Sonoras y Radiales y trabajará las problemáticas y saberes vinculados a la producción integral de radio, comprendida como un proceso que contempla su diseño, puesta, realización y distribución en plataformas y redes sociales.

Entrada:

En este trabajo abordaremos concepto y definición de la Producción integral de contenidos radiofónicos, y avanzaremos en el proceso de producción: idea, selección, diseño, realización.

Producir para radio en hacerlo en sonidos. Recorreremos las rutinas productivas que tienen como eje central Investigar para producir. Analizaremos las tareas específicas de la preproducción, la puesta en el aire y la post producción, que consiste básicamente en la reelaboración de esos contenidos sonoros en distintas plataformas y redes sociales, atendiendo a las características del lenguaje de cada una de ellas.

También nos detendremos en la construcción de agenda y su incidencia en la programación. Los insumos informativos: fuentes, agendas y redes sociales como medios de provisión y circulación.

Analizaremos las rutinas centrales de la producción periodística en la convergencia, las redes sociales y los soportes tecnológicos. Observaremos el nuevo lugar de las audiencias en la producción de contenidos y las condiciones requeridas para producir en la radio web.

Finalmente, volveremos sobre el rol del comunicador radial. Los recursos intelectuales, técnicos y profesionales requeridos para la producción radiofónica. El productor multimedial y su estrategia en la construcción de sentido.

La Producción radiofónica

¿Qué es producir en radio? María Pilar Martínez Costa[1] asegura que “Por producción radiofónica se entiende el proceso creativo que implica la aplicación de técnicas, hábitos informativos y destrezas cuyo ámbito de trabajo se centra en la realización de programas, grabados o en directo, la realización técnica de elementos de identificación o de continuidad, o en la elaboración de un producto radiofónico ya sea de naturaleza informativa o de creación y que tiene como objetivo la difusión de la programación”

Ema Rodero Antón[2], señala que “el concepto de producción siempre remite a cualquier proceso de creación y elaboración que obtiene como resultado productos de muy diversa índole. Así un proceso productivo siempre mantiene como objetivo el nacimiento de una nueva realidad.

Producir es hacer sentido en el concepto de Beatriz Sarlo[3]. Los medios en general y las radios en particular son unos espacios de producción y publicación de contenidos que hacen y construyen sentidos que generan opinión y que sitúan e interpretan lo que sucede en el mundo, desde determinadas perspectivas. En un artículo publicado en 2002 pero de plena vigencia conceptual, Beatriz Sarlo asegura que “Hacer sentido quiere decir encontrar la clave de acontecimientos cuyo significado no es evidente. También quiere decir que se establecen conexiones, que se hace un sentido, precisamente como se hace algo nuevo a partir de materiales que se han encontrado o que se han impuesto”.

Siguiendo con Rodero Antón, “el concepto de producción lleva implícita la idea de un adecuado conocimiento tanto del proceso de la realización concreta del producto final como de los elementos para elaborar y realizar el producto. De esta manera, siempre entenderemos la realización como la última fase del proceso de producción, aquella que da origen material al producto definitivo.

Podemos entonces resumir ese proceso en los siguientes pasos:

1.- CONCEPCIÓN: como conocimiento v recogida de los elementos productivos

2.- SELECCIÓN: como la elección de elementos productivos.

3.- DISEÑO: que comprende la combinación y estructuración de elementos productivos.

4.- REALIZACIÓN: como la materialización del producto.

De esta forma, la producción radiofónica hace referencia al conjunto de actividades del proceso productivo destinadas a la concepción, el diseño y la realización de un producto radiofónico que, como segunda condición, reclama un conocimiento teórico y un desarrollo de habilidades en las técnicas de creación radiofónica.

En definitiva, bajo el término producción radiofónica enmarcamos el proceso creativo de elaboración y realización de productos radiofónicos – formatos y programas- a partir del conocimiento teórico y técnico de sus componentes, herramientas y estructura.

La comunicación radiofónica debe tener un componente afectivo además del componente conceptual; debe movilizar no sólo el estrato pensante del receptor, sino también su estrato emocional”

La producción radiofónica requiere conocer y manejar los componentes, las herramientas y la estructura de elaboración de productos radiofónicos. Resulta imprescindible no sólo comprender, sino, además, emplear con destreza los componentes básicos para producir un contenido radiofónico que en este caso son el sonido, como materia prima, y los elementos del lenguaje radiofónico que construyen todo mensaje radiofónico.

