Artículos

Jóvenes, comunicación y cultura. Disputas y sentidos en la Fiesta Nacional de los Estudiante en Jujuy

Youth, Communication and Culture. Disputes and Meanings in the National Student’s Festival in Jujuy

Juventude, comunicação e cultura. Disputas e significados no Festival Nacional do Estudante em Jujuy

Juan Armando Guzmán
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Jujuy, Argentina
Nicolás Sosa Chavez
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Jujuy, Argentina
Lara Montial Bergesio
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Jujuy, Argentina

REVCOM. Revista científica de la red de carreras de Comunicación Social

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

ISSN: 2451-7836

Periodicidad: Frecuencia continua

núm. 14, e076, 2022

redcom.revcom@gmail.com

Recepción: 08 Marzo 2022

Aprobación: 03 Julio 2022

Publicación: 19 Agosto 2022



DOI: https://doi.org/10.24215/24517836e076

Resumen: La Fiesta Nacional de los Estudiantes (FNE) es una festividad que se desarrolla hace setenta años en la ciudad de San Salvador de Jujuy, la cual cuenta con varias instancias para hacerse efectiva, una de ellas se denomina Pintada Estudiantil. En este artículo daremos cuenta de un conflicto durante la misma en donde entraron en crisis los sentidos hegemónicos sobre la juventud y su rol de herederos y reproductores de los valores tradicionales de una sociedad. El análisis crítico nos permitirá develar las significaciones dominantes en los procesos de interacción social a partir de un estudio de los sentidos y estrategias biopolíticas en la construcción y regulación de la condición juvenil. Esto nos permitirá indagar en las tensiones y resistencias que se generan desde determinados sectores juveniles, a las imposiciones institucionales vigentes en una sociedad como la jujeña.

Palabras clave: jóvenes, comunicación, cultura, biopolítica.

Resumo: A Fiesta Nacional de los Estudiantes (FNE) é um festival que se realiza há setenta anos na cidade de San Salvador de Jujuy, que tem várias instâncias para ser eficaz, uma delas é a chamada Pintada Estudiantil (Pintura Estudantil). Neste artigo vamos dar conta de um conflito durante este evento em que os significados hegemónicos da juventude e o seu papel como herdeiros e reprodutores dos valores tradicionais de uma sociedade entraram em crise. A análise crítica permitir-nos-á revelar os significados dominantes nos processos de interacção social através do estudo de significados e estratégias biopolíticas na construção e regulação da condição juvenil. Isto permitir-nos-á investigar as tensões e resistências geradas por certos sectores da juventude às imposições institucionais em vigor numa sociedade como a de Jujuy.

Palavras-chave: jovens, comunicação, cultura, biopolítica.

Abstract: The Fiesta Nacional de los Estudiantes (FNE) is a festival that has been held for seventy years in the city of San Salvador de Jujuy, which has several instances to be effective, one of them is called Pintada Estudiantil (Student Painting). In this article we will give an account of a conflicto during this event in which the hegemonic meanings of youth and their role as heirs and reproducers of the traditional values of a society came into crisis. The critical analysis will allow us to unveil the dominant meanings in the processes of social interaction through the study of biopolitical meanings and strategies in the construction and regulation of the youth condition. This will allow us to reserch the tensions and resistance generated by certain youth sectors to the institutional impositions in force in a society such as that of Jujuy.

Keywords: yuth, communication, culture, biopolitics.

Introducción

La Fiesta Nacional de los Estudiantes en tanto festividad tradicional cuenta con varias instancias que hacen efectivo su desarrollo. De las múltiples instancias que más adelante detallaremos nos interesará describir la Pintada Estudiantil, una instancia de reunión entre estudiantes y la comunidad jujeña para pintar la Avenida de los Estudiantes, en la que desfilan las carrozas. En el año 2018 en la clásica pintada estudiantil, un grupo de jóvenes se alejan de los dibujos alegóricos a la primavera como flores, animales, paisajes, dibujos de series animadas, y deciden a través de sus producciones gráficas hacer referencia a la Educación Sexual Integral (ESI), la lucha a favor de la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) y a La Noche de los Lápices.

