Teórico nº 10 – Autos, categorías y pilotos
En esta clase vamos a detenernos en los nombres propios que hicieron grande al automovilismo de nuestro país a lo largo de los años.
Como podemos sostener, y pudieron ver en el resto de los deportes que abordaron en la Tecnicatura, desde la perspectiva histórica, siempre es conveniente referenciar desde los deportistas que fundaron la actividad. Reconocer los que hicieron las bases, los primeros que se destacaron, abrieron caminos (nunca mejor dicho) y mostraron formas de practicar el deporte. Como vimos en la clase pasada a partir del texto de Eduardo Archetti (que se puede leer en ESTE LINK), el automovilismo también surge de aquella impronta de los lugareños amantes de los fierros, las velocidades y el manejo. La lista de transformaciones y adecuaciones con el correr de los años es muy importante y la lista de apellido es inmensa.
Los comienzos, el auge y los distintos pasaje por el correr de las décadas, hasta llegar a la modernidad, nos permite destacar pilotos que marcaron época a la hora de practicar el Automovilismo Deportivo. Parte de esta historia la vamos a comenzar a ver con el siguiente video:
En el inicio, cuando hablamos del Campeonato Argentino de Velocidad, que rápidamente se convirtió en el Turismo de Carretera a fines de la década del 30, aquellos talleristas que domaban las maquinas por los caminos, ya marcaba los primeros nombres.
El primer campeón del TC fue Angel Lo Valvo (1939) arriba de un Ford ocho válvulas (V8). Luego, los títulos de 1940 y 1941 le daban la bienvenida a un muchacho nacido en Balcarce, que arriba de una “cupesita” impulsada por un motor Chevrolet comenzaba su brutal carrera. Era Juan Manuel Fangio.
Del 42 al 46, la categoría tuvo un receso por falta de elementos mecánicos, imposibles de importar, por causa de la Segunda Guerra Mundial.
En 1946, aparecieron los títulos de Los hermanos Juan y Oscar Gálvez, dos muchachos nacidos en Buenos aires que venían de protagonizar una gran rivalidad con Fangio en el comienzo de la categoría y representaban a los hinchas de la marca Ford.
En 1947, apoyado por el gobierno del Gral. Juan Domingo Perón, a través del Automóvil Club Argentino, “El Chueco” deja el país y viaja a Europa a probar su talento frente a pilotos del Viejo Continente. Esa odisea, luego de varios triunfos en cinco Grandes Premios Europeos, lo iba a tener pronto como protagonista del inicio de la Fórmula 1 Internacional.
En Argentina, seguía el furor del Turismo Carretera y los Gálvez acentuaban su supremacía logrando muchos campeonatos entre ambos, repartiéndose los títulos durante 13 años consecutivos. Juan Gálvez, con 9 títulos, sigue siendo el máximo ganador de la categoría más importante.
Por entonces, las competencias eran “Grandes Premios” o “vueltas”, que completaban su denominación con el nombre del lugar en donde se llevaba adelante, y se corrían en etapas, durante toda una semana. Se acudía a la sumatoria de tiempos cronometrados por tramos. Las mismas eran organizadas por el Automóvil Club Argentino, bajo la órbita de la comisión que aglutinaba los reglamentos. La que luego, con el crecimiento de la actividad se convirtiera en la CDA (Comisión Deportiva Automovilística) encargada de expedir licencias a los pilotos, y fiscalizar las competencias.
En esos mismos años, y en la continuidad de las décadas, otros apellidos se destacaron. Del manejo en los caminos de tierra, con largas rectas y saltos, al cruce de las primeras carreteras asfaltadas. Pilotos con velocidad y valentía, como principal característica. Como los hermanos Dante y Torcuato Emiliozzi, provenientes de Olavarría, que mantenían la continuidad de la marca Ford con 4 campeonatos más, hasta que en 1966 Juan Manuel Bordeu (el tocayo y protegido de Fangio) le volvía a dar un nuevo título a Chevrolet.
A fines de la década del 50 comenzó la necesidad de agrupar a los fanáticos de otro tipo de preparación y de manejo. Ahí es cuando se le permitió competir en los Grandes Premios que organizaba el ACA a los autos de serie con preparación Standard, junto al Turismo Carretera. Esto conllevó a que años más tarde y con la categoría afianzada, los pilotos se agruparan en una única asociación, naciendo entonces en 1963 la Asociación Pilotos Automóviles Turismo (APAT). Comenzando con distintos nombres y agrupando seguidores por todo el país, esta iniciativa desembocó en lo que fue y hoy es el Turismo Nacional, categoría promocional que puso en carrera a una gran cantidad de apellidos al volante, que luego se consagraron en categorías mayores y mas populares. Gastón Perkins, Luis Gradassi, Roberto Urretavizcaya, Vicente Pernia, y hasta el mismísimo Carlos Alberto Reutemann, de gran tranyectoria internacional con un gran paso por la Formula 1 (1972/1982) que repasaremos en próximas clases.