Pero además como la radio es un medio técnico, habrá de asegurarse también el conocimiento y dominio de la tecnología como herramienta de trabajo básica en la producción de los mensajes radiofónicos”.

Es imprescindible que en el manejo de todos estos elementos no olvidemos nunca al oyente. No es un proceso puramente racional, sino también emocional. Así, «para que un mensaje llegue a la gente se requiere tocar sus fibras sensibles (creando un estado de ánimo, una emoción, quizá, o un sentimiento de identificación), y es posible activar o desactivar esas emociones mediante técnicas de producción»”

El productor es un diseñador de procesos

Pensar la producción radiofónica como un proceso, implica recuperar el rol de comunicador en la concepción de Jesús Martin Barbero[4], que oportunamente analizáramos en el Trabajo Práctico N1, y que remite a la idea del productor como un diseñador. “El comunicador es un diseñador, un creativo que investiga, no un reproductor de discursos. Es un innovador, que tiene que estar contras la inercia del oficio pero sin renunciar a la dimensión creativa. Un diseñador es alguien que es capaz de pensar un proceso, no sólo un producto. Y un proceso que tiene pre-producción, producción, post producción, etapas y luego circulación y consumo. Hay que pensarlo todo, es decir un comunicador es alguien que piensa los procesos de comunicación que diseña procesos, por pequeños que sean, no importa el tamaño de los productos. Cuando hay procesos, articula etapas, y por tanto es alguien que sabe de técnica sin ser un técnico, un comunicador es alguien que sabe unos mínimos de cámara sin ser camarógrafo, sabe unos mínimos de fotografía sin ser fotógrafo. Esos son otros oficios”.

Por su parte, María Pilar Martínez Costa señala que “La producción informativa es una disciplina que exige al periodista radiofónico tener conocimientos sobre la actualidad, capacidad de previsión y de organización de sentido de la realización de los programas”.

La radio y las redes sociales

Para comprender y estudiar el fenómeno de las emisoras en la web, fue fundamental entender que Internet cambió la concepción tradicional de los medios de comunicación que se incorporaron al fenómeno denominado “convergencia” en el que la especificidad de cada uno de los medios de comunicación (lenguaje, soportes, géneros) se diluye al momento de su presencia en la Red.

La radio hoy es multimedial y transmedial. La posibilidad de sintonizar mediante la PC o el teléfono celular la señal digital de una emisora, abre nuevos paradigmas sobre la producción radiofónica, su alcance, sus modos de recepción y fundamentalmente de participación de las audiencias. Las redes sociales han modificado y enriquecido el rol tradicional de los oyentes. Cambia su condición en tanto tienen más posibilidades de interacción y respuesta. La inmediatez de un mensaje en Facebook, Twitter, Instagram y Whatsapp desplazaron definitivamente las intervenciones mediante mensajes telefónicos.

Pero la radio fue tecnología desde el minuto inicial, y los cambios tecnológicos la han atravesado siempre. Las llamadas Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (NTIC) impusieron un nuevo paradigma simbolizado por Internet y caracterizado como impactante en términos de su alcance social, económico, cultural y educativo.

El surgimiento de la sociedad red, según lo describía Manuel Castells[5] marcó el comienzo de la Era de la Información. Esta transformación tecnológica se caracteriza por su capacidad de penetración en todos los ámbitos de la actividad humana y por el procesamiento del conocimiento, de la información y la comunicación.

La tecnología es territorio de disputa de diferentes marcos ideológicos donde se definen proyectos y usos sobre los dispositivos e imaginarios de la técnica. Dichas tensiones inciden en los parámetros de la organización laboral y la vida cotidiana, e impactan en los vínculos que las personas construyen con los medios.

El lenguaje hipermediático sostenido sobre la convergencia de tres soportes, la imagen, el texto y el sonido, recaracteriza la noción de destinatario ubicándolo como usuario, es más como siempre un interlocutor y replantea las exigencias de producción a partir de las transformaciones que el cambio de paradigma tecnológico ha instituido en el sistema de medios.

La masificación del uso de las tecnologías de comunicación e información (TICs) atraviesa las actividades de los individuos. Cada una de las acciones que realizamos está mediada por ellas. Los trabajadores de todos los ámbitos han incorporado en sus procesos de producción las TICs. Las empresas, la educación, el comercio, los medios son sólo algunas de las profesiones que agregaron las TICs a sus prácticas laborales habituales. Así, la web e Internet propiciaron una transformación en la manera en que las noticias se producen, se presentan y se consumen.

