@article{Brovelli_2021, title={Cultura de la cancelación: Experiencias de escraches contemporáneas en la literatura argentina}, volume={6}, url={https://perio.unlp.edu.ar/ojs/index.php/actas/article/view/6911}, abstractNote={<p>"No hay arte sino para y por otro", escribía Jean Paul Sartre en su obra ¿Qué es la literatura? Ese fue uno de los ensayos más aclamados -y discutidos- sobre la responsabilidad política del autor, que tuvo una de las réplicas más memorables en Theodor Adorno y su conferencia de 1962 llamada Compromiso o autonomía artística. Sartre y Adorno, por cuestiones temporales, no llegaron a crearse usuarios de redes sociales pero en su intercambio metartístico se anticiparon a uno de los debates más vívidos de la contemporaneidad: lo que hoy conocemos como "la cultura de la cancelación".</p> <p>¿Qué lleva a un lector, espectador u oyente a no sólo alejarse de un artista o tipo de producto cultural sino también a identificarse por su cancelación? ¿Por qué el disgusto por un determinado artista lo lleva, a su vez, al rechazo de aquellos que sí los eligen como experiencia estética/poética? ¿Qué se espera de un artista y por qué su obra no es la única que puede hablar por él? ¿Qué entendemos por ficción, por corrección política y cuándo la narración encuentra más límites en el discurso que en las propias posibilidades de su lenguaje? </p> <p>Si sólo existe arte cuando se piensa en la recepción de un usuario, el artista se encuentra embebido en tres dimensiones en su proceso creativo: en su propio universo discursivo; en las inescrutables condiciones de recepción; y en un potencial horizonte de valores de época y clase que no sólo no deben verse confrontadas sino que además tienen que ser defendidas. Se podría pensar, entonces, que los limitantes de la creación artística ya no sólo tienen que ver con las posibilidades de inserción en un mercado determinado o las valoraciones de un estamento social señalado como conservador, sino que también debe involucrarse en cuanta discusión novedosa surja en espacios políticos o colectivos de representación que, aunque no lleguen a nuclear un porcentaje poblacional masivo, logran posicionar su debate a través de los nuevos mecanismos de difusión y participación que habilita la digitalidad.</p> <p>En ese sentido, la literatura publicada, considerada como una de las prácticas culturales más elevadas por la dificultad que conlleva el acceso al mundo editorial, debe atravesar los históricos criterios de los críticos literarios que nuclean y forman los cánones estéticos hegemónicos. Pero, además, se enfrenta con la moral de época y la mediatización instantánea y masiva de las opiniones de cada uno de los usuarios, que tienen a un click de distancia la guillotina de la cancelación de una obra y de un autor.</p> <p>De esta práctica no estuvieron exentas figuras centrales de la literatura argentina desde los primeras expresiones de la Generación del 80’ hasta las producciones posteriores a la dictadura e incluso las contemporáneas: Domingo Faustino Sarmiento, Jorge Luis Borges, Roberto Arlt, Ricardo Piglia, Carlos Busqued y Ariana Harwicz, como tantos otros, han sido juzgados con los estándares de las valoraciones morales del 2020, que los rechazan por concepciones étnicas, de clase social, de género o por percepciones éticas tradicionalmente asentadas, constituyendo un hábito que se volvió disciplina: un delineamiento de las posibilidades artísticas que atraviesa productoras, disqueras y editoriales.</p>}, number={2}, journal={Actas de Periodismo y Comunicación}, author={Brovelli, Fernando}, year={2021}, month={jul.} }