Dossier

Una mirada sobre el espacio de la Extensión

A Look at the Space of the Extension

Maria Fabiana Vidal
Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS). Universidad Nacional de La Plata, Argentina

Extensión en red

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

ISSN: 1852-9569

Periodicidad: Frecuencia continua

núm. 14, e034, 2023

revistaextensionenred@perio.unlp.edu.ar

Recepción: 15 Septiembre 2022

Aprobación: 13 Diciembre 2022

Publicación: 12 Abril 2023



DOI: https://doi.org/10.24215/18529569e034

Resumen: Este trabajo tiene como propósito compartir las reflexiones realizadas sobre la construcción de los espacios de la extensión durante la pandemia y las situaciones de ASPO y DISPO. Trabajará sobre un escrito presentado en el 14° Congreso Argentino, 9° Latinoamericano y 1° Internacional de Educación Física y Ciencias. Educación en Pandemia y Pospandemia; ampliando la idea de la imposibilidad del equipo para considerar las acciones llevadas adelante en la virtualidad como situaciones propias de la extensión.

Palabras clave: espacio, territorio, acciones, acontecimiento.

Abstract: This work aims to share the reflections made on the construction of extension spaces during the pandemic and the situations of ASPO and DISPO. You will work on a paper presented at the 14th Argentine Congress, 9th Latin American and 1st International Congress of Physical Education and Sciences. Pandemic and Post-Pandemic Education; expanding the idea of the impossibility of the team to consider the actions carried out in virtuality as situations of the extension.

Keywords: space, territory, actions, event.

Desarrollo

El espacio es siempre un Presente, una construcción horizontal.

M. Santos, 2000

Cuando titulé el escrito que da origen a las líneas que leerán a continuación posicioné mi mirada en el espacio, que como construcción única, individual y poco permanente construyo sobre la extensión. Aquella forma de nombrar, El espacio de la extensión es el título del escrito, pareció ambiciosa, general, en términos de definiciones. No tenía esa intención. Como mencioné, refirió a la concepción del espacio que de la mano de Milton Santos he ido construyendo a lo largo de los últimos años y de la disonancia cognitiva que produce en mí la idea de poder llevar adelante prácticas en la virtualidad, como las de enseñanza y no las que me ocuparan aquí, prácticas de extensión, o al menos no suficientemente como mencionaré con contundencia, o menos suficientemente que las de la enseñanza en el marco de las instituciones educativas.

Se trata de la extensión, se trata de la extensión y la pandemia.

De la pausa y de lo que no ha sido. Tiene que ver con, como en la imposibilidad del encuentro, lo que se construye solo en el trato y para seguir adelante no fue posible.

Desde la concepción del espacio y la práctica lo que propuso la emergencia sanitaria para seguir siendo no le fue suficiente a la extensión, que construye en la informalidad de las relaciones presentes y reales.

Un espacio mutante, en conexión continua con lo que no permanece invariable, con aquello que las circunstancias ponen en juego a través de las relaciones entre los contextos y los territorios que se definen en los intercambios. Los intercambios como esa franja territorial en la que nos encontramos.

¿Qué espacio se constituye cuando las interrelaciones no se dan? Puedo pensar que no el que estoy concibiendo, el que depende de lo que se construye en relación sobre lo que está siendo por fuera, independientemente de lo que pensamos definir juntes.

Para continuar revisaré brevemente la concepción sobre el espacio que Santos me permitió conocer y a la que he adherido en los últimos años. El autor menciona una construcción del espacio con relación a un paisaje, a los que refiere cuando habla de uno mencionando que

El paisaje es el conjunto de formas que en un momento dado, expresa las herencias que representan las sucesivas relaciones localizadas entre el hombre y la naturaleza. El espacio es la reunión de esas formas más la vida que las anima. […] El paisaje se da como un conjunto de objetos reales-concretos. En ese sentido, el paisaje es transtemporal, juntando objetos pasados y presentes, una construcción transversal. El espacio es siempre un Presente, una construcción horizontal (2000, pp. 86-87).