Hoy la radio forma parte de los medios y servicios que se desarrollan en Internet. Esta radio propone una interactividad abierta a los sonidos, a las imágenes y a la escritura. Es una modalidad diferente a la de la radio tradicional o a la navegación por Internet. Es una radio de comunicación interactiva que propone la difusión y también el almacenamiento de sonido así como el intercambio de información, debate y diálogo entre los usuarios. Se modifica el concepto de programación de la radio analógica ajustada a horarios que, en general, responden a los ritmos de vida de los oyentes: el nuevo concepto de programación se centra en los consumos individuales. Cada usuario organiza su propio menú: puede tomar información de una emisora y combinarla con el debate en otra. A diferencia del consumo de la radio analógica donde, en general, el oyente mantiene la radio en un dial mientras realiza otras actividades, la actitud del oyente de radio en Internet es distinta, ya que se rige por los hábitos de consumo del usuario de Internet. Puede acceder a dos ofertas en tiempos diferentes: una en directo y otra grabada; puede seleccionar dentro de lo que se le ofrece y a la vez ordenar el tiempo de audición. La radio en Internet propone una radio a la carta, que invita a escuchar el programa que uno quiera, en el momento que quiera y tantas veces como quiera. La presencia de la radio en Internet exige recuperar las mejores tradiciones de la radio analógica y explorar nuevas formas. A raíz de las características que adquiere y a los cambios en la forma de consumo, Internet amplió la posibilidad para el desarrollo de producciones radiofónicas diseñadas para la web, al tiempo que facilita la transnacionalización y globalización de sus contenidos.

Internet se ha convertido en una plataforma que recoge los componentes de todos los medios de comunicación anteriores, ya sean escritos, auditivos o audiovisuales. A la vez, los integra con tratamientos nuevos y los incorpora como elementos propios: Así sucede con la interactividad, la hipertextualidad y la navegación.

Paralelamente, el auge del uso de las redes sociales en el mundo desarrollado ha provocado que los medios de comunicación centren su interés en ellos. En Argentina, las radios más importantes, pero también las otras de baja potencia han creado sus propias páginas en las redes más visitadas y han incluido la opción de que los usuarios compartan sus contenidos a través de las propias redes sociales.

Esta nueva situación plantea no sólo un análisis básico de la repercusión que la aplicación de redes sociales supone para los medios, sino también una planificación sobre cuáles utilizan y con qué finalidad.

Las redes sociales son según Orihuela[6]servicios basados en la web que permiten a sus usuarios relacionarse, compartir información, coordinar acciones y en general, mantenerse en contacto”.

En todos los casos lo que predomina es la construcción de la identidad en la nueva red, a través de las redes sociales que constituyen una prolongación de las relaciones personales en la vida real, donde se forman comunidades como la familia, el colegio, o los compañeros de trabajo.

Es decir, esas uniones se han trasladado a la red con estas nuevas herramientas.

A ello se une la mejora de los equipos domésticos, con mayores prestaciones, que permiten que la gente pueda editar contenidos audiovisuales con mayor facilidad.

Por lo tanto, el sitio web tradicional ha ido evolucionando hacia otros formatos según el desarrollo tecnológico y el acceso de la sociedad a estos sistemas. Este fenómeno corresponde a la “era de la participación”, integrada en el Nuevo Entorno Tecnológico (NET) y con relación al periodismo, impulsa el concepto de Periodismo 3.0, que es la sociabilización de la información por los ciudadanos a través de medios digitales.

La participación ciudadana en las redes sociales es masiva y seguirá creciendo, según las estimaciones de los analistas. Compartir información es parte de las necesidades básicas de socialización.

Según Newspaper World Report, los dispositivos móviles son la principal fuente de acceso a la red, lo que implica que los periodistas debemos tomarnos en serio nuestra intervención en las redes sociales, Facebook, Twitter, Instagram, etc.

Instagram con más de 1.000 millones de usuarios activos es la red social con mayor crecimiento y ha logrado duplicar el número de usuarios en solo dos años.

Twitter con más 340 millones de usuarios activos es la red social que tiene un crecimiento más lento, sin embargo es indispensable para la estrategia editorial de los medios debido a su fortaleza en la información en tiempo real.

La historia del oficio periodístico es indivisible de la evolución de las tecnologías de la información y comunicación. Hay una reformulación profunda de rutinas periodísticas profesionales que se han complejizado y es necesario reconocer que conviven las audiencias tradicionales con los usuarios, y que estos actores participan activamente en las redes sociales donde los medios están integrados.

Las redes sociales son inseparables del ejercicio periodístico porque son fuente de noticias.

