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Fake news y COVID-19: una cobertura periodística en el Perú

Fake News and COVID-19: a Journalistic Coverage in Peru

Luis Paolo Rojas Rojas
Facultad de Comunicación y Periodismo, Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, Perú

Cuadernos de H ideas

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

ISSN: 2313-9048

Periodicidad: Frecuencia continua

vol. 15, núm. 15, e049, 2021

cuadernosdehideas@perio.unlp.edu.ar

Recepción: 16 Julio 2021

Aprobación: 28 Octubre 2021



DOI: https://doi.org/10.24215/23139048e049

Resumen: En la presente investigación, se analizó la construcción de la noticia de los programas Beto a Saber y Rey con Barba en la cobertura periodística del COVID-19; y como a través de su discurso se ha propiciado la desinformación. Para ello, se ha partido del contexto pandémico y se ha contrastado con escenarios pasados similares en donde la prensa peruana ha tergiversado muchas veces la data al momento de informar. Además, se ha abordado el tema de las fake news y cuáles han sido las condiciones para que estas hayan tenido tanta acogida por parte de la audiencia en medio de una pandemia.

Palabras clave: periodismo digital, fake news, coronavirus, medios digitales.

Abstract: In the present investigation, the construction of the news of the Beto a Saber and Rey con Barba programs in the journalistic coverage of COVID-19 was analyzed; and how misinformation has been fostered through his speech. For this, the pandemic context has been started and contrasted with similar past scenarios where the Peruvian press has misrepresented the data many times at the time of reporting. In addition, the issue of fake news has been addressed and what the conditions have been for them to have been so well received by the audience in the midst of a pandemic.

Keywords: digital journalism, fake news, coronavirus, digital media.

Introducción

La relevancia del tema a desarrollar recae en la importancia mediática que ha alcanzado el virus desde que se detectó el primer caso en el Perú y toda la cobertura periodística que se le ha dado a diario en los medios de comunicación, tanto tradicional como digital. Se ha podido apreciar como en los programas de televisión siempre se abordan temas referentes al COVID-19, ya sea a través de invitados especialistas o solamente presentando información. Del mismo modo, ocurrió en los medios impresos en donde el virus ha ocupado diversas portadas debido a lo que representa una pandemia para el país y el mundo.

No obstante, en esa construcción de la noticia sobre el virus, su origen, síntomas, medicamentos para combatirlo, etc., también hubo mucha desinformación. Algunos medios tomaron con ligereza la información, hubo poco o nulo contraste de fuentes y se dejó muchas veces la investigación de lado. Y en un contexto tan sensible como lo es una pandemia, el difundir información falsa se vuelve algo aún más peligroso, ya que se trata de la salud de un país. Dicho esto es importante poder estudiar justamente como estos dos programas construyeron la información alrededor del COVID-19.

Cabe destacar, este problema ha ocurrido antes, por ejemplo, durante la epidemia de la gripe AH1N1 o en el brote del VIH en el Perú. En esos casos, se vio como muchas veces la prensa incurría en titulares tendenciosos o sensacionalistas, lo cual generaba caos en la gente. Incluso, muchas veces se sobredimensionaba la información con cierto tono alarmista, lo cual ocasionaba un efecto contraproducente para el bienestar, tanto mental como físico, de las personas (Lossio, 2012).

La presente Tesis es descriptiva comparativa pues busca describir cómo se dio la construcción de la noticia en la cobertura periodística por parte de los programas Beto a Saber y Rey con Barba de Willax Televisión. El enfoque metodológico será cualitativo pues no se cuantificará el objeto de estudio sino más bien se analizará el enfoque y la manera en cómo estos medios construyeron la noticia y el nivel de desinformación que hubo en ella. El tipo de investigación será aplicada ya que busca resolver un problema práctico: la cobertura periodística de estos programas. El sentido es el de la descripción y comparación para determinar cómo estos construyen la noticia acerca del COVID-19.

¿Implicancias del periodismo digital?

Se debe de tomar en cuenta que el hombre es un “ser social” y por lo tanto necesita socializar e intercambiar información constantemente. Además, el ser humano posee una necesidad intrínseca que lo hace querer saber sobre lo que pasa en su entorno, justamente este conocimiento es el que le da cierto poder para seguir con su vida.

Bill Kovach y Tom Rosenstiel hablan en su libro Los elementos del periodismo (2012) sobre un “instinto a estar informado”, algo natural de las personas:

Necesitamos información para vivir la vida que nos es propia, para protegernos, para establecer vínculos, para identificar a amigos y enemigos. El periodismo no es más que el medio que la sociedad ha creado para suministrarnos esa información. Por eso nos importa tanto la esencia de las noticias y del propio periodismo: ambos tienen gran importancia para nuestra calidad de vida, para nuestros pensamientos y para nuestra cultura (Kovach y Rosenstiel, 2012, p. 14).

De esta manera, el periodismo cumple un rol social con las personas, ya que nos brinda la información que necesitamos para poder vivir. Esta profesión va a satisfacer ese deseo natural del hombre por saber de las cosas y que a su vez lo hace más libre y le da capacidad de gobernarse a sí mismo.

Kovach y Rosenstiel (2012) plantean en su libro nueve pilares sobre los cuales recae la labor periodística: la verdad, la lealtad con el público, realizar la verificación de los hecho, mantenerse independiente a cualquier tipo de poder, ejercer una fiscalización autónoma, impulsar el foro público para la crítica, encargarse de que las noticias sean relevantes, esforzarse para que la información sea rigurosa y proporcionada y se debe respetar la conciencia individual de los profesionales.

El cumplir con estos principios hará que el trabajo de los periodistas se encuentre más cerca de lo ideal y entonces, se podrá hablar de un “periodismo de calidad”.

El propósito principal del periodismo es proporcionar a los ciudadanos la información que necesitan para ser libres y capaces de gobernarse a sí mismos. (…) Los medios informativos nos ayudan a definir la comunidad y a elaborar un lenguaje y un conocimiento compartidos basados en la realidad. El periodismo también contribuye a identificar los objetivos de una comunidad, y reconocer a sus héroes y villanos. «Tengo la profunda impresión de que funcionamos mejor como sociedad si tenemos una base de información común» (…) Los medios de comunicación actúan como un guardián, impiden que el ciudadano caiga en la complacencia y ofrecen voz a los olvidados. «Quiero dar voz a la gente que necesita voz [...] a la gente que está indefensa» (Kovach y Rosenstiel, 2012, pp. 24-25).