Sobre las regulaciones del mundo adulto, a través de sus instituciones y las expresiones gráficas de corte político/social de un grupo de jóvenes, se basa este artículo. Las tensiones y cruces generacionales se hacen más evidentes en una sociedad como la jujeña a la cual, siguiendo a Margaret Mead (2006), la podríamos denominar como posfigurativa: comunidades donde se plantea que el futuro de las generaciones jóvenes está enteramente anclado en el pasado de sus progenitores, padres y abuelos; en donde se considera que la forma de vivir y saber del mundo adulto es perenne, y el cumplimiento de sus mandatos en usos y costumbres garantiza el devenir de la comunidad.

(Re)pensar las juventudes y el (bio)poder

La juventud, en tanto categoría, no es neutra y no alude a una esencia. Las categorías sociales dan cuenta de la manera en que las sociedades viven como natural representaciones, valores, estéticas y definiciones del mundo. Las categorías también definirán a los sujetos que forman parte de una sociedad determinada, Rossana Reguillo (2000) nos dice que la juventud es una categoría producto del acuerdo social y productora del mundo.

Existe un consenso generalizado entre juvenólogos, que estudian el aspecto histórico y social, que la condición juvenil emerge como categoría social durante la modernidad. Los jóvenes eran aquellos que debían aplazar su llegada al mundo del trabajo, al mundo adulto, y finalmente entrar en él a través de determinadas trayectorias. Estas trayectorias tenían que ver con la reproducción de las instituciones modernas en la vida cotidiana: la constitución de una familia, el pasaje escolar y la entrada al trabajo, la adquisición de ciertos derechos y obligaciones civiles (Saintout, 2006; Margulis y Urresti, 2008).

Siguiendo a Foucault, la meta básica de las instituciones de la modernidad era producir seres humanos que pudiesen ser tratados como “cuerpos dóciles”. Si bien para Foucault el poder se cristaliza en Instituciones, como parte del aparato estatal, el poder no está allí. No es la institución, y no es una estructura. Por poder hay que comprender la multiplicidad de las relaciones de fuerza propias del dominio en que se ejercen, y son constitutivas de su organización. El poder es omnipresente, se está (re)produciendo a cada instante, el poder viene de todas partes; en definitiva, “el poder es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una sociedad dada” (Foucault, 2003, p. 113).

Es en la época clásica donde se produce una fuerte transformación de los mecanismos de poder, el antiguo derecho del soberano de hacer morir o dejar vivir, es reemplazado por el poder de hacer vivir o abandonar a la muerte (Dreyfus y Rabinow, 2001). Esto lo enfatiza Edgardo Castro (2004) asegurando que Foucault plantea que, a partir del siglo XVII, el poder se ha organizado en torno de la vida, bajo dos formas principales atravesadas por un plexo de relaciones: las disciplinas (siglo VII) y la biopolítica (siglo XVIII).

Las disciplinas tienen como objeto el cuerpo individual son del orden del adiestramiento del cuerpo, por ejemplo, la vigilancia jerárquica, exámenes individuales, ejercicios repetitivos. A través de la disciplina que se desarrolla y perfecciona en hospitales, barracas, colegios, prisiones, se impone la modelación de un cuerpo que debe ser productivo: útil económicamente y dócil políticamente (Dreyfus y Rabinow, 2001; Revel, 2009). Por otro lado, a partir del siglo XVIII, el poder se organiza alrededor de una biopolítica de la población (es decir, del cuerpo-especie) cuyo objeto serán los procesos biológicos (Foucault, 2003). En este sentido, a partir de la biopolítica se busca racionalizar los problemas planteados a la práctica gubernamental por los fenómenos propios de la población: salud, longevidad, higiene, natalidad, mortalidad, raza.

A diferencia de las disciplinas que empleaban mecanismos del orden del adiestramiento del cuerpo, la biopolítica plantea mecanismos de prevención, de estimación estadística, medidas globales. Su finalidad es el equilibrio de la población, su regulación a través de todos los dispositivos o mecanismos mediante los cuales el poder opera sobre el cuerpo social e individual (Castro, 2004; Foucault, 2003). Es decir, se regula/administra la vida mediante una disciplina y una biopolítica que incorpora y naturaliza las regulaciones individuales/sociales.

Autores como Mariana Chaves (2004) y Fernando Quintero Tobón (2005) plantean que la (re)producción de la condición juvenil se realiza desde una perspectiva biopolítica. Estos autores nos dicen que la naturalización de la juventud como categoría social implica la construcción de un cuerpo social específico e identificable, en cuyo proceso se interceptan la asociación entre edad biológica y edad sociocultural; en ese cuerpo se inscriben representaciones y prácticas como propias a una condición juvenil, y también la adaptación a los procesos político-económicos, especialmente los relacionados con las demandas del sistema socio-productivo.

