Teórico nº 4 – Fútbol europeo

El texto de Máximo Randrup sobre los sistemas tácticos en el fútbol nos va a dar el pie para desarrollar, en esta clase, la historia del fútbol en el Viejo Continente.

Para esta clase partimos de la lectura de “Sistemas tácticos en el fútbol”, el texto que escribió Máximo Randrup y que se puede leer o descargar EN ESTE LINK. Y como la mayor parte de las innovaciones tácticas en el fútbol han surgido de equipos o seleccionados de Europa, lo vamos a utilizar para hacer un repaso de la historia del fútbol en ese continente. Y arrancamos, como siempre, con un video.

La canción oficial del Mundial de Italia 1990 sirve como punto de partida para empezar a debatir respecto de qué es lo que se muestra en el video, y qué es lo que no se muestra. Dicen los europeos que un Mundial es “la Eurocopa más Argentina y Brasil”, y eso es lo que se ve en el video. Sólo Argentina y Brasil tienen un lugar en el video junto a los equipos europeos, en imágenes que en su mayoría son parte del Mundial anterior y provienen de la película Héroes. Ni siquiera aparece Uruguay, el primer campeón del mundo y que venía de jugar el Mundial de México y también estuvo en Italia. Tampoco fue parte del video México, y mucho menos países asiáticos y africanos.

Europa siempre se ha mirado a sí misma como el centro del mundo, y eso se refleja también en el fútbol. Fue en Europa que nacieron los Juegos Olímpicos y donde nació la FIFA en 1904. En el cotidiano, Europa es el centro del mundo del fútbol y sus clubes son los más poderosos del planeta.

Los equipos europeos, además, son los que tienen una mayor presencia en los Mundiales. El sentido común que hemos construido históricamente dice que es porque son más países. Pero eso solamente vale en su relación con América del Sur o con Oceanía. Como veíamos la clase pasada, casi no hay diferencias entre los países europeos afiliados a la FIFA y los que hay en Europa o en Asia. Sin embargo, para la edición de 2022, la FIFA estableció la siguiente distribución de los cupos clasificatorios:

UEFA: 13 cupos completos.
Africa: 5 cupos completos.
Conmebol: 4 cupos completos, más un Repechaje con Asia.
Asia: 4 cupos completos, más un Repechaje con la Conmebol.
Concacaf: 3 cupos completos, más un Repechaje con Oceanía.
Oceanía: No tuvo cupos completos, solo un Repechaje con la Concacaf.

Es enorme la disparidad de presencia de los seleccionados europeos, y hay muchos motivos para explicarlo. Puede sostenerse desde su peso político, desde su peso económico y, por supuesto, a partir del hecho deportivo. Sin ir más lejos, solo en las ediciones de 1930 y 1950 el Mundial se definió entre equipos sudamericanos. Desde entonces, siempre hubo al menos un equipo de Europa en la final.

La serie se inicia en la edición de 1954, que se disputó en Suiza, el país neutral por excelencia durante la segunda Guerra Mundial. Antes de eso, los Mundiales de 1934 y 1938 también se habían definido entre europeos, pero tienen un par de elementos para ser tratados como casos aparte. Por un lado, porque la presencia de americanos en aquellos torneos fue apenas testimonial (Argentina, Brasil y EEUU en 1934, Brasil y Cuba en 1938). Por otro, porque fueron campeonatos marcados por la política, y dominados por la Italia fascista de la época de Mussolini. Incluso, en el campeón italiano había cuatro argentinos: Enrique Guaita, Raimundo Orsi, Luis Monti y Atilio Demaría. Los tres primeros fueron elegidos en el equipo ideal del campeonato y los dos últimos habían jugado el Mundial de 1930 para la selección argentina.

En 1954 fue otra historia, y allí los europeos mostraron por primera vez en la historia ser superiores a los mejores sudamericanos. Tanto, que en la semifinal de ese Mundial fue que Uruguay perdió su invicto en Copas del Mundo, cayendo en suplementario ante Hungría, que para todos fue el mejor equipo de ese Mundial, aunque el campeón fue Alemania Federal.

Tan importante fue el dominio de aquel Hungría, que impuso un nuevo sistema táctico en el fútbol del mundo. Hasta allí, como bien lo explica el texto de Máximo Randrup, eran los tiempos de la WM. Hungría impuso el 4-2-4: el nº 9 (Hidegkuti) en verdad era volante, mientras que el 8 y el 10 (Kocsis y Puskas) eran las grandes estrellas, ambos jugando como delanteros centrales. Ese fue el esquema dominante en los años 50 a partir de 1952, cuando ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos.