Teniendo el concepto y objetivo del “periodismo” ya definido, ya se puede hablar de un “periodismo digital”, el cual se observa hoy en día. Según Diego Alonso Sánchez en su artículo “El periodismo digital. Una nueva etapa del periodismo moderno”, uno de las características principales del periodismo digital es la hipertextualidad, en otras palabras, “el enlace que permite al lector navegar por diferentes rincones de la página e, incluso, por múltiples páginas” (Sánchez, 2007, p. 67).

A través del hipertexto el lector puede profundizar en el tema hasta donde le interese, sin límite alguno. Es decir, uno puede por medio de enlaces a otras páginas seguir ampliando sus conocimientos, vinculando o debatiendo cualquier información, y no solo mediante textos, sino también infografías, vídeos, declaraciones, recreaciones virtuales, etc.

Entonces, se puede decir que el hipertexto en el periodismo digital le brinda al lector la posibilidad de poder tener una red infinita de información documental a su disposición. Asimismo, le permite centrarse y leer sólo aquello que le interesa, construyendo así su propia historia. Incluso, algunas plataformas brindan la posibilidad de agregar notas personales o adherir información vinculada a puntos precisos del texto. Si bien no se puede modificar el texto como tal, si es posible hacerlo personal.

Por otro lado, cabe resaltar que si bien el periodismo digital rompe con la linealidad y da pie a la retroalimentación y la participación de los lectores, esto no es más que comunicación, ya que para este proceso es necesaria la interacción tanto del emisor como receptor. Esta interactividad vendría a ser otra de las características del periodismo digital.

Y no puede existir periodismo sin comunicación, donde no hay la una no existe el otro. Además, se trata de una responsabilidad que les corresponde a los medios que, para ser considerados de comunicación y no de simple información, deben entregar la información completa y abrir los espacios necesarios para la respuesta de los lectores, televidentes, radioescuchas o internautas (Sánchez, 2007, p. 70).

El periodismo digital permite abrir espacios en donde las personas tienen la oportunidad de manifestar sus ideas u opiniones de manera transparente. De esta forma, la interactividad permite a los medios trascender desde la “mera información hacia la real comunicación”. Esto hace que los diarios digitales y sus versiones digitales puedan competir con otros medios, incluso de mayor jerarquía.

Otro elemento que permite la digitalización es la multimedialidad en la información periodística. Esta se refiere al empleo de las nuevas tecnologías en la elaboración de contenidos. En otras palabras, el introducir imágenes, audios, vídeos y gráficas en la pieza periodística con el fin de enriquecerla y hacer más potente el mensaje. La multimedialidad hace referencia a la combinación de estos elementos.

Diego Alonso Sánchez en su artículo “El periodismo digital. Una nueva etapa del periodismo moderno”, hace referencia también al formato de pirámide invertida, modelo tradicional de hacer periodismo. Esto por qué el periodismo digital obliga al redactor de alguna manera a evaluar y seleccionar cada uno de los elementos que van a acompañar la información antes de publicar el contenido periodístico.

Y es que el verdadero periodista digital se ve obligado a evaluar y seleccionar todos y cada uno de los elementos que acompañarán la información, y que le aportarán el valor agregado a la noticia. En otras palabras, necesita agudizar su función de editor porque en la red, “a la hora de redactar la noticia, el periodista debe ser mucho más consciente de los elementos informativos que la conforman. Debe discernir mejor entre la información de última hora y la información documental contextualizadora; debe diferenciar entre la explicación de datos, la descripción de lugares y el relato de acontecimientos; debe identificar con qué soporte – textual, gráfico o sonoro – se informa mejor sobre cada uno de los aspectos de la noticia (Sánchez, 2007, p. 70).

Se puede decir que las características del periodismo digital mencionadas (hipertextualidad, inmediatez y multimedialidad) impulsan al periodista a ser una especie de editor de la información, ya que debe realizar un mayor esfuerzo en la selección de jerarquía de los elementos a usar. Entonces, hay una mayor valoración de la noticia por parte del profesional, quien debe acudir a su criterio y experiencia para hacer más potente lo que quiere comunicar.

Guillermo López García en el libro El ecosistema digital: Modelos de comunicación, nuevos medios y público en Internet (2005) también habla acerca de estas características de los medios digitales. Él considera que son una evolución de los mecanismos comunicativos ya existentes, los cuales se han desarrollado en la Internet y se han vuelto “generadores de flujos comunicativos radicalmente novedosos desde diversos puntos de vista (en general asociados con las características de la comunicación en red, esto es, la ruptura de las coordenadas espaciotemporales, el multimedia, la hipertextualidad y la interactividad)” (López García, 2005, p. 10).

Fake news

Antes que todo es necesario mencionar que las fake news existen desde hace mucho tiempo, pero con la aparición del internet y las nuevas tecnologías de comunicación e información han proliferado y se han potenciado aún más. El concepto hace referencia a la divulgación de noticias falsas que provocan generan desinformación. Justamente a partir de la emergencia de las redes sociales se ha vuelto mucho más sencilla la divulgación de las fake news.

En un entorno en donde la comunicación ha dejado de ser unidireccional y en donde los consumidores se han vuelto prosumidores, se ha abierto una ventana peligrosa a que aparezca cualquier tipo de información en las diversas plataformas online. Si bien es cierto el campo de difusión de información se ha vuelto más democrático y cualquiera puede participar de él, esto ha generado que cualquier persona se empodere y se convierta en un promotor de información falsa. Lo más seguro es que estos “difusores de data” no hayan tenido una formación o entrenamiento en la labor periodística, posiblemente sean personas o ciudadanos comunes que han sido empoderados por la digitalización. Puede que algunos lo hagan por desconocimiento o falta de formación, pero también se abre un escenario en donde se construyen contenidos falsos con el fin de atacar.

