Teórico Imaginario Social

Docente a cargo del teórico
Prof. Titular María Elisa Ghea

Esther Diaz

Qué es el imaginario social y cómo se constituye

En este encuentro problematizaremos sobre qué es el imaginario social y cómo se conforma. Te proponemos para su abordaje la lectura del artículo de la filósofa Esther Díaz (1996) El imaginario social y las características de la ciencia. En este texto, la autora, explica cómo se constituye el imaginario a partir de los discursos que caracterizan una época.

Como el “imaginario colectivo se constituye a partir de discursos” (Díaz: 1996. P.11), retomaremos el texto de Michel Foucault (1970) El orden del discurso, al mismo tiempo que repasaremos la definición sobre matriz de pensamiento que trabajamos en encuentros anteriores.

Una matriz de pensamiento es la cosmovisión que las/os sujetas/os tienen sobre el mundo, sobre lo que está bien o mal, lo que corresponde o no, la moral o amoral, lo ético y anti-ético, sobre las políticas sociales, económicas, educativas, sociales. María Sofía Bernal (2006) explica que

Las matrices son las categorías que fundamentan las formas de pensar y ver el mundo, no son paradigmas aislados, si no que entienden a las teorías desde sus contextos. En una matriz de pensamiento se “esconden” otras matrices, se retoman anteriores; es decir que existe una continuidad. El concepto de matriz considera a lo científico inherente a lo político, por lo tanto no se piensa a la ciencia como algo hermético y objetivo, si no como una disciplina vinculada directamente a la realidad, determinada por proyectos políticos y culturales. En una palabra, no se puede hacer “ciencia de la comunicación” sin tener en cuenta las políticas que sustentan las investigaciones. (Bernal: 2006. Recuperado de https://perio.unlp.edu.ar/teorias2/alumnos/yaniello.htm )

El discurso que se transforma en práctica e imaginario social

No es sólo lo escrito, la oralidad. La construcción de discurso, el discurso en sí, está constituido por su impronta de época y por las relaciones humanas. Como señala Esther Díaz (1996) “un individuo social es una criatura humana que comparte un sistema simbólico con otros humanos. El sistema simbólico por excelencia es el lenguaje articulado. Esto es un lenguaje formado por palabras significativas articuladas racionalmente” (P. 15).

El acto de hablar o de escribir son formas de acción del lenguaje orientadas a algún fin dentro de un contexto, y que están interactuando en forma lingüística, cognitiva y sociocultural. Así, estas acciones del lenguaje son lo que admitimos como las formas de comunicación y de representación del mundo sea -real o imaginario-. Es decir, un mundo comprendido como constituido lingüísticamente a través de procesos de intersubjetividad situados en contextos sociales específicos. De esta forma, el mundo se puede comprender en forma contextual y situacional de los sujetos como generadores de realidades y el lenguaje revela ya sea lo más explícito o tenue de sus mensajes. Ahora bien, si el lenguaje y su forma de comunicación y representación del mundo se canaliza en piezas textuales, sus enunciados no son solamente una combinación de palabras o de textos, es una interacción entre el que habla y el que escucha, o el que origina un mensaje y los receptores dentro de ciertas circunstancias. Más aún, todo texto debe ser entendido como un evento comunicativo que se da en un tiempo y espacio y en interacción que integra aspectos verbales y no verbales en una situación sociocultural determinada. Por lo tanto, no basta que el evento comunicativo sea trasmitido en un texto oral/escrito/imagen para ser interpretado sino también necesita de los elementos que se encuentran situados dentro del contexto, y en este escenario de contextualización es que emanan los conceptos del discurso y de análisis del discurso. (Recuperado de https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1665706313726290)

El poder real además construye discursos que circularán y serán tomados como verdades de época. Esos discursos a la vez se llevan a la práctica social. El análisis de cómo se construyen discursos y de cómo circulan, permiten al mismo tiempo comprender el momento histórico. Es decir, a partir de analizar el discurso que circula y se impone, se puede comprender lo social, lo cultural, lo económico, lo político de cada tiempo histórico. No hacemos análisis del discurso desde la lingüística, sino desde el discurso argumental y en clave de poder.

Los discursos son conjuntos articulados de signos que responden a una intención lingüística comunicativa, cuya extensión puede ser muy variada. Su estilo varía (persuade, educa, expresa la intimidad, describe, narra, expone, dialoga).  Pueden ser obra de un individuo o una comunidad.  Tienen, además, repercusiones epistémicas y políticas debido a que ordenan la realidad e influyen o son influidos por las demás personas. Se pueden entender los discursos en dos niveles: como prácticas sociales que remiten a instituciones civiles concretas o como acontecimientos de cualquier ámbito cultural que sea lingüístico-comunicativo. Hay diversas clasificaciones de los discursos: por la relación entre el orador y el auditorio,  por su situación argumentativa, su objetivo,  su contenido o su forma de emisión. (Recuperado de http://supermileto.blogspot.com/2015/08/que-es-el-discurso.html)

Se entiende que no existe un único discurso de poder, sino que cada uno actúa en sus territorios específicos, como ser el discurso político, el científico-tecnológico, el artístico, el religioso, el educativo, entre otros.

