Dossier

El relato de los hijos: documentales, radio, actividades artísticas y viajes para contar la cuestión Malvinas

The Children's Story: Socumentaries, Radio, Artistic Activities and Travels to Tell the Malvinas Question

A história das crianças: documentários, rádio, arte e viagens pra contar a história das Malvinas

Martín Carrizo

REVCOM. Revista científica de la red de carreras de Comunicación Social

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

ISSN: 2451-7836

Periodicidad: Frecuencia continua

núm. 14, e072, 2022

redcom.revcom@gmail.com

Recepción: 02 Mayo 2022

Aprobación: 09 Mayo 2022

Publicación: 16 Agosto 2022



DOI: https://doi.org/10.24215/24517836e072

Resumen: Este relato en primera persona recupera la experiencia de los hijos e hijas de los veteranos de la guerra del 82 y los modos en que se vincularon a la cuestión Malvinas. La realización de un documental, el sostenimiento de un programa de radio, la intervención artística de distintos puntos de la ciudad y charlas de difusión son algunas de las estrategias desarrolladas para contar Malvinas desde una perspectiva de derechos humanos y políticas soberanas. El recuento de estas estrategias, enlazado con el de un muy especial viaje a las islas, muestra los modos en que una nueva generación toma el legado de los ex combatientes.

Palabras clave: Cuestión Malvinas, Hijos, ex combatientes, narrativas.

Abstract: This first-person account recovers the experience of the sons and daughters of the veterans of the 1982 war and the ways in which they were linked to the Malvinas issue. The making of a documentary, the maintenance of a radio program, the artistic intervention of different parts of the city and dissemination talks are some of the strategies developed to tell about Malvinas from a perspective of human rights and sovereign policies. The account of these strategies, linked to that of a very special trip to the islands, shows the ways in which a new generation takes on the legacy of the ex-combatants.

Keywords: Malvinas Question, children, war veterans, narratives.

Resumo: Este relato em primeira pessoa recupera a experiência dos filhos e filhas dos veteranos da guerra de 1982 e as formas como eles se vincularam à questão das Malvinas. A realização de um documentário, a manutenção de um programa de rádio, a intervenção artística de diferentes pontos da cidade e palestras de divulgação são algumas das estratégias desenvolvidas para contar as Malvinas a partir de uma perspectiva de direitos humanos e políticas soberanas. O relato destas estratégias, ligado ao de uma viagem muito especial às ilhas, mostra as formas como uma nova geração assume o legado dos ex-combatentes.

Palavras-chave: Questão Malvinas, filos, ex-combatentes, narrativas.

Yo sueño con un país plenamente soberano

Mi nombre es Martin Ernesto Carrizo, soy de la ciudad de La Plata, hijo de un ex combatiente de la Guerra de Malvinas en 1982.1 Mi papá se llama Rodolfo Ricardo Carrizo, un cuyano oriundo de San Juan que a los 18 años se vino a estudiar a la ciudad de La Plata a la Facultad de Ciencias Económicas en la UNLP. Es uno de los miembros fundadores del Centro de ex combatientes Islas Malvinas de La Plata (CECIM), una organización conformada a mediados de 1983 y nucleada pura y exclusivamente por civiles que de manera obligatoria tuvieron que hacer el servicio militar, cuando tenían entre 18 y 21 años, y con pésima formación, fueron convocados por el gobierno militar de facto de Leopoldo Fortunato Galtieri.2

Tengo 34 años y hace 15 que participo con el CECIM en las distintas actividades en las que la organización realiza o asiste. Creo que la elección de nuestros caminos y decisiones son producto de lo que vivimos en nuestra etapa formativa, y muchas veces no somos ajenos a lo que vivieron nuestros padres y familiares en su pasado, tomando esas experiencias como herramienta de vida. Malvinas es parte mía desde antes que yo lo entendiera. Vino en mi ADN, como nos gusta decir a los argentinos como con muchas otras cosas en la vida cuando algo nos interpela y moviliza. Pero también como se ve en las primeras fotos de mis primeros años de vida ya en la mítica casa de 21 y 40, que la Universidad Nacional de La Plata donó en sus primeros años a la organización.