Carlos Rodríguez Pérez hace referencia a este problema en su artículo “No diga fake news, di desinformación: una revisión sobre el fenómeno de las noticias falsas y sus implicaciones”:

El consumo de información online vive actualmente una etapa convulsa producto de la desinformación que abunda en la red. El camuflaje de muchos contenidos disfrazados como noticias está minando internet de fake news (bulos o paparruchas), propaganda, contenidos engañosos, mentiras e información manipulada. Las consecuencias se palpan en discursos polarizados y en la radicalización de las opiniones, la desinformación de la población e indirectamente en la menor confianza hacia la actividad periodística y los medios de comunicación producida por una doble dinámica: los ataques a los medios de comunicación y periodistas por parte de líderes políticos y la espiral de escepticismo que genera tanta desinformación hacia el crédito de la profesión periodística (Rodríguez, 2019, p. 66).

Sea cual sea su finalidad, las fake news muchas veces pueden trabar el flujo de la data online, ya que genera confusión entre los consumidores. La web está inundada de información, pero gran parte de esta es falsa, ya que esta muchas veces ni siquiera ha pasado por filtros de calidad. Este escenario resulta cuesta arriba para el periodista que si aplica la rigurosidad y cumple con los principios básicos en su trabajo.

Un punto importante a tocar es que la internet ha cambiado toda la estructura de cómo funciona el mundo periodístico, desde algo tan general como la manera en cómo se obtiene la información y se contacta a las fuentes hasta algo tan específico como la facilidad en que la web te permite editar y compartir los contenidos. Justamente esto último mencionado es otra de las controversias relacionadas al “periodismo digital” actual.

La facilidad con la que se “hace y deshace”. Las plataformas web que utilizan los medios para subir contenidos a la red le permite al periodista poder editar y actualizar su producto, agregar o quitar información, lo cual es bueno. Sin embargo, esto también puede generar una pérdida de rigurosidad de los contenidos, ya que al saber que uno puede “arreglar” su nota, no le dará el mismo énfasis.

No obstante, al final la “calidad periodística” va a seguir dependiendo de qué tan bien el periodista aplica los principios básicos y la ética en su labor. Los elemento del periodismo según Bill Kovach y Tom Rosenstiel son: la verdad, la lealtad con el ciudadano, la verificación de hechos, la independencia ante el poder, el de ejercer un control independiente del poder, el de proporcionar un foro público para las críticas y comentarios, el de ofrecer información que sea relevante y sugerente, el de dar noticias con un trabajo exhaustivo y proporcionado de por medio y finalmente, el de respetar la conciencia individual de sus profesionales. Mencionado esto, la era digital solo ayuda brindando plataformas que contribuyen a la masificación mayor de los trabajos periodísticos, pero la rigurosidad, la buena pluma y el valor agregado que uno le otorga a su producto al momento de publicar son características del mismo periodista.

Presentación de casos

Caso 1

El domingo 29 de noviembre del 2020 el programa Rey con Barba tuvo como invitada a la abogada Rosa María Apaza, presidenta de la Organización Médica Peruana de Investigación (OMPEI), quien cuestionó el objetivo de las vacunas y manifestó que a través de ellas pretendían controlar a las personas. A continuación, las declaraciones textuales de la abogada durante el programa:

El solo hecho de pensar que nos van a inyectar genes nuevos, entonces, eso no es vacunación. La vacunación no es insertarte nuevos genes. Las consecuencias que ya nos han alertado son infertilidad. Por ejemplo, las de Pfizer vienen con el arn mensajero, que son nanotecnología, nanopartículas. Es decir, lo que quieren es convertir a los ciudadanos en celulares, ósea quieren que sean también controlados a través de un pequeño chip (Viral Perú TV, 2020).

No obstante, Juan More, doctor en inmunología comparada de la Universidad de Alberta (Canadá), en una entrevista con El Comercio, aclara lo dicho por la abogada. En primer lugar, señala que “para generar un cambio en el genoma, el ácido nucleico (ARN) que usa la vacuna tendría que incorporarse en nuestro ADN. Y nuestro genoma es ADN y lo que se está inyectando es ARN. Son dos moléculas distintas” (Collave, 2020).

Dicho esto, no es que la vacuna va a modificar o va insertar nuevos genes en los cuerpos de las personas, tal como manifiesta Apaza. Esto porque el ARNm no es capaz de alterar el genoma humano, porque para ello necesitaría incorporarse al ADN.

Caso 2

Rosa María Apaza durante el programa también establece una relación entre la tecnología 5G y el COVID-19.

Lo más grave es que hemos conversado con el doctor José Luis Sevillano, de España, que ha encontrado relación del 5G con la COVID-19. (…) Pero no solo con el 5G, sino con las antenas de celulares. Entonces, las personas que vivan alrededor de antenas de celulares están teniendo hipoxias, asfixias, calambres, taquicardias, mucha gente tiene cáncer y no sabe por qué… (Ortiz, 2020).

Para la abogada la pandemia no correspondía a un virus o bacteria, sino que la tecnología 5G era la causante, incluso, hacía referencia a estudios poblacionales que demostraban este vínculo. Esta idea queda rápidamente desarticulada si nos basamos en la data científica que ya existe sobre el COVID-19 y cómo se originó.

El consenso científico actual señala que el SARS-CoV-2 tiene un origen animal, es decir, que el virus pasó de un animal huésped a los humanos, siendo los murciélagos los principales reservorios de este virus. “Un estudio publicado en la revista Nature en febrero, al inicio de la epidemia, ya daba cuenta de que el animal huésped del SARS-CoV-2 era muy probablemente el murciélago, pues se comprobó que un coronavirus de este animal (RaTG13) comparte el 96% de su genoma con el nuevo coronavirus” (Colllave, 2020).

Caso 3

Durante la misma entrevista del programa Rey con Barba se hizo un enlace con el biólogo genetista argentino Luis Marcelo Martínez, quien se refirió al virus y las vacunas como parte de un plan mundial. “Todo lo que está ocurriendo no es más que un plan totalitario, global, que se viene gestando hace muchos años...” dijo.

No obstante, Chequeado, medio digital de investigación argentino, desmiente muchas de las afirmaciones de este médico genetista que había dado a varios medios y también durante la entrevista para el programa Rey con Barba. En primer lugar, Chequeado desmiente su teoría de que la vacuna puede alterar genéticamente el ADN humano.

“Mark Lynas, profesor de la Alianza para la Ciencia de la Universidad de Cornell, de los Estados Unidos, explicó a Reuters que “la modificación genética implicaría la inserción deliberada de ADN ajeno en el núcleo de una célula humana, y las vacunas sencillamente no hacen eso” sino que, en el caso puntual de las vacunas de ADN, este “no se integra en el núcleo de la célula”, por lo que no se trata de una modificación genética” (Corti, 2020).