En el Turismo Carretera, y casi que marcando una época, a fines de los 60, aparece un equipo compuesto por tres autos Torino, participando por primera vez en la categoría. El equipo “CGT” formado por Eduardo Copello, Hector Gradassi y Jorge Ternengo. Una década, en donde aparece un apellido que iba a dar que hablar y a generar tradición familiar: en 1963 debuta un joven muy veloz nacido en Arrecifes, que se hacía llamar Luis. Tenia 19 años y manejaba un Chevrolet dándole pelea a los mayores. Era Luis Rubén Di Palma, campeón en los años 1970 y 1971.
El segundo año de la década del setenta, arrojaba otro nombre que quedaría en la lista de los máximos ídolos de la historia. Juan Maria Traverso, “El Flaco” de Ramallo, que desde sus primeras armas en el TC, muy joven, formó su trayectoria con excelentes resultados y su aguerrida forma de manejar. Con seis títulos, ocupa el tercer lugar entre los más campeones de la categoría.
TC 2000, TU AUTO EN LA PISTA
Las década del ochenta y del noventa, lo tuvieron al “Flaco” como protagonista total del automovilismo argentino, siendo referente y multicampeón de “la otra” categoría popular, el Turismo Competición 2000. Una divisional que surge con el objetivo de aglutinar a las concesionarias oficiales con apoyos de casa matriz, donde los equipos mostraban los modelos de autos en las pistas.
Renault, Ford, Peugeot, Fiat, Volkwagen y demás marcas difundían, en sus escuderías, las autos de calles y marcaban tendencia en el mercado automotriz del país. La cupé fuego, el Dodge 1500, el Tanus, el 125 y otros, eran conducidos sin gran preparación aerodinámica (para no perder la línea del auto de calle) por grandes pilotos de distintas partes del país. En esa categoría aparecen las figuras de Ernesto “Tito”Bessone, Osvaldo Abel “Cocho” Lopez y Guillermo “Yoyo” Maldonado.
DECADA DORADA DEL TC
Mientras tanto, en el TC, los fines de los ochenta y principios de los noventa, se fortalecía la lucha de marcas con grandes duelos entre grandes pilotos que se convirtieron en ídolo nacionales del Automovilismo deportivo. Cada uno representando a su ciudad y con su apodo característico: de Carlos Casares Roberto José “El Toro” Mouras (cuatro títulos: 81, 83, 84, y 85); de Lobería, Oscar “Pincho” Castellano (tres títulos: 87, 88 y 89); de Chivilcoy, Emilio Salvador Satriano (un título un 1990) junto a otros apellidos que formaban parte de las peleas como “el Pato” Osvaldo Morresi, ídolo de Chevrolet y proveniente de San Pedro, o Juan “Jhony” De Benedictis, ídolo de la hinchada de Ford, oriundo de Necochea.
En el retorno de Traverso al TC, y la cosecha de los títulos 1995, 1996 y 1997, se encuentra con una nueva generación que pilotos muy técnicos y veloces provenientes de categorías monopostos como fue la Formula Renault. El entrerriano Omar “el Gury” Martinez, el chaqueño Juan Manuel “El Pato” Silva, Christian Ledesma, entre otros.
Pero principalmente, la figura que se destaca en esa generación es el piloto nacido en Salto, provincia de Buenos Aires: Guillermo Ortelli, con un primer campeonato en 1998 (arriba de una Coupe Chevy) para luego repetir en los años 2000, 2001, 2002, 2008, 2011 y 2016, peleando siempre frente a diferentes rivales. Sus siete títulos lo ponen escoltando los 9 de Juan Gálvez en la categoría.
En la actualidad, los mismo nombres de los últimos diez años se mezclan con la generación de jóvenes provenientes del entrenamiento virtual (simuladores), con mayor estado físico, por cargas especificas en gimnasios, y todo el trabajo de neurociencia agregado para su intensidad en la concentración. Son pilotos que ven de muy lejos la historia de esta categoría y se enfocan en el profesionalismo que exige el deporte de alto rendimiento en estos tiempos. Pilotos que forman parte de una estructura de trabajo (equipo de competición) muy compleja, en la que ellos llevan adelante la parte fundamental, la del manejo.
En esa lógica contemporánea, la figura del arrecifeño Agustín Canapino marca la diferencia con los últimos tres títulos de la categoría mayor del automovilismo argentino (2017, 2018 y 2019). Siempre con Chevrolet y bajo la estructura de equipo que lideró su padre Alberto como jefe de equipo, de gran historia en distintas épocas del TC, fue quien marcó el predominio, por lo menos en los títulos.
LECTURA PARA LA PRÓXIMA CLASE:
“Significaciones sobre “lo nacional”: aproximaciones para pensar la idea de nación entre los públicos del Turismo Carretera”, de Pablo Bilyk LEER EN ESTE LINK