El biopoder crea, organiza y define a las juventudes a través de dispositivos disciplinares y biopolíticos que, en una primera instancia, se caracterizan por modelar el cuerpo y la conducta, esta tarea es asignada a determinadas instituciones reguladoras, como la familia y/o la escuela, las cuales han corrido con la suerte de detentar esta responsabilidad; complementando este proceso la biopolítica definirá como “jóvenes” a un sector de la población, el cual será definido e identificable socialmente, con derechos y obligaciones a los que deberán atenerse como miembros de la sociedad.

El biopoder nos ayuda a reconocer la condición juvenil como categoría etaria y socialmente situada, en relación y tensión con el mundo adulto y las instituciones modeladoras. Influirán, también, en la construcción de la condición juvenil –según Quintero Tobón (2005)– los relatos producidos sobre ellas y ellos, y los dispositivos implementados que ordenarán y objetivarán a estos sujetos en determinadas posiciones de la estructura social. De esta manera, a través de diversos regímenes de control, se produce y ordena –sobre este sector poblacional– una condición juvenil atravesada por relatos psicológicos, jurídicos, pedagógicos.

Sociedades tradicionales y juventudes

En el contexto de sociedades tradicionales como la jujeña, las interacciones de las juventudes con el mundo adulto estarán marcadas por la tensión entre el actuar juvenil de manera instituyente y las prácticas instituidas de sus predecesores.

Para entender este planteo nos posicionamos desde la perspectiva antropológica de Margaret Mead (2006), quien define un tipo de sociedad específica que concibe el futuro de las y los jóvenes anclado en el pesado de los adultos y de sus intuiciones disciplinarias. De esta manera, las instituciones que regulan los sentidos y prácticas sociales serán las que trasmitan los órdenes morales que sostienen una forma de vida imperecedera; a estas sociedades, la autora, las denomina posfigurativas, dado que consideran a la juventud como una etapa en transición, donde se les admitirá un cierto margen de maniobra en el que “se les permite” ser rebeldes, también como una etapa donde primaría la despreocupación y la posibilidad de ser utópicos (Chaves, 2005). Más adelante Margulis y Urresti (2008) ampliarán esta idea a partir del concepto de moratoria social, concepción mucho más compleja ya que se ve interceptada por distintas variables,1 como ser la clase social, el género y la generación.

Nuestra unidad de análisis se encuentra anclada en un momento específico de la población jujeña. Ellos y ellas, durante el mes de septiembre, forman parte de una festividad ritual que daría cuenta de la culminación de la etapa como estudiantes del nivel secundario, y el comienzo de otra marcada por la elección de una carrera del nivel superior o su inserción en el mercado laboral (muchas veces de manera informal). En este sentido, el presente artículo no pretende desarrollar un análisis histórico de la Fiesta Nacional de los Estudiantes, pero sí nos interesa conocer, a partir de un hecho relacionado a ella, los procesos de disputa por el sentido de ser joven en la ciudad de San Salvador de Jujuy, provincia de Jujuy.

Durante la 67° edición de la FNE, los responsables gubernamentales decidieron tapar un dibujo realizado por un grupo de jóvenes por considerar que politizaban una fiesta estudiantil; como toda sociedad tradicional deja en claro qué temas son de la experticia del mundo adulto y cuáles son los temas que no deben ser tratados por las y los jóvenes como, por ejemplo, la política y la sexualidad. Las tensiones que se generan por las disputas del sentido social hacen que la armonía intergeneracional abandone la pretendida conformidad y linealidad, y emerja una faz contradictoria. El hecho que una festividad se institucionalice implica el seguimiento y aplicación de reglamentos para que sea efectiva, por sobre todo significa cómo la biopolítica penetra en el cuerpo social de una población específica para su control, regulación y sanción.

¿La fiesta, de los estudiantes?

