Artículos

La revista Veja como actor político Lula, Dilma y el discurso pro impeachment en los medios de comunicación de Brasil

VejaMagazine as a Political Actor Lula, Dilma and the Pro-impeachment News in Brazil

Frederico de Mello Brandão Tavares
Universidad Federal de Ouro Preto, Brasil
Christa Berger
Universidad Federal del Rio Grande del Sul, Brasil
Paulo Bernardo Ferreira Vaz
Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil

Improntas de la historia y la comunicación

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

ISSN: 2469-0457

Periodicidad: Frecuencia continua

núm. 9, e046, 2021

revistaimprontas@perio.unlp.edu.ar

Recepción: 14 Febrero 2021

Aprobación: 15 Septiembre 2021

Publicación: 19 Octubre 2021



DOI: https://doi.org/10.24215/24690457e046

Resumen: En este artículo se analizan las coherencias y las contradicciones presentes en el discurso de la revista brasileña Veja y las características de estos contenidos en la producción de sentido sobre el proceso de impeachment durante los gobiernos de los presidentes Lula da Silva y Dilma Rousseff. El análisis problematiza la personificación de los gobiernos como estrategia editorial perenne y revela el quehacer periodístico de la revista desde un lugar político y poco imparcial.

Palabras clave: revista Veja, Lula, Dilma, periodismo político.

Abstract: This article analyzes coherence and contradictions present in the discourse of the Brazilian magazine Veja and the characteristics of these contents in the production of meaning about the impeachment process throughout during the governments of presidents Lula da Silva y Dilma Rousseff. The analysis problematizes the personification of governments as a perennial editorial strategy and reveals the journalistic work of the magazine from a political and not very impartial point of view.

Keywords: Veja magazine, Lula, Dilma, political journalism.

Introducción1 y metodología2

La cobertura de acontecimientos o de temáticas por un medio de comunicación direcciona, muchas veces, una lectura hacia lo que se considera su línea editorial. Revela las posturas y las posiciones asumidas sobre el referente social, teniendo en cuenta orientaciones de una lectura de mundo específica, envuelta por posiciones ideológicas y por una mirada mercadológica. Los discursos construidos –en el sentido amplio del término–3 señalan estrategias de sentido que tienen el objetivo de producir efectos sobre la realidad. Como afirma Héctor Borrat (1989):

Si por actor político se entiende todo actor colectivo o individual capaz de afectar el proceso de toma de decisiones en el sistema político, el periódico independiente de información general ha de ser considerado como un verdadero actor político. Su ámbito de actuación es el de la influencia, no el de la conquista del poder institucional o la permanencia en él. El periódico pone en acción su capacidad para afectar el comportamiento de ciertos actores en un sentido favorable a sus propios intereses: influye sobre el gobierno, pero también sobre los partidos políticos, los grupos de interés, los movimientos sociales, los componentes de su audiencia. Y al mismo tiempo que ejerce su influencia, es objeto de la influencia de los otros, que alcanza una carga de coerción decisiva cuando esos otros son los titulares del poder político (p. 67).

El cambio político experimentado en Brasil en los últimos años, principalmente desde 2013, es el resultado de un proceso que involucró a diferentes actores. En este contexto, los medios de comunicación pueden ser considerados como responsables de estrategias que, en cierta medida, más que solo informar a la sociedad, guían de manera planificada los rumbos y las acciones de las instituciones del país.

La revista brasileña Veja, histórica publicación semanal de información, lanzada en septiembre de 1968, ha demarcado en los últimos años su postura política mediante posicionamientos explícitos, sobre todo en lo que respecta al Gobierno Federal de Brasil. Desde 2003, cuando el Partido de los Trabajadores (PT) asume la presidencia de la República, la publicación realiza coberturas críticas, ideológicamente construidas y orientadas por un discurso contrario a la posición «de izquierda» practicada por este partido. Según señala Carla Silva (2009), históricamente, la revista Veja ha construido un discurso como defensora de los intereses nacionales brasileños, pero siempre desde un punto de vista predominante del capital y proponiendo un patrón de pensamiento según el cual la única verdad es el mercado. Tal perspectiva se refleja tanto en los contenidos económicos, como en los políticos y comportamentales. En esta misma línea, Bruno Araújo (2013) afirma que a lo largo de su existencia, aunque no lo admita directamente, la revista «ha mostrado a través de varias publicaciones, de fuerte contenido ideológico, alineado con las políticas neoliberales, que condiciona muchos de sus encuadres, difuminando los límites entre información y opinión» (p. 55, traducción de los autores).4

En su estudio sobre las tapas de Veja, de 1968 a 1989, Mayra Rodrigues Gomes (1992) destaca el protagonismo de los temas nacionales, políticos y económicos, aunque en las décadas siguientes, como afirma Silva (2009), estos temas aparecen acompañados de contenidos relacionados con la «sociedad del espectáculo» (artistas, deportistas y personas públicas pasan a tener destaque en las tapas). Sobre los temas referidos a la política, una gran cantidad de artículos y de reportajes destacados en sus tapas proponen una lectura que enfatiza episodios de denuncia, de corrupción y otras prácticas, que, en general, son obtenidas por la gran prensa diaria a través de filtraciones o por investigaciones desarrolladas por la revista, y que reciben una interpretación particular orientada por la perspectiva del Grupo Abril,5 propietario de la publicación.

En este sentido, muchas veces el tono de escándalo hace foco en los contenidos, lo que denota un quehacer periodístico direccionado hacia una perspectiva más moralizadora que ética. Como reflexionan Antonio Rubim y Leandro Colling (2007), la elección en los medios de comunicación de una perspectiva del escándalo para los contenidos políticos «ha convertido cada evaluación de la política en una cuestión puramente moral, olvidando otras dimensiones vitales para una evaluación coherente» (p. 178, traducción de los autores del artículo).6

[…] los gobiernos ya no son evaluados por las políticas generales y sectoriales que desarrollan. Es decir, por las políticas, estatales o públicas, formuladas e implementadas y que tienen una resonancia vital en la vida de los ciudadanos y en el presente y el futuro de la sociedad. En general, la cobertura informativa, a veces incluso bien intencionada, paradójicamente, en lugar de darnos una política ética, ha olvidado la política y reemplazado a la moralidad (Rubim & Colling, 2007, p. 178, traducción de los autores del artículo).7

Pese a la escalada de pautas presentes en otros medios y a los arreglos que traspasan sus estructuraciones temáticas, el eco generado por Veja a partir de lo que es visibilizado en el circuito mediático semanal –también pautado por ella, por supuesto– trae consigo un sonido cuya afinación, considerado el intervalo de tiempo transcurrido, torna audibles (y visibles) permanencias de un mismo discurso que cristaliza relaciones de poder específicas y reiteradas. Durante los gobiernos del PT, la mirada de la revista sobre este partido y, consecuentemente, la narrativa histórica que hace sobre él –a partir de una especie de «memoria insistente», configuradora de un sentido común respecto de sus actos y de los sujetos (integrantes y relacionados)– poseen rasgos complejos.

Según Cássio Augusto Guilherme (2013), aunque Veja siempre ha sostenido que en las elecciones presidenciales no apoya a ningún/a candidato/a, un análisis más detallado de sus historias, fotos, tapas y editoriales muestra lo contrario. Misma conclusión a la que llega Colling (2006), quien en su estudio sobre este aspecto plantea que la revista Veja trabajó de manera sistemática para las victorias de los presidentes Fernando Collor de Mello (1989), Fernando Henrique Cardoso (1994 y 1998) y José Serra (2002), todos adversarios del PT.8

Sea en el confronto o en las complementaciones, Veja puede ser tomada como una institución productora de sentido respecto al Brasil (França, 2011) y responde, por coherencias y por incoherencias, a los anhelos de un público, mediante la proyección de verdades9 acorde a lo que juzga como lo «correcto» o lo ideal. Tal elaboración, como afirma Renne Oliveira França (2011), refleja la condición «institucional» de la revista:10

Como institución, Veja no puede dejar de tener su identidad directamente vinculada a su grupo de lectores. El terreno de rutina creado en la relación con su comunidad de lectores pasa no solo por su cotidiana aparición semanal en los quioscos a lo largo de 40 años, sino por la repetición de determinados temas y, principalmente, por la repetición de la forma en la que estos asuntos son tratados por la revista: el lector de Veja espera un determinado posicionamiento de la revista con relación a determinados acontecimientos. Eso solo es posible porque la revista ha logrado establecer un espacio discursivo propio con el transcurso de los años (p. 44, traducción de los autores del artículo).11

Entre los elementos que componen la identidad del espacio discursivo creado por la revista, se destaca la «personificación». Numerosas tapas de Veja, así como un incontable número de textos, ponen en evidencia personajes principales que actúan como sintetizadores de significados sobre lo que ocurre en la sociedad (Schwaab & Tavares, 2009; França, 2013). La presencia de un protagonista, como eje central del saldo interpretativo de una edición o un reportaje, funciona como metonimia o como síntesis de aquello que se pretende mostrar, reforzando y cristalizando, también, la postura de la revista como un todo. En el caso de Veja, como afirman Hilda Rodrigues y Marta Regina Maia (2017):

Al personificar la esfera política, trayendo a esta esfera recursos simbólicos y estrategias relacionadas con el miedo y la incertidumbre, simplifican y reducen los problemas estructurales recurrentes en la historia de la sociedad brasileña, reconfigurando el presente desde una tesis preconcebida, con un carácter acentuado, persuasivo y único (p. 84, traducción de los autores del artículo).12

En el intervalo temporal comprendido por los últimos quince años, dos personajes centrales ganaron evidencia en ese juego de personificación: el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y la primera presidenta mujer, reelecta en 2014, Dilma Rousseff. Su centralidad en la cobertura de la revista y el rol metonímico a ellos/as atribuido acaban por señalar cierto modus operandi de Veja, revelado en sus marcas sígnicas, discursivas y verbovisuales, lo que va en la misma dirección de lo hecho por otros periódicos brasileños en el período del gobierno del PT.