Caso 4

Otra afirmación que hace Rosa María Apaza durante el mencionado programa Rey con Barba es que las vacunas contra el COVID-19 no respetaban los plazos “ni las fases clínicas de los ensayos clínicos experimentales” y por lo tanto no eran seguras ni eficaces.

A continuación, la declaración textual de la abogada: “Ahora, por ejemplo, porque estas vacunas no respetan los plazos ni mucho menos las fases clínicas de los ensayos clínicos experimentales” (Adrianzén, 2020).

Ante esto, cabe señalar que los proyectos de vacunas deben cumplir con diversas fases antes de su aprobación final. En el momento que se emitió el programa solo la dosis de Pfizer/BionTech había recibido luz verde.

En ese entonces, el medio digital de investigación Ojo consultó a especialistas, los cuales desmentían lo dicho por Apaza. El epidemiólogo César Cárcamo, miembro del Grupo Prospectiva del Ministerio de Salud (Minsa), manifestó que las fases clínicas sí se habían respetado. Además, recalcó que no existe una norma que establezca un tiempo exacto para la elaboración y aprobación de una vacuna. Cabe destacar, que en el caso del COVID-19 y debido a la urgencia de una cura para este mal, se acortaron los plazos de su fabricación a fin de obtener una respuesta más rápida.

Caso 5

En diálogo con Rey con Barba el 20 de diciembre del 2020, el médico Manolo Fernández, un precursor del uso de la ivermectina en el Perú para combatir el virus, resaltó el “importante éxito” que había tenido ese fármaco en varios países en cuanto a la prevención del COVID-19. Incluso, dijo que este medicamento era una mejor opción que las vacunas que se están desarrollando. “La ivermectina ha tenido importante éxito en varios países en cuanto a prevención contra el coronavirus. Este medicamento es una mejor opción que las vacunas contra el coronavirus”, dijo.

Incluso, Fernández salió en un spot difundido por Willax, en donde el médico veterinario recomienda las dosis de consumo de ivermectina: “Para mayor cuidado recomiendo tomar ivermectina cada 20 días, la mejor protección profiláctica sin efectos secundarios, totalmente inocuo y evitará que te contagies. Salgamos con responsabilidad y sin miedo”, dice.

Sin embargo, hasta el momento no existe ningún respaldo científico que asegure que la este fármaco en realidad ayuda a combatir o prevenir el COVID-19. La periodista Gladys Pereyra Colchado hace un análisis sobre este tema:

La controversia sobre la ivermectina para el tratamiento del coronavirus tiene varios meses sin que los defensores de su uso presenten estudios concluyentes sobre los beneficios que auguran. En octubre pasado, este medicamento - junto a la hidroxicloroquina y la azitromicina- fue retirado de la guía de tratamiento en pacientes hospitalizados. No obstante, se permitió su uso a criterio del médico en casos leves. Esto pese a que desde junio la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advertía que tres estudios (uno in vitro y dos estudios clínicos observacionales) que defendían el uso de la ivermectina presentaban “un riesgo elevado de sesgo, muy poca certeza de la evidencia y que la evidencia existente es insuficiente para llegar a una conclusión sobre sus beneficios y sus daños” (Pereyra, 2021).

Caso 6

Otro ejemplo en donde Fernández desinforma en señal abierta en el programa Rey con Barba es cuando anuncia una fórmula milagrosa para combatir el virus. El 11 de octubre el médico veterinario había lanzado un producto que según él garantiza protección por 30 días del COVID-19 y cualquier otra enfermedad respiratoria.

Manolo Fernández contó que entregó dicha fórmula, que incluía Vitamina C, B6, B12, D3, zinc y equinácea, a todos sus trabajadores en el mes de marzo. “Este producto se puede elaborar de forma masiva y los peruanos no sufrirían de COVID y no irían al hospital. Junto con la ivermectina controlaríamos el COVID-19 en el Perú”, dijo.

Lo cierto es que el médico Taype Rondán aclara que a la fecha tampoco existen estudios serios que atribuyan el consumo de complejos vitamínicos a la atención de enfermedades. “Se ha estimado que menos de 5% de vitaminas llegan a ser realmente beneficiosas. Se necesitan ensayos clínicos aleatorizados, de doble ciego, en los cuales se va si realmente hay relación”, sostiene (Pereyra, 2021).

Por otro lado, la OMS ha sido clara al decir que los suplementos a base de micronutrientes (vitaminas y minerales) no impiden el contagio ni curan el virus. En su página web señalan que si bien los micronutrientes son importantes para el buen funcionamiento del sistema inmunológico y juegan un papel fundamental en la buena salud, no existe ninguna orientación sobre el consumo de suplementos de micronutrientes para la prevención de la COVID-19, sea para personas sanas o tratamiento de la enfermedad. Lo mismo indican respecto a los probióticos, infusiones, suplementos a base de plantas o alimentos como el ajo y el kion.

Caso 7

En el programa Fernández también aseguró que en Europa la gente se muere porque, a diferencia de Perú, no conoce la ivermectina. En otras palabras, puso al Perú como ejemplo de salud por consumir el fármaco, aun cuando el país era uno de los países con la tasa más alta de mortalidad por el virus. Además, mediante un cuadro sin sustento comparó los supuestos beneficios de la ivermectina por sobre las atribuciones de la vacuna contra el COVID-19.

Ante esta comparación hecha en el programa en vivo, salieron varios especialistas que criticaron la información presentada y acusaron a Farvet de no basarse en data científica. El investigador de la Cayetano Heredia, Edward Malaga Trillo, fue uno de ellos, quién desmintió lo antes dicho en unas declaraciones para La Encerrona.

El cuadrito antivacunas no solo es un sin sentido, sino que es un verdadero atentado contra la salud pública. Compara de manera falaz una vacuna, que es el método históricamente aceptado por excelencia para enseñar a nuestro sistema inmune a defenderse por sí mismo y que además, está validado por los estudios de fase 3 en el caso de las vacunas COVID; con un medicamento cuyas supuestas propiedades antivirales no está respaldadas por ensayos clínicos debidamente controlados, ni por estudios experimentales (…) (Sifuentes, 2020).

