Por C.D.

-¡Tenemos que cortar el puente Roma y parar a los tranvías que vienen  desde La Plata!-propuso Fermín-. Podemos usarlos como barricada…

El grupo que lo rodeaba aplaudió la idea a rabiar y se desbandó para cumplir las directivas.

-También hay que parar los botes así no llegan los maestros y suspenden las clases – agregó ya de camino al puente- ¡La huelga tiene que ser total!

A las ocho de la mañana del 17 de octubre Berisso estaba aislada y Fermín,al igual que todos los  trabajadores nucleados en el Sindicato Autónomo de la Industria de la Carne,  listo para protagonizar la larga jornada que cambiaría el curso de la historia.

 

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FABRICA

El origen de la ciudad coincidió con las epidemias de cólera y fiebre amarilla que azotaron Buenos Aires y el traslado de los saladeros ubicados en las cercanías del Riachuelo. Por ese entonces Juan Bautista Berisso, un inmigrante genovés,  decidió mudar el suyo a la Ensenada de Barragán, en el suroeste de la provincia. El emplazamiento e inicio de actividades del saladero San Juan dio empleo a casi 300 personas y contribuyó a la radicación de las primeras viviendas. Años más tarde, y producto del crecimiento de la actividad,  Luis Berisso, hermano de Juan, fundaría el saladero San Luis y contribuiría aún más al crecimiento de la comunidad.

El ocaso de la industria de los saladeros inició en 1900 con la instalación de una fábrica congeladora de carnes y conservas y con la radicación de la empresa frigorífica  La Plata Cold Storage  que en 1917 se transformaría en Compañía Swift de La Plata Sociedad Anónima Frigorífica. Este proceso coincidió también con la construcción del puerto en la Ensenada de Barragán con el propósito de combatir el desempleo originado por la decadencia de la industria de los saladeros.

En 1915 se produjo la instalación de otro frigorífico de capitales norteamericanos, el Armour, que junto con el Swift  se convertirán en testigos de la movilización obrera más importante del siglo XX.

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OBREROS_SINDICATO

Pasado el mediodía, Fermín  y los demás marcharon a pie hasta La Plata. La mayoría de los que formaban la columna vestía, como ellos, el uniforme del frigorífico: pantalón, camisa, gorro blanco y el delantal encerado.

En el camino, vieron cómo se les sumaba un grupo de trabajadores de Villa San Carlos y notaron que otro los esperaba cuando llegaron al Paseo del Bosque. Desde allí, fueron hacia la Plaza San Martín no sin antes atacar las oficinas del diario El Día, cantar el Himno Nacional y tirar algunas piedras e insultos al edificio de la Universidad.

Llegados  a la casa de Gobierno bonaerense la multitud pidió a los gritos la libertad del coronel  Perón mientras que una delegación era recibida por el interventor federal general Francisco Sáenz.

-Lo trasladaron…

-Llevaron a Perón a Hospital Militar- escucharon-. Dicen que tiene algo en los pulmones.

Para esa hora, Fermín estaba decidido a desconcentrarse y marchar hacia la Plaza de Mayo. Avanzó con los demás por calle 7 y antes de subirse a los camiones que lo llevarían a Buenos Aires le tiró unos cascotazos  al Banco Central y al Jockey Club.

 

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OBRERAS SWIFT

Las condiciones de trabajo en los frigoríficos Swift y Armour eran humillantes. A los bajos sueldos, las jornadas extenuantes, la falta de higiene e indumentaria adecuada se sumaban el maltrato y la persecución de los patrones ante el menor indicio de organización sindical.

La asunción del coronel Perón en la Secretaría de Trabajo y Previsión significó un cambio y una esperanza. El aumento de los salarios, la firma de convenios colectivos de trabajo, el aguinaldo, el congelamiento de los precios de arrendamientos y alquileres y la sanción del Estatuto del Peón le valieron el reconocimiento de los trabajadores que no solamente verían respondidas sus demandas de años sino que, además, se incorporarían definitivamente a la vida política del país.

Por estos cambios y aquella esperanza, los trabajadores de los frigoríficos de Berisso  temieron al escuchar sobre la renuncia de Perón el 9 de octubre; se inquietaron aún más por su traslado a la Isla Martín García y decidieron marchar para pedir por su liberación a la Plaza de Mayo.

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manifestantes

Cuando llegaron al Riachuelo, encontraron los puentes levantados.  Mientras que algunos siguieron caminando hasta encontrar algún cruce y otros se tiraron al agua dispuestos a pasar nadando, Fermín caminó por la orilla hasta que encontró unos botes en desuso.

-¡Vengan, che!- le gritó a sus compañeros- ¡Encontré algo con qué pasar!

En el centro de Avellaneda se reencontraron con sus compañeros y los ayudaron a cortar la calle atravesando unos rieles de vereda a vereda. Después, siguieron por Barracas hasta llegar a la Plaza de Mayo.

Sucios, cansados, acalorados y pegajosos como estaban, la fuente del centro de la Plaza les pareció un oasis.  Hacia allí fueron Fermín y los demás, con los zapatos en la mano y los pantalones arremangados.

Y ahí se quedaron: viendo llegar a la Plaza las mareas de obreros, con los brazos en alto y los puños apretados clamando por Perón, esperando con la paciencia ganada a fuerza de siglos de silencio.

Y al fin, cerca de la medianoche, escucharon a la voz tan querida y anhelada decir “Trabajadores…

17 de octubre