La situación desfavorable en términos de representación de visiones afines al PT en los medios de la prensa brasileña se mantuvo en forma constante durante los gobiernos de hegemonía del PT –excepto la revista Carta Capital–, aspecto resaltado por los propios petistas en reiteradas ocasiones (Goldstein, 2016, p. 98).

En este artículo, considerando el escenario mencionado, se problematiza la estrategia semiótica e institucional de la revista a partir de las tapas de dos ediciones publicadas en tiempos distintos. Tapas similares, idénticas en su diseño, en las que solo cambian los protagonistas.13 También se problematiza a partir de sus respectivos reportajes, organizados en dos dossiers de textos periodísticos.14 Ambas ediciones promueven un juego de espejos entre dos sujetos políticos –Lula y Dilma– y acaban por reflejar una postura editorial que tiende al refuerzo, a la repetición, como forma de legitimar discursivamente, vía la personificación y la permanencia, una ideología.15

Las tapas del 27 de septiembre del 2006 (edición 1.975) y el 18 de marzo del 2015 (edición 2.417) caricaturizan, respectivamente, a ambos presidentes de Brasil, que se presentan con los ojos vendados por la franja presidencial.


Figura 1

Tapa de la edición 1.975 de la revista Veja (27/09/2006)


Figura 2

Tapa de la edición 2.417 de la revista Veja (18/03/2015)

A partir de tales materiales, y a fin de problematizar el rol de las tapas en la composición de una «misma» mirada sobre los gobiernos, nos preguntamos sobre las relaciones entre las ediciones estudiadas, sobre el direccionamiento de sentidos en el diálogo entre las tapas y los reportajes, y sobre las diferencias y actualizaciones considerados los diferentes gobernantes. El análisis de los discursos, en sus dimensiones visual y textual, busca comprender de qué manera las tapas funcionan como eslabón de una política editorial, a la vez que crean una situación de «comodidad» en los/as lectores/as.

Como señala França (2011), a lo largo de su historia, la revista Veja

[…] ha presentado formas repetitivas de tratamiento de la organización discursiva que son reveladoras de la manera como la institución trabaja su espacio discursivo y de la forma como este espacio discursivo incide en la creación (y en la perpetuación) de un grupo específico de lectores que serán responsables por el hecho de compartir una memoria propia de la revista (p. 45, traducción de los autores del artículo).16

Así, las dos tapas y los puntos de convergencia en los textos instauran aspectos de reconocimiento y de identidad, cuya memoria, activada en el rememorar icónico de las imágenes y las palabras, se aprovecha de una mímesis «transgenérica» para crear un saber acerca de un proceso político y, consecuentemente, una verdad sobre él, cuyo leitmotiv se encuentra en la reiteración –y en la defensa– de una idea sobre el impedimento político de los gobernantes del PT, y en la síntesis de una visión editorial del mundo; sobre todo, de un contexto socio-histórico que ultrapasa y enreda las ediciones en análisis.

Fundamentación contextual y teórica

En el contexto brasileiro, el espacio discursivo17 configurado y ocupado por la cobertura política ha estado cada vez más claro y/o evidente desde 2013, cuando, a partir de las llamadas «Jornadas de junio»,18 la pauta política pasó a ocupar no solo su lugar tradicional en el noticiero sino a atravesar diversos asuntos (y secciones) en los medios más o menos hegemónicos. Algo que también se ha extendido a las redes sociales virtuales, con una producción de contenido propia y para un conjunto de argumentos «politizados» cada vez más presentes en las interacciones cotidianas, de las más rutinarias a las más agresivas. Como señalan Vera Chaia y Fabricio Brugnago (2014):

Tras las manifestaciones de junio del 2013, la dicotomía en la participación política ha ganado un nuevo capítulo en su historia. La identificación de las personas entre izquierda y derecha volvió a florecer. En cuanto la población tomó las calles alrededor de todas sus insatisfacciones, las diferencias ideológicas dentro de las propias manifestaciones rápidamente comenzaron a aparecer hasta que el movimiento llegó a su implosión, rajando la masa de personas en dos rumbos de militancias con caminos totalmente opuestos (p. 102, traducción de los autores del artículo).19

Para los autores, el auge de la polarización entre izquierda y derecha se mantuvo hasta las elecciones de 2014, cuando una «declarada izquierda» se movilizó en contra de un discurso neoliberal, presente en el proyecto expuesto por el PSDB (Partido de la Social Democracia Brasileña). Por su parte, la «derecha conservadora ha desarrollado su ideología alrededor de un fuerte antipetismo,20 declarado anti partidario, con discusiones radicalizadas para los extremos de los valores considerados de la derecha» (Chaia & Brugnago, 2014, p. 102, traducción de los autores del artículo). En ese sentido, el «radicalismo conservador de la derecha ha incorporado elementos de odio» y la «tensión que normalmente pertenecía a las hinchadas de fútbol en clásicos acalorados llegó a la política. Las masas pasaron a discutir política en su rutina, sobre todo por Internet» (Chaia & Brugnago, 2014, p. 102, traducción de los autores del artículo).

En relación con la prensa y con ese tipo de interacciones, queda en evidencia en ese escenario (por las coberturas y por el fenómeno de consumo de internet, cada vez mayor) un sesgo señalado, en algunos momentos, por la polarización partidaria y, en otros, por una judicialización de la política, ambas revestidas de una «racionalidad» discursiva sobre «lo correcto o lo equivocado», «lo bueno o lo malo», «lo legal o lo ilegal», «lo inconstitucional o lo constitucional».21

Se ha creado una esfera argumentativa basada en lecturas sobre acontecimientos (Mundial de Fútbol, elecciones, crisis económica, crisis política, Olimpíadas, etc.) que acaban, en el fondo, sirviendo a ciertos intereses y posicionando a los actores involucrados; sea indicando posturas inéditas frente a la política, sea reforzando o reivindicando un status quo. La emergencia de dicha agenda, según señala Jessé Souza (2014), revela cuestiones de clase genuinamente nacionales y demuestra cómo los sujetos involucrados en esas relaciones se apropian de discursos en pro de sí mismos como clase social, sirviéndose, para ello, de extremismos ideológicos, además de saber cómo jugar con la alienación política.

El economicismo, como relato social dominante, no solo oculta las reales condiciones de lucha de clase social y económica entre nosotros. Imposibilita, también, la percepción adecuada de la política. Como la dinámica de las clases y de sus intereses es permanentemente silenciada y escamoteada, la «política» aparece siempre con máscaras y con otros nombres. La opacidad de la percepción de las relaciones entre las clases en Brasil, en el mundo de la política, puede ser muy bien demostrada a partir del análisis de las manifestaciones de junio de 2013. El gran fraude y la gran mentira de las «jornadas de junio» son la impresión de que el «villano» está en el Estado, y la «sociedad», aguerrida y politizada es el «héroe». Los periódicos extranjeros dijeron, llenos de esperanza: «La primavera brasileña», y el fraude se hizo perfecto: reconocido, aplaudido, admirado. Pero, en verdad, quienes hasta ahora han ganado y han sacado frutos de la «primavera brasileña» han sido las fuerzas más conservadoras del país (Souza, 2014, traducción de los autores del artículo).22

Souza (2014) reconoce que el inicio de las manifestaciones de 2013 en São Paulo y en otras grandes ciudades de Brasil estuvo relacionado con el tema del transporte urbano, sumado a las demandas de mejoras en la educación y en la salud, y a las críticas por la realización del Mundial de Futbol en el país, el año siguiente. También observa la expansión del fenómeno, de los primeros días de junio al último tercio del mes, y la adhesión de los/as «estudiantes de clase media» y de las periferias. Sin embargo, sostiene que, a partir del día 19 ya era evidente la

fuerza narrativa e institucional del pacto conservador brasileño contemporáneo. Fue a partir de este día que las manifestaciones se hicieron masivas y ganaron todo el apoyo de los medios nacionales, asumiendo la «clase media verdadera» –los 20 % más escolarizados y de mayor renta de acuerdo con la investigación [IBOPE]–, de modo claro e incontestable, el protagonismo del movimiento (Souza, 2014, traducción de los autores del artículo).23

En una primera lectura, se puede afirmar que el contexto de inestabilidad política y su desarrollo conservador, con el mes de junio de 2013 como hito inicial, alcanzó su ápice en diciembre de 2015.