Caso 8

Durante el programa del 28 de marzo el mismo José Barba Caballero hizo declaraciones sin sustento respecto a la vacuna contra el COVID-19. “Mientras no haya vacuna, la ivermectina es el mejor camino para preservar su vida y la de su familia”. (…).“A penas sospeches de que estás contagiado, es vital el tratamiento temprano, no esperes (…) No esperar porque puede ser tarde después”, dijo (Willax, 2021).

Enseguida, Rafael Rey Rey habló acerca de una campaña mundial promovida por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y los grandes laboratorios en contra de la ivermectina. Dijo además, que este fármaco representaba un problema para estos por ser muy “barato y eficaz”. Por tal motivo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha desaconsejado el uso de la ivermectina como “tratamiento” y “preventivo” contra la COVID-19. “Son mercenarios muchos de la EMA y OMS”, concretó Rafael Rey Rey.

Lo dicho por los presentadores, como se ha mencionado anteriormente se suma a una ola de teorías conspirativas que van en contra de la salud pública, ya que hasta el momento no existe data científica que señale que la ivermectina es efectiva para combatir el virus. Esto sumado a que se refieren a una conspiración por parte de organismos internacionales como la OMS.

Caso 9

Durante una entrevista en Willax Televisión, Manolo Fernández también afirmó que la nueva cepa del Reino Unido había vuelto inservibles las vacunas desarrolladas por el laboratorio Pfizer y BioNTech. “Ha sido bueno que el Perú no lograra concretar el acuerdo con el laboratorio Pfizer, para la compra de 9.9 millones de dosis que serán repartidas en el país, porque esas vacunas no sirven”, dijo (Montaño, 2020).

La unidad de fact checking de Convoca desmintió lo dicho por el médico. Eduardo Ramos, del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad de São Paulo, señaló al medio que no se puede afirmar que las vacunas no sean efectivas contra esta variante, porque no hay estudios que lo demuestren.

Incluso, el lunes 21 de diciembre la Agencia Europea del Medicamento (EMA) recomendó el uso de la vacuna de Pfizer en Europa, esto a pesar de la variante del Reino Unido. Además, Emer Cooke, directora del EMA, indicó que no hay evidencia de que esta dosis no sea efectiva contra la nueva cepa del virus.

Caso 10

El día 8 de febrero del 2021 Beto Ortiz en su programa Beto a Saber aseguró en Chile había comprado 90 millones de vacunas con el fin de fomentar el “turismo de vacuna” y reactivar su economía. “Yo no soy el único al que se le ha ocurrido que cree que sería buena idea irse a Chile, porque en Chile tienen 90 millones de vacunas, no 300 mil, 90 millones y la población son solamente 15 millones. O sea, que les sobran un montón de vacunas”, dijo el periodista (Willax, 2021).

En el programa se hace referencia a un turismo médico y se presenta todo un informe acerca de los costos de viaje, hoteles y estadía para todos aquellos que quisieran viajar al país chileno para vacunarse. Asimismo, los requisitos e información necesaria para ello, como si fuera un hecho la posibilidad de inmunizarse en un viaje al país vecino.

No obstante, el gobierno de Chile tuvo que aclarar esto y manifestó que no se vacunaría turistas. Fast Check CL, un medio chileno dedicado al fact checking y periodismo de investigación, desmintió las cifras dadas por Beto Ortiz. Ellos consultaron con el Ministerio de salud de su país y señalaron que el gobierno había adquirido 35 millones de vacunas y no 90 millones como se dijo en el programa de televisión. Además, la población de Chile no es de 15 millones, sino 19 millones aproximadamente (Padilla, 2021).

Caso 11

El viernes 5 de marzo Beto Ortiz presentó en su programa de Willax los supuestos resultados del ensayo clínico hecho por las universidades Cayetano Heredia y San Marcos a la vacuna del laboratorio chino Sinopharm en Perú. Allí señaló que la vacuna de Sinopharm tenía un nivel de eficacia muy bajo y que no cumplía con los estándares básicos requeridos.

A continuación, lo dicho por el periodista en su programa Beto a saber:

Esta noche tenemos una auténtica primicia. Ha llegado a nuestras manos el resultado del estudio clínico de la vacuna china, el estudio que se hizo en la Universidad Cayetano Heredia y en la Universidad de San Marcos. Este estudio nos revela una verdad realmente preocupante y es el nivel de eficacia de las vacunas que ha comprado el estado peruano. Esto es serio, más allá de la tardanza, de la desidia”. “Lo que dice este documento es que las dos vacunas, la vacuna de la cepa de Wuhan, la vacuna de la cepa de Beijing, la vacuna de la cepa de Wuhan tiene solo el 33% de eficacia y la vacuna de la cepa de Beijing tiene solamente el 11.5%. Esto es como inyectarse agua destilada. Básicamente lo que nos dice el resultado de la vacuna china en el Perú es que su eficacia no alcanza para cubrir los estándares internacionales y no alcanza por supuesto para proteger a los peruanos (El Bocón, 2021).

Al día siguiente de emitirse el programa, representantes del laboratorio chino Sinopharm se pronunciaron mediante un comunicado y señalaron que la información presentada era imprecisa, ya que aún no se habían culminado los estudios sobre las dosis a cargo de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH).

El Ministerio de Salud también emitió un comunicado al día siguiente desmintiendo lo dicho por el periodista. En el documento informaban que los ensayos clínicos en Emiratos Árabes Unidos, en fase 3, habían dado como resultado 79.34% de efectividad por parte de la vacuna de Sinopharm. Complementario a esto, la revista científica The Lancet había publicado los resultados de la fase 1 y 2 de la dosis, indicando su capacidad neutralizante en diferentes grupos etarios.

Caso 12

Durante una entrevista televisiva en el programa Beto a Saber, Ernesto Bustamante, biólogo molecular, cuestionó el nivel de eficacia de la vacuna de Sinopharm contra el COVID-19. Las declaraciones de Ernesto Bustamante hacían referencia a datos parciales de un estudio preliminar de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) sobre el ensayo clínico de vacunas de la empresa china Sinopharm en nuestro país. A continuación las declaraciones textuales:

En estadística hay lo que se llama el intervalo de confianza; y [en el caso de la vacuna] que tiene 11.5 [de eficacia], su intervalo de confianza va desde menos 8.2% hasta 27%. Ese es el rango de eficacia. O sea, menos 8.2 por cuenta significa que la vacuna produce más COVID-19 que el placebo (Red Ama Llulla, 2021).