Como lo puede hacer cualquier niño que acompaña a su padre a su trabajo o alguna juntada con amigos, yo a mi viejo lo acompañaba a actividades relacionadas con Malvinas. Reuniones chicas, grandes, marchas por los derechos humanos y la paz, actos conmemorativos, escraches a militares y centenares de charlas y debates. A donde iba el CECIM yo iba de la mano de mi papá. Por eso, cuando me preguntan desde cuándo tengo memoria de que soy hijo de un ex combatiente, mi respuesta siempre es la misma: desde siempre, es algo con lo que nací.

A pesar de haber acompañado a mi papá junto a mi mama Hilda y mis hermanas Celina y Juliana a todos lados, mi interés se profundizó a partir 2007, cuando un grupo de hijas e hijos de ex combatientes, con la coordinación de Carlos Giordano –miembro fundador del CECIM– realizamos un documental que se llamó “Nuestras Historias”.

Este documental tuvo la particularidad de estar enfocado en las madres, hermanas y esposas de los ex combatientes, en el que contaban desde su perspectiva lo que fue la guerra y cómo lo vivieron estando en el continente. No tengo registro de que, hasta entonces, existiera alguna producción en el que las mujeres decían lo que pensaban en relación al tema.

Participamos en las entrevistas hijas e hijos. Fueron las primeras en las que empezamos a contar lo que sabíamos y a desarrollar nuestro punto de vista. Queríamos contarle al mundo que las Malvinas son argentinas y que teníamos fundamentos para sostenerlo.

En 2007 se cumplían 25 años del conflicto. Las fechas redondas siempre tienen más impacto. Y muchos de los hijos que filmamos ese documental teníamos la misma edad que la que tenían nuestros padres cuando fueron a la guerra. Ese fue un elemento más que sumo a lo que terminaría siendo un grupo de jóvenes muy activos y comprometidos por “La Cuestión Malvinas”. Para nosotros, desde ese documental, ya no iba a ser más la “Guerra de Malvinas”. Iba a ser “La Cuestión” y eso era lo que queríamos contar.

En ese documental teníamos mucho para decir y ya no era solo de la guerra o lo que sentíamos por ser hijos de ex combatientes. Ahora queríamos hablar del futuro de Malvinas, siempre partiendo de la misma premisa: “Quién no recuerda su pasado, jamás podrá entender su presente y menos comprender su futuro”. Esa frase, que se encuentra al inicio del documental, es una de las que marcó mi adolescencia. Pero ese análisis que comenzamos a hacer no fue casualidad.

Nuestros padres eran militantes activos de “La Cuestión Malvinas” y desde sus primeros años en la organización del CECIM, comenzaron a estudiar y a entender por qué les había tocado ir a una guerra. Mi papá siempre decía en el inicio de sus charlas: “Una de las cosas que siempre nos preguntamos los ex combatientes del CECIM: ¿Por qué eran tan importantes unas islas que del 100 % del territorio mundial ocupaban menos del 1 %, pero que llevó a la Argentina a enfrentarse a una superpotencia como el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte?”.

A esa pregunta y a las diez mil más que teníamos le fuimos encontrando respuesta en las distintas actividades en las que nos fuimos involucrando.

El mural más grande del mundo

Unos años después de hacer el documental “Nuestras Historias”, comenzamos a filmar una serie documental que se iba a llamar “Esquirlas”. Queríamos empezar a hablar de políticas soberanas, pero luego la isla de edición donde teníamos el material filmado durante varios días de rodaje se prendió fuego, junto con otros documentos y archivos fílmicos históricos que le pertenecían a Carlos Giordano.

Sin embargo, nuestra necesidad por hacer y contar Malvinas estaba a flor de piel y necesitábamos expresarnos. En ese momento los jóvenes decidimos que teníamos que conformarnos como grupo y organizar las ideas que teníamos. Nos reunimos un día en la casa de mis viejos en Villa Castells y ahí surgió “Jóvenes Latinoamericanos por la Soberanía de Malvinas” (JLSM), que sería un riñón del CECIM. Los propios hijos e hijas, con sus amistades, diciendo lo que pensaban y con la necesidad de hacer visible la cuestión más allá de la guerra.

Desde esa organización nació la idea del “Mural de Malvinas más grande del mundo”, un mural que estaría ubicado en el centro geográfico de la ciudad. Pintando una superficie de treinta metros por treinta metros, generamos una actividad cultural que convocaría a más de cuatrocientas personas y con la consigna “no a la militarización del Atlántico Sur”. Realizamos así nuestro primer reclamo a través del arte.