[…] 2015 se inicia con manifestaciones que presentaron demandas contra la corrupción y por el impeachment –juicio político– a la Presidenta, orientadas más a la derecha del espectro ideológico que las manifestaciones de 2013, más heterogéneas en su composición. Las mismas fueron estimuladas por los medios de comunicación opositores, que claramente sostienen líneas editoriales adversas al gobierno del PT, realzando su papel como agentes fiscalizadores a partir del escándalo de Petrobras. Frente a estos reclamos, la mandataria, limitada en sus capacidades de intervención política por las restricciones que impone el llamado «presidencialismo de coalición» que la obliga a alianzas con el PMDB –un partido conservador y antirreformista por esencia–, se encuentra en una encrucijada, al igual que su proyecto político (Goldstein, 2016, p. 110).

En 2015 fue cuando la Presidencia de la Cámara de los Diputados autorizó el proceso de impeachment de la presidenta Dilma Rousseff, seguido por la votación de este proceso por esa misma casa, en abril de 2016, y por la votación en el Senado Federal, en mayo del mismo año, cuando la Presidenta electa se apartó temporariamente del mandato. El proceso se consolidó, entonces, con la casación del mandato de Dilma, por el mismo Senado, el 31 de agosto de 2016.

Como telón de fondo de dicho escenario están: el imaginario acerca de la lucha contra la corrupción –sostenido por la prensa hegemónica por medio del protagonismo de la cobertura sobre la llamada «Operación Lava Jato»–,24 las manifestaciones en serie de la «clase media» –como señala Souza (2014)– y la valorización mediática de un odio al PT; todo lo cual refleja la apertura de una especie de «Caja de Pandora» nacional.

De repente, un tsunami de insatisfacción con los resultados económicos, un mar de resentimiento causado por el fracaso electoral asociado al huracán de la ascensión política de un criminal contumaz25 nos ha traído a un destino hasta poco tiempo atrás inimaginable de amenaza al sistema de creencias que sostiene la democracia.

Se inaugura un nuevo momento en el que se liberan opiniones reprimidas que hasta muy poco tiempo atrás eran tenidas como una especie en extinción. Así, se posibilita un ambiente de exposición y de irradiación de odios extremos que amenaza la construcción de consensos mínimos alrededor de temas que ya se habían decantado en la esfera política de forma pacífica. Ha emergido en el electorado un conservadorismo rencoroso y resentido que evoca principios antidemocráticos. Disimulados de otrora, hoy tocan el pecho con orgullo y prestan homenajes públicamente a la Dictadura Militar y a los torturadores (Peixoto, 2016, p. 32, traducción de los autores del artículo).26

Tal configuración política cotidiana se vale, por esta razón, de una serie de contradicciones. En palabras de Helcimara Telles (2016), la presencia organizadora de la corrupción, como una especie de vector de protestas y de lectura política, menos que colaborar con la politización de la población, acaba por hacer valer una «ausencia de la política» en la actual sociedad brasileña, lo que demuestra, en un contexto de crisis política real, el debate vacío sobre su comprensión y sus posibles soluciones, social o institucionalmente.

El hecho de haber un pensamiento conservador no es generador de crisis. No obstante, es importante reflexionar sobre algunos hechos que han antecedido la crisis y sobre otros factores que son efectos de la crisis política, entre los cuales se destacan la emergencia de una Nueva Derecha, el rol de las campañas personalistas que han sido llevadas a cabo en el Brasil, basadas más en valencias y menos en ideología; el rol del empeoramiento de los indicadores económicos, la reducida institucionalización del sistema partidario y el crecimiento del antipetismo, además de la influencia de los medios. Cómo estos factores se organizan en un mosaico bastante complejo para producir la ausencia de política y, por lo tanto, la crisis política (Telles, 2016, p. 19, traducción de los autores del artículo).27

Si destacamos las distintas temporalidades que envuelven ese escenario, más que las «Jornadas de junio» de 2013 y sus consecuencias, es preciso explicitar que el momento vivido por Brasil en 2016 ha sido prenunciado y experimentado en una cadena de contextos mucho más amplia y compleja, que rememora estructuras que cimentan nuestra formación histórica, social y política. Tanto por el escenario de lucha de clases y por su actualización pos Lula (Souza, 2014), como por la participación de la gran prensa en ese proceso.

Desde inicios de 2000 hasta 2016, los medios hegemónicos asumieron la función de presión y de monitoreo de los gobiernos de orientación «de izquierda», además de observar de manera crítica fenómenos políticos de la misma envergadura en América Latina, principalmente (casos como el de Argentina, Bolivia, Ecuador, Venezuela), así como en otros niveles geográficos (por ejemplo, mediante las coberturas sobre la emergencia del bloque económico-político integrado por los países del BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

En disputa en esas lecturas se encuentra la intolerancia política sobre una manera de gobernar que resulta incómoda para la visión de mundo y para los intereses de los dueños de la gran prensa nacional. Así, a medida que la crisis económica mundial se expande en 2008 a partir de los Estados Unidos, desde el periodismo se demoniza al Estado y se señala el inminente fracaso de las políticas económicas. Como antes, se presentan coberturas políticas intensas, vestidas de un componente judicial e incriminatorio como fueron las coberturas sobre el llamado «Mensalão»,28 en 2005, que antecedieron a las elecciones de 2006, y el «Petrolão»,29 de 2014/2015. Ambas figuradas como intentos de obstaculizar una reelección del PT o de buscar, luego de las elecciones de 2014, la invalidación de ese sufragio, por medio de una narrativa sesgada sobre la inevitabilidad de un impeachment presidencial.

En el primer semestre de 2016, el escenario brasileño sintetiza de manera reveladora ese sustrato:

La hipertrofia de los mercados financieros no permite el crecimiento económico y, por el contrario, exige políticas de austeridad por medio de las cuales los pobres tienen el deber de ayudar a los ricos a mantener su riqueza y, si posible, a hacerse más ricos. En estas condiciones, las precarias clases medias creadas en el periodo anterior quedan al borde del abismo de la pobreza abrupta. Intoxicadas por los medios conservadores, fácilmente convierten a los gobiernos de responsables por lo que son hoy a responsables por lo que podrán ser mañana. Y esto es tanto más probable por hecho de que su viaje de la senzala30 a los patios exteriores de la Casa Grande fue realizado con el billete del consumo y no con el billete de la ciudadanía (de Sousa Santos, 21/03/2016, traducción de los autores del artículo).31

Considerando el espacio social señalado por Boaventura de Sousa Santos (2016) y el espacio discursivo de Veja (França, 2011), no se puede caracterizar como sorprendente el posicionamiento de la revista, en tanto que su público está directamente asociado al sector de la clase media alta caracterizado por su alineamiento con la postura conservadora y derechista. Sin embargo, llama la atención cómo el discurso por ella construido se aparta de otro conjunto de expectativas: las normas periodísticas, lo que hiere principios éticos y deontológicos de la profesión y de ese campo (Karam & Christofoletti, 2011).

El 23 de octubre de 2014 (edición 2.397),32 víspera del fin del período electoral en la televisión y del último debate entre los candidatos Dilma Rousseff (PT) y Aécio Neves (PSDB) en la TV Globo, la revista Veja publicó su edición con este titular en su tapa: «ELLOS SABÍAN TODO», acompañado por el subtítulo: «El cambista Alberto Youssef, tesorero del esquema de corrupción de la Petrobras, reveló a la Policía Federal y al Ministerio Público, el martes pasado, que Lula y Dilma Rousseff tenían conocimiento de las tenebrosas transacciones en la empresa estatal» [Figura 3].

Publicada de manera estratégica para repercutir en la edición del telenoticiario «Jornal Nacional» (Rede Globo) del sábado 25 de octubre de 2014, víspera de las elecciones presidenciales, y con distribución el día 24 en los quioscos revisteros (un viernes y no un sábado, como lo hace tradicionalmente), el ejemplar puso en evidencia la postura de la publicación en pro del candidato del PSDB, travestida, sin embargo, de una retórica periodística con «aires» de investigación y de exclusividad.


Figura 3.

Tapa de la edición 2.397 de la revista Veja (29/10/2014)

Además del posicionamiento de Dilma en relación con la publicación, ya durante el último debate televisivo,33 y de la gran repercusión de la edición (varias veces compartida por el público (e)lector, de un lado, ratificando la «voluntad de verdad» de la revista;34 y, del otro, con diversas sátiras a la edición específica de Veja),35 se debe destacar que el material exhibido por la revista parte de una «filtración ilegal» del referido testimonio, lo que indica el tipo de tratamiento noticioso elegido por la revista. Algo no muy distinto de lo que vendría a repetirse, casi dos años después, a partir de una conversación telefónica entre Lula y Dilma.

La edición del 16 de marzo de 2016 de «Jornal Nacional» (Rede Globo) fue ocupada, casi en su totalidad, por la reproducción de los audios y asumió tono de editorial, nuevamente, a partir de una «retórica con aires periodísticos», denotando, no obstante, el rol de la emisora en las semanas que antecedieron a la votación del impeachment en la Cámara Federal de Diputados.