Pese a tratarse de un campeonato amateur, éste sería el germen de uno de los mejores equipos de la historia. En 1953 fueron invitados al mítico estadio de Wembley, donde los ingleses nunca habían perdido un partido, y Hungría los goleó por 6-3. Y pudo ser peor: los húngaros tiraron 35 veces al arco, contra 5 de los ingleses. Wembley los ovacionó de pie. A los seis meses hubo revancha y fue peor: en Budapest, el triunfo húngaro fue por 7-1.

“Los magiares mágicos”, como se dio en llamar a ese equipo, llegaron como favoritos al Mundial de Suiza 54. Y lo demostraron en la cancha: en primera ronda vencieron 9-0 a Corea del Sur y 8-3 a Alemania Federal. En cuartos de final, 4-2 a Brasil. En semifinales, 4-2 a Uruguay en suplementario (tras empatar 2-2). Y eso que en los dos últimos partidos faltó su mejor jugador (Puskas), lesionado tras el partido ante los alemanes.

Llegó la gran final contra Alemania Federal. La misma a la que ya habían ganado 8-3 en la fase de grupos. Después de estar invicta desde mayo de 1950, habiendo conseguido 27 victorias y 4 empates en 31 partidos, Hungría cayó derrotada sorprendentemente ante Alemania por 3-2, remontando el 0-2 inicial de los húngaros. Fue el principio del fin de la gran Hungría y el primer título para Alemania. Empezaba a nacer una leyenda que en 1990 el inglés Gary Lineker expresó como nadie: “El fútbol es un juego en el que 22 jugadores corren detrás de una pelota y en el que al final siempre gana Alemania”.

Las imágenes en colores, como la del vestuario, por supuesto que no son originales. Pertenecen a una película alemana titulada “El milagro de Berna”, que muestra que ni los propios alemanes confiaban en su equipo. Pero ese partido cambió la historia de su selección, que desde entonces nunca dejó de ser una potencia mundial.

A Hungría le pasó lo contrario: la revolución húngara de 1956 hizo que muchos de sus jugadores emigraran del país y ya no volvieran a vestir la camiseta magiar. Puskas fue al Real Madrid, donde marcó una época junto a Alfredo Di Stéfano. Kocsis jugó un año en Suiza y luego ocho en el Barcelona, donde es una leyenda. Czibor fue a la Roma y dos años más tarde se sumó a Kocsis en el Barça. Y así la mayor parte de sus figuras.

Además, durante el Mundial 54 se fundó en Suiza la UEFA, que desde entonces tiene su sede allí. Pero contrariamente a lo que puede pensarse, tardó seis años para organizar el primer campeonato europeo de selecciones. Lo que sí se organizó rápidamente fue la primera Copa Clubes de Campeones de Europa, el antecedente de la actual Champions League. Y que nació como la propuesta de un medio periodístico, el diario deportivo L´Equipe.

El antecedente inmediato hay que buscarlo en 1954, cuando el equipo inglés Wolverhampton hizo una gira por Europa (algo muy común por aquella época), en la que consiguió muy buenos resultados, ganándoles a Los Gigantes Húngaros de Honved, con Puskas, Hidegkuti y Kocsis. La prensa inglesa celebro el éxito publicando que eran “el mejor equipo del mundo” o “los mejores de Europa”. Las portadas de estos periódicos enfurecieron al periodista francés Gabriel Hanot, quien declaró que por lo menos había tres mejores clubes europeos que el inglés: Real Madrid, Saint Etienne y el AC Milán.

Hanot, junto con su colega Jacques Ferran, también propuso a través de una columna en “L´Equipe” un campeonato europeo para los clubes. En Abril de 1955 la UEFA dio su aprobación para la competencia, que siguiendo el calendario del Viejo Continente tuvo su primera edición en la temporada 1955-56. Fue conocida como la Copa de Clubes Campeones Europeos hasta 1991. Renombrada como UEFA Champions League en 1992, a efectos estadísticos se consideran como la misma competición.

Su primer campeón fue el Real Madrid de España, que ganó sus primeras cinco ediciones. Es el club con más títulos, 13 en total: 6 en el antiguo formato y 7 en el nuevo. También tiene el récord de finales disputadas, con 16. Pero el inicio de la leyenda se da entre 1956 y 1960, cuando ganó las primeras cinco ediciones de la mano de Alfredo Di Stéfano, el primero de los argentinos que fue considerado como el mejor jugador del mundo de su época, algo que después lograron Maradona y Messi. ¿Cómo jugaba Di Stéfano? Se puede ver en este video, en la final de 1960 ante el Eintracht Frankfurt.

