Amalia fue maestra pero nunca ejerció su profesión, trabajó como ama de casa y fue madre de tres hijos. Nació y se crió en el seno de una familia de tradición conservadora y siempre vivió en la ciudad de La Plata. Le gustaba coser y hacerse la ropa para ella y para su familia. 

Cecilia, su segunda hija fue secuestrada y desaparecida en Mar del Plata en 1977, junto a su marido Santiago Sánchez Viamonte, hijo de la Madre de Plaza de Mayo Herenia Martínez. Al momento de su secuestro tenían dos hijas de dos y tres años, quienes fueron criadas principalmente por Amalia. La desaparición forzada de la pareja generó una nueva organización familiar, Amalia se ocupó mayormente de las necesidades de las nietas, mientras que su marido y su consuegra, Herenia Martínez tuvieron un rol activo en la búsqueda de Cecilia y Santiago.

Para ella, los años durante la dictadura fueron muy duros, sufrió el asesinato de su sobrino y tras la desaparición de Cecilia, por temor a que le pasara algo ayudó a su hijo menor a exiliarse en Paraguay. 

Amalia cuenta que se vio esperanzada con la vuelta a la democracia, porque como muchas otras Madres y Abuelas confiaba en que iba a encontrar datos que los acerquen a saber la verdad sobre su hija y su yerno, pero nada de eso ocurrió. No hubieron testigos que los hayan visto, ni datos concretos sobre ellos.

Resignada, tuvo la idea de que su hija fue secuestrada por la Marina y que fue arrojada al mar en los vuelos de la muerte. No obstante, ni bien sus nietas crecieron se incorporó de manera activa a participar de las reuniones y las actividades llevadas a cabo por las Madres de Plaza de Mayo. Falleció el 30 de julio de 2019 sin poder encontrar a su hija.