Teórico nº 4 – Natación en Argentina

Esta semana vamos a dar inicio al segundo de los deportes con los que vamos a trabajar en la materia, y lo vamos a hacer recorriendo su historia en nuestro país.

Hoy vamos a dar inicio al segundo de los deportes con los que vamos a trabajar este año en Periodismo Deportivo III, que es la natación. Lo haremos a partir del texto “¿Cruzando fronteras? La prensa y el primer cruce a nado del Río de la Plata, Uruguay-Argentina, 1923”, de Pablo Scharagrodsky (que se puede leer en ESTE LINK) y la propuesta es comenzar el recorrido a partir del video que compartimos a continuación:

“La natación no hubiera avanzado demasiado en Argentina si no fuera por las invasiones inglesas”, cuenta el entrenador Osvaldo Arsenio, entrevistado por Ezequiel Fernández Moores para su libro Breve historia del deporte argentino. “Acá no existía la natación. Para escándalo de la sociedad del momento, muchas familias nadaban en el Río de la Plata en paños menores. Los tildaban de locos. […] Los ingleses, en cambio, fundaron en una casilla a orillas del río el ‘Dream Out Swim Club’, el primer club de natación de Argentina, que era más que nada un vestuario, para que los señores se cambiaran y no dieran un espectáculo”.

De acuerdo con un punteo publicado por el Instituto Romero Brest en 1867 “se realizó la que fue probablemente la primera carrera importante en aguas del Riachuelo, en la distancia de 1.600 metros que se denominó ‘Maratón náutica’ […] Desde entonces el Riachuelo se convierte en el primer ‘natatorio gigante’”. En ese mismo texto se indica que en 1870, “en vista de la creciente difusión de la natación, que debía interrumpirse durante el invierno, don Guillermo Hayton decide construir un natatorio con agua temperada” en Buenos Aires. Y en 1900 se funda el Club Argentino de Natación.

Como cuenta el video, este deporte cobró trascendencia popular durante las primeras décadas del siglo XX gracias a las proezas realizadas por algunos nadadores argentinos. París 1924 fueron los primeros Juegos Olímpicos a los que Argentina asistió con una delegación y allí hubo cinco nadadores. Entre ellos Alberto Zorrilla, de 18 años, semifinalista en los 100 metros estilo libre, prueba que ganó el estadounidense Johnny Weissmuller (“Tarzán”). En los 400 metros, que también ganó Weissmuller, no pasó de su serie pero tuvo revancha cuatro años después.

Zorrilla era joven en París, y llegó a Amsterdam 1928 con 22 años. En la capital de los Países Bajos fue medalla de oro en los 400 metros libre, con récord olímpico. Además culminó en el quinto puesto de los 1.500 y también fue finalista de los 100 metros (7°), prueba que tuvo como campeón a Weissmuller. En estos 100 metros alcanzó las semifinales Francisco Uranga, que además fue integrante del equipo de waterpolo, que hizo su debut en Juegos Olímpicos.

El sitio Olympedia destaca que Zorrilla y el sueco Arne Borg son los únicos nadadores que alcanzaron las finales de todas las pruebas olímpicas de estilo libre: Borg en 1924 (cuarto en los 100 y segundo en los 400 y en los 1.500) y Zorrilla en 1928. En Los Ángeles 1932, fue el abanderado de la delegación nacional, pero no compitió. Sin él, la posta 4×200 libre culminó en el sexto puesto, sobre siete. Entre los cuatro argentinos figuraba Roberto Peper, más adelante padre de Susana Peper, pero sobre todo, marido de Jeannette Campbell, una gran protagonista de esta historia.

En Berlín 1936 Campbell fue la primera mujer argentina en un Juego Olímpico; la única que viajó en el barco que trasladó a la delegación hasta Europa; y única representante de la natación nacional en la capital alemana. Con 20 años logró la medalla de plata en los 100 metros libre, con un tiempo de 1.06,04 minutos, récord sudamericano durante 28 años. Conquistó también doce títulos sudamericanos y trece nacionales.

Sin embargo, después de aquellos Juegos de 1936 llegaría la Segunda Guerra Mundial, lo que impidió la disputa de los Juegos en el 40 y en el 44. Así, la nacida en Saint Jean de Luz volvería a un Juego Olímpico recién en 1964, pero como abanderada.

El retorno olímpico se produjo en Londres 1948 y allí Argentina viajó con su mayor delegación de deportistas del siglo XX, que recién fue superada en Río 2016. La natación envió 17 representantes, 11 varones y seis mujeres, y la mejor actuación corrió por cuenta de Mario Chávez, cuarto en los 100 metros espalda. A su vez, Alfredo Yantorno (abanderado) fue finalista en los 400 metros (8º) y en la posta 4×200 terminó sexto con el equipo argentino. Eran épocas en las que nuestro país tenía representantes muy competitivos en el gran nivel internacional.

En Londres volvió a decir presente el waterpolo en un equipo que integraba Osvaldo Codaro. Olímpico en 1948, 1952 y 1960, fue campeón panamericano en 1951 (Buenos Aires) y 1955 (México), además de plata en 1959 (Chicago) y bronce en 1963 (San Pablo). A esos logros hay que agregar títulos sudamericanos en la disciplina, a lo que se suman triunfos nacionales y sudamericanos en natación.

