Perfectos extraños
Fanáticos de la banda Deep Purple, se juntaron en un bar para compartir un momento y charlar sobre rock. Lo inaudito es que esa reunión se gestó mediante un grupo de la red social de Facebook.
Por Jonatan Gonzalía
Barrio Caballito, viernes a la noche. El bar Gulp con su lema “Bar de rock”, invita a entrar a ver qué pasa. Pool, fonola, sillones y luces bajas es lo que más resalta del lugar, con Pappo sonando de fondo, uno puede darse cuenta que sí, es un lugar en el que se respira rock, y del bueno.
No es una noche más, hoy se juntan fanáticos de la banda inglesa Deep Purple, nacida en 1968 y el bar se puso acorde a la circunstancia. Los que ingresan se acomodan frente a la ventana y aguardan la llegada de más gente, con una cerveza fría de por medio, para pasar mejor el tiempo.
De a poco comienzan a llegar más personas, pero no se sabe si todos vienen por lo mismo, algunos traen una remera con el logo de la banda y los que vienen con vestimenta “normal”, se acoplan con los que se reconocen como seguidores.
Pasadas las 22:10 aparecen Marcelo y Héctor, que son los que están detrás del grupo de Facebook “Deep Purple Argentina” e indirectamente también los generadores de este encuentro. Ellos dos son el alma mater del grupo y por eso las caras más reconocibles de la noche entre los presentes.
Desde la barra hacen un gesto y desde la mesa sale una réplica de aprobación, los acordes de “Highway Star” comienzan a sonar y es el comienzo propiamente dicho de la reunión. “Creo que estamos todos”, se escucha decir y es el momento ideal para pedir algo de comer.
“Soy fan de Deep Purple desde chico y me pasaba lo que a muchos, no tener con quien compartirlo, por eso decidí crear ésta comunidad en Facebook”, dice Marcelo Suárez, que cuando fundó el grupo en el año 2008 no superaba el centenar de integrantes. Actualmente a la fecha hay casi 1900 miembros y él cree que para fin de año se convertirán en 2000.
Entre los presentes la mayoría supera los 40 años de edad, infiltrado aparece uno de 23, que parece no desentonar con la velada. Chapea y les gana el duelo sobre cuál es el año de lanzamiento del tercer disco, es un seguidor del tipo estadístico, que también se da el tiempo para opinar cuando lo cree necesario.
“La temática del grupo es compartir el fanatismo que tenemos por Deep Purple y los proyectos que han integrado todos sus miembros a lo largo de los años. Ya sea una canción, una foto, una noticia, la venta de un disco incluso. Todo aquello que guarde relación con el mundo de la banda es bienvenido y nuestra función junto a Héctor es tratar de que haya un feedback y que todos participen”, explica Marcelo, a la hora de explicar cómo funciona la comunidad creada en Facebook.
Pasa la noche y los vasos vuelven a llenarse con cerveza, la charla no da tregua y de tanto en tanto hay que volver a refrescar la garganta para poder seguir el hilo de una conversación u otra. En la reunión no sólo se habla de su último álbum, de cuando van a venir a tocar al país y de “lo hecho mierda que está Ian Gillan” (cantante de la banda), también hay tiempo para hablar de lo que hace cada uno en su vida cotidiana, tienen ganas de conocerse.
Discos, anécdotas y porciones de pizza van y vienen por las mesas, Lucas muy amablemente ofrece regalar un dvd, pero del otro lado no lo aceptan. “No te preocupes, yo lo vuelvo a conseguir”, insiste, pero ante reiteradas negativas se resigna y lo vuelve a guardar.
“¿Entrar con un carnet de prensa? Lo veo imposible”, dice Héctor, que se desempeña como periodista deportivo. “Conseguí todo para filmar el recital del 2000. Me llevé al camarógrafo de mi programa y cuando llegamos allá, me hicieron salir al toque. Fue una decepción terrible”, afirma quien vio “1000 veces” a la banda y que en noviembre serán 1001.
En ningún momento se habló de religión, pero los seguidores púrpuras son “politeístas”, los nombres de Jon Lord, Ian Gillan y Ritchie Blackmore son los que más resuenan en las conversaciones a la hora de hablar de “dioses”. “Creo que ninguno es más que otro, pero a veces el fanatismo ciega y se han armado discusiones fuertes, incluso faltándole el respeto a los músicos y entre los integrantes de la comunidad misma. Eso nosotros no lo toleramos, porque no es el fin del grupo”, afirma Héctor.
Marcelo revisa su teléfono y muestra lo que acaba de comentar: Un seguidor, amenazándolo de muerte por mensaje privado, acusándolo a diestra y siniestra de que es un mal fanático, que todo el mundo tiene que saberlo. “A mí me da risa, pero realmente no está bueno que pasen estas cosas. Hay gente que se toma todo muy a pecho y te quiere imponer que un integrante o una alineación es mejor que la otra. Hay gente que está muy mal de la cabeza”.
Entre los presentes también hay una persona que nada tiene que ver con Deep Purple y mucho menos con el grupo. “No coincidimos mucho para vernos, así que le pregunté si me quería acompañar”, comenta el responsable del “garrón” que se está comiendo la chica. Los demás no se encierran en sí mismos y quieren saber de dónde viene y a qué se dedica, la quieren integrar a la charla, de alguna manera hacerla sentir parte.
La repercusión del grupo no es menor y excede las fronteras: personas de países limítrofes, la Orquesta Filarmónica de Praga e incluso gente que trabaja con la banda, se han sumado a esta comunidad a lo largo de este tiempo. “Para nosotros es un orgullo, y también una responsabilidad. Porque muchas veces nos pasan información que por compromiso, no podemos decir”, comenta Marcelo.
Se pide la cuenta porque algunos tienen que irse, pero la charla sigue y “Perfect Strangers” es la canción que suena ahora. Ni tan perfectos, ni tan extraños a partir de esta noche, el fanatismo por la música los llevo a encontrarse por segunda vez para compartir un momento cara a cara y que sea de un clima más cálido que en una red social.