No obstante, la afirmación de Bustamante no es correcta, ya que en principio no se puede basar en ensayos clínicos, que son solo estudios experimentales para comprobar la seguridad y eficacia de la vacuna. Para que una dosis pueda aplicarse en las personas, primero tiene que pasar por tres fases, según lo que señala la OMS. Recién en la última es donde la dosis se prueba en humanos, y los resultados de esta sirven o bien para aprobar o descartar el producto. Entonces, la información dada por el biólogo carece de sustento al basarse en cifras que no son concluyentes, es más, en la serie de datos que presenta en el programa no especifica siquiera en qué fase del estudio se basa.

Ahora bien, respecto a la afirmación de que la vacuna en sí produce más COVID-19 que el placebo, también es falso, ya que las dosis del laboratorio chino fueron elaboradas con base en dos virus que proceden de China: uno es conocido como la variante de Beijing y el otro es la variante de Wuhan. En ambos casos “se empleó la tecnología de virus inactivado que anteriormente ha sido usada para combatir enfermedades como la hepatitis A y la influenza. Esta tecnología implica que el virus ha sido incapacitado para replicarse en el organismo” (Red Ama Llulla, 2020).

Reflexión de casos

En líneas generales y en base a los doce casos descritos se evidencian ciertas características amarillistas en el discurso periodístico de los programas de Willax “Beto a saber” y “Rey con Barba” al momento de abordar el COVID-19. Se puede observar cómo a través de la información que presentan se recurre al sensacionalismo y a un tono alarmista que se aleja de la labor periodística y su deber con el ciudadano, y por lo contrario, genera más incertidumbre y confusión en un público ya golpeado por lo que representa una pandemia.

Esta forma de hacer periodismo se da a través de los reportajes o notas presentadas en dichos programas, pero también por medio de los propios especialistas invitados e incluso, de los mismos periodistas. A través de data sin alguna contrastación previa o declaraciones que se alejan de los principios básicos del periodismo (como la rigurosidad, responsabilidad social, investigación, entre otras), se toma con ligereza la información y se termina incurriendo en “fake news”.

No obstante, esta forma de construir la noticia de estos programas periodísticos al momento de tratar el COVID-19, no es algo nuevo, ya que a través de la historia se puede apreciar como otros medios peruanos han abordado otras epidemias o enfermedades, y muchas veces cayendo en prácticas similares.

Por ejemplo, en la cobertura periodística de la gripe AH1N1 en el 2009 se pudo apreciar cómo los medios de comunicación recurrieron al sensacionalismo y un tono alarmista para informar. Se usaban mucho los símbolos al momento de elaborar las portadas de los diarios, como el cerdo en representación de la enfermedad y el rojo en representación del peligro y muerte.

Karen Herrera Del Águila en un fragmento de su texto “La verdad informativa y los temas de salud pública. Distorsión de la verdad informativa en el tratamiento impreso sobre la gripe AH1N1” hace referencia justamente a esto.

Todos los medios analizados, sin excepción, contribuyeron en determinado momento a la desinformación, al brindar información inexacta, sin corroborar, sin contextualizar y sin la debida sustentación. Hubo un comportamiento homogéneo en cuanto al tratamiento noticioso que se le dio a la gripe AH1N1. El principal ángulo que fue abordado es el número de casos confirmados y las muertes por la enfermedad, sin embargo, no hubo una contextualización adecuada que explique cuán contagiosa era la gripe para la población en general o la población en riesgo. Tanto los diarios de referencia como los populares cayeron en el mismo error de informar de manera precipitada (...) (Herrera, 2016, p. 75).

Según lo dicho por la autora se puede apreciar cómo los medios tenían un discurso alarmista en la construcción de la noticia, sobredimensionando la información, lo cual causaba más miedo en las personas. Incluso, muchas veces se hacía referencia a un factor religioso, como si la gripe porcina significara el fin del mundo. Hubo una especie de saturación de información negativa, ya que los medios se centraban en el aumento de muertes o de casos confirmados, esto ciertamente no contribuía en nada a la calma social.

Esto se puede asemejar mucho a lo vivido con el COVID-19, ya que durante casi todo el 2020 lo que los programas periodísticos más destacaba era el recuento de casos de infectados, número de hospitalizados, número de personas que estaban en UCI y cuántos fallecidos habían.

Otra característica de la cobertura mediática de la gripe AH1N1 fue que no hubo un análisis profundo sobre el tema que se informaba ni tampoco una interpretación imparcial de las declaraciones de expertos. Se pudo apreciar, además, contradicciones en lo que decían las portadas de los diarios y lo que decía la nota en sí, esto debido a que se empleaban titulares exagerados en relación a la información que se daba.

Para algunos autores como Jorge Lossio la prensa convirtió a un virus poco letal en casi una amenaza para la humanidad, ya que su impacto fue exagerado por los medios periodísticos, quienes desarrollaron una cobertura amarillista, excesiva, contradictoria y reiterativa. En su texto “Estado, prensa y sociedad frente a la influenza AH1N1”, habla acerca de esto:

Una primera característica en la cobertura de la prensa fue el sensacionalismo. Un alarmismo innecesario en los titulares y las notas de los diarios donde de forma recurrente y repetitiva se exageró el peligro de la nueva gripe porcina, contribuyendo a generar ansiedad en la población e impulsando una especie de sobrerreacción de las autoridades públicas. Titulares que aparecían a grandes letras y con imágenes que creaban la idea de un drama sanitario de magnitudes nunca antes vistas se estaba expandiendo por el país y el mundo. El sensacionalismo, entendido como una exageración o magnificación de las noticias, no fue algo exclusivo de los diarios más amarillistas. En los periódicos considerados más serios y sobrios también fueron recurrentes las portadas sensacionalistas y alarmistas (Lossio, 2012, pp. 26-27).

Como se puede apreciar en ambos fragmentos desarrollados por los autores sobre la cobertura de la gripe porcina en el Perú, la prensa incurría en un tono sensacionalista y alarmista al momento de abordar la enfermedad. La mayoría de veces los medios solo difundían declaraciones o información dada por instituciones o funcionarios de salud sin ningún filtro o cuestionamiento previo. Incluso, se daba cabida a los rumores, ya que en un momento determinado se habló de una posible mutación del virus, más peligrosa y contagiosa, que rápidamente abarcó portadas enteras, pero luego fue desmentido.