La articulación realizada por el Grupo Abril, como aquella realizada por el Grupo Globo, evidencia no solo una inversión de valores periodísticos sino que expone la configuración de los prenuncios que resultaron en el impeachment a la presidenta. Las coberturas de las manifestaciones ocurridas en el país durante 2015, en contra y a favor del gobierno, también son sintomáticas de ese desnivel periodístico promovido por la gran prensa (que incluye a los principales periódicos de circulación en el país) y materializan las hipótesis planteadas por Cláudio Souza (2016):

Es posible hablar sobre una radicalización del antipetismo ubicada en una doble dimensión de análisis: a) se imputa al partido la responsabilidad por los males hechos en la política brasileña en un escenario de fuerte crítica al sistema político; b) pero, sin embargo, las movilizaciones en su contra asumen un sesgo partidario, a medida que buscan la movilización de segmentos conservadores alineados a la oposición partidaria, que ganaron fuerza a lo largo del año 2015 en protestas en contra de la presidenta Dilma Rousseff (PT) y teniendo como tela de fondo el pedido de impeachment, llevando a una caída brutal de los índices de apoyo a su gobierno, conforme encuestas realizas por los principales institutos de opinión (p. 36, traducción de los autores del artículo).36

En síntesis, Veja –así como «Jornal Nacional»– además de interpretar y de producir un saber acerca del mundo, a partir de preceptos que orientan un campo profesional, asume la explicitación de intereses y de valores que ponen en cuestión el universo periodístico más amplio, del cual, como institución, debería ser tributaria. Las ediciones del 27 de septiembre de 2006 y del 18 de marzo de 2015, concatenadas, son piezas de ese engranaje.

Resultados y discusión

Tapas que se espejean

Las tapas de las ediciones de Veja publicadas el 27 de septiembre de 2006 [Figura 1] y el 18 de marzo de 2015 [Figura 2] obedecen, rigurosamente, al mismo diseño y presentan características idénticas: 1) ofrecen las caricaturas de dos presidentes recientes; 2) los retratos son de cuerpo entero; 3) las cabezas aparecen sobredimensionadas; 4) las figuras se presentan desplazadas hacia la izquierda y los rostros orientados para la derecha del lector; 5) y los ojos se encuentran vendados. En ambos casos, las artes son muy bien finalizadas, de forma que la textura de los cabellos y de la ropa resulta casi palpable.

Lula y Dilma aparecen vendados por la faja presidencial en tela de grogrén brillante, que cuenta con un tratamiento hiperrealista –como si se tratara de una fotografía– lo que deja ver detalles mínimos del bordado del Escudo de Armas de la República. Este emblema se sobrepone al ojo derecho de cada uno de los presidentes y continúa por detrás de sus cabezas: en el caso de Dilma, aletea por el hombro izquierdo; en el caso de Lula, cae en el medio de su espalda. Las tapas tienen fondo blanco y encuadran a los presidentes con filetes de contorno negro. Esta moldura es ultrapasada, en la parte superior, por el peinado de los mandatarios; en el lado izquierdo, por la oreja de Lula y por el cabello de Dilma; en la parte inferior, por el pie derecho de Lula y por el izquierdo de Dilma. En ambas tapas, el logotipo de Veja aparece en su posición tradicional: en la esquina superior derecha, teñido de rojo, contorno blanco. El árbol verde, marca de la Editora Abril, está ubicado dentro de la moldura, en el canto inferior izquierdo de las tapas.

Lula aparece con las manos en los bolsillos del pantalón. Viste un elegante y bien cortado terno negro, camisa social blanca y corbata de seda roja lisa. Calza zapatos negros. A toda su elegancia se contrapone el contorno de las orejas de soplillo, puntiagudas y dirigidas hacia abajo, asemejándose al conocido personaje Yoda, de las películas Star Wars. Presenta una barba bien afeitada y los cabellos, aunque alineados, dejan algunos mechones desgreñados. Pese a los detalles jocosos –pero no irrespetuosos–, se trata de un «retrato» bastante digno. Con su figura un poco desplazada hacia la izquierda, el lado derecho fue mantenido en blanco. Los elementos tipográficos se integran por el logotipo de la revista, en rojo y con contorno blanco, y el número y la fecha de la edición con pequeñas letras negras, alineadas a la derecha. Podría ser definida como una tapa iconográfica, lo que hace de la figura un blanco mucho más visible para la mirada del/la lector/a.

Nueve años después, Dilma Rousseff es retratada en la misma posición y proporción que Lula. Trae los brazos extendidos al lado del tronco. Viste chaqueta roja de dos botones, pantalón y zapatos (bajos) negros. Pocos adornos y sin lujo: pendientes de perla y un collar dorado, sin colgante. El maquillaje es bastante discreto. La presidente sonríe y entre los labios entreabiertos, pintados de rojo, aparecen los dientes frontales superiores, de tamaño prominente. La imagen de su cuerpo y de la franja presidencial proyecta una sombra a la derecha de la tapa.

Los detalles en los que difieren ambas figuras presidenciales no marcan grandes diferencias entre los textos visuales que Veja presenta para propagar la «ceguera» deliberada de los gobernantes, cada uno en su mandato. Más allá de la similitud respecto de la buena calidad de la producción, llaman la atención hacia un importante detalle: el Escudo de Armas de la República sirve como venda para los jefes de Estado. Nótese bien: tapan el ojo derecho de cada uno de ellos. Exactamente en ese ojo –en lo que sugiere una escena de comedia slapstick–,37Veja quiere golpearlos con un pedazo de pastel confitado, gesto bastante caro a la publicación.

Pueden encontrarse decenas de otras tapas de Veja38 que proponen la construcción de textos visuales sobre ambos presidentes en situaciones despreciativas, para que sean mal vistos y menospreciados por sus lectores/as. En estas dos tapas, vistiéndolos bien, colocándolos en buena y erecta postura, y mostrando su buena estampa, Veja les tapa los ojos, y dispensa un titular y textos visuales que buscan decirles a sus lectores/as: estos gobernantes, ciegos por la República, son indignos de su mirada.

Una comprensión mejor –y más amplia– de lo que se observa en las tapas de las dos ediciones de Veja se desprende de las tres dimensiones del texto y de la cultura visual que presenta Gonzalo Abril (2013): la visualidad (cualidades sensibles, variables perceptibles: trama visual); la imagen (representación icónica e iconográfica: imaginarios); la mirada (enunciación: sujetos, espacios y tiempos del discurso). Como afirma el autor, «se trata, en cierto sentido, de una relación de mediación según la cual cada dimensión hace posible la interrelación y la efectuación de las otras» (p. 49).

Así, solo a través de la mirada del/la lector/a –o de quien mire la tapa de Veja– se producirá una experiencia visual con la imagen de los presidentes Lula y Dilma; solo por su mirada el/la (e)lector/a concordará o no con la caricatura de los mandatarios. Si los/as lectores/as fieles a la línea editorial y acostumbrados/as a aquel espacio discursivo fueran indagados/as sobre la broma que se les presenta, probablemente, dirían que los jefes de Estado se tapan los ojos con la franja presidencial e ignoran los padecimientos de la patria. Pero si fueran indagados/as aquellos/as espectadores/as que no comulgan con la línea ideológica de la revista, tal vez admirarían la buena calidad del dibujo, y hasta sonreirían al observar que la superposición del Escudo de Armas de la República en el ojo derecho de los presidentes se parece a un puñetazo, o a la marca de un pedazo de pastel ahí lanzado, concluyendo que se trata de una broma de mal gusto.

Esto se debe a que la experiencia visual no se da solo con la representación icónica construida por las capacidades de quienes diseñan (e ilustran) y editan las tapas de Veja. La trama visual39 se hace, sí, con esta imagen, pero solo se efectiviza con la mirada del/la lector/a, que ocurre de manera fluida y absolutamente incontrolable por cualquier medio de comunicación, pero que se encuentra, muchas veces, a merced de un circuito mnemónico específico como es el caso de las ediciones aquí referidas. Dado que todo/a lector/a de Veja –o espectador/a de esas tapas– es fácilmente identificado/a como brasileño/a alfabetizado/a –quizá semianalfabeto/a– residente en algún rincón del territorio brasileño, no podemos olvidar que este mundo de la recepción compone un universo variado, pero bien delineado.

Los elementos supuestamente «figurativos» y los presuntamente «plásticos» establecen relaciones de paralelismo, rima, contraste, confluencia, etc., difícilmente separables, a su vez, del sentido iconográfico o simbólico que sobreinterpreta a los íconos en el interior de un universo cultural determinado (Abril, 2013, p. 52).

La «matriz» visual utilizada por Veja durante nueve años ha sido pasada didácticamente a sus lectores/as para imponer un sesgo de información periodística panfletaria, que muestra a dos presidentes de la república –cada uno en su tiempo editorial– con los ojos vendados para no observar el «mal» hecho por los comandados en sus respectivos gobiernos. La concretización de tal matriz, en el entrecruzar de permanencias y de rememoraciones, también se produce hacia el interior de las ediciones en los textos verbovisuales que elucidan el acontecimiento –distinto– del que hablan, el leitmotiv de dos coberturas específicas pero unidas bajo el enfoque del impeachment como perspectiva para sus estrategias discursivas.

