Page 7 - La poesía es un arma cargada de futuro. Mónica Caballero
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realidad lo que leemos y nos cautiva resuena físicamente,
altera nuestra respiración, se imprime en nuestro inconscien-
te. Más tarde, volveremos a pensar en ello. Es como cuando,
de chicos, nos contaban una historia ¿quién puede pensar que
aquellos cuentos sólo resonaban en nuestro cerebro”.
Y para terminar con la ciencia, los recientes descubrimientos
sobre la riqueza neuronal del intestino humano –los mensajes
podrían ser transmitidos del intestino al cerebro y no la inver-
sa: “sabemos que tenemos miedo gracias a la reacción de nues-
tro vientre y es él el que impulsa el mensaje de inquietud ante
un examen”- otorgan una explicación científica suplementaria
a quienes creen en el ser humano total.
Por algo los nuevos investigadores franceses de “ese tubo di-
gestivo con doscientos millones de neuronas” cometen esta
blasfemia: “Descartes, que separaba el alma del cuerpo, es una
cadena de la que debemos liberarnos”.
Otra sería la tan manida del fin. El de la historia, el de la litera-
tura. Frente a ese dilema, una voz autorizada, la de Piglia: “Esa
fantasía extraña de los escritores de dejar de ser escritores o de
conseguir una experiencia más intensa que lo que se supone
que es la experiencia de la literatura [...] Para mí la literatu-
ra es una de las experiencias más intensas que conozco, sobre
todo en esta época en la que habría que ver qué es lo que debe
entenderse por “la vida” –habría que matizar la definición de
experiencia ¿no?-“ (1998).
Y que lo que comenzó con poesía termine con Borges (1969)
poeta: “Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí
me enorgullecen las que he leído”.

Notas
- Édouard Gentaz. Profesor de Psicología del Desarrollo en la Universidad de

Ginebra e investigador en el Centro de investigaciones científicas de Grenoble.
- Pierre Marie Lledo. Investigador del Institut Pasteur (Paris), trabaja en el pro-

grama que relaciona cerebro y la vida –bacterias, levaduras, hongos- de una
microbioma específica. Es el caso de la flora bacteriana. “Los invertebrados
disponen de diferentes centros nerviosos autónomos en todo el cuerpo. Por
eso, un gusano cortado por la mitad conserva un movimiento autónomo. A
lo largo de la evolución, en los vertebrados, esos centros se agruparon hacia
adelante hasta alojarse en la cabeza. El hombre ha conservado las huellas de
aquellas neuronas antiguas, en el corazón y especialmente en el intestino. Esa
red de neuronas es la que ha liberado al cerebro del trabajo de la digestión y le
ha permitido desarrollarse”.
- Régine Detambel. Escritora y fisioterapeuta, Les livres prennent soin de nous
(Actes Sud).

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