El antecedente de lo que se desarrolla en estas líneas, un trabajo como menciono al comienzo titulado El espacio de la extensión, presentado en el 14° Congreso Argentino, 9° Latinoamericano y 1° Internacional de Educación Física y Ciencias. Educación en Pandemia y Pospandemia; marca como propósito inicial reflexionar acerca del momento en el que en el marco del Proyecto de Extensión «Educación Física: pensando en la inclusión. Prácticas recreativas. Juego, gimnasia y deporte», las actividades planificadas debieron revisarse en el contexto sanitario de Pandemia. En relación con sus objetivos y actividades propuestas; y desde los constructos espacio, territorio, acciones y acontecimiento.

Un imperativo para comenzar a reflexionar se hace presente en la necesidad de pensar la práctica en la extensión. En principio tratar de encuadrar la reflexión en la respuesta a, de manera general, ¿qué es la Práctica, o cómo la pienso? Para esta tarea invocaré a Giles Deleuze, cuando en diálogo con Michel Foucault en Microfísica del poder, menciona que

La práctica es un conjunto de desplazamientos de un punto teórico a otro, y la teoría, un desplazamiento de una práctica a otra. Ninguna teoría puede desarrollarse sin toparse con una suerte de muro, y hace falta la práctica para traspasarlo […] (2019, p.129).

Como reflexioné en el marco de un encuentro para la Universidad Autónoma de Chile, a propósito de estas líneas, Deleuze menciona los desplazamientos y si hay algo que ha marcado el tiempo de reconstrucción que la emergencia sanitaria planteó, han sido los desplazamientos y uno de los que más nos ha desafiado ha sido el de la presencialidad allí existiendo con algunos toques de virtualidad en algunos casos imperceptibles, necesarios y obligatorios, a la total, intimidante y temporalmente agobiante virtualidad. Sin lugar a duda si la virtualidad tiene una virtud es la de haber permitido ampliar las instancias de reflexión con relación a las conceptualizaciones y específicamente y por el tema que me ocupa sobre eso que llamamos práctica, prácticas.

Y entonces pensar, qué es la práctica sino lo que acontece, aquello que irrumpe, que atropella. Esa intempestiva situación que requiere de respuestas y que obliga a redimensionar las formas en la que los discursos se desvanecen y reafirman para dar paso a diversas formas de resolución. Desde allí configurarla como la pregunta que redefine su respuesta, aquello que Es en el otre y con él y tracciona al pensamiento en todas sus formas y acepciones a moverse en el tiempo de las resoluciones inmediatas, paralelas, continuas. La práctica como la incertidumbre que golpea las puertas de todas las certezas.

Ahora bien, cuando dejamos de participar en las acciones en el Barrio, repensar la construcción del espacio resultaba paradójicamente insondable, al menos para quienes pensamos que la extensión se juega allí donde suceden la cosas, se desarrollan las acciones en el marco de la práctica de la que he hablado y con la concepción de espacio a la que se ha referido.

Lo que nos planteamos hacer a la distancia, sin la presencia, por fuera de la comunidad no alcanzó, para pensar que estábamos haciendo Extensión.

La idea de las conceptualizaciones, las construcciones en otros marcos, la presencia sostenida por fuera, sin contacto, sin presencia, sin realidad, como el desplazamiento continuo, el ida y vuelta, el día a día, los cambios construidos y entendida esta como el preciso momento, ni antes, ni después, pensando que «[…] el estado del sistema antes y después de la observación no es un estado real, sino un estado probabilístico; […]» (Agamben, 2019, p. 40), no alcanzó.

Del trabajo fuente de este artículo, tomo las reflexiones sobre las preguntas que han surgido como dudas para seguir adelante constituyendo un espacio real y legítimo para la extensión en la virtualidad. Uno de los primeros interrogantes sobre las posibilidades de llevar adelante en el marco de la virtualidad las propuestas, tuvo que ver con la idea de la falta de asistencia para generar intercambios entre quienes hacemos real el proyecto en el territorio del Barrio. Cómo se constituían en acciones1 las intenciones que planteábamos sin Barrio.

El contexto de virtualidad que propuso la pandemia para estar, pensar y acompañar a pensar fue propicio y suficiente para otros contextos, no así para el de la extensión.

