Desde el Laboratorio de Comunicación y Género entendemos a la extensión universitaria como una práctica social desde la cual se puede transformar la realidad de quienes allí intervienen: los sujetos extensionistas y los destinatarios de estas acciones. 

Esto implica pensar que cuando se planifican acciones de extensión no se concibe desde un lugar en el que la Universidad posee un saber y “baja” a los distintos territorios a compartir ese conocimiento para cumplimentar su rol social y así justificar su responsabilidad y compromiso como institución pública. El diseño de estas acciones está estructurado desde una concepción de Universidad Pública en las que quienes allí intervienen se piensan como parte de la organización social y por tal tienen un compromiso social, político, cultural como sujetos sociales, aportando al desarrollo de la sociedad, como cada componente de ese entramado, pensando entonces en el desarrollo de acciones que impliquen el esfuerzo y trabajo colectivo.

En tal sentido, partimos de una concepción de extensión que entienda a la Universidad Pública como un actor estratégico dentro del entramado social, desde donde poder diseñar y gestionar políticas públicas y así contribuir conjuntamente a la transformación social.

Esta idea nos mueve, en lo concreto, a transformar la mirada tradicional y el modo de gestionar la extensión universitaria, llevándonos a promover acciones que adopten una perspectiva en el largo plazo (y no tácticas aisladas que sólo tengan un impacto ocasional), diseñadas desde una mirada en la que los destinatarios de las mismas son eslabones fundamentales en los procesos, no sólo como beneficiarios, sino desde el aporte de sus saberes.