Alemania: la historia del fútbol marcada por la resistencia
La desigualdad de género también alcanza al más exitoso de los seleccionados europeos. Y las jugadoras alemanas lo visibilizaron con un spot publicitario en la previa del Mundial de Francia 2019.
La selección alemana de fútbol femenino es número dos en el ranking mundial FIFA y lleva ganadas ocho Eurocopas Femeninas, dos campeonatos mundiales y el oro en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Sin embargo, en el spot “No tenemos pelotas, pero sabemos cómo usarlas”, las jugadoras demuestran que no todo es tan perfecto.
En esta publicidad Alexandra Popp, Dzsenifer Marozán, Melanie Leupolz y sus compañeras de selección dejan ver los prejuicios y la discriminación con la que deben lidiar constantemente, y las desigualdades que hay con respecto al fútbol masculino. Esto da cuenta de una realidad que ha marcado la historia del fútbol femenino en Alemania desde sus inicios.
El primer equipo femenino de fútbol en Alemania, el 1 DDFC Frankfurt, fue creado en 1930 por la hija de un carnicero, Charlotte “Lotte” Specht. Esta jóven no sólo estaba motivada por su fanatismo al deporte, sino por disminuir la brecha social entre lo que hombres y mujeres podían hacer. «Mi idea no fue solo por amor al fútbol, sino sobre todo en términos de los derechos de las mujeres. Dije, lo que los hombres pueden hacer, nosotros también podemos hacerlo», declaró. El equipo en sus inicios estuvo compuesto por 35 mujeres, pero debido a la hostilidad con la que eran tratadas por la prensa y los hombres de la ciudad, cada vez fueron siendo menos, hasta que en otoño de 1931 finalmente se disolvió.
La sociedad alemana veía con tal repulsión que las mujeres jugaran al fútbol que en un congreso el 30 de julio de 1955 la Federación Alemana de Fútbol (DFB) votó de forma unánime prohibir el fútbol femenino, por considerarlo en contra de la naturaleza femenina y que su práctica podría provocar daños irreparables, entre los que se sugería la pérdida de la fertilidad.
A pesar de esta prohibición, muchas mujeres decidieron no dejar de practicar el deporte que les apasionaba y se realizaron, desde 1956, de manera no oficial más de 70 partidos internacionales. Para 1970, se estimaba que entre 40.000 y 60.000 mujeres jugaban al fútbol y, por temor a que las jugadoras fundaran su propia federación, el 30 de octubre de ese año, la DFB revocó la prohibición.
La década de los ‘80 fue fundamental para la evolución del fútbol femenino en Alemania. En 1981 se creó la Copa de Fútbol Femenino de Alemania (DFB- Pokal der Frauen), que actualmente es la segunda competición femenina a nivel local de mayor importancia, debajo de la Bundesliga femenina. Esta copa les permitió a las jugadoras de equipos locales tener una competencia más regular y organizada.
En 1982 la Federación creó oficialmente una Selección Femenina Nacional. Gero Bisanz fue el entrenador elegido para dirigirla, y aunque en un principio dudó en tomar el cargo por miedo a perder su reputación y por las burlas de sus compañeros hacia el equipo femenino, terminó aceptando y obtuvo en ese puesto la Eurocopa Femenina de 1989, la de 1991 y el subcampeonato en el Mundial Femenino de 1995.
La obtención de la Eurocopa Femenina de 1989 fue primordial para que las jugadoras pudieran obtener una liga local. Si bien en 1986 la DFB acordó, de manera casi unánime, comenzar los preparativos para crear una liga femenina de fútbol, la obtención de la Eurocopa fue lo que dio el impulso necesario para que en diciembre de ese año se acordara definitivamente la creación de la Bundesliga femenina para la temporada de 1990/1991.
Hoy en día es la liga femenina de mayor importancia a nivel local y una de las más importantes a nivel internacional. Tanto es así que de las 23 seleccionadas para competir en el Mundial Femenino de Francia 2019, excepto dos (Carolin Simon y Dzsenifer Marozán que juegan en el Olympique de Lyon), todas jugan en esta liga. Incluso su entrenadora, Martina Voss-Tecklenburg, como jugadora y como entrenadora a nivel clubes, sólo estuvo en equipos de la Bundesliga.
A pesar de que estas ligas han aumentado su popularidad y el seleccionado nacional ha ganado nueve títulos internacionales más desde aquel entonces, en la actualidad se siguen reproduciendo discursos y comportamientos que no permiten explotar al máximo esta rama de la disciplina.
El hecho de que la gente no sepa ni sus nombres, ni cuántos títulos han ganado por la falta de difusión, que las retribuciones económicas sean significativamente menores en comparación con el fútbol masculino, que les digan que “las mujeres sólo están ahí para tener hijos”, que “su lugar es el cuarto de limpieza”, que “es como ver amateurs pero en cámara lenta”, son algunas de las cuestiones expresadas en el spot y que las jugadoras deben soportar diariamente.
Éstas problemáticas no son exclusivas del fútbol alemán, sino que atraviesan al fútbol femenino a nivel mundial. Es importante que sean visibilizadas para poder transformarlas. Porque si hay algo que las futbolistas nos han demostrado a lo largo de la historia es que esto recién está empezando y que lo último que pretenden hacer es dejar de jugar al fútbol.