El Barrio fue un desafío, carecía de situaciones formales de encuentro que permitieran acercar a les sujetos a una hora determinada en un lugar definido y con los medios tecnológicos adecuados. Fijó otras prioridades con relación a la situación sanitaria, no solo para si sino para los proyectos que en su gran mayoría se abocaron a la asistencia y colaboración en programas de apoyo, dejando sus objetivos, en nuestro caso, para el trabajo hacia el interior del equipo.

La pandemia y la extensión, una combinación que no hemos podido abordar suficientemente.

En este sentido y con el propósito de ampliar lo que considero suficientemente, sumaré sobre la idea de lo que implica construir un espacio que defina situaciones en tanto acontecer.

Habiendo referido líneas arriba al concepto de realidad, una construcción que completa su condición es la de acontecimiento. ¿De qué hablamos, cuando decimos que algo acontece? ¿Qué implica que eso que sucede esté aconteciendo? ¿Qué condición se destaca en la situación, qué la hace ser un acontecimiento? Para mí la novedad, la incertidumbre, lo no previsto, eso que en ese momento es y no puede abordarse con lo pensado y debe ser abordado como lo que ha dejado de ser, para construirse y aun así ya no ser más cómo y en tanto lo que hacemos le puede dar estado de complitud; para Deleuze (2016),

Sólo se puede hablar de acontecimientos en los problemas cuyas condiciones determinan. Sólo se puede hablar de acontecimientos como singularidades que se despliegan en un campo problemático, y en la cercanía de las cuales se organizan las soluciones. […] El problema está determinado por los puntos singulares que corresponden a las series, pero la pregunta, por un punto aleatorio que corresponde a la casilla vacía o al elemento móvil. Las metamorfosis o redistribuciones de singularidades forman una historia; cada combinación, cada distribución es un acontecimiento; pero la instancia paradójica es el Acontecimiento en el que comunican y se distribuyen todos los acontecimientos, el único acontecimiento del que todos los demás son fragmentos y jirones (pp. 46-47).

Otro autor al que ligaré con relación al constructo acontecimiento es Santos (2000), quien me acompaña en el desarrollo del concepto central del escrito. El autor invita a pensar el acontecimiento como

[…] el resultado de un haz de vectores, conducido por un proceso, que lleva una nueva función al medio preexistente. Pero el acontecimiento solo es identificable cuando es percibido, es decir cuando se acaba y se completa. Y el acontecimiento solamente se completa cuando se integra en el medio, solo entonces existe el acontecimiento, no antes. […]. La acción no se realiza sin que haya un objeto; y cuando se produce, acaba por redefinirse como acción y por redefinir al objeto. Por ello los acontecimientos están en el propio corazón de la interpretación geográfica de los fenómenos sociales (pp. 79-80).

Cuando los territorios no se encuentran no se configura un espacio. A medida que los territorios comienzan a alejarse, aquello que ponían en juego empieza a ser desconocido y se genera entre ambos un lugar que los separa. Que les es propio, pero no comparten. Entonces lo que habían construido juntes comienza a desdibujarse hasta ser desconocido. Al volver otras construcciones se requieren, reconfiguraciones que no pueden ser realizadas sobre lo que se dejó, porque eso ya no existe.

La situación de aquello que se constituye como lo que se transita sin relación entre quienes lo configuran en el encuentro ha dejado de existir, y la espera en las ausencias no genera más que vacíos de interrelación entre los territorios.

Comprobamos que el corazón de la extensión se define en los vínculos que no son sólo entre sujetos, sino que se amplían a las situaciones que eses sujetos generan al encontrarse.

Cuando se menciona al comenzar el escrito la mirada sobre la práctica y se cita a Deleuze se deja en claro que aquello que le da carácter, sustento, son los desplazamientos que se producen entre lo que sabemos, lo que hacemos, lo que se comparte y promueve en la interacción, el núcleo de lo que es en el devenir y el acontecimiento.

En definitiva la extensión es en el encuentro de los territorios y se consolida como acontecimiento en la deriva de lo que la hace real.