Como dijimos, la FNE cuenta con distintas instancias para hacerse efectiva, entre ellas, las elecciones de reinas tanto a nivel local como nacional. Las elecciones de reinas son una actividad que pesa sobre las jóvenes jujeñas y legitiman una histórica representación paradigmática de cómo debe ser la mujer; estas elecciones vehiculizan un proceso que afianzan prejuicios étnicos, de clase y de género vigentes en nuestra sociedad. Las jóvenes elegidas como reinas serán quienes desfilarán en las carrozas y carruajes alegóricos durante más de una semana en la tradicional Avenida de Los Estudiantes. Las carrozas y carruajes se exhibirán ante un público, en general, y un jurado, en particular, que evaluará estas producciones. Simultáneamente se realizan fiestas, conciertos, competencias deportivas, el Congreso Estudiantil y concursos artísticos –en el cual figura La Pintada Estudiantil–.

Estas actividades y otras son administradas por un organismo gubernamental denominado Ente Autárquico Permanente (ENTE). Esta institución se encarga de controlar y regular la fiesta y sus diversas instancias, el actual presidente del ENTE es Martín Meyer (hermano de Ekel Meyer, Juez del Superior Tribunal de Justicia de la provincia y ex exministro de Seguridad del Gobierno de Gerardo Morales). En una entrevista a un medio local, el presidente del ENTE concibe que los estudiantes que trabajan con él en la comisión estudiantil lo hacen en un ambiente laboral en el cual no hay diferencias entre ellos “ni económicas, de inclinación sexual, pensamiento religioso o político, eso queda de lado. Acá son un grupo de amigos que tienen un fin en común y trabajan por ese fin, y eso es lo importante de esta fiesta”.2 También afirmó que el ENTE funciona como coordinador, meramente “monitoreando” las elecciones de los estudiantes, aceptando los cambios y modificaciones que ellos propongan sobre la FNE.

Pero en las últimas dos pintadas realizadas antes de la pandemia por covid-19, en los años 2018 y 2019, algunos estudiantes denunciaron actos de censura por parte del ENTE, reclamando que sus dibujos fueron tapados con pintura blanca apenas horas después de haberlos realizado. Al parecer el ambiente armónico relatado por el presidente de este organismo se vio enfrentado con una agenda juvenil que, lejos de reproducir ciertas prácticas culturales conservadoras, impugnaron la representación que sobre ellos y ellas pesa: el desinterés por los temas del mundo social.

Los discursos oficiales de esta institución conciben un modelo de juventud homogénea, ahistórica, esencial y –sobre todo– apolítica dado que piensan que se pueden borrar intereses particulares y sociales. Aducen que al suprimirse las identidades particulares en pos de mantener una estructura organizativa, la FNE se constituiría en un espacio libre de conflictos. Emerge así, en este discurso una concepción funcionalista de las instituciones y de sus miembros, como así también de las y los estudiantes en general.

Cuando afirma que “el ENTE monitorea las elecciones de los estudiantes, aceptando los cambios y modificaciones que ellos propongan sobre la FNE”, olvida el conflicto acontecido durante el 2018, cuando una agrupación estudiantil del nivel secundario llamada “No vamo’ a calmarno” realizó pintadas [Figura 1] en la que expresaron su apoyo a la lucha por la Ley del aborto legal, seguro y gratuito, a la Educación Sexual Integral (ESI), a la defensa de la educación pública y gratuita, al aniversario número 42 de la Noche de los Lápices y sobre la desaparición forzada de Santiago Maldonado. Luego, en 2019, repitieron la temática de la legalización del aborto y la educación sexual, sumando también denuncias contra el Fondo Monetario Internacional y expresiones de solidaridad con docentes estatales de Chubut.3 Los jóvenes declararon que, a pesar de que tapen sus intervenciones, y del gasto económico que supone comprar toda la pintura y los pinceles, ellos y ellas seguirán asistiendo cada año porque la fiesta les pertenece, y no a los adultos que buscan silenciarlos. Además, manifestaron haber recibido numerosas muestras de apoyo y solidaridad de otros estudiantes, incluso pertenecientes a la Comisión Estudiantil del ENTE, quienes se mostraron disconformes con el hecho de que se permita dibujar libremente imágenes referidas a la religión católica, pero se censuren las referidas a la ESI y a la ILE.

Según el presidente del ENTE la censura sobre los dibujos de las y los estudiantes [Figura 2] se realizó por que politizaban la FNE y también por considerar que las consignas que expresaba las y los jóvenes estaban rodeadas de “expresiones agresivas”. En párrafos anteriores el presidente del ENTE recalcaba lo importante que era borrar particularidades e intereses identitarios en pos de homogeneizar y presentar una juventud que solo se preocupa por los hechos festivos y seguir las reglas del mundo adulto. Esto se nos presenta como una clara expresión de una sociedad adultocrática, masculina y blanca que instaura un comportamiento ético, estético y moral sobre los mundos juveniles.

