TP 4 Humor Político en los ’60s
El presente TP se compone de las Lecturas de MAZZEI, Daniel. Los medios de comunicación y el golpismo. La caída de Illia, 1966. Buenos Aires, Grupo Editor Universitario, 1997, Cap. IV: “Primera Plana: modernización y golpismo en los sesenta”, pp. 71-105; y GANDOLFO, Amadeo; “Tía Vicenta, entre Frondizi y Onganía (1957-1966)”. En CAIANA. Revista electrónica de Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de Investigadores de Arte (CAIA). No 2 | Año 2013. Como ventaja, le corresponde como contexto el mismo Teórico 4 (1955-1966) que ya fuera publicado la semana anterior.
Breve Encuadre: El Documento en esta oportunidad serán algunas viñetas de Juan Carlos Colombres, conocido como Landrú, en donde la precaria situación política y económica de la época quedan plasmadas y a las que pueden acceder con los siguientes enlaces a la Biblioteca del Aula Web:
https://perio.unlp.edu.ar/catedras/historiappseargentina/wp-content/uploads/sites/33/2020/05/Landrú-2-scaled.jpg https://perio.unlp.edu.ar/catedras/historiappseargentina/wp-content/uploads/sites/33/2020/05/Landrú-1-scaled.jpg
Agregamos el apartado sobre la publicación Tía Vicenta de BURKART, Mara Elisa LA PRENSA DE HUMOR POLÍTICO EN ARGENTINA. DE EL MOSQUITO A TÍA VICENTA Universidad de Buenos Aires / CONICET (Argentina) LA_PRENSA_DE_HUMOR_POLITICO_EN_ARGENTINA.pdf
“Entre democracia y autoritarismo: Tía Vicenta.
En 1957, se estaba abriendo nuevamente el camino para un gobierno “democrático” (14) y aparecía Tía Vicenta de Landrú, seudónimo de Juan Carlos Columbres, una revista novedosa, abierta, desfachatada que rápidamente fue un éxito de ventas.
Desde los primeros números, ya había numerosas transgresiones –en forma de juegos de palabras con aumentativos absurdos: “de buzo, buzón, de coraza, corazón, y de pera…, Perón”- al decreto que prohibía nombrar a Perón. Pero ésta era simplemente
una transgresión en sí misma, más que una actitud motivada políticamente; ya que no era un secreto que Landrú se ubicaba en las filas del antiperonismo.
Tía Vicenta era un exponente del nuevo clima de época marcado por la revolución cultural (Hobsbawm, 1998) y la modernización e innovación que ésta trajo consigo. De hecho, Landrú se sumaba a Oski en el despliegue de un humor que estéticamente
parecía ingenuo, y hasta infantil. La profundidad de las transformaciones involucró a las actividades artísticas e intelectuales como a todo un modo de vida, al comportamiento y las costumbres. Éstas estuvieron fuertemente asociadas, por un lado, a la creación
de nuevas instituciones y a la implementación de políticas culturales sobre todo en el campo intelectual y académico; y por otro lado, al gran crecimiento de las industrias culturales: desde la industria discográfica a la industria editorial, además, de la
modernización del periodismo, el desarrollo de la televisión, la publicidad y la moda, entre otros aspectos. Es decir, como en la década del 20 los ’60 eran sinónimo de cambio, innovación y transgresión. En cuanto al humor político, si Cascabel retomaba la tradición de Don Quijote, Tía Vicenta lo hacía de El Mosquito. Tía Vicenta tuvo una gran capacidad de acomodarse a los cambios de gobierno ya fueran estos “democráticos” o militares. Después de despedir al presidente general Aramburu, recibía al nuevo presidente electo, Arturo Frondizi, diciendo “Tenemos nuevo gobierno: Tía Vicenta se dio vuelta”. Y tras el golpe de estado del general Onganía al presidente electo Arturo Illia en 1966, Landrú dibujaba dos morsas, una opina elogiosamente: “¡Al fin tenemos un gobierno como Dios manda!”. Por otro lado, la sección “La Cárcel de Papel” a cargo de Ignacio Anzoátegui, inspirada en una sección de la española La Codorniz, enjuiciaba y encarcelaba a personajes de la actualidad como los presidentes Aramburu y Frondizi, el vicepresidente Isaac Rojas y la feminista Alicia Moreau de Justo, entre otros. Pero la intención era hacer chistes sobre políticos o hechos políticos y no en contra, como el mismo Landrú decía: “El profesional debe realizar la caricatura política no como militancia partidaria, sino con el fin exclusivo de hacer reír al lector, pese a quien pese…” (Vázquez Lucio 1985b: 248).