Como menciono en un trabajo a propósito del encuentro entre territorios:

[…] ¿qué concebimos como territorio?, […]. En este punto traer para aportar claridad sobre mi parecer a Sosa Velázquez (2012) quien menciona en su ensayo sobre cómo entender el territorio, que: “[...] no se busca una “simple” definición de territorio que lo trate como un simple atributo objetivo, plano, lineal, medible y objeto de acotación, como un sencillo soporte o continente de la acción social, o como un simple determinante social, como relación unidireccional. Por el contrario, se persigue dar respuesta a la pregunta ¿cómo entender el territorio?, lo que implica partir de aquella perspectiva que reconoce unicidad y complejidad en la realidad. Asimismo, busca aportar una base –como confrontación entre teoría y realidad empírica– para la realización de investigación en territorios y dar cuenta de su proceso y dinámica en tanto objeto aconteciendo” (Vidal, 2018, p. 1).

Como una síntesis de lo que parece ser el imposible:

Este cambio en nuestra comprensión del movimiento, del ímpetu a la inercia, modifica fundamentalmente cómo interaccionamos con la realidad. Como tal, se trata de un acontecimiento: en su esencia, un acontecimiento no es algo que ocurre en el mundo, sino un cambio del planteamiento a través del cual percibimos el mundo y nos relacionamos con él. En ocasiones, dicho planteamiento puede presentarse directamente como una ficción que no obstante nos permite decir la verdad de un modo indirecto (Žižek, 2014, pp. 23-24).

Es imposible buscar en torno a estos constructos sin convocar al Tiempo, que todo lo puede, todo lo ve, todo lo constituye. Tomaré las palabras de Norbert Elias (2010) que al comenzar uno de sus escritos menciona:

El presente trabajo versa sobre el tiempo, aunque no de una manera exclusiva; como se verá pronto, se ocupa también de un problema más global. En efecto la percepción de acontecimientos que se dan como una sucesión en el tiempo presupone que hay en el mundo seres vivos que, como los hombres son capaces de recordar de una manera unívoca lo sucedido con anterioridad y de verlo con una mirada espiritual, en un cuadro único, junto con lo que paso después y con lo que está sucediendo ahora. En otras palabras, para percibir el tiempo son necesarias unidades centradoras (los hombres) que son capaces de elaborar un cuadro mental en el cual los eventos sucesivos A, B, C se encuentran juntos, aunque es manifiesto que no sucedieron simultáneamente (p. 59).

El tiempo de la virtualidad nos ha dado la posibilidad de realizar otro tipo de actos reflexivos sobre aquello que pensamos, hacemos y decimos, ahora es tiempo de construir sobre ellos.

Así el sentido de la práctica es interpelado desde otras formas de abordarla porque los desplazamientos que la configuran han mutado en el marco de la diversidad de situaciones a las que debe responder en torno a la reconfiguración que se hace necesario hacer sobre ella. En la virtualidad comenzamos a revisar nuestros discursos, cuando digo nuestro, pienso en todes quienes participamos de las situaciones que se dan en torno a los espacios en los que la Práctica se hace presente.

El tiempo juega en este escenario como aquello que se define en el caos y los ritmos que temporalizan el espacio de las acciones; menciona Deleuze (2002) que «las marcas territorializantes se desarrollan en motivos y contrapuntos y, al mismo tiempo, reorganizan las funciones, reagrupan las fuerzas» (p. 327). Reagrupan las fuerzas, me pareció casi sublime, porque es lo que hemos estado haciendo y que creo era necesario, imperativo y venía siendo solicitado en todo lo que subyacía, en lo instituido y como en un grito instituyente se abrió paso. Este tiempo generó fuerzas instituyentes, en el sentido de aquello que nos permitirá ¡¿reconstruir?!

Surgieron muchas preguntas que profundizaron nuestra convicción con relación a lo que concebimos como extensión, entre las que nos encontramos respondiendo a ¿Cómo pensamos a la extensión? ¿De qué hablamos cuando hablamos de territorio? ¿Qué implica el Barrio? ¿Cómo habitamos la extensión?

