Page 2 - Número 6 | Revista Letras
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el mismo objeto de su felicidad y destino, por lo que espera        La mujer en la contemporaneidad literaria
casarse y pasar toda su vida con él. En sí, no busca salir del pa-
rámetro social y tampoco romper la naturalización de la figura
de la bella mujer que quiere enamorarse, casarse y formar una
familia.
La concepción patriarcal de la mujer a principios del siglo
XIX, pese a los nuevos ideales del iluminismo, que buscaba
construir una mejor sociedad sin desigualdades y garantizar
los derechos individuales de cada individuo, también influyó
en la literatura argentina. Tal es el caso de El Gaucho Martín
Fierro (1872), de José Hernández, en donde se refiere a la mu-
jer como aquella que cumple un rol de madre y así mismo de
compañera irremplazable, reflejando el paradigma conserva-
dor de aquel entonces que, aún, no lucha por romperse, como
lo muestran los siguientes versos:

                             ¡Quién es de una alma tan dura
                                 Que no quiera una mujer!
                                  Lo alivia en su padecer:
                                      Si no sale calavera
                                  Es la mejor compañera
                               Que el hombre puede tener.

                               Si es güena, no lo abandona
                                 Cuando lo ve desgraciao,
                                  Lo asiste con su cuidao,
                                    Y con afán cariñoso,
                                Y usté tal vez ni un rebozo

                          Ni una pollera le ha dao (1872: 84).

En cambio, en el relato de Guy de Maupassant, Bola de Sebo
(1880), esta imagen se ve perturbada por aquel personaje que
lleva el título del cuento. Isabel Rousset es una dama de carác-
ter y de ideales propios que decide por sí misma y, a su vez,
es discriminada por la sociedad debido a que no responde al
paradigma conservador de mujer. Afectada por los distintos
actores sociales (provenientes del comercio, la iglesia y la po-
lítica) que la juzgan por ser una prostituta, dicho relato, pese
a estar situado más de cincuenta años después del contexto
de la historia de El Conde de Montecristo, logra romper en un
primer lugar con la idea machista de mujer y, también, des-
mantela la hipocresía social de la época.

134 | Letras | ISSN 2524-938X
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