Di Stéfano jugaba con la nº 9, pero lejos estaba de ser un centrodelantero tradicional. Era un jugador de toda la cancha, que atacaba y defendía, pero por sobre todas las cosas era el cerebro del equipo como hubo muy pocos en la historia. Se le asemejan el holandés Cruyff o el francés Platini, pero no muchos más. En el esquema 4-2-4, era el encargado de buscar la pelota en su campo y llevarla al campo rival. Y, llegando desde atrás, también hacía goles: en esta final le marcó tres al campeón de Alemania, para levantar la quinta copa consecutiva para el Merengue.

El mayor valor de Alfredo Di Stéfano está en el gran impacto que produjo su llegada. Debutó en el Real Madrid el 23 de septiembre de 1953 y la mayoría de historiadores están de acuerdo en que su fichaje cambió el rumbo del fútbol español y europeo. En 1953 el Barcelona era el claro dominador del fútbol español. El Real Madrid, en cambio, hacía 20 años que no lograba ganar la Liga española.

Con la llegada de Di Stéfano, el Real Madrid consiguió ocho de las siguientes 10 ligas (1953-54, 1954-55, 1956-57, 1957-58, 1960-61, 1961-62, 1962-63, y 1963-64) y una Copa del Generalísimo (1961-62). Además, fue el máximo goleador de la liga en cinco campeonatos. Pero sus grandes logros fueron a nivel internacional, donde consiguió 5 Copas de Europa consecutivas (consiguiendo además dos subcampeonatos), y una Copa Intercontinental, la primera de la historia, en 1960.

Pocos saben que la existencia de la Copa Libertadores de América se debe a una iniciativa europea. Es que el campeón europeo de clubes quería medirse contra el campeón sudamericano, pero no había un campeón sudamericano de clubes. Ofrecieron el desafío y por eso se creó la Copa Libertadores. Cuentan que San Lorenzo, el primer representante argentino, no le dio la debida importancia al torneo porque no creían que el Real Madrid fuera a venir a Sudamérica a medirse contra el campeón, y así el primer campeón sudamericano fue Peñarol de Montevideo, que igualó 0-0 contra el Real en Uruguay, pero en la vuelta perdió 5-1 en España.

Claro que ese Real Madrid no era sólo Di Stéfano. También jugaba allí Ferenc Puskas (el capitán y nº 10 de la gran selección de Hungría) y otras estrellas como Kopa, Gento, Santamaria, Del Sol… Desde entonces, el Real Madrid apuesta a un fútbol de estrellas y, en gran parte por ello, es el club económicamente más poderoso del mundo. En 2012, sin ir más lejos, se convirtió en el primer club del mundo en superar los 500 millones de euros de ingresos anuales, según recoge la 16ª edición del informe Football Money League, publicado por la consultora Deloitte. Facturó 512,6 millones de euros, liderando la clasificación por octavo año consecutivo.

Ese liderazgo lo inició el ciclo triunfal de Alfredo Di Stéfano, que jugó su último partido con la camiseta blanca el 27 de mayo de 1964, perdiendo 3-1 contra el Inter de Milán por la final de la Copa de Europa. Nacía allí otro equipo europeo revolucionario, el Inter de Helenio Herrera, que impuso el catenaccio. En 1964 y 1965 ganó fue bicampeón europeo y bicampeón del mundo. Las dos finales intercontinentales las disputó ante Independiente, y el encuentro de ida de la segunda de ellas es la que se puede ver en el siguiente video:

Helenio Herrera nació en Argentina, aunque sus padres viajaron a Marruecos cuando él tenía 9 años y allí comenzó a jugar al fútbol profesional. A los 22 años pasó a Francia, donde tuvo una extensa carrera como defensor. Sin embargo, no alcanzó fama mundial como futbolista, sino como entrenador. Hasta allí, los equipos se conocían por sus figuras. Pasaba con el Santos de Pelé, la Hungría de Puskas o el Real Madrid de Di Stéfano. Su Inter, en cambio, fue el Inter de Helenio Herrera.

Herrera fue el inventor del catenaccio, un sistema de juego que en italiano significa “cerrojo”. Su teoría era que lo fundamental era asegurar el cero en su arco. Para eso, si el Real Madrid iba a jugar con cuatro delanteros, él usaba cuatro defensores, para marcar uno a cada uno. Y por detrás de ellos impuso el líbero, un quinto defensor que se ubicaba detrás de la línea de fondo, como salvaguarda del trabajo defensivo. Sacrificaba hombres de ataque, ya que por delante de la defensa jugaba con tres mediocampistas y solo dos delanteros.

