Huri Questa, se unió a las “rondas de la resistencia” en búsqueda de su hijo Héctor Manuel Irastorza, quien había desaparecido en 1977. Gracias a portar su foto en el pecho mientras marchaba, en una oportunidad una sobreviviente se acercó y le dijo haber estado con él en el CCD “La Cacha”. Dato clave para poder saber la verdad sobre su detención.

Héctor tenía 25 años y hacía dos que se había recibido de médico veterinario, vivía en La Plata, ciudad en la que estudió y en donde militaba en la Juventud Universitaria Peronista. En octubre de 1977 estaba terminando el servicio militar prorrogado, se dirigía como conscripto a Puerto Deseado, Santa Cruz, para cumplir con su servicio, pero fue secuestrado en el camino y nunca llegó a destino.

Días después de su partida, sus padres viajaron a visitarlo al sur con el objetivo de regresar con él a La Plata cuando le dieran la baja, pero al llegar les comunicaron que a su hijo le habían iniciado actuaciones por deserción, ya que no se había presentado a dar servicio. El discurso militar no cerraba, era absurdo que Héctor pudiera desertar días previos a otorgarle la baja, con un título recién logrado para comenzar a ejercer su profesión. Tenía la vida por delante.

Huri se jubiló como docente previo a la desaparición de su hijo. Conoció a las madres por medio de unas amigas que al enterarse de su existencia, le avisaron para que se acerque a buscar ayuda. Fue a las misas cuando las reuniones eran en la iglesia cercana a Plaza de Mayo y después se sumó los jueves a las marchas de la resistencia. Las madres se acompañaban, se acobijaban, por eso para ella, las rondas eran muy especiales, porque sentía que era mejor estar con todas.