Cine y comunicación política
Al filo de la democracia
Por Irina Raggi
En primer lugar, respecto a la ficha técnica de la película visualizada “Al filo de la democracia” (Democracia em Vertigem) esta corresponde al género documental (focalizando en la política), fue lanzada en el año 2019, creada en Brasil y dirigida por Petra Costa quien también estuvo involucrada en el guión junto a Carol Pires, David Barker y Moara Passoni. Por su parte la productora es Busca Vida Filmes y la distribución quedó a cargo de Netflix. La musicalización corresponde a Vitor Araújo, Rodrigo Leão, Gilberto Monte y Lucas Santtana y, por otro lado, la fotografía es de João Atala. Por último, contiene intervenciones de Dilma Rousseff, Luiz Inácio Lula da Silva, Michel Temer, Eduardo Cunha y Jair Bolsonaro.
Con respecto al argumento o sinopsis de la película esta se centra en representar cómo una vez que Brasil consiguió afianzar su democracia luego de una historia signada por las dictaduras e inconstitucionalidad, parecieran volver esos fantasmas del pasado en forma de corrupción institucional. Puntualmente se refleja como hito de la democracia y de la historia social del país el hecho de que en 2002 es electo como presidente Luiz Inácio Lula da Silva: activista que condensa el sueño colectivo y popular de que los trabajadores tengan espacio en la vida política. Sin embargo, el pasado vuelve con el inicio de la persecución judicial hacia Lula y Dilma Rousseff (su sucesora) a quienes se acusa de pertenecer al esquema de corrupción derivado de la empresa Petrobras.
Para comenzar el análisis es necesario definir en qué consiste el ejercicio del Lawfare, el cual podemos ver en la película a través del caso “Lava Jato” liderado por el juez Sergio Moro. Este se trata de una “guerra no convencional” con uso indebido de instrumentos jurídicos para fines de persecución política, destrucción de imagen pública e inhabilitación de un adversario político. Combina acciones aparentemente legales con una amplia cobertura de prensa para presionar al acusado y su entorno, de forma tal que éste sea más vulnerable a las acusaciones sin prueba. El objetivo: lograr que pierda apoyo popular para que no disponga de capacidad de reacción. Dicho esto, podemos detectar que Moro en su lucha contra el Partido de los Trabajadores (PT) y puntualmente acusando con pruebas inconsistentes a sus referentes Lula y Dilma, buscaba arremeter contra la pluralidad constitutiva de la democracia. Haciendo esto, pone en riesgo el funcionamiento del juego político dentro del campo de antagonismo propuesto por Chantal Mouffe en “En torno a lo político”. De esta manera, si no se reconoce la naturaleza conflictual de la política no se puede llegar al espacio de ‘agonismo’ donde “las partes admiten que no existe solución racional al conflicto pero reconocen legitimidad de oponentes” (Mouffe, p. 27). Así, con el lawfare queriendo desafiar el principio básico de toda democracia, al mismo tiempo desestabiliza el ejercicio normal de la comunicación política ya que fue gracias a la extensión del régimen democrático que esta logró centralizarse y desplegar sus funciones; tal como vimos en el programa de la materia al comienzo de la cursada. Ese ejercicio normal de la comunicación política comprende el uso de saberes y técnicas comunicacionales orientadas -no exclusivamente- a la captación de la voluntad ciudadana para cierta opción política. Ende se ve desestabilizada una vez que, en lugar de continuar la puja de poder en terreno democrático con ese convencimiento de voluntades, se opta por la judicialización en pos de ensuciar la imagen política del adversario y sacarlo de carrera.