Hoy, once años después y luego de varias repintadas, está declarado de interés municipal y es uno de los murales más emblemáticos de nuestra ciudad, con la característica que puede ser visto con facilidad desde las aplicaciones satelitales.

La radio

“Malvinas: Memoria Presente y Futuro” se llama el programa de radio del CECIM, que tiene más de 25 años de historia y se transmite por Radio Universidad Nacional de La Plata, en la AM 1390 los jueves de 13 a 14. Ese programa estuvo a cargo de distintos ex combatientes a lo largo del tiempo: Carlos Giordano, Martin Raninqueo, Jose Zarzoso, Mario Volpe, Rodolfo Carrizo, entre otros. A mediados de 2013 tomamos protagonismo nosotros, con Sofía Costantini, Francisco Marano, Ignacio Marano y Manuel Giordano. Ese fue el equipo inicial al que luego se sumaría Emiliano Rimoldi.

Al primer programa que hicimos vino Duilio Ferro, un periodista amigo del CECIM que siempre le dio una mano para los temas ligados a difusión de prensa. Nunca me voy a olvidar de ese día y de los nervios que tenía. Tenía tanto para decir y no sabía cómo iba a decirlo. Por suerte, hacer es cuestión de práctica e ir tomando un poco de confianza.

Este programa es sobre políticas soberanas. Una emisión semanal en la que tratamos de abordar noticias a nivel internacional, siendo la cuestión Malvinas un eje y disparador para relacionar los temas que vamos presentando. Entrevistar periódicamente a distintas personalidades vinculadas con estos temas es muy enriquecedor y nos ayuda a comprender mejor lo que sucede no solo en la Argentina sino también en el mundo.

Hoy ya hace nueve años que hago el programa y puedo afirmar que es un producto totalmente distinto a lo que ofrecen los grandes medios hegemónicos de comunicación. El espíritu anticolonialista, anticapitalista y profundamente soberano del CECIM invita a la reflexión desde una perspectiva de derechos humanos.

El viaje a Malvinas

Me parece necesario contar, de manera resumida, algunos recuerdos del viaje a Malvinas con mi papá. Y lo que eso representa. Me movilizó tanto que no tengo dudas de que soy una persona diferente después de ese viaje.

Salimos el 10 de octubre del 2014 dieciocho platenses, siete ex combatientes miembros del CECIM La Plata, diez hijos y una hija.

Escuchamos desde que tenemos uso de razón a nuestros viejos hablar de las Islas. Ya desde chiquito soñaba con qué me iba a encontrar cuando llegara a Malvinas. Quería poder estar en el lugar de las diez mil historias. Quería viajar para tener las mías.

En el vuelo a las Islas, que duró menos de una hora, se nos acercó una azafata de LAN, nos dio una revista del freeshop, un formulario que teníamos que llenar y otro papel con una serie de recomendaciones para una mejor estadía. A Malvinas no pueden ingresar aviones de Aerolíneas Argentinas. En ese formulario nos preguntaban a dónde nos íbamos a alojar, por cuantos días y con cuánto dinero disponíamos. Nos íbamos a quedar una semana.

Nos dijeron que evitemos utilizar nuestro idioma y que habláramos en inglés. También nos dijeron que no utilizáramos vestimenta que haga referencia a nuestra nacionalidad, camisetas o banderas de Argentina, porque a los kelpers les traía el mal recuerdo de la guerra de 1982.

Faltando cinco minutos para aterrizar, desde las ventanas del avión ya se podían ver los primeros islotes que rodean la Gran Malvina y la Isla Soledad. No sabía si filmar, si sacar fotos o si mirar y nada más. Ya no me las iba a imaginar más, las iba a pisar.

Una vez que aterrizamos en las islas nos dijeron que estaba prohibido tomar imágenes del aeropuerto y dentro del aeropuerto. Ver a los soldados con sus uniformes en la pista de aterrizaje fue impactante y también los aviones militares de gran tamaño que circulaban. Levanté la mirada para encontrarme con un BOEING C17, el avión de cargas más grande del mundo, listo para transportar tropas y armamento pesado a cualquier parte del mundo, al lado dos Tiphoon Eurofighter 7 siendo remolcados a la pista por unos carros grúas especiales. Y alrededor una tonelada de aparatos de los cuales salían puntas de misiles, lo que parecía ser un armamento de defensa especial para ataques desde el aire.

