Page 3 - Hoja en blanco. Paula Di Matteo
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Hay que pensar sobre el material que se posee y decidir sobre qué
trata y qué se quiere hacer con él. Redactar un texto no sólo consiste
en ordenar las palabras, sino en organizar los pensamientos. Aunque
se sea un genio para la creación de frases coloristas y comentarios
ingeniosos, si no se tiene una idea clara de lo que se pretende decir,
será imposible ocultarlo (Randall, 1999).

Hacer un trazado inicial con las ideas más importantes, una
hoja de ruta. Lo que, sin dudas servirá para seleccionar y jerar-
quizar aquellos contenidos que se desean comunicar.
Y tal como en los escritos periodísticos, para hacer dicho tra-
zado inicial, es posible guiarse por las clásicas “cinco W”: qué,
quién, dónde, cuándo y por qué o para qué1. Responder a estas
simples preguntas garantizan las primeras cinco o seis líneas
de cualquier escrito.
Porque a pesar de las diferencias de finalidad que poseen los
textos periodísticos con los ficcionales, la estructura de ambos
es similar. En un relato de ficción, como puede ser un cuento
o una novela, también debe hallarse una propuesta inicial, que
se redacte en lo que se denomina introducción.
Allí el escritor deberá presentar los personajes y la base del
conflicto o ruptura de la normalidad de la acción. Luego será
el turno del nudo; este momento se puede emparentar con la
argumentación, ya que en él se desarrollan los principales su-
cesos que desencadenan la acción narrativa. Y, por último, el
desenlace que será el cierre de la historia.
Con esto se tienen resueltos dos aspectos fundamentales de un
texto: forma y contenido. La forma, basada en el objetivo y el
destinatario previsto que ayuda a establecer el cómo comuni-
car; y el contenido, planificado con esa hoja de ruta que jerar-
quiza el material con el que se contaba y ayuda a establecer el
qué comunicar.
Para poder planificar la redacción, una vez pautada esa hoja
de ruta antes mencionada, habrá que prefijar, entonces, la in-
troducción, el desarrollo y el cierre del escrito. ¿Cómo será re-
cuperado el contenido durante la planificación? David Randall
(1999) destaca seis rasgos básicos:

1) La claridad: se debe ser lo más directo posible, sin dar
por sentado que el lector posee conocimientos previos
acerca de lo que uno escribe.

1 W en relación a la inicial de las palabras en inglés: what, who, where, when y why.

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