Artículos que se reflejan40

La edición del 27 de septiembre de 2006 fragmenta el dossier-reportaje relativo a la tapa en diez artículos. El primero tiene como título: «Un disparo en el pie a las puertas de la elección» (en octubre de 2006, días después de esta publicación, ocurriría un nuevo pleito electoral, en el cual Lula sería reelegido). En la página doble (pp. 58-59), una gran foto de Lula está acompañada de un primer párrafo con las siguientes palabras:

Con sus modos criminales, el PT ha lanzado el país en una grave crisis política. A las vísperas de la elección presidencial, el partido perpetró violencia al intentar influir en los resultados del pleito estadual de São Paulo comparando y diseminando un dossier falso sobre adversarios. El crimen fue descubierto (27/09/2006, p. 59, traducción de los autores del artículo).41

En el mismo tono, el artículo siguiente, titulado «El vuelo ciego del Petismo» (pp. 60-66), incluye la infografía «Los agujeros negros del sistema Lula» (pp. 62-63). Sigue un dossier de la sección «Brasil» con los textos: «La consigna del Planalto»42 (pp. 70-71), «La costilla de Lula» (pp. 72-73), «Un buen chivo expiatorio» (p. 74), «La Policía Federal se hace la que investiga» (p. 76), «Peor que Watergate» (pp. 80-82), «Brujería en contra de ministros del TSE» (pp. 84-85) y «Perdimos el sentido de la civilización» (pp. 86-88), una entrevista con el jurista Célio Borja (ex diputado por el partido UDN, en 1964, y ex Ministro de la Justicia, en 1992, en el gobierno de Collor de Mello).

Este conjunto de textos forma un cuaderno especial, cuyo acontecimiento principal, referente de la cobertura, es la «revelación» de la «compra y divulgación de un dossier falso sobre adversarios» (el PSDB, partido oposicionista en las elecciones). Para la revista, la responsabilidad por lo que había pasado sería del ex presidente que «entre los trágicos resultados potenciales de [su] crimen, podría tener su candidatura impugnada». Los trechos iniciales del texto son sobresalientes, repletos de juicios y en diálogo con la tapa. Ponen al PT como responsable de un escenario «inédito» en el país, como si sus acciones «corruptas», más que pioneras, les fueran «exclusivas».

Algo que desconoce cuestiones históricas y de la propia complexión política del Brasil, además de herir principios periodísticos. Como se observa en el siguiente pasaje:

El episodio es fruto del desgobierno, de la colonización del aparato del Estado por militantes del PT contaminados por la notoria ausencia de ética y moral de la izquierda cuando escudriña una oportunidad de llegar al poder –y, después, de mantenerlo a cualquier costo-. Sobre esa defectuosa sopa primordial se desliza la figura complaciente del presidente Luiz Inácio Lula da Silva (27/09/2006, p. 59, traducción de los autores del artículo).43

El sentido es completado por otras declaraciones, en este artículo y en el siguiente:

[…] por haber creado y mantenido un ambiente propicio para la propagación de la corrupción en su gobierno –y sin pérdida de todas las sanciones legales a las que se expuso como candidato y presidente–, Lula es el patrono de la torpe compra con dinero sucio del falso dossier (27/09/2006, p. 59, traducción de los autores del artículo).44

Todos los involucrados tienen lazos con la campaña reelectoral del presidente Lula y con la propia institución de la Presidencia de la República (27/09/2006, p. 60, traducción de los autores del artículo).45

La revista nombra e identifica involucrados y, junto con una voluntad de anulación de las elecciones, añade, en caso de victoria del ex presidente, la posibilidad de su impedimento por el Congreso Nacional: «[…] puede resultar en la impugnación de investidura de Lula, caso sea reelecto, o estimular la instalación de un proceso de impeachment» (27/09/2006, p. 60, traducción de los autores del artículo).

Asimismo, especula sobre situaciones futuras, reiterando y desvalorizando actitudes del PT y del Gobierno Federal:

[…] para evitar que su campaña se pierda, Lula pediría licencia de su cargo, entregando el comando del país al senador Renan Calheiros (27/09/2006, p. 60, traducción de los autores del artículo).46

La táctica –una y otra vez– es decir que Lula no sabía nada y que, estando con larga ventaja en las encuestas, tampoco tendría cualquier interés en atacar adversarios. En la lógica petista, por lo tanto, todo ocurrió por obra de malos perdedores (27/09/2006, p. 61, traducción de los autores del artículo).47

Las páginas de los artículos son muy bien trabajadas, con fotos e ilustraciones didácticas, repletas de infografías e imágenes históricas, para dejar a la vista quién es quién, enfatizando la imagen de Lula como articulador del proceso y de los involucrados, vinculados todos a él: el guardia personal, el «churrasqueiro»48 y «tutor informal» de su hija, el amigo cuya esposa es su secretaria y la propia Policía Federal aparecen destacados en los artículos, en una especie de «desvalorización» de los sujetos y las instituciones, y con el énfasis orientado hacia una «corrupción ramificada». Asimismo, se realizan paralelos históricos y se compara el episodio brasileño con el escándalo de Watergate, en los Estados Unidos, cualificándolo (por medio de pasajes textuales y visuales) como «aún peor». La revista evoca, de este modo, memorias y prejuicios, indicando mediante la cobertura su visión de mundo y su sesgo de interpretación.

Bajo los mismos juicios, Veja reitera discursos y actualiza, nueve años después, la memoria acerca de la fragilidad del Gobierno Federal y de su gobernante a partir de otro acontecimiento: la victoria / reelección de Dilma Rousseff. A diferencia de la edición de 2006, la revista ofrece su interpretación para el momento posterior al pleito electoral, sumando nuevos elementos que alimenten razones para anularlo. En el punto de encuentro, saltan a la vista las semejanzas discursivas, lo que es direccionado por la tapa-espejo de la Presidenta.

La edición del 18 de marzo de 2015 salió a los quioscos próxima a una fecha de manifestaciones «populares» (15 de marzo), promovidas por sectores de la oposición y por ciudadanos/as descontentos/as con el resultado de las urnas; al final, solo habían transcurrido dos meses de gobierno. El dossier-reportaje de tapa está compuesto por seis artículos. El primero, «Y el gobierno apenas comenzó…» (pp. 40-45), está ilustrado por una gran foto de Dilma donde se resaltan sus arrugas. Ella tiene una expresión extremadamente sufrida, con ojos cerrados, ceño fruncido, boca entreabierta, labios hacia abajo, como si la fotografía revelara un momento en que le costaba a soportar un dolor físico.

Los artículos siguientes presentan, como en 2006, una escalada de títulos: «Hasta ella habla de eso» (pp. 46-47), con dos fotografías del momento en que Collor de Mello abandona la presidencia; «Cómo Brasil se mete en un agujero» (pp. 48-52), ilustrada con una caricatura de Dilma que, con cara irónica, cava una cueva que tiene la forma del Brasil; «Mercenarios en acción» (pp. 54-57); «La culpa es de ellos» (pp. 60-63), ilustrada con una fotografía de Lula que señala hacia la derecha, donde se ubican otras dos fotos, una de Delúbio Soares y otra de Joao Vaccari (tesoreros del Partido de los Trabajadores); y «Corrupción Institucional» (pp. 64-65). Se suma una columna del editor J. R. Guzzo, intitulada «La peor subversión» (pp. 58-59), que imputa al PT prácticas de censura a la libertad de expresión (sea de movimientos «sociales», sea de los medios).

El conjunto de textos va de la página 40 a la 65. En el artículo siguiente al principal, «Hasta ella habla de eso» (pp. 46-47), Veja afirma (rememorando el escenario de 2006 y de 1992, y comparando el 2015 con el contexto del impedimento del ex presidente Collor de Mello): «La naturalidad con la que se discute el impeachment, lo que la propia Dilma hizo al refutar su destitución, oculta el hecho de que se trata de la última y no de la primera salida para la crisis» (p. 46, traducción de los autores del artículo).49 La secuencia de artículos trata de corrupción y presenta el mismo leitmotiv que nueve años antes: la idea de una «corrupción institucionalizada» que se presenta como consecuencia –exclusiva– de los gobiernos del PT.

Entre un pasaje y otro de las ediciones y sus similitudes, la revista, desde los ojos vendados de los personajes de las tapas, realiza, en el recorrido del tiempo, la construcción de un sentido predominante. Ambos gobernantes aparecen como despegados de la realidad, pero, a la vez, como elementos centrales de esa situación. En esa permanencia ideológica, Veja acaba valiéndose de sí misma para legitimar la interpretación de los hechos y acciona una memoria perenne, posible gracias a los elementos de forma y de contenido por ella puestos de relieve.

El título del editorial (Carta al Lector) de 2015, «La franja providencial» (en un juego con la palabra «presidencial»), corresponde a un texto completamente autorreferente, que no habla solo de la edición en la que se publica, sino de otra, la de 2006, y del continuum que trae consigo, extendido por la temporalidad del intervalo que lo contempla. Según el texto:

La tapa de la revista reflejaba la perplejidad general frente al hecho de que el presidente y su partido continúen indiferentes a las revelaciones del mensalão, escándalo que ya había sido destapado y en el cual los involucrados ya habían sido denunciados por el procurador general de la república.

[…]

Los brasileños que salen a las calles este domingo 15 para protestar en contra de la presidenta Dilma Rousseff también están perplejos […] (18/03/2015, p. 12, traducción de los autores del artículo).50

En síntesis, casi nueve años después de poner en su tapa una caricatura del presidente Lula, Veja vuelve a usar la misma estructura visual para presentar a Dilma. En su interior, las ediciones dialogan desde el editorial y tejen una red de «palabras de orden» (Gomes, 2003), de repeticiones de términos, que amarran significados dispuestos a imponer una representación de estas dos figuras emblemáticas de la izquierda brasileña que han alcanzado el puesto presidencial pero que deberán ser destituidos de ese lugar.

¿Y qué se refleja más allá de los textos?