Al bajar del avión caminamos por una línea que nos llevó al interior de un hangar. Ingresamos a una base repleta de soldados de la Royal Force. Ahí tuvimos que dejar el formulario que llenamos en el avión, nos sellaron el pasaporte y de manera casi azarosa respondimos algunas preguntas. Del otro lado, al salir del hangar por una puerta lateral, nos esperaba Joseph, un isleño que contratamos para que nos llevara en un pequeño colectivo hasta Puerto Argentino. Teníamos el hospedaje en casas particulares. Los ex combatientes en lo de Arleth y los hijos en lo de Charles.

Al subir al micro busqué inmediatamente la ventanilla. Quería ver y filmar en lo que durara el recorrido de la salida de la base lo que había ahí dentro. A pesar de que me encontraba incómodo y algo asustado por estar ahí, no me sorprendía lo que estaba viendo, todo lo que me habían contado lo estaba corroborando.

Entre la suma de sentimientos y sensaciones que tenía al ver Monte Agradable no puedo explicar cómo es el sentimiento de usurpación. No hay robo que se asemeje. Imagino que solo un robo se puede sentir como el de la usurpación de la tierra y ese es la usurpación de la identidad. Camino a Puerto Argentino, mirando desde el micro, nos encontramos con ese momento tan esperado, tantos años imaginando cómo sería esa geografía que habíamos habitado en sueños ¿Con que me iba a encontrar? Cuando a un lugar le das una simbología tal como Malvinas, nada parece suficiente. Sin embargo, no fue una sorpresa más que la que se puede encontrar en cualquier parte del sur argentino, porque Malvinas es el sur argentino. O por lo menos así le decimos, porque en sí, considerando también la Antártida, Malvinas está en el centro geográfico de la Argentina. Solo que no nos lo enseñaron así.

Llegamos a la casa de Arleth, la señora que hospedaba a nuestros viejos, y no pasaron más de cinco minutos cuando llegó una camioneta de la policía. Se presentaron dos oficiales y nuevamente nos volvieron a aconsejar normas de buena convivencia en las islas. Una de las cosas que nos aconsejaron era que evitemos ir a los bares, ya que había arribado una fragata militar e iban a estar los soldados de franco y podíamos tener alguna diferencia.

Puerto Argentino tiene muy pocas casas, pero todas son particulares. En algunas nos encontramos con carteles para que lean los turistas. Los carteles solo están dirigidos al pueblo argentino con lemas como “la tierra es de quien gana la guerra” o “argentinos solo serán bienvenidos cuando dejen de reclamar soberanía sobre las islas”.

Aquel viaje de los dieciocho a las Islas fue muy particular. Algunos de nuestros padres ya habían vuelto luego de la guerra del 82. Solo uno de los ex combatientes, Carlos, regresaba por primera vez, y los hijos no habíamos estado nunca. Para nosotros era todo nuevo. De lo que todo el grupo estaba seguro era que íbamos a recorrer todo lo que nos diera el tiempo. El cronograma ya estaba bastante planificado: Lo primero que íbamos a hacer era ir al cementerio. Es lo primero que quieren los ex combatientes cuando vuelven. Van a Darwin a rendirles homenaje a sus hermanos, a mostrarles su respeto. Pero también a charlar un rato. A contarles cómo están, que hicieron de su vida. Alguno que otro deja algún recuerdo.

Una de las cosas que hicimos todos juntos en el cementerio fue cantar el himno nacional bien fuerte y con mucha emoción. Darwin no se puede explicar mucho, hay que vivirlo. No es un cementerio común en alguna ciudad o pueblo. Es un cementerio de guerra en medio de las Islas Malvinas. Lejos de Puerto Argentino y en medio de la nada. Al final, y como siempre en cada viaje que hacen los ex combatientes del CECIM, colocamos una placa conmemorativa. Lo malo es que después que nos vamos la sacan.

Cuando llegamos al cementerio el día estaba frío con un viento insoportable y el cielo cubierto de nubes grises. En la estadía en Malvinas, al caminar por los montes, pensaba constantemente como hicieron para soportar ese viento insoportable. Después de tantos años de imaginar el cementerio, ahí estaba, frente a mí. Y con él los compañeros de nuestros viejos.