Como equipo continuamos en esta línea pensando que, si compartíamos cómo pensar la extensión desde un plano conceptual, en principio, en el momento en el que volviésemos al Barrio muchas situaciones estarían resueltas. No será así y lo sabemos, en tanto pensamos sobre los constructos que hasta aquí hemos desarrollado en la forma en la que lo hacemos.

Aun cuando nos esforzamos por no perder el vínculo a través de las redes y en los últimos tiempos de distanciamiento con la asistencia a algunas reuniones presenciales, lo que allí se jugó fue y es hasta que volvamos solo una hipótesis como he mencionado en palabras de Agamben, un estado probabilístico.

Pienso la extensión como la construcción de un espacio en el que se encuentran los saberes de los territorios que se vinculan en el encuentro, se hace poco posible y probable que en el marco de un no encuentro esto sea posible de ser pensado de esta manera.

La desnudez de la palabra le quita todo encanto, la allana.

Byung-Chul Han, 2016

Estar en el lugar configurando espacios hace posible aquello que es en tanto presencias. No ha sido el caso, durante estos años de aislamiento, distanciamiento, espera para el regreso.

Las actividades optativas propuestas que nos abocamos a generar, como encuentros para escribir, leer y pensar en posibles actividades para compartir a través de los medios que la virtualidad nos permitiera y en relación a la prioridad, que fue no perder contacto con el Barrio y que fueron abordadas hacia el interior de equipo y con les estudiantes a través del campus en estrecho vínculo con Observación y Prácticas de la Enseñanza en Educación Física 2, Cátedra de la que formamos parte les integrantes del proyecto y que desde 2018 propone como actividad optativa la realización de prácticas en el territorio de la extensión universitaria, a través del proyecto; no se concretaron. Trataron de poblar de imágenes las palabras que formaron parte de las narrativas, de intuir climas en el material fotográfico y fílmico que acercamos para que desde algún rincón nos pudiésemos vincular con los paisajes, aunque no fue posible constituir un espacio.

Se hizo difícil la mirada que requiere del contacto, la vivencia. No alcanzó con lo que se expresaba en las narrativas para dar idea de cómo se constituyen los espacios en los que se da la construcción colaborativa.

Nos preguntamos si podemos pensar la extensión sin estar en los lugares en los que late la extensión, si las prácticas que pensamos como extensionistas, son esas prácticas, si lo que le da origen y sentido no sucede.

El proyecto Educación Física: pensando en la inclusión. Prácticas recreativas. Juego, gimnasia y deporte que está enmarcado en la convocatoria de Centros Comunitarios de Extensión Universitaria2, con sede en el Barrio Malvinas de la Ciudad de La Plata desde el año 2015 de manera ininterrumpida refiere en su síntesis:

El Proyecto tiene la intención de continuar con la propuesta que se llevó a cabo en el año 2015, con la puesta en marcha del Proyecto de Voluntariado Universitario “Inclusión y Educación Física” en el Centro Comunitario de Extensión Universitario N°9 “Malvinas” de la ciudad de La Plata. La idea central se fundamenta en la práctica del juego, la gimnasia, los deportes y la recreación de niños, adolescentes, jóvenes y adultos con el fin de promover un trabajo solidario, colectivo y compartido. Además, se articulará en julio y en diciembre con las Jornadas organizadas por la Dirección de Deportes de la UNLP que tienen por objeto reunir a los participantes de diferentes barrios en el campo de la Dirección General de Deportes para desarrollar de manera articulada intergeneracional, intergénero e interbarrial encuentros deportivos recreativos. Por otro lado, planteamos una articulación entre extensión y docencia como medio de generar procesos de formación de profesionales comprometidos con la realidad social, basándonos en la planificación que el trabajo en el territorio requiere y poniendo especial atención en las prácticas de la enseñanza. Estas prácticas, se analizarán y se informarán, y a futuro cobrarán sentido como producción de nuevos conocimientos para articular con investigación (Rodríguez, 2017).

