En el marco de la segunda edición del Festival Internacional de Cine de la Provincia de Buenos Aires, se presentó Jon Alpert, destacado cineasta, camarógrafo y documentalista estadounidense. Alpert brindó una clase magistral titulada ‘‘50 años con una cámara en la mano y un arma apuntando a mi cabeza’’,en la que compartió su experiencia cubriendo algunos de los conflictos, como las guerras de Vietnam, Irak y Afganistán, así como los conflictos en Nicaragua y América Central.
Los inicios en el cine documental
Jon Alpert recordó sus primeros pasos en el mundo del cine en la concurrida Nueva York de los años 70. En esa época, trabajaba como taxista y enfrentaba duras condiciones laborales. «Estados Unidos estaba involucrado en una guerra donde nadie quería estar», afirmó, refiriéndose a Vietnam. Al mismo tiempo, describió la crisis que vivía Estados Unidos como en Nueva York la inseguridad y el deterioro de los hospitales y el cierre de escuelas eran cada vez más grandes. “Los drogadictos sabían que por lo menos teníamos 10 dólares en el bolsillo, y subían a los taxis para robarnos con cuchillos en el cuello”, relató. A raíz de estas dificultades, Alpert intentó organizar a los taxistas para mejorar sus condiciones laborales, sin embargo esto era muy complicado porque era una pelea constante de taxistas contra taxistas, algo imposible de organizar, destacó Alpert. Mi esposa había recibido una cámara número 2 de las primeras videocámaras que habían fabricado los japoneses, ella hacia videoarte, hacia piezas muy abstractas con esta video cámara y yo le pedí, si me la podía mostrar para organizar con una película a los taxistas, con este clip, por primera vez logramos algo con una cámara. ‘’La calle fue una muy buena profesora y saco la respuesta adecuada y la calle fue donde aprendimos a hacer películas’’.La vida de Alpert cambió cuando su esposa, una artista de videoarte, le prestó una de las primeras cámaras de video fabricadas por los japoneses. “La calle fue una muy buena profesora y sacó la respuesta adecuada”, comentó, recordando cómo utilizó esa cámara para documentar la difícil situación de los taxistas, logrando así su primer proyecto documental. Este fue el inicio de una carrera en la que el cine se convirtió en una poderosa herramienta para poder hacer denuncias y cambios sociales.
Denuncias al recorte publicó en New York
En los años 70, Alpert también expuso las deficiencias del sistema de salud pública en Nueva York, particularmente cuando la ciudad estaba enfrentando una crisis financiera que provocó recortes en los servicios públicos. ‘‘Los hospitales para los ricos estaban bien, tenían todo lo que les hacía falta’’, dijo. Llegaron a recortar el 75% de enfermeros, sacaron a especialistas y empezaron a recortar el doble de presupuesto, vale decir, faltaba o se rompía algo, no había repuestos o reservas, ‘‘yo quería informar sobre todo esto’’, manifestó.En uno de los hospitales de New York dijo: ‘‘Yo estaba sentado casi como un buitre merodeando a ver qué pasaba, los cineastas lo entenderán’’. Alpert relata una experiencia especialmente impactante donde estuvo en un hospital cuando un hombre de apellido Spinelli fue ingresado en estado crítico. Jon decidió seguir el caso durante tres días, se quedó en la unidad de cuidados intensivos, donde documentó todo lo ocurrido, “Fue la primera vez que vi morir a alguien”, confesó. Este documental reveló la dura realidad de los recortes y su impacto en la vida de los pacientes, mostrando la grave crisis en el sistema de salud de la ciudad.