Cuando caminamos en el cementerio nos pusimos como objetivo contar cuántas lápidas tenían el lema de “Soldado argentino solo conocido por Dios”. Hasta donde sabíamos, había 123 tumbas NN. Es decir, sin identificación. El viento no aflojó ni un segundo, apenas podíamos escucharnos. Cada uno lo fue sintiendo de manera diferente, algunos lo caminaron de punta a punta apenas llegaron, otros fueron directo a lugares específicos. En algún momento todos nos quedamos un rato en silencio. Como a lo largo de todo el viaje, se hacía una ronda y se decían unas palabras. Esas rondas nos ayudaron a sanar el dolor del alma.

Me acuerdo que no me quería ir de Darwin, necesitaba registrarlo para que el mundo pudiera ver lo que dejó la guerra como resultado. Todos ya me esperaban en la camioneta y Camilo me secundaba hasta último momento. Algo hermoso del viaje fue que respetamos mucho los tiempos de cada uno (en ese caso el mío). Aún sigo con la sensación de que me quedé con más ganas de estar ahí. Sí, en un cementerio. Será porque sé que ahí están Alfredo, Rolando, Poroto y el resto de los pibes que, como siempre dicen los viejos, son los únicos y verdaderos héroes de esa guerra.

Para mí construcción mental de lo que había sido la guerra de Malvinas y lo que había vivido mi viejo, era muy importante el Monte Longdon. El Monte de la guerra, del dolor y la derrota. Ese día decidimos acampar ahí. Carlitos se puso la diez con la cocina y mi viejo le dio una mano. Estar en ese monte fue de lo más significativo y emocionante de mi vida.

A Malvinas fuimos con ropa para ir a la nieve a esquiar. Camperas, buzos y remeras preparados para soportar el frío. Teníamos comida y bebida para un festejo y aun así teníamos un poco de frío. Dormir en la carpa fue algo prácticamente imposible, por el viento y la humedad. Volvíamos a pensar en los pibes en el 82 y en cómo hicieron para aguantar tanto.

Una característica que tienen muchos ex combatientes del CECIM es que se refugian en el humor para convivir con la tragedia que atravesaron. Creo que es una manera para superar las situaciones traumáticas que pasaron. Hoy, de grande, me doy cuenta de que también fue su manera de poder contar lo que pasó.

La sensación que me traje de los isleños es que viven en un mundo de fantasía. Me acuerdo que en 2014 había un brote de ébola y en los cuatro canales de noticias que tenían solo se hablaba de ese tema. Recuerdo que también tenían otros tres canales de películas. Por lo menos en la semana que estuvimos nosotros, solo pasaron películas de ciencia ficción con temáticas de virus mortales. También tenían dos canales de deportes. Un periódico local muy pequeño. Y según nuestra experiencia en la red, hay muchísimas limitaciones informativas. Cuentan con una estación de radio que se trasmite desde la base militar, con conductores londinenses, y una en el pueblo gestionada por isleños.

En una charla con una isleña, nos mencionaba que se sienten amenazados constantemente por la Argentina. Y que cuando escucha pasar a los aviones de guerra británicos se siente protegida. Me dio mucha pena y algo de risa su pensamiento. Pena porque entendí que los tienen engañados constantemente. Risa porque la Argentina jamás podría enfrentarse a un imperio como este.

Viajamos entre otras cosas para hacer homenajes. A los compañeros, al pueblo argentino, a la patria. Si, a la patria, eso que nos regaló San Martín y nos robaron los milicos. A la vuelta de Cabo San Felipe (donde está el faro) frenamos en una playa y bajamos para ver el mar más hermoso del mundo, el mar de Malvinas. Ahí surgió otro homenaje más. En uno de los primeros viajes que hicieron ex combatientes del CECIM, Luis Aparicio –otro ex combatiente fundador– decidió tirarse al agua en pleno invierno para rendir homenaje a los compañeros caídos en el crucero General Belgrano. Casi sin pensarlo demasiado algunos decidimos tomar la posta de Luis y continuar el homenaje tirándonos también. Cuando le cuento a la gente la sensación del agua helada le explico que es como sentir un montón de agujas que te pinchan. Yo estaba muy emocionado, pero en los homenajes también tratamos de encontrar la alegría. Primero arrancó Carlitos, después lo seguí yo y luego Guido Terminiello. Siguieron Juan y Agustín Magno al mismo tiempo.