En los últimos años, ha trabajado intensamente en la ampliación de sus actividades; e impulsa acciones que tratan de generar la participación en el contexto de la comunidad y se define en la presencialidad, ya que es allí donde lo que se propone aporta en la posibilidad de construir en el diálogo, siendo sus objetivos generales:

Y específicos:

El regreso requerirá una nueva mirada y como menciono líneas escritas ya hace un tiempo

Muchos son los nudos que deben ser desatados, y seguramente estas escuetas y endebles líneas solo sean la puerta de entrada a la reflexión que preceda y acompañe ese proceso. La primera huella, es la que se define en el encuentro, cuando nos miramos y comenzamos a pensar desde que situación, espacio, territorio nos conectamos, desde donde construir para la transformación, mutua (Vidal, 2018).

La idea de volver a la presencialidad debe ser pensada en el presente es decir en aquello que hoy es lo que llamamos o pensamos normalidad. La idea de volver también puede ser puesta en discusión, quizá lo adecuado sería pensar en seguir sin descartar aquello que en retrospectiva seguimos pensando es lícito seguir pensando, y en lo que ha venido para quedarse, no para descartar lo que teníamos, sino para sumar y seguir, pero con la total y absoluta conciencia de que nuevas redes se han tendido.

Se requiere de algo más que conocimiento, de más que hipótesis, de más que intenciones y deseos y de todo lo que podemos pensar para que la práctica de la extensión sea. Se requiere de la construcción de espacios sobre paisajes que han mutado, de problemas que han crecido o desaparecido o cambiado, de tiempos nuevos, de nuevos sistemas de objetos y formas de acción.

Se requiere de memoria para saber quiénes fuimos y quienes queremos ser, en tanto el tiempo que estuvimos en espera sin duda nos cambió, cambió la manera de ver, percibir y resolver.

La incertidumbre, presente en todo espacio en el que la práctica se concibe, aquí es siempre tan mutable, imprecisa y desconcertante que nunca hay un tiempo presente, aún más que en cualquier otro contexto, en la extensión los emergentes son tan imprevisibles, tan adyacentes al desconcierto que nada es como se piensa. La institucionalidad que contiene a la extensión es lejana, el orden y la organización que la sustenta informal y endeble.

La incertidumbre, ese espacio que se constituye como la nada y el todo, que intima a estar pendiente, a creer que todo es posible y que nada quizás será como lo pensamos. El lugar de lo insondable y de lo que en cualquier momento ya no es.

Las certezas no tienen lugar en la realidad de lo que se presenta cuando se vinculan les sujetos. Es la incerteza la que domina la construcción de los espacios en tanto relaciones entre objetos siempre variables. Como en el efecto mariposa, un leve giro cambia la historia. Llegamos con una intención, pero no somos los dueños de los deseos.

Los interrogantes sobre lo que vendrá son ciertos, nuevos y no conocidos, los que nos hacemos sobre el pasado vacuo, quizá sin respuesta o con la que no queremos oír, no hemos estado haciendo extensión, no desde nuestro proyecto, desde lo que sus objetivos proponen.

¿Qué será narrado entonces de la extensión de estos años de aislamiento, distanciamiento y virtualidad? Desde nosotres no mucho, no habrá experiencias, no se configurarán las narrativas como tales porque no habrá. Un silencio lejano, ahora espera reconocer, recordar, configurar un nuevo comienzo, de lo que teníamos no queda mucho para empezar.

Sin duda reconfigurar se emplaza como primario.

Sin duda no somos las mismas, los mismos.

Sin duda quedan tantas cosas por hacer y por pensar.

Si hay algo que nos dio la virtualidad es tiempo para pensar y escucharnos y creo que el camino hacia la ansiada presencialidad nos va a plantar con muchos nuevos aprehendizajes para construir nuevos y renovados espacios y hacer extensión suficientemente.

Algo para narrar volverá a generarse, seguramente la idea de experiencias como las piensa Walter Benjamín: «Una experiencia no es cualquier vivencia, ni cualquier encuentro con el mundo: es una elaboración de ese material en la forma de un relato significativo para otros. […] La experiencia no se tiene pasivamente, sino que se hace activamente; no es del orden de lo contemplativo, sino que es acción, en la medida en que implica una apropiación y una elaboración de la tradición» (Staroselsky, 2015, pp. 3-4), se hará cierta a través de las narrativas de quienes nos convoquemos en los encuentros en el Barrio y entonces nuevas construcciones, nuevos presentes, nuevos espacios serán construidos, nuevos siempre y en el marco de los objetivos que nos hemos planteado para hacer Extensión.