Entonces, se encuentran muchas semejanzas en los discursos periodísticos de ese entonces y la forma en cómo se construyó la noticia en los programas en cuestión “Beto a saber” y “Rey con Barba”. Se puede hablar de un tono sensacionalista y alarmista al momento de informar, así como, de una escasa o nula investigación periodística.

Cabe mencionar, que el análisis de la investigación está basada en tres aspectos a considerar dentro del proceso de elaboración de una fake news: el mensaje como tal, quién lo dice y el medio en donde se divulga.

Por ejemplo, en el primer caso quién difunde la información es Rosa María Apaza, presidenta de la Organización Médica Peruana de Investigación (OMPEI). Pero si buscamos quién es ella y que hace la organización que preside podemos encontrar que ella tiene antecedentes de haber salido en otros canales o plataformas desinformando acerca del COVID-19. Incluso, por medio de la página de su organización habría salido en vídeos en donde cuestionaba la efectividad de las vacunas y lanzaba teorías conspirativas sobre el virus. Estas informaciones fueron desmentidas por medios de investigación como Convoca, Ojo Público y El Comercio. Adicional a ello, es importante mencionar que la OMPEI a la que pertenece Apaza no cuenta con ni siquiera una página web, solo una página en Facebook, lo cual hace dudar de la seriedad de esta organización médica.

Dicho esto, es relevante preguntarse que sabiendo todo esto cómo es que un canal de televisión, en este caso Willax, le puede dar pantalla a una persona con cuestionamientos por difundir información falsa. Es decir, pudiendo invitar a alguien más calificado o algún representante de un gremio médico reconocido para hablar sobre el COVID-19, ¿por qué elegir a Rosa María Apaza?

Por otro lado, es cuestionable como los mismos periodistas, tanto Rafael Rey como José Barba Caballero, dejan total libertad a la invitada de hablar lo que quiera sin ni siquiera refutar algo o pedirle alguna fuente de la información que dice. Como se sabe, la abogada dijo textualmente que con las vacunas se quería “convertir a los ciudadanos en celulares, ósea quieren que sean también controlados a través de un pequeño chip” (Viral Perú TV, 2020), Dicho esto, resulta increíble cómo un periodista puede dejar pasar declaraciones como esas, muy aparte de que suenen descabelladas, su labor es cuestionar y en este caso no hubo una rigurosidad periodística para con la información que se decía en el programa en vivo.

Esta práctica es recurrente en los programas de Willax y resulta preocupante por muchos aspectos, pero principalmente por lo caótico que resulta una coyuntura pandémica para la gente en donde las personas estás sensibles a la información que den los medios. Además, si lo observamos a nivel de ética periodística, también podemos decir que este programa se aleja de su responsabilidad con los ciudadanos de mantenerlos informados, ya que se dejan de lado criterios como la investigación, contrastación de hechos y rigurosidad periodística.

Otro ejemplo resaltante es el caso siete, en donde durante el programa Rey con Barba se presentó un cuadro comparativo entre la ivermectina y la vacuna. Manolo Fernández, quien es recurrente en Willax, dijo que en Europa la gente se moría porque no conocía la ivermectina, poniendo al Perú como un buen ejemplo por consumir este fármaco. Es importante mencionar que en ese entonces el país era uno de los que tenía la tasa más alta de mortalidad por el virus.

Y mediante un cuadro, que por cierto no especificaba fuente alguna y que no tenía sustento de la información que se presentaba, se comparó los supuestos beneficios de la ivermectina con la vacuna contra el COVID-19. Los aspectos en los que se basaron para hacer este esquema son realmente básicos y muy superficiales como para medir el nivel de eficacia de uno o el otro.

Ante este suceso, varios especialistas criticaron esta comparativa realizada en vivo y acusaron a Farvet de no basarse en información científica. El investigador de la Cayetano Heredia, Edward Malaga Trillo, fue uno de ellos, quién desmintió lo antes dicho en una entrevista para La Encerrona.

El cuadrito antivacunas no solo es un sin sentido, sino que es un verdadero atentado contra la salud pública. Compara de manera falaz una vacuna, que es el método históricamente aceptado por excelencia para enseñar a nuestro sistema inmune a defenderse por sí mismo y que además, está validado por los estudios de fase 3 en el caso de las vacunas COVID; con un medicamento cuyas supuestas propiedades antivirales no están respaldadas por ensayos clínicos debidamente controlados, ni por estudios experimentales (…) (Sifuentes, 2020).

Además, se resalta la falta de fuentes remitidas para la elaboración de dicho cuadro. “Cuando hablamos de información científica tenemos que saber de qué data estamos hablando, quiénes han hecho los estudios, si han pasado por revisión por pares, donde ha sido publicado, etc”, agrega Alejandra Ruiz León, bioquímica y creadora del proyecto Mitocondria.

No obstante, en el caso de Willax no fue así, fue un debate sin sustento alguno y favoreciendo como en anteriores oportunidades a la ivermectina. Este es un discurso recurrente en dicho medio, por un lado, la oposición a la vacunación y por otro lado, el impulso de la ivermectina.

El caso diez es otro de los más representativos en cuestión de desinformación, además, de ser uno de los más polémicos y con más repercusión en las redes sociales, y en los diferentes medios de comunicación e incluso, en la prensa internacional. Durante el programa “Beto a saber”, el periodista Beto Ortiz presenta un reportaje en donde se habla acerca de un oportunismo del gobierno chileno con las vacunas para poder generar el llamado “turismo médico”. Se presenta todo un informe acerca de los costos de viaje, hoteles y estadía para todos aquellos que quisieran viajar al país chileno a vacunarse. Asimismo, los requisitos e información necesaria para ello, como ya dando por hecho esta posibilidad.

“Yo no soy el único al que se le ha ocurrido que cree que sería buena idea irse a Chile, porque en Chile tienen 90 millones de vacunas, no 300 mil, 90 millones y la población son solamente 15 millones. O sea, que les sobran un montón de vacunas”, dijo el periodista (Willax, 2021).

No obstante, el gobierno de Sebastián Piñera tuvo que aclarar esto y dijo que no se vacunaría a turistas. Fast Check CL, un medio chileno dedicado al fact checking y periodismo de investigación, desmintió también las cifras dadas por Beto Ortiz. Se consultó al Ministerio de salud de su país y señalaron que el gobierno había adquirido solo 35 millones de vacunas y no 90 millones como se mencionó en el reportaje de Willax. Además, la población de Chile no es de 15 millones, sino 19 millones aproximadamente.