Su apuesta principal era por impedir el ataque del rival, y su principal arma ofensiva era el contrataque. Aun hoy el fútbol italiano tiene esa característica. Es difícil encontrar creadores de juego, incluso es difícil encontrar la creación de juego como un valor. Su principal característica es pasar velozmente al ataque, buscando lo que en los últimos años se definió como la “verticalidad”.

Este sistema fue la contracara del jogo bonito que mostraba Brasil en Sudamérica, y también del fútbol espectáculo que mostraban en Europa el Real Madrid de Di Stéfano o el Benfica de Eusebio, justamente los dos equipos a los que venció en las finales de las Copas de Europa.

Desde entonces, el fútbol italiano se identifica por la defensa, como el fútbol español se caracteriza por las estrellas, el alemán por la efectividad o el francés por su virtuosismo (el famoso “fútbol champagne”). Sin embargo, ninguno de ellos pudo cambiar la historia como el fútbol holandés, que en 1974 llevó adelante una auténtica revolución del fútbol, que se conoció como el “fútbol total”.

Pocos equipos en la historia dan la sensación de cambio de época como el Holanda que jugó el Mundial de 1974. Ya en su primer partido apareció la “naranja mecánica”, un equipo que jugaba un fútbol distinto a lo que se había visto en los Mundiales hasta allí. Fue impactante y cambió el fútbol del mundo. Según el británico Jonathan Wilson, que reconstruyó la historia de las tácticas del fútbol en su libro “La pirámide invertida”, hay dos épocas en la historia del fútbol: la era antigua llega a su punto máximo con el Brasil de 1970 y la era moderna se inaugura en el Mundial de 1974, con esta Holanda.

Los videos se inician con su partido ante Uruguay, una potencia mundial por entonces, el vigente campeón sudamericano y que venía de ser semifinalista en el Mundial de 1970. Holanda estaba debutando en su segundo Mundial y la imagen que daban uno y otro era la opuesta. Los uruguayos parecían un grupo de muchachos que se habían juntado para ese partido, mientras que los holandeses se veían como expertos.

En Holanda estaba el mejor jugador del mundo de esos años (Johan Cruyff) y una base probadamente ganadora en el Ajax, campeón europeo de clubes tres años consecutivos: 1971, 1972 y 1973. Con ella, el DT Rinus Michels modeló un equipo cuyos futbolistas intercambiaban posiciones constantemente. La permanente rotación hacía que todos pudieran quedar en cualquier rol: defensor, volante o delantero. Algunos principios, como por ejemplo que los defensores se sumen al ataque, modificaron el juego para siempre.

Pese a que no pudo ganar el Mundial, al perder la final 2-1 contra el anfitrión Alemania (algo que volvió a padecer cuatro años después en Argentina 1978), muchos consideran a este Holanda como el mejor equipo de la historia. Y el libro más importante que se ha escrito sobre la historia del fútbol europeo (“Campos de gloria, senderos dorados”, de Kevin Connolly y Rab Mc William), eligió a esta selección naranja de 1974 para la portada, aunque no haya ganado ningún título.

Dos de sus principios eran la presión en la mitad de la cancha y la utilización de la ley del offside, y la leyenda dice que Michels los tomó del Estudiantes de Zubeldía, que en 1970 disputó la Copa Intercontinental ante el Feyenoord (VER AQUÍ). Holanda entrenó y perfeccionó esos recursos casi a la perfección. Y luego influyó en César Luis Menotti, que utilizó el achique de espacios en la selección nacional: cuando preparó a Argentina para el Mundial 78, sabía que tenía que entrenarse para superar a esa Holanda. Y también necesitó cambiar el tradicional ritmo de juego del fútbol argentino por uno mucho más dinámico. El mundo entero lo hizo, por influencia de esa Holanda del fútbol total.

Ahora, cuando todos corren, la diferencia la marcan los que mejor manejan la pelota. Es llamativo que en todo el Mundial 78, hubo un solo equipo al que Holanda no pudo marcarle goles: a Perú. Es que la gran generación peruana de los años 70 hizo con Holanda lo que sabía hacer, que era tener la pelota. Cuidar el balón, pasárselo entre compañeros, esconderlo de la dinámica holandesa, fue el mejor antídoto contra el estilo del fútbol total. Y esas fueron las armas del seleccionado europeo que muchos destacan como el mejor de la década del 80, aunque no pudo ser campeón del mundo: Francia.

