Jorgelina

Azzarri de Pereyra

Abuela de Plaza de Mayo

06/06/1933 - 30/09/2015

Su hija Liliana Carmen Pereyra fue secuestrada el 5 de octubre de 1977 en Mar del Plata y asesinada el 15 de julio de 1978.
La identidad de su nieto Federico Hilario Cagnola Pereyra, fue restituida por Abuelas junto a la Comisión Hermanos de HIJOS, el 9 de septiembre de 2008.

Flor

Jorgelina, fue una luchadora tenaz en la búsqueda de la verdad y el pedido de justicia. Dio vida a la filial de la Asociación de Abuelas de Plaza Mayo en la ciudad de La Plata, presidiendo la organización.

Se casó muy joven y fue madre de tres hijos. Recuerda que su casa siempre fue alegre y acostumbraba estar llena de jóvenes que entraban y salían. Su hija más grande, Liliana estudiaba derecho en La Plata y era militante peronista, pero se había ido a vivir a una pensión con su pareja Eduardo Cagnola a Mar del Plata, donde el 5 de octubre de 1977 fueron secuestrados. Se sabe que en un principio estuvieron en la Base de Buzos Tácticos de dicha ciudad. Pero “Lali”, como le decían, estaba embarazada de cinco meses por lo que los represores la trasladaron a una maternidad clandestina en la Escuela de la Mecánica de la Armada para parir. Según testigos dio a luz a un varón, a quien había llamado Federico.

Los militares se apropiaron de su bebé y a ella la volvieron a llevar a Mar del Plata donde la asesinaron el 15 de julio de 1978. En marzo de 1985, el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó su cuerpo sin nombre en el cementerio de la ciudad costera.

Jorgelina y su consuegra Nilda Cagnola no pararon nunca de buscar a su nieto, y con mucha perseverancia lo encontraron. Federico fue contactado por integrantes de la asociación HIJOS, que le informaron las sospechas que había sobre su origen. Más tarde la Justicia ordenó la obtención de muestras de ADN del joven y el 9 de septiembre de 2008 se confirmó su identidad.

En 2013 fueron condenados por su apropiación seis años de prisión Mariñelarena y Bacca, sus “apropiadores” y su entregadora Inés Graciela Lugones, viuda de Guillermo Minicucci, el jefe del centro clandestino El Vesubio.