Dibujos realizados por “No vamo’ a calmarno” (2018)
Figura 1
Dibujos realizados por “No vamo’ a calmarno” (2018)
La Izquierda Diario4


Dibujos censurados (2018)
Figura 2
Dibujos censurados (2018)
La Izquierda Diario5

La FNE en pandemia

La pandemia por la covid-19 obligó a la suspensión de las actividades de la 69° edición de la FNE, sin embargo, algunas se llevaron a cabo de forma virtual, por ejemplo, el “Día de la primavera” se trasladó a las redes sociales por iniciativa y organización del ENTE. Los medios de comunicación digitales de la provincia podían retransmitir la señal para que la población jujeña participe desde sus hogares vía Zoom. Esta actividad organizada por el ENTE no dejó de estar envuelta en desaciertos, ya que en horario central se transmitió la canción “Casi la mato”, del grupo de cumbia jujeño “El Chino y la Revelión” [figura 3], canción que realiza apología al asesinato de mujeres; esto, en el marco de movilizaciones y luchas feministas contra los femicidios y la violencia contra las mujeres.6

Apertura FNE 2020, vía Zoom
Figura 3
Apertura FNE 2020, vía Zoom
Jujuy al Momento7

Si bien durante 2020 la actividad de pintar la avenida por donde desfilan las carrozas fue suspendida, el ENTE programó convocar a dos estudiantes por colegio para pintar la imagen de una enfermera sobre el piso de la Ciudad Cultural, lugar donde se montó el hospital de campaña en la ciudad de San Salvador de Jujuy. La imagen fue realizada por artistas locales y los estudiantes fueron invitados a pintarla como una forma de agradecer al personal sanitario y seguir concientizando sobre la pandemia. Al no haberse realizado la actividad habitual de la FNE durante el 2020, los dibujos de años anteriores sobre la Avenida de Los Estudiantes se encontraban desgastados por el paso del tiempo, muchos de ellos reflejaban el consumo de entretenimiento que proponen las industrias culturales: se dibujaron emojis o caricaturas de programas de televisión. Si bien no es una sorpresa, las industrias culturales siguen marcando las estéticas de las juventudes locales. Las pinturas sobre los consumos culturales entran sin problemas en la instancia competitiva de pintar las calles; pero las inquietudes, demandas y necesidades no se inscriben en esta instancia y pesa censura sobre ellas. Además de las temáticas comerciales, pudimos observar dibujos religiosos, como ser: gráficos de crucifijos, vírgenes e imágenes de Cristo, estas imágenes parecen repetirse entre las pintadas de colegios confesionales y grupos religiosos que también acuden a la Pintada Estudiantil. Encontramos, en menor cantidad, dibujos con temáticas regional que generalmente tratan sobre paisajes, la Pachamama o el folclore de nuestra provincia, al parecer toda referencia a una identidad no homogénea es considerada negativa.

Biopolítica juvenil y FNE

El artículo nos permitió reflexionar sobre la relación entre un grupo social como los jóvenes escolarizados y el estado provincial (a través del Ente Autárquico Permanente). Pensamos que esta reflexión puntual nos permitió adentrarnos en las características particulares de una sociedad jujeña que concebimos como tradicional y adultocéntrica, pero a la vez nos permitió reflexionar sobre la juventud en tanto categoría social no esencialista, ni como neologismo banal sino más bien como categoría social situacional, histórica, política y que disputa los sentidos sobre la realidad social en la que vive.

Fundamos nuestro análisis en la perspectiva foucaltiana del biopoder –también entendida como el gobierno de las poblaciones– cuyos mecanismos esenciales, constituidos por instituciones y discursos estatales, tienen por objetivo principal gobernar el desorden, administrar el riesgo y controlar a la población. Entonces, en tanto política sobre las poblaciones desde el biopoder se producen discursos y dispositivos sobre las juventudes con el fin de ordenar y objetivar a estos sujetos en determinadas posiciones de la estructura social, de acuerdo con los intereses particulares de determinado momento histórico.