Con Michel Platini como eje de las ofensivas, en un rol similar al de Alfredo Di Stéfano en el Real Madrid o de Johan Cruyff en Holanda, Francia impuso el fútbol champagne en los años 80. Fue campeón europeo en 1984, semifinalista en los Mundiales de 1982 y 1986, y campeón olímpico en 1984. Este video del partido de las semifinales de México 86 marca la influencia que tenía en su juego Platini, que llegó a esa Copa del Mundo discutiendo el rótulo de mejor jugador del mundo con Maradona.

Su juego, y el del seleccionado francés, no se basó en una gran dinámica, en el sentido de que sus jugadores no daban la sensación de estar continuamente en movimiento. El principio central era que corriera la pelota, con control de la posición, con pases largos y desborde por las bandas como armas de desequilibrio.

Más de una década después, con otra súper estrella en el rol de conductor (Zinedine Zidane), Francia fue campeón mundial en 1998, campeón de Europa en 2000 y volvió a la final del mundo en 2006, que perdiendo por penales contra Italia. Fue un duelo entre atacantes y defensores que se resolvió a favor de la defensa, como muchas veces ocurre. Cuando el mismo Zidane jugaba en el Real Madrid y tenía como compañeros a muchos de los mejores atacantes del mundo (Ronaldo, Figo, Raúl, Owen, Beckham, Morientes), era común que en los entrenamientos jugaran delanteros vs defensores. Y en contra de lo que puede pensarse, los defensores siempre le ganaban a los delanteros.

Gran parte de la historia del fútbol europeo y de sus más grandes ganadores históricos se explica también desde este lugar. Es llamativo que muchos de los equipos revolucionarios no hayan sido grandes campeones. Una excepción a esta regla es uno de los grandes equipos de los últimos años: el Barcelona de Xavi, Iniesta y Messi, con su correlato de la selección española.

Con este estilo de juego, el Barcelona rompió el molde y durante años le pisó los talones al Real Madrid como el club más poderoso del mundo. En 2009 y 2011 fue campeón de Europa y del mundo, y su idea de juego (basado en la posesión de la pelota y en avanzar a través de triángulos) se trasladó a la selección española, con lo que España fue campeón del mundo en 2010 por primera vez en su historia, y además campeón europeo en 2008 y 2012.

Todo nace en el Barcelona y en una filosofía de juego que tuvo décadas de maduración, desde que contrataron a Johan Cryuff como futbolista en los años 70. Desde allí, se atrevieron a desafiar al Real Madrid como el club más poderoso, y en parte lo lograron. Eso sí, aplicando una receta distinta: el Madrid compra estrellas, el Barça las forma. Por eso, el peso emblemático de la Masía, el lugar donde se formaron los Messi, Xavi, Iniesta, Pujol, Piqué, Pedro y Busquets.

Por sus dos grandes equipos, España es el máximo campeón de la Champions. Acumula 19 títulos: 14 del Real Madrid (1956 al 60, 1966, 1998, 2000, 2002, 2014, 2016 al 2018 y 2022) y cinco del Barcelona (1992, 2006, 2009, 2011 y 2015). Inglaterra tiene 14 (Liverpool 6, Manchester United 3, Chelsea 2, Nottingham Forest 2 y Aston Villa 1), Italia 12 (Milan 7, Inter 3, Juventus 2), Alemania 8 (Bayern Munich 6, Hamburgo 1 y Borussia Dortmund 1), Holanda 6 (Ajax 4, Feyenoord y PSV 1), Portugal 4 (Benfica y Porto, 2 cada uno), mientras que Escocia (Celtic), Francia (Olympique Marsella), Rumania (Steaua Bucarest) y Serbia (Estrella Roja de Belgrado) tienen una.

A diferencia de Sudamérica, donde el dominio de Argentina, Brasil y Uruguay se replica en selecciones y clubes, en la Eurocopa de selecciones el reparto es diferente al de clubes. Allí Alemania, España e Italia (el último campeón) mandan con tres títulos, contra dos de Francia y uno de Portugal, Holanda, Dinamarca, Grecia, República Checa y la Unión Soviética. Los británicos, inventores del juego, jamás ganaron una Eurocopa.

LECTURA PARA LA PRÓXIMA CLASE:

 “Elementos de geopolítica futbolística en Africa”, de Jean-Pierre Augustin. LEER EN ESTE LINK

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