Documentales, medios de comunicación y censura
Alpert destacó que ‘‘todos mis documentales fueron controversiales’’, mencionando algunos de sus primeros trabajos, como el documental sobre Cuba realizado en 1974, que provocó fuertes reacciones en los exiliados cubanos en Estados Unidos, quienes incluso atacaron los estudios de televisión para evitar su proyección. Otro momento clave en su carrera fue la cobertura de los efectos de la guerra de Vietnam, siendo uno de los primeros norteamericanos en documentar lo que realmente había sucedido en el país asiático. ‘‘Fueron nuestras cámaras las que mostraron a Estados Unidos si la guerra había valido la pena o no’’, dijo. Su trabajo fue altamente controversial, enfrentando la censura de sectores del gobierno y los medios de comunicación que se negaban a transmitir en vivo cualquiera de los videos o documentales realizados, pese a que en otros países sí pudo ser visto en tiempo real, para los estadounidenses esto no sucedió.
Nicaragua y las guerras de Oriente Medio
Alpert también abordó su cobertura del conflicto en Nicaragua, donde documentó la lucha de los locales para defender su país, a pesar de que muchos de ellos no sabían siquiera cómo manejar un arma. “Querían proteger lo que era suyo”, afirmó, subrayando que su equipo fue perseguido por sectores de ultraderecha que no querían que se mostrara esa realidad. Otro de los momentos más desafiantes de su carrera fue su cobertura de la guerra en Irak, donde el gobierno estadounidense intentó vender la idea de que se trataba de un conflicto sin bajas civiles, ‘‘Nos dieron tres páginas con 50 reglas de lo que se podía y no hacer, pero después de 40 días rompimos cada una de todas las reglas”, enfatizó. Alpert en este punto de la clase magistral, contó 2 de sus mejores secretos de como burlaron la seguridad para poder cubrir este conflicto, donde a su equipo les pusieron hombres a los que apodaron ‘‘babysitters’’ y quienes se cercioraban de que no grabaran o incumplieran alguna norma. ‘‘nosotros hacíamos mucho espacio para que ellos tuvieran que irse en el auto de atrás y así poder grabar, el otro secreto es que para poder grabar, creamos un idioma de forma que los babysitter no nos escucharan, ya que en esa época las cámaras sonidos, para encenderse y demás’’, profundizó. Para poder mostrar todo lo registrado, hizo cassette falsos para que no se los quitaran de vuelta a Estados Unidos y los originales los escondió en sus calcetines, pese a que pudieron burlar la seguridad en una primera instancia, los atraparon. ‘‘Un hombre puso un arma en mi cabeza y al disparar no le funcionó, tiró del gatillo y no funcionaba, después de un tiempo nos dejó ir’’, recuerda que fue una experiencia aterradora y que pese a todo los esfuerzos al llegar a EE.UU volvieron a la lista negra la lista negra.
Los peligros del cine documental y una reflexión constante
En uno de los momentos más emotivos de su charla, Jon Alpert reflexionó sobre los peligros que él y su equipo enfrentaron en sus más de cinco décadas de carrera. ‘‘La guerra te cambia, me pasó a mí y a todos los que trabajan conmigo’’, expresó. Relató la trágica muerte de uno de sus estudiantes, un periodista que trabajó con él durante 20 años y fue asesinado en Ucrania en el tercer día del conflicto. ‘‘En este punto de mi vida, probablemente me quedan la mitad de mis amigos vivos y la otra mitad están muertos’’, afirmó con tristeza. El compromiso que Alpert y su equipo han tenido con la verdad a lo largo de los años en donde han arriesgado sus vidas una y otra vez para mostrarle al mundo lo que sucede en los lugares más peligrosos y olvidados del planeta. A pesar de las adversidades, Alpert ha mantenido su convicción de que ‘‘mostrar la realidad es imperativo, incluso si eso significa arriesgarlo todo»
El documental en la era del streaming
Finalmente, Jon Alpert concluyó con una reflexión sobre el presente y futuro del cine documental en la era de las plataformas de streaming. Afirmó que, si bien estas nuevas plataformas han democratizado el acceso al cine, han restado importancia a los documentales que abordan problemáticas sociales y políticas importantes. ‘‘Ya no se le da tanta importancia a los documentales que muestran otras realidades o problemáticas importantes a nivel nacional y mundial’’. Señaló con preocupación.
Autora: Fabiola A. Guendelman