Page 2 - Número 6 | Revista Letras
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da. Son muchas las coincidencias entre la vida de Katherine y        Me das jaula, te grito: “¡Alas!”
Laura, como la de tener un amor desaprobado ante los ojos de
su madre. En el caso de la niña, fue por la diferencia de clase
social, y en el caso de la autora, por su orientación sexual.
Otro autor clásico que lo muestra en sus obras es Oscar Wilde
con “El fantasma de Canterville” (1887) reflejando allí a Vir-
ginia Otis, una joven, hija de una familia inglesa acomodada
en un estatus alto en la sociedad, con una mayor conciencia de
clase y más escrúpulos con el trato hacia el fantasma, ya que
el resto de su familia, en especial sus hermanos menores, lo
ridiculizaba y hostigaba día y noche. Virginia fue la única que
le dio una entidad y mostró empatía con la víctima.
Inicialmente, Wilde presenta a Virginia como un típico este-
reotipo de mujer femenina. “Esbelta y graciosa como un cer-
vatillo, con un bonito aire de despreocupación en sus grandes
ojos azules” (2009: 19) la describe el autor. Pero a lo largo de la
historia termina por romper con aquellos estigmas de niña rica
y delicada, y la muestra empoderada, guerrera, y triunfadora en
lo que se proponga, dándole honor a su rol en la ficción: ser la
salvadora del fantasma y llevar la paz a su hogar, sobreviviendo
gracias a su gran valor y fortaleza. “Era una amazona maravi-
llosa, y sobre su caballito derrotó de una vez en carreras al viejo
Lord Bilton, dando dos veces la vuelta al parque, ganándole por
caballo y medio” (2009: 20) retruca Wilde.

El flagelo

En cambio, un autor francés que no intenta romper con dichos
esquemas femeninos, si no por el contrario parece querer en-
fatizarlos y denunciarlos, es Guy de Mauppasant en su obra
literaria Bola de Sebo (1880) que muestra a su protagonista
mujer siendo denigrada por no cumplir con los estándares de
belleza impuestos socialmente, por ser promiscua y por per-
tenecer a las clases marginadas. Es, en su entorno, una repre-
sentación explícita de lo moralmente incorrecto según los va-
lores puritanos. Además de ser claramente cosificada al haber
sido obligada a dormir con un hombre para la salvación de su
comunidad y luego ser juzgada por entregar su cuerpo.
Si bien la historia se desenlaza temporalmente hace más de un
centenar de años atrás, es más que evidente la similitud con la
actualidad, cuando una mujer es juzgada por ser libre y tomar
decisiones con su propio cuerpo. De alguna u otra forma siem-

104 | Letras | ISSN 2524-938X
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