Cuando hablamos de la gubernamentalidad política que tiene por objetivo la población categorizada como “juvenil”, hablamos de las diferentes estrategias y procedimientos que le permiten el estado intervenir institucionalmente en la vida de los sujetos. Por ejemplo, el Ente Autárquico Permanente es un organismo del gobierno de la provincia de Jujuy que se encarga de monitorear y regular la FNE, en este caso es clara la intervención del estado provincial en el control de una festividad estudiantil. Las regulaciones sobre la población juvenil son más generales ya que abarcan la existencia de ciertas instituciones, como una Secretaría y una Direcciones Provinciales de Juventud, cuyos objetivos apuntan a controlar y administrar el lugar de las y los jóvenes en la sociedad. Las políticas para los jóvenes del Gobierno de Gerardo Morales, según la Dirección Provincial de Juventudes,8 apuntan a construir ciudadanía que conduzca al Desarrollo Humano, promover la orientación vocacional, hacen un fuerte hincapié en capacitaciones para el acceso al mercado laboral, se plantean la necesidad de intervenir en la comunidad para alejar a las y los jóvenes de las adicciones y prevenir el suicidio, como así también hacen foco en la salud sexual y reproductiva y promueven la educación terciaria y universitaria a través de becas. Las políticas públicas son un claro ejemplo de biopoder en nuestra sociedad, pero si estas consideran a las personas como objetos, como depositarios de políticas, se piensan en políticas para jóvenes asistencialistas para evitar el peligro para la sociedad. Enfocándose en la experiencia argentina sobre políticas públicas y juventudes, Sergio Balardini (1999) caracteriza esta formas de intervenir institucionalmente sobre este grupo social, como políticas para la juventud “cuyos rasgos esenciales se resumen en paternalismo, ubicación de la juventud en lugares periféricos del cuerpo social activo, proteccionismo –los jóvenes son vistos como vulnerables y sin experiencia–, y un fuerte control social” (Balardini, 1999, p. 3). Esta perspectiva apunta a la “acción benéfica” de ciertas asociaciones juveniles haciéndoles adquirir una ética y comportamientos sociales predeterminados, se trataría de un dirigismo social generalizado ejercido bajo la tutela omnipresente de los adultos que estimulan en los jóvenes conductas pasivas y conformistas.

Parte de la crítica a esta forma de hacer política pública es la incongruencia entre lo instituido y lo instituyente, como los podemos ver en uno de los objetivos que plantea la Dirección Provincial de Juventud, el mismo establece la constitución de conserjerías de salud sexual y reproductiva. Plantear una conserjería9 es apuntar a un modelo de atención en salud que concibe a las personas como sujetos capaces de tomar sus propias decisiones, tanto acerca del ejercicio de su sexualidad y el cuidado de su cuerpo, como de la salud en relación con su función reproductiva. En este sentido nuestro análisis destaca cómo el interés por poner en el espacio público la discusión sobre la ILE fue borrado, aboliendo o cerrando el diálogo que proponen las y los jóvenes sobre este tipo de problemáticas. La censura, tapando el dibujo de la agrupación juvenil da cuenta de la poca receptividad a escuchar la demanda de un grupo de jóvenes.

En correspondencia con lo antes expuesto identificamos una biopolítica sobre las y los jóvenes que produce y ordena una condición juvenil mediante políticas para la juventud, que promueve relatos sobre ellas y ellos, y no con/desde las juventudes locales. A los fines de mantener el orden de jerarquías de los adultos sobre la población juvenil, intervienen mecanismos de disciplinamiento y normalización, como así también dispositivos de producción y control reflejados en las estrategias de intervención institucional de acuerdo con la norma de una sociedad conservadora como la jujeña. Visto así, tanto las y los estudiantes que participan acríticamente de la FNE, como quienes participan impugnando el mandato tradicional de esta festividad, son depositarios de biopolíticas juveniles que determinan los modos de intervención sobre ellas y ellos, y sus formas de inserción en la estructura social.

Palabras finales

Esta institución provincial –que convoca a una fiesta estudiantil que induce a dejar de lado toda referencia identitaria, pertenencia social, de género y política– piensa que la condición juvenil se encuentra al margen de las problemáticas sociales. Un mundo adulto que piensa que las y los estudiantes, por su condición de jóvenes, no estarían habilitados a tratar o pensar determinados temas, habla de cómo se modela el cuerpo y la conducta legítima de este grupo social.