Según la RAE el discurso es

1. m. Facultad racional con que se infieren unas cosas de otras.
2. m. Acto de la facultad discursiva.
3. m. Reflexión, raciocinio sobre antecedentes o principios.
4. m. Serie de las palabras y frases empleadas para manifestar lo que se piensa o se siente. Perder, recobrar el hilo del discurso.
5. m. Razonamiento o exposición de cierta amplitud sobre algún tema, que se lee o pronuncia en público.
6. m. Doctrina, ideología, tesis o punto de vista. El partido tiene un discurso revolucionario.
7. m. Forma característica de plantear un asunto en un texto. Es un rasgo propio del discurso barojiano.
8. m. transcurso. El discurso del tiempo.
9. m. Ling. Unidad igual o superior al enunciado que constituye un mensaje.
10. m. Ling. Lenguaje en acción, especialmente el articulado en unidades textuales. La lingüística del discurso.
11. m. T. lit. Escrito o tratado, generalmente de no mucha extensión, en que se discurre sobre una materia determinada.
12. m. desus. Trayecto o curso de una parte a otra.

Cada una de estas definiciones puede ser tomada como válida para cada uno de los territorios en los que el discurso comienza a desarrollarse. Es decir, el discurso es un punto de vista; es un pensamiento, es una interpretación; es una acción en tanto práctica social, entre otras cuestiones. Pero principalmente, es necesario tener en cuenta que detrás de los discursos que influyen, está el poder real. Y, dependiendo de identificar y caracterizar de dónde proviene cada discurso, se pueden reconocer qué efectos o fines existen detrás.

Siempre hay avances, retrocesos y resistencias. Analizar estas cuestiones es complejo a la vez que presenta una dinámica que implica no sólo conocer el pasado, sino entender el presente. Este presente está vivido, constituido por los juegos de poder que llevan adelante diversos y muy distintos actores. Con intereses propios e impuestos.

El discurso es ideología

Todo es político, se escucha decir con frecuencia. Y si, somos sujetas/os/tes que se constituyeron como seres históricos por la acción de la política y de sus prácticas. Atravesadas y atravesados por los discursos y sus prácticas. Nuestros encuentros de la asignatura Matrices de pensamiento y paradigmas de la política pública, por ejemplo, es un espacio que se constituye a partir de una matriz de pensamiento que parte de habitar el territorio de la educación pública y gratuita, de un derecho de las personas que debe garantizar el Estado.

En este sentido, es que en el imaginario social, constituido por los discursos convertidos en prácticas, se representa la cosmovisión también que en una época determinada que se tiene, por ejemplo, sobre el rol del Estado. Por supuesto que una cosmovisión es una postura ante el mundo, es ideología, es política, es subjetividad, es inconsciente colectivo e imaginario social, es tradición, es también una valorización que hacemos del mundo que nos rodea, es individual y es colectiva.

Cada época tiene su imaginario social

El yo individual que cada uno de nosotros somos –señala Esther Díaz- es asimismo un ente histórico (no solamente psicológico). Ser histórico significa estar sujetado a las prácticas sociales de su tiempo. Significa estar plegado al sistema de valores y supuestos de una tradición cultural (1996. P. 16).

El discurso no es sólo lo escrito, la oralidad. La construcción de discurso, el discurso en sí, está construido por su impronta epocal y por las relaciones humanas. El discurso es lenguaje y todo lenguaje es ideología, es práctica social. A los sujetos no se los puede pensar primero sin su subjetividad, pero menos aún sin su contexto de época socio cultural.

Un imaginario colectivo se constituye a partir de los discursos, las prácticas sociales y los valores que circulan en una sociedad. El imaginario actúa como regulador de conductas (por adhesión o rechazo). Se trata de un dispositivo móvil, cambiante, impreciso y contundente a la vez. Produce materialidad. Es decir, produce efectos concretos sobre los sujetos y su vida de relación, así como sobre las realizaciones humanas en general (Díaz: 1996. P. 11).

Partiendo de la idea que plantea Díaz sobre que los discursos constituyen al imaginario social, esos discursos provienen de un poder que puede producir, legitimar y circular un determinado discurso. En la actualidad, ese poder lo tienen los medios de comunicación dominantes y hegemónicos. En éstos, también, se atribuyen la representación de lo que supuestamente las personas demandan, creen o piensan. En los medios es habitual ver publicaciones en las que se sostiene que “la gente dice”; “la gente quiere”; “la gente piensa”. Cabe decir primero que es una generalización errónea, pero que deja observar, identificar, uno de los dispositivos mediante los cuales los discursos penetran el imaginario colectivo. Un discurso, incluso, que simplifica la complejidad, en términos de Mar de Fontcuberta (2006), de las sociedades contemporáneas.

Bibliografía consultada

Bernal, M. Sofía. (2006). Las resistencias y las luchas indígenas en el Museo, recuperado de https://perio.unlp.edu.ar/teorias2/alumnos/yaniello.htm
Díaz, Esther (1996). Qué es el imaginario social. Buenos Aires, Argentina. Editorial Biblos.
Fontcuberta, Mar de; Borrat, Héctor. (2006), Periódicos: sistemas complejos, narradores en interacción, cap. 1, El periódico en una sociedad compleja. Buenos Aires. Argentina. La Crujía Ediciones.
Urra, E., Muñoz, A.; Peña, J. (2013). El análisis del discurso como perspectiva metodológica para investigadores de salud. Chile. Recuperado de https://reader.elsevier.com/reader/sd/pii/S1665706313726290?token=13D03C4EDE4C212BF2083D1CE0F2460EF8EEAEA6EB4DDEA62916E2EFC0F3C5A65AAFCBB7DFCEB0EAFFBF4ACCCD356834