Conclusiones

Veja ha hecho de sus tapas un retumbante espacio mediático de anti-propaganda izquierdista. Sus tapas (y las ediciones en general) se han ofrecido como objeto de investigación a los intelectuales brasileños (Almeida, 2008; França, 2011; Lima, 2010; Silva, 2009; Trindade, 2012). Un repaso por el acervo digital de la revista, permite comprobar la utilización de las tapas como un escaparate de propaganda ideológica en el intento sistemático de demolición de la imagen pública de figuras prominentes de la izquierda brasileña, y de Latinoamérica.

En el caso de las tapas analizadas en este artículo, quizá por sospechar de que los lectores tengan fallas en su memoria –aunque se sepa que cualquier indicio de similitud entre las dos imágenes vistas en tiempos distantes puedan accionarla, permitiendo establecer relaciones con lo que se vio en el pasado–, la edición de 18 de marzo de 2015 se inicia con una «Carta al Lector» que reproduce una miniatura de la tapa de Lula hace 102 meses y que, de forma autorreferente, recuerda:

La tapa de VEJA con fecha 27 de septiembre de 2006 fue ilustrada con una caricatura del entonces presidente Lula con los ojos vendados por la franja presidencial. El primer mandato de Lula caminaba hacia el final y se aproximaban las elecciones en las cuales obtuvo en las urnas el derecho de estar cuatro años más en el Palacio del Planalto. La tapa de la revista reflejaba la perplejidad general con el hecho de que el presidente y su partido continuaban indiferentes a las revelaciones del mensalão, escándalo que ya era público y en el que los involucrados ya estaban denunciados por el procurador-general de la República. Los brasileños que salen a las calles este domingo, día 15, para protestar en contra de la presidente Dilma Rousseff, también están perplejos. […] muchos se asustan con el hecho de que la presidente por lo que se deprende de su discurso en cadena nacional de radio y televisión el domingo pasado, día 8, se muestra ajena a la realidad que la rodea, como si estuviera de ojos vendados. Por esa razón VEJA hizo la tapa de esta edición inspirada en aquella de septiembre de 2006 (18/03/2015, p. 12, traducción de los autores del artículo).51

En tanto, la «Carta al Lector» de la edición correspondiente al 27 de septiembre de 2006, titulada «¿Hasta cuándo?», reproduce una tapa publicada doce meses antes bajo el título «Era vidrio y se rompió», profiriendo el siguiente discurso oposicionista:

Brasil está a una semana de la primera ronda de la elección presidencial. Pero lo que debería ser la celebración de la democracia ocurrirá bajo la sombra de un escándalo cuya consecuencia más trágica podrá ser la anulación del resultado de las calles […]. Entre tantas perplejidades y dudas hay dos puntos seguros. El primero de ellos es que el Partido de los Trabajadores está hecho trizas, sin credibilidad, resultado de un proceso de autodestrucción único, ya señalado por un reportaje de tapa de VEJA de septiembre del año pasado (27/09/2006, p. 11, traducción de los autores del artículo).52

En ambos editoriales, Veja reitera la idea de un escándalo político, sin considerar la participación del periodismo «denuncista» en la construcción del propio enredo que traspasa el hecho, eligiendo para ello a los protagonistas y definiendo la dirección de los reflectores mediáticos. Ambos textos dan sentido a ediciones estratégicamente pensadas –una, en vísperas de la primera ronda de las elecciones de 2006; otra, en el período próximo a las primeras grandes manifestaciones contra el gobierno de Dilma tras su reelección– y colocan en escena, repetidamente, la idea del impedimento de los presidentes petistas (o la anulación del resultado de las urnas) y del colapso del Partido de los Trabajadores.

Como recuerda Francisco Karam (2005), el presente del periodismo, así como todo tiempo presente, «carga un conjunto de valores, hechos, testimonios, interpretaciones que son resultado del acúmulo del pasado. Por otro lado, el futuro existe como posibilidad, proyección, esperanza, movimiento en una u otra dirección» (p. 76, traducción de los autores del artículo).53 Las ediciones de Veja no escapan a ese movimiento «natural» de temporalizar el tiempo, pero lo hacen sea por el conjunto que integran, sea por la línea del tiempo del cual hacen parte. La revista pone el periodismo en juego, traduciendo una caracterización mnemotécnica de los medios con fines de entretenimiento y de espectacularización (Ribeiro, 2013).

El(los) impeachment(s) preanunciado(s) por Veja, como campaña indirecta, hace años instaura(n) en este aspecto un conflicto histórico entre su dimensión institucional (de vehículo de información) y la credibilidad del hacer periodístico, también institucional y discursivo, cuyo tiempo «futuro» señala perspectivas de incertidumbre que dejan a la publicación en un instable intermedio entre lo que fue y lo que será; asimismo, y de forma irónica, el conflicto deja a Veja hecha un estropajo, en la inminencia de dejar de ser.

Fuentes analizadas

Veja, 27 de septiembre de 2006 (edición 1.975)

«¿Hasta cuándo?», p. 11.

«Un disparo en el pie a las puertas de la elección», pp. 58-59.

«El vuelo ciego del Petismo», pp. 60-66.

«La consigna del Planalto», pp. 70-71.

«La costilla de Lula», pp. 72-73.

«Un buen chivo expiatorio», p. 74.

«La Policía Federal se hace la que investiga», p. 76.

«Peor que Watergate», pp. 80-82.

«Brujería en contra de ministros del TSE», pp. 84-85.

«Perdimos el sentido de la civilización», pp. 86-88.

Veja, 29 de octubre de 2014 (edición 2.397)

«ELLOS SABÍAN TODO», tapa.

Veja, 18 de marzo de 2015 (edición 2.417)

«La franja providencial», p. 12.

«Y el gobierno apenas comenzó…», pp. 40-45.

«Hasta ella habla de eso», pp. 46-47.

«Cómo Brasil se mete en un agujero», pp. 48-52.

«Mercenarios en acción», pp. 54-57.

«La culpa es de ellos», pp. 60-63.

«Corrupción Institucional», pp. 64-65.

«La peor subversión», pp. 58-59.

