Tras el Mundial, ahora les toca a ellas

La Selección Nacional emocionó a todos y todas luego de la actuación en Francia 2019. Había pocas expectativas sobre este equipo y fueron muchas las sorpresas tras ver jugar al conjunto de Carlos Borrello.
Doce años tuvieron que pasar para ver a la Selección de fútbol femenino nuevamente en un Mundial. Claro está que no es el mismo contexto social el que se vive hoy, que el de aquella recordada fecha en China durante el mes de junio de 2007, ni mucho menos el del 2003. Solamente tres jugadoras que hoy integran el plantel de Argentina nos podrían contar lo que vivieron en carne propia hace más de una década. Pero seguramente muchos no recuerden, que mientras todo un país alentaba a la selección masculina por la Copa América que se estaba disputando en Venezuela, las chicas hacían lo suyo en el Mundial. Casi ningún medio argentino cubrió aquel torneo, ni una persona ajena al ambiente estuvo interesada en ellas.
No quedan dudas, entonces, que la coyuntura pone en jaque lo establecido y modifica las prioridades de cada sociedad. Francia 2019 es un perfecto reflejo de eso. En las casas, en las calles, en un bar, en las escuelas, en las universidades, en el trabajo, en todas partes, resuena el eco de una voz con el nombre de Estefanía Banini. Su increíble actuación en el partido ante Japón desató la euforia de millones de personas que se encontraban sentadas frente al televisor, quizás por primera vez mirando un partido de fútbol de mujeres. Lo que nadie sabía es que estaban siendo testigos de algo histórico: el primer punto de la Selección femenina a lo largo de los tres mundiales disputados, y nada más ni nada menos, que ante el ultimo campeón y subcampeón mundial.
Sin embargo, aún son muchos quienes deslegitiman a este grupo de jugadoras que están haciendo historia, y no entienden el porqué de tanto festejo. «Si apenas empataron un partido contra un equipo de oriente, que ni sabe lo que es el fútbol», dicen. No hay dudas, esas personas no tienen ni una mínima idea de lo que es la Selección Argentina de fútbol femenino, del recorrido que viene haciendo, y de cómo fue el proceso para llegar a este Mundial.
Transcurría el año 2017 cuando las chicas volvieron a pisar el predio de Ezeiza luego de 2 años de inactividad. Pero esta vez no se le iba a hacer tan simple a la Asociación de Fútbol Argentino seguir quitándoles los derechos que les correspondían, porque semanas más tarde decidieron parar la actividad y enviarle al presidente de la AFA una carta reclamando los viáticos que aún no les habían pagado. Fue allí donde salió a la luz y llegó a los medios el destrato que recibían las jugadoras de la Selección Nacional e iniciaron las comparaciones con el equipo masculino.
¿Realmente se puede comparar al equipo de fútbol femenino con el masculino? Sería ridículo intentar buscar alguna similitud entre estas dos selecciones, cuando una cobra millones y vive de este deporte, mientras que la otra reclama un viatico de 300 pesos por día para poder entrenar. Pero hay algo que sí comparten ambos equipos: la pasión con la que defienden la camiseta argentina.
Gabriela Garton, arquera suplente, es socióloga becada del Conicet y acaba de publicar un libro. Miryam Mayorga hace unos meses se recibió de médica. Gabriela Chávez trabaja de policía para la Ciudad de Buenos Aires. Adriana Sachs es empleada de limpieza en el club donde juega. Belén Potassa es secretaria administrativa de una empresa, entre tantas otras. Todas y cada una de estas historias, fueron haciéndose conocidas por la gente, impactada por el ritmo de vida de cada integrante de ese plantel que hace pocos días atrás arribó de Francia.
El miércoles 19 de junio, las chicas lo volvieron a hacer. El país se paralizó por una posible clasificación a octavos de final en el encuentro ante Escocia. Las bocas de millones de argentinos se llenaron de gol luego del ingreso al campo de la jugadora Dalila Ippolito, que con tan solo 17 años, llevó al equipo a remontar un partido que parecía imposible: tres goles en 15 minutos. A pesar que aun dependían de otros resultados para lograr la hazaña, el objetivo de estar a la altura de las grandes potencias estaba cumplido. Y el de cambiar la mirada de la sociedad hacia el fútbol femenino también.
Allí estuvo el quiebre. Las mujeres deportistas se metieron en la agenda de los medios y comenzaron a escalar poco a poco hasta la fecha de hoy, donde lograron televisar el Mundial. Al ingresar en el ojo de los medios de comunicación, el fútbol femenino se instaló en la sociedad y a pesar de los golpes recibidos durante décadas, es en la actualidad uno de los temas corriente de la televisión argentina.
Se rompió la barrera de los estereotipos, de los deportes por género. Miles de chicas y adolescentes, ven a este equipo como los niños lo ven a Messi. Idolatran a Banini, se identifican con ella y así también con las otras 22 jugadoras del plantel. Proyectan en su cabeza la idea de poder en un futuro vivir del fútbol y ser reconocidas por hacer eso que aman, sin que nadie les diga que es cosa de hombres.