San Salvador de Jujuy parece responder a un modelo de sociedad que otorga un lugar subalterno a sus juventudes, ese lugar es el de aprender de sus mayores, donde el presente y el futuro están anclados en el pasado; y ellos y ellas son depositarios de una tradición que debe repetirse; como señaló con agudeza Margaret Mead (2006), las sociedades posfigurativas apelan a la necesidad de conservar y preservar la tradición ya que su perdurabilidad se encuentra anclada en el pasado. En esta fiesta tradicional jujeña las juventudes siguen siendo concebidas como encargadas y responsables de un legado que se debe pasar de generación en generación, sin alteración. Respetar la tradición en Jujuy para la concepción del mundo adulto sería no involucrarse en política y no discutir las desiguales relaciones de género, clase y raza.

Los dibujos borrados son el producto de jóvenes que no quieren recrear y vivir la fiesta acríticamente, sino más bien pretenden crear espacios donde puedan exponer sus demandas, intereses o inquietudes, lejos del control censor del mundo adulto. La reivindicación de la identidad y de la historia, parecen agrietar la lógica conservadora que piensa que existe un solo camino para ser joven(es). Ante la censura responden con una lógica que interpela a la tradicionalidad jujeña, solo falta que el ENTE, en tanto organismo instituido tenga la capacidad de leer los sentidos que las juventudes les están otorgando a la vida, mientras –al menos un grupo de estudiantes– reivindican su lugar en el espacio social como actores y productores culturales en constante aceptación/negociación/oposición con las instituciones del mundo adulto.

Referencias

Balardini, S. (1999). Políticas de juventud: conceptos y la experiencia argentina. Última Década, (10), 1-17.

Castro, E. (2004). El vocabulario de Michel Foucault. Un recorrido alfabético por sus temas, conceptos y autores. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina: Prometeo.

Chaves, M. (2004). Biopolítica de los cuerpos jóvenes: aproximación e inventario. Kairós: Revista de Temas Sociales, (14), 1-22.

Chaves, M. (2005). Juventud negada y negativizada: representaciones y formaciones discursivas vigentes en la Argentina contemporánea. Última Década, (23), 9-32.

Dreyfus, H. y Rabinow, P. (2001). Michel Foucault: más allá del estructuralismo y la hermenéutica. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina: Nueva Visión.

Foucault, M. (2003). Historia de la sexualidad. 1: la voluntad de saber. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI.

Margulis, M. y Urresti, M. (2008). La juventud es más que una palabra. En M. Margulis (Ed.), La juventud es más que una palabra. Ensayos sobre cultura y juventud (pp. 13-30). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina: Biblos.

Mead, M. (2006). Cultura y Compromiso. Estudio sobre la ruptura generacional. Barcelona, España: Gedisa.

Reguillo Cruz, R. (2000). Emergencia de Culturas Juveniles. Estrategias del desencanto. Bogotá, Colombia: Norma.

Revel, J. (2009). Diccionario Foucault. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina: Nueva Visión.

Saintout, F. (2006). Jóvenes: el futuro llegó hace rato. Comunicación y estudios culturales latinoamericanos. La Plata, Argentina: Universidad Nacional de La Plata.

Quintero Tobón, F. (2005). De jóvenes y juventud. Nómades, (23), 94-102. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105116741011

Notas

1 Entenderemos a la moratoria social atravesada por el sistema de clases, ya que poder retrasar la entrada al mundo adulto es poseer tiempo y capital económico, lo que permitiría vivir con relativa despreocupación y ligereza; a partir del género, dado que las juventudes dependen de cómo, y de manera desigual, sus cuerpos son procesados por la sociedad y la cultura; y, a través de la generación, debido a que las juventudes son socializadas con códigos diferentes, porque existen diversas formas de percibir y de apreciar las circunstancias culturales (Margulis y Urresti, 2008).
6 Según el Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina, que abarca desde el 1 de enero al 31 de diciembre de 2020, en la Argentina se registraron 251 víctimas directas de femicidio, y en la provincia de Jujuy se registraron 11 mujeres víctimas de femicidio. Para mas información visitar: https://www.csjn.gov.ar/omrecopilacion/docs/informefemicidios2020.pdf
9 Información proveniente del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable (PNSSyPR) Ministerio de Salud de la Nación Argentina. Disponible en: http://iah.salud.gob.ar/doc/Documento105.pdf
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