En Helsinki 1952, ya con una delegación más acotada, Pedro Galvao fue el destacado entre los argentinos, con un quinto puesto en los 100 espalda y un octavo lugar en la posta 4×200, en la que también compitió Yantorno. Los de Helsinki fueron un año después de los primeros Juegos Panamericanos. En Buenos Aires 1951 Galvao había obtenido medallas de plata en los 100 espalda y en los 3×100 estilos, y bronce en los 4×200 libre; en México 1955 sumaría otras tres medallas plateadas.

Entre las mujeres, en la capital finlandesa Ana María Schultz fue séptima en los 400 libre. Ella había tenido una actuación sobresaliente en los Panamericanos de Buenos Aires, con oro en los 200 y en los 400 libre, y plata en el 4×100 libre y 3×100 estilos, y bronce en los 100 libre, y un bronce más en México 1955. Pero ese mismo año fue derrocado el gobierno de Juan Domingo Perón y las políticas deportivas sufrieron un cimbronazo. Tanto, que en la muy pobre delegación argentina de Melbourne 1956 no hubo representantes de la natación.

Ya en Roma 1960, La abanderada argentina fue Christina Hardekopf, representante en las prueba de trampolín de 3 metros y plataforma de 10 metros, y además la única mujer de la delegación. Pero no se presentó en ninguna de las dos pruebas o especialidades por estar con gripe y fiebre muy alta. El dato de esos Juegos es que significaron la primera aparición olímpica de Luis Alberto Nicolao, el único argentino que fue dueño de récords mundiales de natación.

La primera vez fue el 24 de abril de 1962, en Río de Janeiro y con apenas 17 años. Nicolao cubrió los 100 metros estilo mariposa en 58 segundos 4 décimas, mientras que tres días después (el 27 de abril) batió su propio récord: tardó 57 segundos. Campeón sudamericano en 24 ocasiones, Nicolao fue premiado por el Olimpia en 1961, que lo destacaba como el deportista del año. En Roma 1960 y Tokio 1964 fue semifinalista de los 200 mariposa. Y en 1968 era gran candidato a subirse al podio.

Cuenta la historia que un inconveniente organizativo lo privó a Nicolao de ir por la medalla en México 1968. Lo resumen Cesar Buitrón y Carlos del Riego en su libro Citius, altius, fortius: “La mala suerte persiguió al argentino Alberto Nicolao, explusmarquista mundial de los 100 mariposa que, cuando se dirigía a disputar las semifinales, se vio envuelto en un gran atasco. Tardó más de dos horas en llegar a la piscina. Cuando lo hizo, su semifinal ya se había disputado”.

“¿Qué le ocurrió?”, se pregunta Luciano Wernicke en Historias insólitas de los Juegos Olímpicos: “Nicolao subió al autobús oficial que efectuaba los traslados desde la Villa Olímpica a los distintos estadios. Lo que el nadador ignoraba -lo mismo que el chofer del micro- era que, en ese mismo momento, se estaba realizando el maratón, por lo que varias calles de la ciudad estaban cortadas al tránsito vehicular”.

En los Juegos de Múnich 1972 ningún argentino superó las primeras instancias eliminatorias, al igual que en Montreal 1976. El país adhirió al boicot estadounidense a los Juegos de Moscú 1980 y el regreso fue en Los Ángeles 1984. Allí tuvo su primera participación olímpica en los clavados Verónica Ribot. Clasificada para Moscú 1980, en Estados Unidos -país donde vive y vivió prácticamente toda su vida- fue duodécima en la final del trampolín de 3 metros y no pasó la clasificación en la plataforma de 10.

En Seúl 1988 Ribot invirtió sus resultados: fue duodécima en la plataforma y no pasó la clasificación del trampolín. Y sin mucho para destacar de la natación, ni en Corea ni en Barcelona 1992, Ribot se lució en tierras catalanas: octava en plataforma y décima en trampolín, una gran actuación para alguien que es casi desconocida en su país.

Para volver a encontrar una actuación realmente destacada de la natación argentina hay que esperar casi hasta el final del siglo, de la mano del cordobés José Meolans, campeón del mundo en pileta corta (de 25 metros, la mitad de la olímpica) y en el top ten de los nadadores argentinos más ganadores de la historia.

“En 1998 obtuvo la medalla de oro en los 50 metros libre en la Copa del Mundo de Río de Janeiro. Obtuvo el título de los 50 metros en estilo libre en el Campeonato Mundial FINA Short Course de 2002 en Moscú, la medalla de oro en los 100 metros de estilo libre en los Juegos Panamericanos 2003, dos medallas de oro en estilo libre de 50 metros y 100 metros en el 24º Campeonato Internacional de 2006 en Portugal, entre otras conquistas”, reseña el sitio natacion.com.

Meolans, que estuvo en la delegación argentina en Atlanta 1996, llegó como una gran esperanza de medalla a Sydney 2000, pero le faltó fortuna: fue semifinalista en los 100 metros libre, donde se quedó fuera de los ocho por apenas once décimas. A su vez, fue 21º en los 50 metros.