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Notas

1 Una versión reducida de este texto fue publicada, en portugués, con el título «Um golpe anunciado: Lula, Dilma e o discurso pró-impeachment na revista Veja» (https://revistas2.uepg.br/index.php/pauta/article/view/9174) en Revista Pauta Geral. Estudos em Jornalismo, 3(2), 20-44, en 2016. La versión actual, revisada y ampliada, contó con el apoyo de traducción del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPQ) y con soporte de la Coordinación de Mejora de Personal de Nivel Superior (CAPES) de Brasil.
2 Este texto contiene una gran cantidad de citas traducidas del portugués. En el caso de las transcripciones extensas, se ofrecen notas a pie de página con los pasajes en su idioma original. Para las citas cortas, en su mayoría titulares o breves fragmentos de los textos periodísticos analizados, no se presenta el texto original para evitar que la fluidez de la lectura resulte perjudicada.
3 Nos apropiamos de nociones desarrolladas por Michel Foucault (2004), Gonzalo Abril (2013) y Maurice Mouillaud (2002), quienes trabajan de distintas maneras con una idea más amplia del discurso, sea por la anulación de una visión restrictiva sobre «texto» versus «imagen» o por la percepción del discurso como un conjunto de enunciados apoyados en una misma formación discursiva.
4 «[…] tem deixado transparecer, por meio de diversas publicações, um forte teor ideológico, alinhado às políticas neoliberais, que condiciona muitos de seus enquadramentos, tornando tênues as fronteiras entre informação e opinião» (Araújo, 2013, p. 55).
5 Se trata de un relevante y tradicional grupo de comunicación actuante en Brasil.
6 «[...] transformado toda avaliação da política em uma questão apenas moral, esquecendo outras dimensões vitais para uma avaliação consistente» (Rubim & Colling, 2007, p. 178).
7 «[…] os governos deixam de ser avaliados pelas políticas gerais e setoriais que desenvolvem. Isto é, pelas políticas, estatais ou públicas, formuladas e implementadas e que têm vital ressonância na vida dos cidadãos e no presente e futuro da sociedade. Em geral, a cobertura jornalística, por vezes, até bem intencionada, paradoxalmente, em vez de nos dar uma política com ética, tem esquecido a política e colocado em seu lugar a moral» (Rubim & Colling, 2007, p. 178).
8 Sobre la historia de la revista Veja, también pueden verse los trabajos de Conti (1999) y de María Celeste Mira (2001).
9 Se enfoca, aquí, una perspectiva que alinea la noción de verdad con la noción de poder, lo que nos aproxima a una visión foucaultiana para pensar críticamente las prácticas periodísticas y señala, también, una noción amplia sobre el discurso. «Por verdad, entendemos un conjunto de procedimientos regulados para la producción, la ley, la repartición, la circulación y el funcionamiento de los enunciados. La verdad está circularmente relacionada a los sistemas de poder, que la producen y la apoyan, y a efectos de poder que ella induce y que la reproducen» (Foucault, 2004, p. 14, traducción de los autores del artículo). Texto original: «Por verdade, entender um conjunto de procedimentos regulados para a produção, a lei, a repartição, a circulação e o funcionamento dos enunciados. A verdade está circularmente ligada a sistemas de poder, que a produzem e apóiam, e a efeitos de poder que ela induz e que a reproduzem».
10 Silva (2009), sobre la base de las reflexiones de Gramsci, va a identificar / nombrar a Veja como «sujeto político» y «partido político», siendo estos ejes centrales en su estudio sobre la revista.
11 «Enquanto instituição, Veja não pode deixar de ter sua identidade diretamente ligada ao seu grupo de leitores. O terreno de rotina criado na relação com sua comunidade de leitores passa não apenas pela sua cotidiana aparição semanal nas bancas ao longo de 40 anos, mas também na repetição de determinados temas e, principalmente, na repetição da forma como estes assuntos são tratados pela revista: o leitor de Veja já espera um determinado posicionamento da revista com relação a determinados acontecimentos. Isso só é possível porque a revista conseguiu estabelecer um espaço discursivo próprio com o passar dos anos» (França, 2011, p. 44).
12 «Ao personificar a esfera política, trazendo para essa esfera recursos e estratégias simbólicas referentes ao medo e à incerteza, simplificam e reduzem problemas estruturais reincidentes na história da sociedade brasileira, reconfigurando o presente a partir de uma tese pré-concebida, de caráter acentuadamente persuasivo e com sentido único» (Rodrigues & Maia, 2017, p. 84).
13 Aunque se privilegien en este artículo solo dos ediciones, se consideran aquellos estudios que han abordado la cobertura de la revista Veja sobre los dos periodos políticos analizados (Almeida, 2008; Araújo, 2013; Colling, 2006; Santos, 2019; Silva, 2006; Tavares, 2018).
14 En lugar de tener un solo texto referente al tema de tapa, la revista frecuentemente presenta un dossier que reúne un conjunto de reportajes y de artículos que se complementan.
15 Según el estudio de Fábio Makhoul (2009), entre 2003 y 2006, período del primer mandato del presidente Lula da Silva, fueron publicadas 54 tapas sobre el gobierno, lo que representa 25 % del total de tapas correspondintes a este período. De este número, 32 tapas tenían como tono la idea de escándalos políticos en el gobierno; esto es, un total de 60 % entre las ediciones publicadas.
16 «[…] apresentou formas repetitivas de tratamento de organização discursiva que são reveladoras da maneira como a instituição trabalha seu espaço discursivo e da forma como este espaço discursivo incide na criação (e perpetuação) de um grupo específico de leitores que serão responsáveis pelo compartilhamento de uma memória própria da revista» (França, 2011, p. 45).
17 «En un universo discursivo como el periodismo, hay un campo discursivo de las revistas y un espacio discursivo de cada una de ellas, con sus características propias. [...] El espacio discursivo revela el tipo de lectores de la revista (personas que se integran a aquel discurso por las cuestiones más variadas, que pueden ser desde ideológicas hasta sencillamente etarias) y es responsable por la formación de sus referentes» (França, 2013, p. 9, traducción de los autores del artículo). Texto original: «Em um universo discursivo como o jornalismo, há o campo discursivo das revistas e o espaço discursivo de cada uma delas, com suas características próprias. [...] O espaço discursivo diz do tipo de leitores da revista (pessoas que se integram àquele discurso por questões as mais variadas, que podem ser desde ideológicas até simplesmente etárias) e é responsável pela formatação de seus referentes».
18 Las «Jornadas de Junho» fueron un conjunto de manifestaciones populares realizadas en las principales ciudades de Brasil en junio de 2013, con gran repercusión política y mediática.
19 «[…] após as manifestações de junho de 2013, a dicotomia na participação política brasileira ganhou um novo capítulo em sua história. A identificação das pessoas entre esquerda e direta refloriu. Após a população tomar as ruas em torno de todas as suas insatisfações, as diferenças ideológicas dentro das próprias manifestações rapidamente começaram a transparecer, até o movimento implodir, rachando a massa de pessoas em dois rumos de militância com caminhos totalmente opostos» (Chaia & Brugnago, 2014, p. 102).
20 En Brasil se creó el término «petismo» para nombrar la actitud de apoyo al Partido de los Trabajadores (PT). A partir de entonces, surgieron derivaciones como «petista» y «antipetista».
21 Como afirman Sabrina Franzoni, Daiane Bertasso Ribeiro y Sílvia Lisboa (2011), a partir de Foucault, «el discurso cualificado como verdadero es aquel que se impone sobre otros discursos, relegándolos al terreno de lo falso y de lo ilusorio, instaurando así un orden. El “orden del discurso” sería el criterio normativo para imponer significaciones, identificar normalidades y patologías, decir lo que es verdadero y lo que es falso, lo que está correcto y lo que está equivocado; o sea, opera haciendo esas separaciones» (p. 48, traducción de los autores del artículo). Texto original: «O discurso qualifi cado como verdadeiro é aquele que se impõe sobre outros discursos, relegando-os ao terreno do falso e do ilusório, instaurando assim uma ordem. A “ordem do discurso” seria o critério normativo para impor signifi cações, identifi car normalidades e patologias, dizer o que é verdadeiro e o que é falso, o que está certo e o que está errado, ou seja, opera fazendo essas separações».
22 «O economicismo, como narrativa social dominante, não esconde apenas as reais condições da luta de classe social e econômica entre nós. Ela impossibilita também a percepção adequada da política. Como a dinâmica das classes e de seus interesses é permanentemente silenciada e escamoteada, a “política” aparece sempre com máscaras e com outros nomes. A opacidade da percepção das relações entre as classes no Brasil, no mundo da política, pode ser muito bem demonstrada a partir da análise das manifestações de junho de 2013. A grande fraude e a grande mentira das “jornadas de junho” são a impressão de que o “vilão” está no Estado, e a “sociedade”, engajada e politizada, é o “mocinho”. Os jornais estrangeiros falaram, então, cheios de esperança, da “primavera brasileira”, e a fraude se torna perfeita: reconhecida, aplaudida, admirada. Mas, na verdade, quem até agora ganhou e colheu frutos com a “primavera brasileira” foram as forças mais conservadoras do país» (Souza, 2014).
23 «[…] força narrativa e institucional do pacto conservador brasileiro contemporâneo. Foi a partir deste dia que as manifestações se tornaram massificadas e ganharam todo o apoio da mídia nacional, assumindo a “classe média verdadeira” –os 20% mais escolarizados e de maior renda, segundo a pesquisa– de modo claro e inconteste o protagonismo do movimento» (Souza, 2014).
24 La traducción literal de «Lava jato» al español sería «Auto lavado». El término se ha usado de manera figurativa para señalar la limpieza que la investigación promovería en las instituciones brasileñas. En 2019, el sitio de periodismo The Intercept, junto con otros medios de comunicación de Brasil y del exterior, empezó a divulgar conversaciones entre jueces y fiscales de la operación, obtenidas de manera confidencial de una fuente secreta. El intercambio de mensajes entre los responsables, divulgado por los periodistas, es algo prohibido por la Constitución y por el Código Penal brasileño. De allí que las filtraciones pusieran en cuestión la parcialidad política del proceso de «Lava Jato».
25 El autor se refiere al ex diputado Eduardo Cunha que fue el presidente de la Cámara de Diputados responsable de aceptar el pedido de impeachment a la presidenta Dilma.
26 «De repente, um tsunami de descontentamento com os resultados econômicos, um mar de ressentimento causado pela derrota eleitoral aliado ao furacão da ascensão política de um criminoso contumaz trouxe-nos a um destino até bem pouco tempo atrás inimaginável de ameaça ao sistema de crenças que sustenta a democracia. Inaugura-se um novo momento em que se liberta opiniões represadas que até bem pouco tempo atrás eram tidas como espécimes em extinção. Destarte, possibilita-se um ambiente de exposição e irradiação de ódios extremos que ameaça a construção de consensos mínimos em torno de temas que já haviam decantado na esfera política de forma pacífica. Emergiu no eleitorado um conservadorismo rancoroso e ressentido que evoca princípios antidemocráticos. Dissimulados de outrora, hoje batem no peito com orgulho e prestam homenagens publicamente à Ditadura Militar e aos torturadores» (Peixoto, 2016, p. 32).
