Page 3 - Sobre gustos y un poco más. Tomás Grilli
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que no nos enfrentamos a un problema de falta de lectura,
sino de falta de interés por lo que se lee. Entonces el rol del
maestro, el profesor, del mediador, debe ser el de transmitir lo
que le genera en él mismo esa novela, ese cuento o el poema.
Voy a sonar romántico, pero la pasión y los gustos se contagian
y no se puede pretender que los jóvenes nos interesemos por
un texto que se nos presenta sólo como necesario para aprobar
el año.
Otro lugar en el que hacer foco, es en que la mayoría, lee en su
tiempo libre.
Salió la película “Los juegos del hambre”, mucha acción,
chicos, chicas, peleas, un romance. Una estrategia de mercado,
industria cultural, pero las novelas se venden. Los jóvenes
leen.
Muchos de los entrevistados tienen leída la colección completa
de las novelas de Harry Potter. Por elección, se sigue leyendo
Rayuela, novelas policiales, cuentos de terror y suspenso.
¿Por qué no darles la posibilidad de elegir alguna novela para
leer durante el año? Probablemente, conocer los gustos de los
estudiantes, permita saber desde que lugar hablar, que les
interesa, desde donde poder fomentar la lectura y esa sería
una victoria para el sistema educativo y su relación con la
juventud.
Seguir trabajando con el Quijote, pero contextualizando,
pensarlo como parte de la historia, pensar el porqué se realizan
obras de teatro para chicos de todas las edades, explicar que
se tradujo en 48 idiomas. Hablar sobre la vida de Cervantes.
Motivar una lectura crítica, contextualizada, no caer en la
anécdota de los molinos de viento y nada más. Pero por sobre
todas las cosas charlarlo, comentarlo, preguntar si les gusta o
no, y que siempre estén presentes los porqués.
Para aprender a escribir, se debe escribir, pero la única forma
de aprender a leer, es sintiendo. El mediador lo que puede
llegar a hacer, lo que debe hacer, es generar curiosidad.
Que la lectura no se vincule con una tarea, con un deber, sino
que haga referencia a un placer, que se realice por gusto y no
por obligación y que ese gusto se contagie; porque como dice
Fernando Savater, “se lee para encontrar sentido a nuestra
presencia en el mundo y para confirmar nuestra alegría de
estar en él” (Alzate Yepes: 2008).

APRENDER A LEER | 49
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