Pero la obsecuencia demostrada por la revista dejaba entrever cierto consenso social en su tirada y su permanencia en el tiempo hacia la presencia de las Fuerzas Armadas como actor político y sus recurrentes interrupciones de los gobiernos democráticos. De hecho, las dos grandes desafecciones que sufrió en su equipo tuvieron que ver con este carácter obsecuente y a favor del statu quo. En 1959, Frondizi decretó el Estado de Sitio y la policía apresó a obreros que intentaban manifestarse, entre ellos a un periodista de Tía Vicenta que estaba cubriendo el hecho. Landrú se desentendió del episodio y un grupo de colaboradores disconforme con la actitud asumida y por entender que había un trasfondo político renunciaron (Ulanovsky 1997: 140). Landrú les respondió desde las páginas de Tía Vicenta diciendo que ésta “nació libre y salió a la calle siguiendo una línea de completa prescindencia política, sin aceptar directivas de nadie, por más comunistas o gorilas [antiperonistas] que sean” (Vázquez Lucio 1985b: 287).
El otro caso fue la renuncia de Oski, que se hizo pública al presentar una carta abierta dirigida a Landrú que decía: “mientras todo era una broma no me molestaba que hasta te la agarraras con la gente decente, pero ahora que te metiste a hablar de política en serio y te has ubicado en pro yanqui y anticastrista, francamente me repugna tu actitud”. Landrú respondió a través de un colaborador: “Oski nunca leyó Tía Vicenta. Se habría enterado que Tía Vicenta nunca cambió y que de burlarse de los tiranos no hace excepción se llamen Trujillo, Somoza, Stroessner, Franco o Fidel Castro… Póngase una mano sobre el corazón que tienen a la izquierda y digan si no da motivo al chiste que Fidel Castro diga en la ONU que será breve, y hable cuatro horas y media” (En Ulanovsky, 1997: 175). En un mundo cada vez más comprometido política e ideológicamente, y en un país que también comenzaba a mostrarse fuertemente dividido, reírse de todos se iba tornando insostenible.
Asimismo, complacer no es suficiente para evitar tener problemas con quienes eran caricaturizados. Si el presidente Frondizi (1958-1962) hizo llegar a Landrú una “invitación” para que lo dejara de dibujar con una nariz tan larga; el presidente general Juan Carlos Onganía (1966-1970), quien era caricaturizado como una morsa, no dudó en ordenar que Tía Vicenta debía ser “Clausurada por falta de respeto hacia la autoridad y la investidura jerárquica” (Avellaneda, 1986). La revista Confirmado, que nunca defendió al presidente democrático Illia de los caricaturistas que lo representaban como una tortuga, justificó la clausura de Tía Vicenta alegando que “la autoridad presidencial no podía ser objeto de burla sistemática con el pretexto de la libertad de prensa” (En Ulanovsky 1997: 175). Esto dejaba en evidencia que Tía Vicenta no era el único caso de prensa obsecuente y acomodaticia. El único diario que lamentó y condenó la medida fue el diario de la comunidad inglesa, The Buenos Aires Herald: “No habrá lugar para los partidos políticos, pero debe haber lugar para el humor”.”
Claves de construcción: El TP 4 de esta semana será realizar una Editorial, sobre la denominada “acción psicológica o destituyente” del Humor Político de la década analizada (1955-1966), a partir de los textos de Mazzei, Gandolfo y Burkart, además de las viñetas aportadas. Una Editorial consiste en un texto expositivo – argumentativo, que explica, valora y juzga un hecho noticioso, de especial o particular importancia. Se trata de una opinión colectiva, en el sentido que expresa a la publicación, es un juicio institucional formulado en concordancia con la línea ideológica del medio donde se publica. El TP lo realizarán con el mismo grupo en archivo Word, Writer o el que tengan disponible, que no sea mayor a una carilla, más o menos con estos parámetros (si los tienen disponibles): margen Moderado, interlineado 1, 5, Calibri 12 Como siempre deberán hacer llegar el archivo a la casilla catedraunaj@gmail.com si son de la Comisión 1 y al correo argentina.catedra1@gmail.com si son de las Comisiones 2 y 3, con Asunto TP 4 Grupo Nro. siempre por la casilla del “enviadore designade”.
Pequeño aporte para la discusión grupal: Los autores que aportamos como bibliografía (Mazzei y Gandolfo) no coinciden en sus conclusiones, por lo que ustedes deberán argumentar su propio posicionamiento y justificarlo en el texto editorial.