Hegemonía

Comunicación Pública y Política

Teórico 3

“Hegemonía”

Introducción

En este encuentro vamos a trabajar con el concepto de “hegemonía”.

Al igual a lo hecho con las nociones de “política-político”; “poder, autoridad y dominación”; lo primero es despejar la importancia del concepto de “hegemonía” para la comunicación pública y política.

En términos generales, se puede decir que la hegemonía refiere a una situación en la que un grupo de la sociedad logra universalizar sus intereses, valores y visión de mundo. Es decir, cuando una identidad particular logra que su mirada sobre el mundo y los valores e intereses que la animan pasen como del conjunto de la sociedad. En términos de  clases, cuando las clases dominantes logran permear el sentido común de los grupos subalternos y modelar las percepciones y las construcciones de sentido de esos grupos para que el lugar privilegiado de aquellas en la estructura social se naturalice. A través de la hegemonía una clase dominante se vuelve clase dirigente logrando la conducción intelectual y moral de los grupos subalternos.

La hegemonía, y las luchas contrahegemónicas que suscita, se ejercen fundamentalmente en el plano simbólico, movilizando construcciones de sentido que anidan en la cultura de determinada sociedad.

La hegemonía tiene, así,  una dimensión comunicacional insoslayable.

La comunicación pública y política puede, entonces, considerarse un espacio más de la disputa por la construcción de hegemonía. Las acciones de los actores de la comunicación electoral,de la comunicación de gobierno y de la comunicación de política pública pueden considerarse como acciones de una disputa por la hegemonía.

En efecto, todas aquellas acciones pueden, y deben ser inscriptas, como acciones comunicativas orientadas a la defensa o promoción de un proyecto político que busca lograr la conducción intelectual y moral de la sociedad a través de la modelación del sentido común.

La comunicación pública y política, con los tipos de comunicación que ya hemos identificado: electoral, de gobierno y de políticas públicas, juega un papel significativo en la constitución de hegemonía. Esos tipos de comunicación son relevantes en el proceso de construcción de una agenda de gobierno, la legitimación de las medidas para realizar aquella agenda y en trazar un determinado modelo de sociedad como la “sociedad ideal” y natural.

El autor

Para trabajar el concepto de “hegemonía” vamos a revisar el pensamiento de Antonio Gramsci, reconocido por la teoría política contemporánea como una autor fundamental para comprender los fenómenos políticos y sociales con los que asocia aquella noción.

Antonio Gramsci, nació en Italia, en Ales, Cerdeña, en 1891, en el seno de una familia de escasos recursos. Pese a su condición familiar, logró terminar sus estudios secundarios e ingresar a la universidad, donde estudió filosofía.

Desde muy joven, adscribió a ideas socialistas y militó en algunas organizaciones identificadas con esa perspectiva política. Se desempeñó como periodista en varias publicaciones vinculadas a aquellas corrientes de pensamiento político.

Tras la revolución rusa participó de la fundación del Partido Comunista Italiano, del que fue uno de los dirigentes más relevante en el período en que el fascismo llego al poder político.

Por su participación en el Partido Comunista, y su oposición al régimen fascista, fue perseguido políticamente y sufrió la cárcel.

Muere en Roma, en 1937. A los pocos meses de haber logrado su libertad por razones de salud.

El contexto histórico y político

El pensamiento político de Antonio Gramsci se forma sobre el trasfondo de una serie de cambios económicos, sociales y políticos que significaron la superación del capitalismo liberal por un nuevo ciclo de la acumulación capitalista que se reconoce como capitalismo monopólico.

En el campo de la economía se destaca la formación de grandes empresas industriales que logran, en gran medida, monopolizar la actividad a la que se dedican; la organización del proceso de trabajo es crecientemente racionalizada; los bancos y las finanzas se convierten en un componente vital de la actividad económica; los lazos coloniales (formales o informales) que someten las economías periféricas a los intereses de los países centrales se refuerzan; el Estado se convierte en un actor económico de primer orden.