27 «O fato de haver um pensamento conservador não é gerador de crise. Contudo, é importante refletir sobre alguns fatores que antecederam a crise e outros fatores que são efeitos da crise política, entre os quais se destacam a emergência de uma Nova Direita, o papel das campanhas personalistas que foram sendo levadas a cabo no Brasil, baseadas mais em valências e menos em ideologia; o papel da piora dos indicadores econômicos, a reduzida institucionalização do sistema partidário, o crescimento do antipetismo, além da influência da mídia. Como estes fatores se organizam num mosaico bastante complexo para produzir a ausência de política e, portanto, a crise política» (Telles, 2016, p. 19).
28 «Mensalão» fue el nombre puesto a un esquema de compra de votos de parlamentarios/as, organizado a partir de pagos mensuales. El término «Petrolão», en tanto, alude a un escándalo relacionado con prácticas de soborno entre grandes empresas y la compañía petrolera estatal, la Petrobras.
29 Como argumenta Fernando Azevedo (2010), la cobertura periodística que antecedió las elecciones presidenciales de 2006 en el Brasil ha relatado ampliamente el llamado «Mensalão», creando un contexto de favorecimiento a la oposición del gobierno y a sus candidatos: «Con excepción de la revista Carta Capital, prácticamente todos los grandes periódicos y las revistas semanales, cuando criticaron duramente al gobierno y al PT por la supuesta participación en el escándalo, han favorecido indirectamente a la oposición o la apoyaban abiertamente como hicieron la revista Veja y los periódicos O Estado de S. Paulo e O Globo» (p. 17, traducción de los autores del artículo). Texto original: «Com exceção da revista Carta Capital, praticamente todos grandes jornais e as revistas semanais, ao criticarem duramente o governo e o PT pelo suposto envolvimento no escândalo, favoreciam indiretamente a oposição ou a apoiava abertamente como fizeram a revista Veja e os jornais O Estado de S. Paulo e O Globo».
30 El término «senzala» designa el lugar donde vivían las personas esclavizadas en los ingenios y las haciendas durante el período colonial e imperial de Brasil, entre los siglos xvi y xix.
31 «A hipertrofia dos mercados financeiros não permite crescimento econômico e, pelo contrário, exige políticas de austeridade por via dos quais os pobres são investidos do dever de ajudar os ricos a manterem a sua riqueza e, se possível, a serem mais ricos. Nestas condições, as precárias classes médias criadas no período anterior ficam à beira do abismo de pobreza abrupta. Intoxicadas pela mídia conservadora, facilmente convertem os governos responsáveis pelo que são hoje em responsáveis pelo que lhes pode acontecer amanhã. E isto é tanto mais provável quanto a sua viagem da senzala para os pátios exteriores da Casa Grande foi realizada com o bilhete do consumo e não com o bilhete da cidadania» (de Sousa Santos, 21/03/2016).
32 La revista fue publicada con fecha 29 de octubre de 2014.
33 «La maniobra “golpista” de Veja fue denunciada por la presidenta Dilma en el último debate promovido por Rede Globo, el día 24 de octubre de 2014, y en el Horario Gratuito de Propaganda Electoral: “Mis amigos y amigas, quisiera terminar mi campaña en la Televisión de otra forma, pero no puedo callarme frente a este acto de terrorismo electoral articulado por la revista Veja y sus socios ocultos. Una actitud que avergüenza a la prensa y agrede nuestra tradición democrática. Sin presentar ninguna prueba concreta y una vez más basándose en supuestas declaraciones de personas del submundo del crimen, la revista intenta involucrarme a mí y al presidente Lula en los episodios de la Petrobras que están bajo investigación de la justicia. Todos los electores saben de la campaña sistemática que la revista mueve hace años en contra de Lula y de mí, pero esta vez Veja superó todos los límites […]”» (Chaia, 2016, p. 50, traducción de los autores del artículo). Texto original: «A manobra “golpista” da Veja foi denunciada pela presidente Dilma no último debate promovido pela Rede Globo, no dia 24 de outubro de 2014, e no Horário Gratuito de Propaganda Eleitoral: “Meus amigos e minhas amigas, eu gostaria de encerrar minha campanha na TV de outra forma, mas não posso me calar frente a esse ato de terrorismo eleitoral articulado pela revista Veja e seus parceiros ocultos. Uma atitude que envergonha a imprensa e agride a nossa tradição democrática. Sem apresentar nenhuma prova concreta e mais uma vez baseando-se em supostas declarações de pessoas do submundo do crime, a revista tenta envolver a mim e ao presidente Lula nos episódios da Petrobras que estão sob investigação da justiça. Todos os eleitores sabem da campanha sistemática que a revista move há anos contra Lula e contra mim, mas dessa vez a Veja excedeu todos os limites (…)”».
34 La tapa de la revista llegó a ser reproducida y distribuida gratuitamente como panfleto el día anterior al pleito electoral, en más de una capital de los Estados brasileños.
36 «É possível falar em uma radicalização do antipetismo situada em uma dupla dimensão de análise: a) imputa-se ao partido a responsabilidade por malfeitos na política brasileira em um cenário de forte crítica ao sistema político; b) Mas, no entanto, as mobilizações contra o PT assumem um viés partidário, à medida que buscam a mobilização de segmentos conservadores alinhados à oposição partidária, que ganharam força ao longo do ano de 2015 em protestos contra a Presidente Dilma Rousseff (PT) e tendo como pano de fundo o pedido de impeachment, levando a uma queda brutal dos índices de apoio ao seu governo, conforme pesquisas realizadas pelos principais institutos de opinião» (Souza, 2016, p. 36).
37 Comedia de payasadas.
38 El acervo digital completo de la revista puede consultarse en https://acervo.veja.abril.com.br
39 «Llamamos “trama visual” al conjunto de significantes visuales que conforman el plano de la expresión de un texto visual, construyen su coherencia y preparan el conjunto de sus efectos semióticos. Se trata de un tejido de elementos muy heterogéneo (cualidades como color o textura, relaciones topológicas, etc.) y [...] la clásica diferenciación metodológica entre un nivel “plástico” o “estético”, de cualidades sensibles y perceptivas (cromatismo, forma, composición, textura), y un nivel “icónico”, de representación figurativa, resulta en cierta medida inadecuada» (Abril, 2013, p. 51).
40 La traducción de los títulos correspondientes a los textos periodísticos citados corresponde a los autores del artículo.
41 «Com seus modos criminosos, o PT lançou o país em uma grave crise política. Às vésperas da eleição presidencial, o partido cometeu uma violência ao tentar influir nos resultados do pleito estadual paulista pela compra e divulgação de um dossiê falso sobre adversários. O crime foi descoberto» (27/09/2006, p. 59).
42 En portugués, el término «planalto» significa «altiplano» o «altiplanicie». También se usa como una forma de identificar el Palacio Presidencial que se ubica en la ciudad de Brasilia, en la región del «Planalto Central» (altiplano central) del territorio brasileño.
43 «O episódio é fruto de desgoverno, da colonização do aparelho de estado por militantes petistas contaminados pela notória ausência de ética e moral da esquerda quando esquadrinha a chance de chegar ao poder –e, depois, de mantê-lo a qualquer custo. Sobre essa defeituosa sopa primordial paira a figura complacente do presidente Luiz Inácio Lula da Silva» (Veja, 27/09/2006, p. 59).
44 «[...] por ter criado e mantido um ambiente propício à propagação da corrupção em seu governo –e sem prejuízo de todas as sanções legais a que se expôs como candidato e presidente–, Lula é o patrono da desastrada compra com dinheiro sujo do falso dossiê» (27/09/2006, p. 59).
45 «Todos os envolvidos têm laços com a campanha reeleitoral do presidente Lula e com a própria instituição da Presidência da República» (27/09/2006, p. 60).
46 «[…] para evitar que sua campanha desande, Lula pediria licença do cargo, entregando o comando do país ao senador Renan Calheiros» (27/09/2006, p. 60).
47 «A tática –de novo, de novo– é dizer que Lula não sabia de nada e que, estando com folgada vantagem nas pesquisas também não teria interesse algum em atacar adversários. Na lógica petista, portanto, tudo aconteceu por obra de maus perdedores» (27/09/2006, p. 61).
48 En Brasil, el «churrasqueiro» es la persona experta en la preparación de parrilladas y de pequeños servicios relacionados con ese tipo de fiesta.
49 «A naturalidade com que se discute o impeachment, o que a própria Dilma fez ao refutar sua destituição, esconde que ele é a derradeira e não a primeira saída para a crise» (18/03/2015, p. 46).
50 «A capa da revista refletia a perplexidade geral com o fato de o presidente e seu partido continuarem indiferentes às revelações do mensalão, escândalo que já viera a público e em que os envolvidos já estavam denunciados pelo procurador geral da república […]. Os brasileiros que vão às ruas neste domingo 15 para protestar contra a presidente Dilma Rousseff também estão perplexos […]» (18/03/2015, p. 12).
51 «A capa de VEJA com a data de 27 de setembro de 2006 foi ilustrada com uma caricatura do então presidente Lula com os olhos vendados pela faixa presidencial. O primeiro mandato de Lula caminhava para o fim e aproximavam-se as eleições nas quais ele obteve nas urnas o direito de ficar mais quatro anos no Palácio do Planalto. A capa da revista refletia a perplexidade geral com o fato de o presidente e seu partido continuarem indiferentes às revelações do mensalão, escândalo que já viera a público e em que os envolvidos já estavam denunciados pelo procurador-geral da República. Os brasileiros que vão às ruas neste domingo, dia 15, para protestar contra a presidente Dilma Rousseff também estão perplexos. [...] muitos se assustam com o fato de a presidente pelo que se depreende de seu discurso em cadeia nacional de rádio e televisão no domingo passado, dia 8, mostrar-se alheia à realidade que a cerca, como se estivesse de olhos vendados. Por essa razão, VEJA fez a capa desta edição inspirada naquela de setembro de 2006» (18/03/2015, p. 12).
52 «O Brasil está a uma semana do primeiro turno da eleição presidencial. Mas o que deveria ser a celebração da democracia ocorrerá sob a sombra de um escândalo cuja consequência mais trágica poderá ser a anulação do resultado das ruas. [...] Entre tantas perplexidades e dúvidas há duas certezas. A primeira delas é que o Partido dos Trabalhadores é hoje uma agremiação em frangalhos, sem credibilidade, resultado de um processo de autodestruição única já apontado por uma reportagem de capa de VEJA de setembro do ano pasado» (27/09/2006, p. 11).
53 «carrega um conjunto de valores, fatos, testemunhos, interpretações que são resultado do acúmulo do passado. De outro, o futuro existe como possibilidade, projeção, esperança, movimento em uma ou outra direção» (Karam, 2005, p. 76).
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