Como lo destaca el video, Meolans también disputó los Juegos Olímpicos de 2004 y 2008. Y en Atenas las luces inicialmente apuntaban a él, pero quien se terminó subiendo al podio no fue el cordobés, sino una cordobesa: Georgina Bardach, la hermana mayor de Virginia, la actual campeona panamericana en 200 metros mariposa.

A días de cumplir los 21 años, la mayor de las Bardach logró la tercera medalla olímpica para la natación argentina: fue bronce en los 400 metros “medley”, aquella prueba que combina los cuatro estilos: mariposa, espalda, pecho y libre, en ese orden. Ya había competido en Sídney 2000 (21º) y en la capital griega también fue 13ª en los 200 “medley” y 21ª en mariposa. Luego estaría en Beijing 2008 y en Londres 2012, pero su momento inolvidable fue aquella madrugada en que la TV traía los relatos de su hazaña en territorio australiano.

En cuanto a los Juegos de 2008, la novedad pasó por la llegada de la prueba de los 10 kilómetros en aguas abiertas, el “maratón acuático”. La categoría masculina contó con la participación de Damián Blaum, el mismo que en 2019 unió Colonia con Punta Lara en poco más de nueve horas, nuevo récord para esos 42 kilómetros.

Son muchas las figuras que nuestro país ha tenido en aguas abiertas a lo largo de la historia, desde Enrique Tiraboschi y Lilian Harrison, pasando por Carlos Iglesias, Claudio Plit y Diego Degano hasta llegar a Pilar Geijo, cinco veces campeona mundial en aguas abiertas entre 2010 y 2019. En Londres 2012 Cecilia Biagioli compitió en los 10 kilómetros de las aguas abiertas (16º) y en los 800 metros libre de la pileta (16º) y en esos Juegos hubo participación argentina en la ahora llamada natación artística (el viejo nado sincronizado), con el dueto conformado por las hermanas rosarinas Etel Sánchez y Sofía Sánchez.

En los Juegos de Río 2016, las hermanas Sánchez fueron 19ª en la natación artística. Y desde la pileta olímpica se esperaba más de lo que finalmente se cosechó. Los argentinos en los Juegos cariocas fueron Julia Sebastián, Virginia Bardach, Federico Grabich, Martín Naidich y Santiago Grassi.

En Tokio 2020 estuvieron Julia Sebastián, Sebastián Grassi y Virginia Bardach y también Cecilia Biagioli (12º en aguas abiertas en sus quintos Juegos). Y la novedad pasó por la presencia de Delfina Pignatiello, la esperanza de nuestro país para el futuro, ganadora de tres medallas de oro en los Panamericanos de Lima 2019 y que merece un capítulo aparte en esta historia.

En los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, Pignatiello ganó dos medallas de plata, en 400 y 800 metros libre. Participó en tres Mundiales, dos de ellos juveniles (Singapur 2015 e Indianápolis 2017) y uno de mayores (Windsor 2016). En 2016 fue récord argentino en los 800 metros libre y obtuvo el sexto puesto en el Campeonato Mundial en Piscina Corta.

En 2017 participó en el Campeonato Mundial Junior de Natación realizado en Indianápolis, donde se proclamó bicampeona en 800 y 1.500 metros libre. Además, ganó la medalla de plata en 400 metros libre. Sin dudas, era el nombre que nuestro país tenía agendado para el futuro, pero sorprendió al mundo deportivo al anunciar el 3 de junio de 2022 que “tomé la decisión de dar un paso al costado del alto rendimiento y la competencia”.

En cuanto a la participación en París 2024 fue solo para 3 representantes.

  • Macarena Ceballos: quedó 6ta en la serie de los 100 pecho con un tiempo de 1:06.89 y avanzó a la semifinal, instancia en la que fue 8va con 1:07.31 y se ubicó 15° en la general; en los 200 pecho, la cordobesa no logró pasar a la semifinal al quedar 7ma en su serie con 2:26.55 y 18° en la general.
  • Ulises Saravia: quedó 8vo en la serie 3 de los 100 espalda con un tiempo de 55.03 y quedó 35° en la general, fuera de semifinales.
  • Agostina Hein: fue 2da en su serie de los 400 metros con 4:14.24  y no pasó a la final al ubicarse 18° en la general, mientras que quedó 7ma en la serie 2 de los 800 con 8:37.43 y no logró meterse en la final siendo 14° en la general.

Cabe destacar que tanto el marplatense Saravia con 18 años y la de Campana, Hein, con solo 16 años tuvieron su debut olímpico en París. Ambos venían de tener excelentes participaciones en mundiales FINA de mayores y con marcas que los dejaron habilitados para la clasificación olímpica.

LECTURA PARA LA PRÓXIMA CLASE:

“Historia de la natación II: desde el Renacimiento hasta la aparición y consolidación de los actuales estilos de competición”, de Salvador Llana Belloch, Pedro Pérez Soriano, Amalia del Valle Cebrián y Pablo Sala Martínez LEER EN ESTE LINK

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