Es importante reflexionar sobre la idea de que la primicia está en Twitter y ningún medio puede ganar esa carrera, además de que las redes sociales aportan multiplicidad de voces y fuentes que el periodista debe saber trabajar para que su contenido sea más creíble.

Por otra parte, son un excelente canal de distribución de información y de búsqueda de nuevas historias. Más que ser una competencia, hay que ver las redes sociales como un complemento.

Los periodistas no podemos estar fuera de las redes sociales, como tampoco podemos dejar de salir a la calle, simplemente porque la gente está allí, en los espacios reales y virtuales. Gran parte de las audiencias están en esas redes. Es necesario promocionar nuestros contenidos y conversar con los oyentes. Además las redes constituyen un aporte importante en la búsqueda de nuevas historias, permiten la creación de una red de contactos, nos facilitan el acceso a las alertas de última hora, el monitoreo de tendencias, y sobre todo porque la noticia no termina con la publicación, ya que permiten revisar los comentarios posteriores de las audiencias.

A través de ellas no sólo se pueden difundir mensajes a muchas personas en tiempo real, sino también establecer un contacto directo con una audiencia que hasta hace muy poco estaba más limitada para publicar en el papel, acceder a la radio o participar en la televisión.

En los últimos años, en las radios apareció la figura del “diseñador de redes sociales” que consolida la extensión de los diálogos de las emisoras en esos espacios.

Los medios de comunicación evalúan las plataformas posibles de difusión más aceptadas y han entendido principalmente a las redes sociales como un medio de difusión y distribución. Esto ha fomentado aún más los procesos de convergencia en las redacciones y en la distribución multiplataforma, donde predomina el enfoque de la demanda del consumidor. Ahora las audiencias activas se caracterizan por la fragmentación y la especialización.

Las redes sociales no son medios de comunicación, aunque sí son un nuevo canal de distribución que permite enlazar sus contenidos en función de lo que publique la audiencia.  Cada usuario configura su perfil propio o bien participa en una puesta en común interactiva para crear la portada de la red. Esta opción está en línea con el concepto de self media o periódico personalizado, en el sentido de que pueden ver contenidos que ellos han seleccionado.

A partir de su irrupción, las redes sociales se constituyeron en fuentes no convencionales de información, como Facebook, Twitter, Youtube, blogs, etc.  Esto cambió básicamente dos aspectos fundamentales en el proceso de la comunicación: Los modos de producción y los modos de recepción.

El rol de las audiencias y sus posibilidades reales de participación han variado de manera notable, porque los usuarios pueden generar información, asumir cierto protagonismo y posicionarse virtualmente. A través de las redes se establecen conversaciones que pueden superar y trascender los contenidos que se están emitiendo al aire y que oportunamente oficiaron como disparadores del diálogo.

Desde el punto de vista del proceso de producción, los usuarios/oyentes se constituyen en nuevas fuentes de información, que publican contenidos y manifiestan todo el tiempo sus intereses.

Las redes sociales son una herramienta muy eficaz a la hora de determinar el perfil de las audiencias. A través de su participación, podemos identificarlos y conocer a que grupo etario pertenecen, dónde viven, que intereses políticos, musicales, artísticos y deportivos tienen, etc.

Hoy sabemos mucho más de nuestras audiencias, o al menos de ese segmento cada vez más nutrido que tiene activa participación en las redes. Y este conocimiento será muy útil y utilizado a la hora de construir las agendas temáticas de las producciones radiofónicas.

En la década del noventa, asistimos al nacimiento de un nuevo tipo de radios, que nos permitieron escuchar lo que pasaba en el mundo con calidad de disco compacto y en el mismo momento en que la emisión salía al aire, en su país de origen.

La situación cambió por la accesibilidad a las computadoras hogareñas y a los teléfonos celulares. Estas tecnologías se pusieron al alcance de gran parte de la gente y la integración de distintos medios (como Internet, radio, y TV) dieron la posibilidad de producir, emitir y escuchar radio de otra forma. No tenemos que sentarnos frente a un aparato que solo admite la recepción de una emisora de radio. Frente a una PC o al teléfono escuchamos radio, vemos contenidos audiovisuales, jugamos, chateamos navegamos por Internet y todo a la vez.

Facebook, Twitter e Instagram se han convertido en excelentes fuentes periodísticas. Mandatarios, políticos, deportistas, personalidades de la economía, la cultura o los espectáculos y gente corriente y organizaciones y asociaciones de todos los ámbitos se abren cotidianamente a las redes, a veces sin el asesoramiento de profesionales que les orienten acerca de lo que deben explicar y sobre cómo, cuándo y dónde hacerlo.