En el plano político, Gramsci es testigo de la declinación del liberalismo y el ascenso de movimientos políticos de izquierda y de derecha que reniegan de la sociedad liberal. Movimientos que llegados al poder instituyen Estados y regímenes políticos no democráticos.

En el entramado social y político, destaca también la consolidación de las organizaciones de los trabajadores –el proletariado- como los partidos de clase o las organizaciones sindicales. Las masas se consolidan como un actor político relevante.

La Revolución Rusa (1917) –producida en el marco de la Primera Guerra Mundial (1914-1918)- es el gran acontecimiento político del período. Ella alimenta el ascenso de una ola insurreccional en varios países de Europa que terminará siendo derrotada por movimientos totalitarios de derecha.

La atención a las transformaciones sociales y políticas, la reflexión sobre la derrota del movimiento revolucionario en occidente y los desafíos a la práctica política orientada a la transformación social en el nuevo contexto capitalista están detrás de las relfexiones de Antonio Gramsci. 

Para capturar aquel nuevo contexto y los nuevos retos para la práctica política revolucionaria, Gramsci renovará la teoría marxista centrándose en los aspectos políticos que aseguran la reproducción de las sociedades capitalistas. El concepto de hegemonía es central en el desarrollo de ese propósito.

La teoría política de Antonio Gramsci: sociedad civil y hegemonía.

Una característica del pensamiento de Gramsci es su crítica al materialismo y economicismo expresado por algunas  vertientes del marxismo de su época.

Gramsci rechazaba la idea de que los fenómenos políticos fueran un mero reflejo de las relaciones sociales de producción. Por lo mismo, descreía del carácter decisivo de las condiciones materiales –crisis económicas, agravamiento de las contradicciones del sistema capitalista- para la lucha de clases; por lo mismo, desconfiaba de la eficacia de las estrategias revolucionarias que supeditaban la acción política a las condiciones objetivas. Negaba que el capitalismo se reprodujese sólo recurriendo al poder coactivo del Estado.  Renegaba de las posiciones teóricas y políticas que veían en el Estado y en las superestructuras meros instrumentos coercitivos orientados al mantenimiento del sistema capitalista.

Para Gramsci las superestructuras, en especial las políticas, tenían su propia eficacia histórica. Eso significaba para él, que las superestructuras, lejos de ser un fenómeno derivado de  las condiciones materiales de existencia, tenían una importancia significativa en el desarrollo histórico.

La autonomía relativa de las superestructuras -–cómo espacio con leyes propias de funcionamiento y por tanto nunca del todo reductible al terreno de la economía y sus condiciones objetivas-fue otro rasgo de su propuesta teórica.

El desplazamiento  del locus del análisis de la explotación a la dominación fue otro elemento característico de su práctica teórica.

Llegados aquí es importante afirmar que el esfuerzo teórico de Gramsci no se hace contra el marxismo –por más que fueron objeto de su crítica determinadas posiciones teóricas y políticas asociadas a esa corriente- sino a su favor; es decir, sus elaboraciones no tienen por objeto clausurar al marxismo como vertiente analítica o marco de pensamiento para la acción sino, por el contrario, vivificarlo y renovarlo.

La sociedad civil ocupa el centro del análisis gramsciano.

El capitalismo se reproduce –asegura las condiciones para su continuidad en el tiempo-porque  logra que los grupos subalternos naturalicen esa forma de producción.

Esa naturalización se logra a través de la hegemonía. Es decir el proceso por el cual los grupos dominantes logran erigir sus intereses y su particular visión de mundo como los intereses y visión de mundo de toda la sociedad.

Mediante la hegemonía una clase dominante –por el lugar ocupa en el proceso productivo- se vuelve clase dirigente. Eso significa que esa clase conduce “intelectual y moralmente” a los grupos subordinados. Así se naturaliza una forma de organización económica, social y política que representa los intereses y valores de un grupo particular.