Este caso despertó además una ola de críticas y cuestionamientos en las redes sociales y medios de comunicación por el hecho de los constantes casos de información falsa que se difundió en Willax. Se cuestionó por ejemplo, hasta qué punto llegaba la libertad de prensa e información. Incluso, la Sociedad Nacional de Radio y Televisión se pronunció mostrando su preocupación por la información que el canal difundió, puesto que era una práctica recurrente.

Se puede decir que el programa construye la información en base de una narrativa audiovisual alarmista, esto secundado además, por una línea editorial sensacionalista y que de alguna manera, solo contribuye a crear más caos y pánico en los televidentes. Desde la voz en off hasta las imágenes o vídeos que se presentan generan un ambiente de pánico, casi como si se fuera a acabar el mundo.

Los componentes utilizados en el reportaje son empleados con toda esa intención y en este caso al igual que en los anteriores, se sigue un mismo discurso alarmista, sensacionalista y hasta exagerado. Por qué si bien la situación en el Perú era crítica en ese entonces, en el informe presentado por Beto Ortiz se sobredimensiona la información con el único fin de generar más miedo e incertidumbre. Esto además, para darle puntadas al gobierno, criticando su gestión en la compra de las vacunas. Todos estos elementos son aprovechados a favor del mensaje que quiere transmitir Willax y alineados a sus intereses.

Como se puede ver en los casos, Willax repite casi siempre muchas de estas prácticas en sus programas al momento de informar. Su construcción del discurso está basado en el alarmismo, amarillismo y en cierta tendencia opositora al gobierno, pero que llega a ser irresponsable. Es decir, que pone primero su línea editorial por sobre la salud pública. No obstante, este modelo de hacer periodismo les funciona de alguna forma, ya que sino no tuvieran tanta audiencia como la tienen. Apelan mucho a las emociones de las personas o más bien se aprovechan de eso para hacerse ver y escuchar.

Conclusiones

En síntesis, se ha podido observar como es la construcción de la noticia por parte de Willax Televisión, como a través del alarmismo, sensacionalismo y amarillismo buscan establecer un discurso alineado a sus intereses al momento de querer informar. Se puede decir que no se hace un periodismo de calidad, esto por incumplimiento de dos aspectos claves: principios básicos de la profesión y la ética periodística.

Por un lado, este medio elabora sus reportajes o notas con información sin corroborar y que muchas veces, como se ha podido ver, es falsa. Además, la data que se presenta durante los dos programas analizados carece de investigación y sustento. Por otro lado, no se da un periodismo ético, ya que su mismo método de informar atenta contra la salud pública. Beto a Saber y Rey con Barba sirven como una vitrina para las fake news, en donde se hace un llamamiento a no vacunarse y no confiar en lo que dicen las autoridades. De cierta manera, se puede decir que Willax prioriza más su línea editorial y sus intereses que el bienestar e integridad de los ciudadanos, lo cual además se contradice con el objetivo principal de esta profesión.

También se pudo identificar que el medio de comunicación en mención solo tiene invitados en sus programas a aquellos “especialistas” que piensan igual que ellos, o sea que sean anti vacuna, anti gobierno y pro ivermectina. En los casos analizados no ha habido un solo invitado con una posición en contra. Incluso, durante las entrevistas no se propicia un debate de ideas, sino que pareciera que fuera un libreto con una intención ya predeterminada.

Adicional a ello, está el tema de la selección de especialistas invitados. Como programa periodístico que se considera serio no puede ser que se invite a alguien con cuestionamientos por difundir noticias falsas. Esto ha pasado en más de una ocasión durante los programas y solo hace que se cuestione más el profesionalismo y ética tanto de los periodistas como de los productores.

Otro aspecto a resaltar en la investigación es como las fake han alcanzado un impulso tal que hasta cierto punto se puede hablar de una normalización. Es decir, que es algo que sucede en el día a día y ya no tanto en plataformas digitales como se hablaba hace unos años, que por un tema de inmediatez y magnitud era más fácil que se difundieran por canales online. Hoy en día pasa también en medios tradicionales como Willax, es decir, programas en vivo, televisivos y en señal abierta. Esto resulta preocupante, ya que de por sí hay un mayor nivel de confianza por parte de las personas hacia la información que se difunde en canales de televisión. Entonces si una persona ve que en un programa de televisión se dice que las vacunas son perjudiciales y quien lo dice es un supuesto especialista en el tema y te presentan unos cuadros con data que parece real, lo más probable es que uno crea, ya sea un poco o todo lo que se dice.

El televidente en el momento no va a saber que la persona que dice eso es alguien cuestionado por difundir información falsa en otros países o que la data del cuadro presentado no tiene algún sustento y que los criterios son inventados, sino que simplemente va a captar lo que ve y se va a quedar con eso.

Dicho esto se podría decir en cómo Willax teniendo todas estas prácticas puede tener tanta audiencia, y quizás esto responde en gran parte a una ausencia de respuestas por parte del gobierno. Esto se da, no porque las autoridades peruanas no quieran hacerlo necesariamente, sino porque el sector salud es tan frágil que muchas veces surgen problemas que no tienen soluciones rápidas. Ante esta búsqueda de respuestas las personas van a sostenerse de alguna manera, de quien pueda satisfacer, sea como sea, esa necesidad.

Ciertamente, el COVID-19 ha podido revelar cuán susceptibles pueden ser las personas a la información en una coyuntura tan caótica y de tanta incertidumbre como es una pandemia. Además, como los medios de comunicación pueden apelar justamente a esas emociones: al miedo, a la desesperación, a la angustia, entre otros, para poder entrar y difundir su mensaje también. Asimismo, se pueden observar muchos rasgos de un “periodismo de espectáculo”. Es decir, de una farandulización de esta profesión, que no es de ahora, sino que se ha mantenido presente desde su auge en los años 2000, con la icónica “prensa chicha”. Como medios como Willax han adoptado ciertas características al momento de construir sus contenidos periodísticos, basados en la sobredimensión de la información, en el tono alarmista y en cierto sensacionalismo que le terminan dando cuerpo a su mensaje.

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