Puerto Argentino tiene un museo muy particular. En él se puede encontrar un montón de objetos de los primeros invasores británicos de las islas en 1833 y de los inmigrantes siguientes a ellos. Todo viene de Londres. Al igual que hoy en día todo lo que consumen es 100 % importado. No producen nada. Los bienes, productos y alimentos vienen en grandes contenedores desde Europa.

Cuando volvimos a la base militar para abordar el avión tuvimos que pasar por un control de equipaje en el que nos revisaron exhaustivamente. Varios de nosotros nos trajimos un montón de objetos. Los ex combatientes tienen la costumbre de volver a sus posiciones de guerra en el 82 y ver si encuentran alguna pertenencia de aquella época. También mantienen un código de no tocar nada que sea de una posición que no fue de uno, pensando que si le toca volver al que estuvo ahí, pueda encontrar lo que dejó. Yo tenía algunas piedras y una bolsa con tierra. Quería llevar el olor de Malvinas para que lo sintieran los que no pudieron venir.

En la base, si te encuentran algo de eso, te lo sacan. Incluido las piedras y la tierra. Y así nos pasó a varios, cuando nos llamaron del otro lado del control y nos abrieron los equipajes para ver que llevábamos.

Las charlas

Una de las cosas que me movilizó para formar parte del programa de radio en 2013 eran las charlas que daban los ex combatientes. Pero más precisamente Mario Volpe, ya que él tiene una manera muy especial de contar las razones del conflicto. Él es capaz de abrir la cabeza de quienes lo escuchan y mostrar el valor de los bienes y recursos naturales que hay en América del Sur y sus mares. Y más que nada el valor de la Antártida, principal motivo de la invasión Británica al sur continental. Las charlas de Mario me cambiaron la manera de ver Malvinas y me generaron la necesidad de hacer lo que él hacía en todos los lugares que fuera posible. Había que llevar esas ideas a todos lados.

Es por ello que con Manuel Giordano y en compañía de Sofia Costantini decidimos arrancar a dar charlas en todos los lugares que nos convocaran para hablar de Malvinas. Principalmente nos convocan para “temporada alta”, como le dicen de manera graciosa los ex combatientes cuando se aproxima el 2 de Abril. Pero tratamos de trabajar a lo largo del año sabiendo que las efemérides tienen ese peso particular de la memoria colectiva.

Ahora me doy cuenta que a las distintas charlas a las que acompañaba a mi viejo de chico las doy yo de grande. La idea es poder mejorar día a día la manera de contar “La cuestión Malvinas” para los distintos espacios educativos o formativos a donde asistimos. Vivimos en un mundo injusto donde la idea de Desmalvinizar sigue viva por parte de quienes intentan someter a los pueblos. Nosotros, los que malvinizamos, lo seguiremos haciendo día a día con la certeza de que las juventudes son el futuro soberano con el que tanto soñamos.

VOLVEREMOS A MALVINAS DE LA MANO DE AMÉRICA LATINA.

Notas

1 El conflicto entre Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte inició en 1833 con las invasiones británicas a los primeros pobladores argentinos que habitaban de manera pacífica las Islas Malvinas, que continúa vigente con más de 189 años de usurpación de manera ilegítima. Que a pesar de los reiterados pedidos en Naciones Unidas por parte de la Argentina, este conglomerado de países sigue desoyendo lo ya dictaminado en la resolución 20 del año 1965 (2065) y la resolución 1514 (Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales) porque sabe que su poderío bélico y político a nivel mundial son herramienta de control suficiente para imposibilitar a nuestro país cualquier tipo de reclamo o intento de negociación de manera pacífica. Pero, más allá de eso, también poseen poder de veto en el consejo de seguridad de las Naciones Unidas, siendo un simple trámite administrativo el pasar por alto este petitorio cada vez que sea necesario. Vale remarcar que este poder de veto lo tienen aquellos países que poseen armamento nuclear, conocidos como el G5 o los cinco grandes Reino Unido, Estados Unidos, Francia, China y Rusia.
2 Penúltimo presidente de facto de la dictadura que gobernó la Argentina desde el 24 de marzo de 1976 al 10 de diciembre de 1983, responsable de uno de los mayores genocidios que vivió nuestro país con la desaparición de más de 30.000 argentinas y argentinos, como parte de un plan sistemático desarrollado en América conocido como Operativo Cóndor, que con el financiamiento y la planificación de los Estados Unidos impuso gobiernos militares y desarrolló prácticas similares de terrorismo de estado y desaparición de personas en distintos países de la región.
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