
En respuesta al pedido de absolución de los policías detenidos, Rosa se instala varios días en una carpa frente al Juzgado para exigir que no dieran lugar a esa solicitud.
Se realiza un rastrillaje en el puerto de Berisso, a partir de que un testigo dijera que el cuerpo de Miguel había sido ocultado en un tambor con cemento y arrojado al río. A su vez, en Punta Blanca, lugar en donde habían encontrado su bicicleta y ropa, se encaró una búsqueda que duró dos años.