Profundizando en la imagen política de Lula al momento en que gana las elecciones en 2002 claramente está comprendida por la cercanía al pueblo, militancia, humildad, búsqueda de ampliación de derechos. En esa elaboración de imagen dentro del marketing político se busca o suele utilizar la fórmula del marketing comercial de “propuesta única de venta” donde se hace hincapié en un factor diferenciador y la simplificación del mensaje. Eso propone Philippe Maarek en “Marketing político y comunicación” y en el caso de Lula esa propuesta se aplicó correctamente ya que por su activismo y pasado sindicalista/militante en época de dictadura nadie podía poner en duda su carácter popular que quiere incidir o transformar problemáticas sociales. De esa manera, obtiene credibilidad en su accionar y se suma el factor de que el tipo de gobierno representativo al cual se proyectaba se trataba del llamado “gobierno de partidos” según lo propuesto por Bernard Manin en “Metamorfosis del gobierno representativo”. Es decir, noto que se asemeja a ese tipo ideal y esquemático puesto que en ese caso se lleva a los cargos a candidatos con posición social, modo de vida y preocupaciones cercanas a sus bases. Además, el sentido de pertenencia e identidad social determina más las actitudes electorales que la adhesión a los programas de los partidos. En esa línea, se suma lo planteado por Mouffe en el texto mencionado más arriba donde hacía hincapié en la dimensión afectiva de la política; en tanto se necesita la formación de una identidad colectiva que movilice e incentive a la población. “Un nosotros es el resultado de una inversión libidinal, pero implica necesariamente la determinación de un ellos” (Mouffe, p. 33). Esa política adversarial mediada por pasiones se explicita en una frase dicha por Da Silva cerca del final del documental: “Los poderosos pueden matar una, dos o tres rosas, pero jamás podrán detener la llegada de la primavera, y nuestra lucha es la búsqueda de la primavera”. Ahí deja entrever su oposición hacia la élite económica de Brasil quienes buscan eliminar a los referentes del PT y reivindica la posición de su propio partido que sería continuar con el proyecto popular.
En este punto, contextualizando su proyecto e ideales políticos, hay que decir que en su mandato logró sacar a millones de familias de la pobreza gracias a programas exitosos como “Bolsa Familia”, a su vez se obtuvo el menor índice de desempleo histórico y se produjo un gran crecimiento de la economía. Sin embargo, a pesar de haber ganado las elecciones su partido no tenía mayoría parlamentaria, por lo cual llegó un momento en que Lula tuvo que aliarse con la vieja oligarquía brasileña; cuestión que en teoría iba en contra de sus principios y era lo que siempre había criticado. Por lo tanto, algunos de sus electores se sintieron decepcionados porque no veían reflejada una contrahegemonía que resista los intereses de ese histórico grupo dominante. Igualmente hay que destacar que esa necesidad de consenso para poder gobernar plenamente no inició en esa alianza, sino desde la misma campaña electoral. Es decir, Lula previo al 2002 se había lanzado en tres oportunidades anteriores como candidato y en todas había perdido. Ende fue necesario modificar algunos aspectos de su comunicación aguerrida en sus ideales en función de incidir en otros segmentos de la población no tan “pasionales”; tal como lo plantea Maarek en el apartado de determinación de una estrategia para buscar blancos en comunicación electoral (del texto “Marketing político y comunicación” ya mencionado).
Con la supuesta llegada de consenso y la formación de alianza del PT (Partido de Trabajadores) con el PMDB (Partido del Movimiento Democrático Brasileño), según comenta el ex-secretario general de la presidencia, Gilberto Carvalho, se perdió un objetivo fundamental para ellos. Puntualmente el hecho de tener “un pie afuera y un pie adentro”; el afuera significaba seguir comprometidos con la lucha social y tener un pie adentro significa tratar de transformar las instituciones desde adentro. Entonces afirma que al crecer empezaron a dejar de lado la importancia del pie afuera; en pos de tener gobernabilidad confiaron mucho en el Congreso y creyeron que podían llevarse bien con el pez grande. Así, aceptaron y naturalizaron prácticas corporativas que son la primera causa de corrupción, olvidando que el injusto sistema de justicia no los trataría de la misma manera que trató a los representantes de las élites habiendo realizado lo mismo.
Por último es necesario mencionar la gran desconfianza y descreimiento de la política a raíz del juicio político iniciado hacia Dilma Rousseff y posteriormente a Lula da Silva. La sociedad brasileña al ver regresar esos fantasmas antidemocráticos plantean consignas como “el pueblo unido, no afiliado a ningún partido” y opinan que “el derecho al voto no existe”. Esta sensación de pérdida de elección se agrava al despojar a Dilma de su cargo sin haber instancia de sufragio. Tal como refieren Ismael Crespo, Cristina Moreno e Irene Delgado en “El estudio de las campañas electorales”, una función importante de las elecciones se trata de la legitimación del conjunto político y el régimen democrático en sí.
Como conclusión, considero que la película nos sirve para reflexionar sobre la coyuntura política reciente respecto a los diferentes intentos de lawfare en América Latina (a través del caso de Brasil como expresión máxima). Tiene mucha fuerza en cuanto al registro audiovisual logrado a raíz de un gran trabajo de campo, ir a las fuentes directas y recopilar material pudiendo grabar en lugares clave.