De los constructos que se han puesto en juego y los interrogantes que se desprenden en torno a ellos solo tenemos una certeza, serán respondidos suficientemente, sustancialmente configurados, definitivamente comprometidos con nuestra idea de cuál debe ser el ámbito de la extensión en las acciones que devengan de los vínculos en la presencialidad.

La mirada sobre los espacios de la Extensión es un escrito sobre la imposibilidad de llevar al ámbito de la virtualidad lo que se construye en las redes de lo social, cuerpo a cuerpo, en la cancha. Para cerrar convocaré nuevamente a Santos (2000) que me ha ayudado a pensar y creer en la inestabilidad, de lo que no se constituye más que en la incertidumbre del devenir. «El espacio es la sociedad, y el paisaje también lo es. Sin embargo, entre espacio y paisaje la concordancia no es total, y la búsqueda de ese acuerdo es permanente; esa búsqueda nunca llega a su fin» (Santos, 2000, p. 87).

Referencias

Agamben, G. (2019). ¿Qué es real? La desaparición de Majorana. Adriana Hidalgo.

Benjamin, W. (1989). Discursos interrumpidos. Taurus.

Byung-Chul, H. (2016). La sociedad de la transparencia. Heder.

Deleuze, G. y Guattari, F. (2002). Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Pre-Textos.

Deleuze, G. (2016). Lógica del Sentido (Trad. de Miguel Morey). Escuela de Filosofía Universidad ARCIS.

Elías, N. (2010). Sobre el tiempo. Fondo de Cultura Económica.

Foucault, M. (2019). Microfísica del poder. Siglo XXI.

Rodríguez, A. A. (2017). Proyecto de Extensión. Educación Física: pensando en la inclusión. Prácticas recreativas. Juego, gimnasia y deporte. Centros Comunitarios de Extensión Universitaria. FaHCE-UNLP. https://proyectos-extension.unlp.edu.ar/proyectos/804

Santos, M. (2000). La naturaleza del espacio. Técnica y tiempo. Razón y emoción. Ariel.

Staroselsky, T. (2015). Consideraciones en torno al concepto de experiencia en W. Benjamin. X Jornadas de Investigación en Filosofía. http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.7648/ev.7648.pdf

Vidal, M. F. (2018). Encuentro territoriales. Las huellas y la transformación. En R. Ramírez y M. Pisarello, Educación Superior y Derechos Humanos. Política, prácticas y dispositivos a 100 años de la Reforma Universitaria (pp.515-522). Universidad Autónoma de Entre Ríos.

Vidal, M. F. (2021). El espacio de la Extensión. Ponencia presentada en 14° Congreso Argentino, 9° Latinoamericano y 1° Internacional de Educación Física y Ciencias. Educación en Pandemia y Pospandemia. http://congresoeducacionfisica.fahce.unlp.edu.ar/14-congreso/archivos

Žižek, S. (2014). Acontecimiento. Sexto Piso.

Notas

1 Se toma el concepto de Acción de Santos, cuando menciona que «La acción intencional es “movimiento consciente y voluntario del agente hacia las cosas (Jean Luc Petit, 1990, pp.71-72), involucrando una proyección del agente (Quéré, 1990, pp. 87-88) ya que “las creencias, los deseos, las intenciones implican un objeto”.

Por el hecho de no ser un objeto entre otros objetos, sino un objeto que se relaciona con su entorno, el hombre puede ser definido por su intencionalidad».

2 Los Centros Comunitarios de Extensión Universitaria (CCEU) son espacios de cogestión entre la Universidad y la comunidad donde se implementan acciones que abordan los problemas y necesidades de un territorio determinado. Dependen de la Dirección de Gestión Territorial de la Prosecretaría de Políticas Sociales de la Universidad Nacional de La Plata. https://unlp.edu.ar/centros_comunitarios/centros_comunitarios_para_politicas_sociales-5095
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