Por eso es cada día más necesario pensar este nuevo rol para los productores y/o editores que se han incorporado a las gerencias o direcciones de contenidos en los medios de comunicación. Vivimos en la era de las redes sociales y los medios las han integrado de formas y con velocidades muy diversas. Las tradicionales herramientas que conformaban los espacios de intercambio y diálogo han dado paso a plataformas y recursos propios de la web 2.0. Su presencia responde a diferentes estrategias, pero sobre todo al propósito de mantener trato directo con las audiencias. La suma de plataformas y aplicaciones –dicen- daría lugar a un “ecosistema”.

Ahora bien, la inclusión de este tipo de herramientas no debe interpretarse como una garantía de apertura o participación, ya que en muchas ocasiones los cibermedios no reconocen las intervenciones de los usuarios.

La tendencia apunta hacia un incremento de los espacios de comunicación que conviertan el consumo de información en una experiencia social. Obligados a una convivencia que deparará interesantes sinergias, muchos cibermedios han actuado en los últimos años para posicionarse en torno a una red social.

La actual variedad de redes posibilita que los medios hayan acudido a la que más se ajusta al perfil de su audiencia. Las radio web, por ejemplo, han sabido ganarse su espacio en Twitter, en gran medida porque constituye un privilegiado soporte para contar noticias de última hora o historias en directo.

La participación desempeña un papel destacado también en la radio. Si bien el teléfono sigue siendo útil para impulsar la participación, cada vez más las redes son imprescindibles. Facebook es aquí la mejor aliada para crear comunidades donde compartir preferencias por un mismo programa. El debate sobre el papel de las redes sociales ha llegado a las redacciones, no sólo para afrontar un nuevo tipo de fuentes o para redefinir el papel del medio como gestor y mediador de contenidos en la web, sino también para verificar que los usuarios se han hecho más visibles y que están más cerca de los contenidos.

La radio desde sus comienzos ha incorporado, sintetizado y asimilado la aparición de las llamadas “nuevas tecnologías”. Lejos de debilitar su condición, enriquecen y fortalecen su capacidad de llegada y penetración. La radio de siempre, readaptada una vez más, permeable a los cambios y más participativa que nunca.

Ejemplo audiovisual

Para practicar

Realización de una propuesta de producción y puesta en el aire de un segmento de 15 minutos de un programa periodístico de actualidad mediante comentarios, audios con testimonios de producción propia, musicalización y realización artística.

Cierre

Recuperar preguntas y los conceptos trabajados. Producción, Diseño, Proceso, Construcción de sentido, Redes Sociales, y habrá un tiempo de intercambios y conversación.

El TP siguiente:

Para la Próxima clase leer el siguiente texto:

Armand Balsebre. “El lenguaje radiofónico”. Capítulo 2: El lenguaje radifónico/Ed. Cátedra. Madrid. 1994

https://drive.google.com/file/d/1uTOpFmynqT4OxENqbfjdL13vMmiWBmCj/view?usp=sharing


[1] María Pilar Martínez Costa –Coordinadora- Información Radiofónica. Capítulo 5: La producción radiofónica de los programas informativos. Avelino Amoedo Casails. Ed. Ariel Comunicación. España, 2002. https://drive.google.com/file/d/11rpt2PYO2lLfjmE_bZMdPwEmljmEWafc/view?usp=sharing

[2] Rodero Antón, Emma. Cómo abordar la enseñanza de la producción radiofónica http://www.academia.edu/363021/Como_abordar_la_ensenanza_de_la_produccion_radiofonica

https://drive.google.com/file/d/1HY29lyJMV7c5Rgada5-5d7OcMjF_27KW/view?usp=sharing

[3] Beatriz Sarlo, “Las mejoras ideas sin poder”. Diario Clarín. Opinión. https://drive.google.com/file/d/1JtKvWVyuIBqaKQVWRAIYgWJGav5yoWSu/view?usp=sharing

[4] Martín Jesús Barbero. Los oficios del comunicador. (Conferencia) https://drive.google.com/file/d/1BfXrxgpkWfI_wbvTkMA22ofSrHA-Thb9/view?usp=sharing

 [5] Manuel Castells, “La era de la información”, Ed. Siglo XXI editores, 1999.-

[6]  Orihuela, J.L. “La hora de las redes sociales”. Nueva Revista, nº 119. 2008.-

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