Page 3 - Gutenberg 3.0: la lectoescritura en pleno cambio. Ximena Pérez
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o este imperio digital, las relaciones entre el lector, el texto,
el escritor y la industria editorial, también se transforman.
Muchos hablan de una crisis de la cultura escrita y de la lectu-
ra. Pero si tenemos en cuenta que el mundo digital multipli-
ca los usos de la escritura al ofrecernos más facilidad para la
comprensión de textos, obligarnos a escribir en, por ejemplo,
innumerables formularios y brindarnos acceso a una inmensa
cantidad de escritos, el diagnóstico podría considerarse baste
ambivalente.
A estos textos -polifónicos, abiertos y móviles de la textualidad
digital- podemos interpretarlos como una desaparición de las
definiciones clásicas de lo que es un libro, siempre y cuando de-
finamos a la lectura como la respuesta de los lectores a un orden
de lo escrito que supone autores individualizados, estabilidad
de las obras y reconocimiento de la propiedad intelectual.

Una sociedad lectora inexorablemente digital

Pocas cosas parecen más fascinantes que los caminos insos-
pechados de la lectura y sus mutaciones en marcha. La revo-
lución digital no sólo ha transformado los soportes del libro.
También modifica la forma de leer.
Nuestros ojos ya no leen detalladamente sino que escanean
el texto en busca de la información que nos interesa. Si nos
aburre, es más que probable que abandonemos la página que
estábamos leyendo.
Leer un libro de principio a fin significa una linealidad prede-
terminada por la estructura que el autor le da. En cambio, en
la lectura de los textos digitalizados no nos encontramos ante
la obra entera y no sabemos cuándo termina. Es hipertextual
y por su naturaleza constituye una lectura de curso sinuoso.
Como señala Ana Calvo Revilla (2002) en “Lectura y Escritura
en el hipertexto”, el hipertexto no posee un eje primario de
organización; “es el lector quien, libremente y con una gran
autonomía, desplaza o fija el principio organizador marcando
su recorrido entre las lexias a través de diversas trayectorias,
bien dentro de la obra o fuera de ella. En cualquier caso, el tex-
to principal ya no constituye el centro, pudiendo haber tantos
centros de lectura como lectores posibles...”
Para muchos estudiosos del tema, el modo de enlazar las pala-
bras en la lectura digital hace que no se profundice adecuada-
mente en su contenido y que la mente sea incapaz de retener

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