Page 4 - Charla Debate - Maestro
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lo largo de la vida, hablando con autores buenos, es decir, Maestro
que escriben bien, uno va descubriendo que hay un campo
común en la necesidad de escribir y también, en la exigencia
que comporta narrar, contar o testimoniar. Esta exigencia
de hacerlo bien, que no tiene nada que ver con un estilo,
sino de palabras simples, la frase precisa para que el lector
pueda decir “no comparto, pero que está sanamente escrito” y
escribir sanamente implica corresponderse con nuestro ideal
de escritura.
Acabo de cumplir sesenta años, y voy a seguir leyendo, no hay
otra forma ya de vida, y seguiremos escribiendo. Ignoro qué
nos deparará el destino en la escritura, pero sí en la lectura,
porque uno sabe lo que va a leer y va a releer nuevamente,
como los clásicos del escritorio de mi padre, porque releer y
entender qué fue lo que te marcó en la vida.
Uno a través de lo que lee va encontrando caminos, y se da
cuenta de que la literatura además de ser un oficio es un
ejemplo, la escritura es un ejemplo, el periodismo es un
ejemplo. Cada uno elige sus héroes y con ellos, ejemplos de
vida, después de todo uno quiere ser como ellos, quiere que le
vaya como a ellos.
Cuando vemos este enorme mundo que tanto nos tiene para
ofrecer, llega a la conclusión de que su destino está acá, porque
ningún otro oficio jamás a mí me ofreció tanto. Yo nunca dudé
ni de la literatura ni de la escritura ni del oficio.
Llegando a los sesenta uno se siente un poco hecho, y si bien
no he llegado a escribir como Rodolfo Walsh ni ninguno de
mis héroes, he sabido leerlos, he sabido tomar las clases que
ellos me han dado en la escritura. Con esto les quiero decir
a ustedes que no sé por qué uno escribe, no tengo ni la más
puta idea, pero sí sé por qué leo. Y como la escritura es un
arte mágico, a mí me gustaría seguir así, sin saber por qué
escribo pero sí sabiendo por qué leo con el mismo énfasis, con
el mismo amor y con la misma intensidad.

Martín Malharro

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