La cultura, en un sentido amplio, es el terreno en el cual se edifica la hegemonía. A través de sus elaboraciones –el folklore, la literatura, la producción de los medios de comunicación, la educación- los grupos dominantes dan forma al sentido común de las masas naturalizando un orden social y político determinado.

Para Gramsci, la conducción intelectual y moral de la sociedad –la hegemonía- implica, también, que algunos intereses de los grupos subalternos sean considerados por los grupos dominantes pero siempre en una condición subordinada. Cuando la clase dirigente logra la hegemonía, y la articulación a sus intereses y visión de mundo de algunas demandas de los sectores subalternos, se logra la constitución de un bloque histórico.  Es decir cierta correspondencia entre el modelo de acumulación, el modelo de Estado, las subjetividades políticas, las formas culturales que legitiman determinado orden social y político y los modos que asume la lucha política

Si el capitalismo entonces es más que una relación de explotación y si su reproducción no descansa en el poder coercitivo del Estado, su transformación no puede reducirse a la estrategia de la toma del Estado. La estrategia política correcta será, entonces, la constitución de una voluntad colectiva (el partido político) que promueva una reforma intelectual y moral capaz de dotar de su propia cosmovisión a los grupos subalternos, separándolos de la visión de mundo de los grupos dominantes y haciendo de ella la base de una nueva hegemonía. En ese proceso tienen un lugar destacado los intelectuales.

La alusión en el debate político argentino reciente a la importancia de la batalla cultural puede interpretarse en clave del concepto de hegemonía.

Un cambio sustantivo en la sociedad argentina, para aquellos que insistieron con aquella metáfora, implicaba mucho más que logar una mayoría electoral coyuntural. Más bien requería de un cambio cultural, la construcción de una contrahegemonía, que aportara una cosmovisión diferente a la liberal capitalista, capaz de constituirse en el basamento simbólico de la una sociedad alternativa.

Otro ejemplo posible podemos encontrarlo en los impactos producidos por la emergencia de la pandemia. Existe un consenso bastante generalizado de que la pandemia ha desnudado los problemas del neoliberalismo. El discurso social que legitimaba aquel modelo de acumulación y el tipo de Estado que lo acompaño se encuentra en entredicho. Se abre un período de crisis en la que las alternativas para erigir un nuevo orden social y político tienen posibilidades históricas reales. Ahora bien, la crisis no determina cuál respuesta será la efectivamente puesta en marcha para superarla.  Ello depende de la lucha por la hegemonía, por el grado de conducción intelectual y moral que logren los grupos sociales en disputa por la constitución de nuevo sentido común que acompañe y de “sentido” a las nuevas relaciones sociales que se erijan.

El texto

Una parte muy significativa de la obra de Antonio Gramsci fue escrita fue durante su encierro en la cárcel bajo el régimen fascista. La necesidad de eludir la censura bajo esa condición hizo que recurriera a un lenguaje impreciso para expresar sus reflexiones. La ausencia de las condiciones mínimas para el trabajo intelectual se reflejan en la falta de sistematicidad de sus escritos. Pese a ello, su obra, en particular sus “cuadernos de la cárcel”, es una de las más significativas de la teoría social y política contemporánea, además de ser una referencia ineludible para la acción para muchos actores políticos.

La lectura propuesta para la clase es un extracto del libro “Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno”, una compilación de parte de sus “cuadernos de la cárcel”.

En el texto encontraran referencias a las siguientes cuestiones: la hegemonía como el momento político por excelencia de las relaciones de fuerza; la importancia de las “superestructuras” bajo las sociedades capitalistas; la relación Estado-sociedad civil en occidente; la centralidad de la sociedad civil en la lucha política; las características que asume la lucha política en las sociedades capitalistas modernas.

Actividades

1.- Reflexionar sobre el vínculo ente los conceptos de hegemonía-sociedad civil propuestos por Antonio Gramsci y la comunicación pública y política.

2.- Ver el siguiente video https://www.youtube.com/watch?v=Bm4c9HPWWV4

3.- Pensar el papel de la comunicación pública y política en el proceso que describe Álvaro García Linera en el video antes citado.

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