Clase Práctica 8

Cuando pensamos de qué manera circularán los productos de nuestra campaña de comunicación ya no debemos pensar solo en los medios tradicionales de comunicación, es decir la radio, la televisión o una campaña gráfica en vía pública o en publicaciones. Además de eso, debemos considerar a los medios digitales como otro soporte necesario en el que debemos readaptar el lenguaje de nuestra campaña manteniendo el mensaje principal.

La Tecnología de la Información puesta al servicio de la gestión gubernamental es un instrumento más para difundir, a través de una campaña, las políticas públicas de un Gobierno. Es uno más y debe ser administrado de manera responsable sin enamorarse del recurso pero tampoco dejarlo de lado ya que solo la comunicación móvil abarca hoy al 90% de los argentinos y representa una manera ágil y portátil de recibir una información.

El momento actual es definido como una etapa posmediatica donde predomina la autocomunicación de masas, es decir la integración de los sistemas masivos con los personales, en esa idea ancla la noción de plataforma, entendida como la conexión entre dos partes para un beneficio mutuo. Esta caracterización resumida en la convergencia entre los medios masivos de comunicación y las nuevas plataformas tecnológicas, encuentra a sitio como YouTube, Facebook, Twitter, Snapchat, Instagram o la más reciente Tik Tok que van surgiendo y crean su propio sistema de relación en el que priman la idea de comunidad, priorizando los mensajes de remitentes cercanos; Diversidad, por la multiplicidad de canales y recursos disponibles por el usuario (grafico, audiovisual, colores, filtros de edición); Flexibilidad para la demanda; Conversación y la noción misma de Red, asociada a la Comunidad y la fantasía de una circulación igualitaria entre pares.

Junto con este momento, el paradigma actual está atravesado por la fuerza de tres V: Volumen, Variedad y Velocidad en la circulación de grandes flujos de información. Podríamos incorporar otras V: Veracidad y Verosimilitud, como parte del debate actual sobre el manejo de ese flujo de datos, o Big Data. Hoy por hoy, los datos representan oro en la sociedad de la información, ya sea para pensar la campaña de comunicación como para establecer una política pública.

Hay una enorme cantidad de información que existe, no siempre disponible para los Estados. Hasta que punto el Estado o las grandes corporaciones pueden disponer de esos datos para pensar sus políticas públicas es uno de los tantos debates que existen hoy. Para este año la estimación mundial es que se generarían 2,3 trillones de Gigabytes por día.

Cómo manejar y administrar la enorme cantidad de información y de qué modo analizarla es, sin dudas, el desafío de la actualidad. Pensemo que a las formas habituales de caracterizar los blancos del mensaje (clase, ideología…) pueden incorporarse otros vinculados a sus hábitos de consumo y estilo de vida a partir del rastreo de las huellas que cada usuario deja al interactuar en redes sociales. Hasta podemos pensar en crear una comunidad a partir del gusto o la elección de determinada película o canción como guiño para que nuestro mensaje refuerce el lazo. Junto con esto, el momento impone profundizar lo que se conoce como alfabetización digital para distinguir las Fake News o noticias falsas de las verdaderas o distinguir las opiniones motorizadas por Trolls, así como salir de la trampa de los filtros burbuja que conducen las ideas a un ghetto cerrado, reduciendo las posibilidad de Internet a una pequeña dimensión hegemónica.

Ya lejanas las promesas de democratización, hoy Internet se plantea como un medio que nos ofrece más libertad pero a la vez más control profundizando las desigualdades. Esto lo estudia muy bien la periodista Natalia Zuazo al describir como cinco grandes empresas concentraron el manejo de la información a través del servicio brindado por sus plataformas.

La información es poder. Quien pueda recolectar y decidir en base a esa enorme cantidad de datos tendrá el poder pero no la exactitud: es necesaria una interpretación humana y política de los hechos y de esa interpretación el mensaje de nuestra campaña tiene que ser lo más claro posible en sintonía con la estrategia que nos hayamos propuesto.

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