Page 3 - Aprender a decir para ser libres. M. Florencia Seré
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los sujetos interpretan el mundo” (Huergo, 2000: 2). Por
otro lado, siempre es un proceso inacabado, que está en el cur-
so de una marcha susceptible de ser ampliada y modificada en
cualquier momento.
Una de las peores muertes que puede tener un ser humano es
no tener un proyecto de vida, los privados de la libertad están
en un tiempo muerto, detenidos, viviendo en su mente más
que en su cuerpo. Ya no hay proyectos ni fuerza. Es por tal
motivo que la escritura se constituye como un bastión clave
para la recomposición de su identidad.

El prejuicio, la peor de las condenas

En un contexto de encierro, la libertad se vuelve una cuestión
interior más que exterior. Más allá del confinamiento físico,
no existe libertad de poder desarrollarse como sujetos. Así,
las actividades, no sólo universitarias, hacen que un detenido
pueda reconstituir su identidad y, además, tenga herramien-
tas para poder valerse fuera del penal.
Asimismo, las instituciones penitenciarias

asumen distintas funciones según la perspectiva considerada: ocupa-
ción del tiempo libre de los internos, resocialización, disminución de
la agresividad, proyección a la reinserción laboral, entre otras. Pero
la educación en contextos de encierro adquiere mayor sentido cuan-
do ésta puede ligarse a una idea de futuro y a la construcción de un
proyecto de vida distinto al delito (Blazich & Gracia de Millán, 2006).

De todos modos, en muchas ocasiones, directa o indirecta-
mente, la sociedad los está obligando a que vuelvan al delito.
Si existe un privado de la libertad que lucha por rehabilitarse
y salir adelante, y al ser liberado sólo se encuentra con puer-
tas cerradas al buscar trabajo, existen altas probabilidades de
reincidir.
Todo el prejuicio viene por el desconocimiento; por supuesto,
que no se deja de contemplar que ese sujeto está privado de su
libertad por determinada razón. Sin embargo, es importante
tener en cuenta que aquel que provocó un delito, ahora está
cumpliendo su condena. La justicia está funcionando y, por
ese motivo, no tiene sentido que la sociedad haga que esa pena
sea más dura.

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