Clase 1 Seminario

AUDIONAUTAS: EL LENGUAJE SONORO EN LA NARRATIVA TRANSMEDIA

Introducción

¿Nuevos medios? Reconfiguraciones tecnológicas y nuevas mediaciones

Mientras arrancaba con este trabajo, una tarde intercambié mensajes por WS con una amiga que vive a 100km de la ciudad de Rosario en la provincia de Santa Fé. Hablabamos (si…hablabamos) de un hecho puntual y en un momento mientras comentabamos una noticia ella me dice: “Yo no miro tele, leo algo por internet, pero tengo la radio todo el día prendida, desde que me levanto hasta que me acuesto y a veces escucho por internet las que aca no agarro”. La radio, me quedé pensando. Esa que siempre decimos que acompaña e informa, que cada tanto se le decreta la muerte y sin embargo todo indica que sobrevive a su gran sombra, que fue la TV. La misma TV que en su formato tradicional por aire o cable, está sufriendo cambios y embates por las nuevas formas de lo audiovisual.

La radio, como toda práctica cultural es temporal y se desenvuelve en un espacio físico y simbólico cambiante. Es decir presenta continuidades y rupturas producto de los cambios políticos, sociales, culturales y sus modos enunciativos son emergentes de lo que Raymond Williams denomina estructuras de sentimiento. Williams plantea que en general las descripciones y los análisis de la cultura y la sociedad se hacen en tiempo pasado. Por lo cual define que si lo social es siempre pasado, en el sentido de que siempre está formado, hay que hallar otros términos para la experiencia presente. Porque si lo social es lo fijo, todo lo que es movimiento, cambio, se lo reduce al plano de lo individual o subjetivo, desconociendo el entramado constitutivo del discurso social, complejo, variable, que se suele manifestar por los bordes y sin embargo hace a lo social y a la cultura vivida de una época.

Williams dice que existen las experiencias para las cuales las formas fijas no dicen nada en absoluto y que ni siquiera reconocen. “la conciencia práctica es casi siempre diferente de la conciencia oficial; y esta no es solamente una cuestión de libertad y control relativos, ya que la conciencia práctica es lo que verdaderamente se está viviendo, y no solo lo que se piensa que se está viviendo” estas experiencias son un tipo de sentimiento y pensamiento efectivamente social y material, dice Williams aunque estén en fase embrionaria, por lo cual establecen con lo que ya está articulados y definido, relaciones complejas. Y plantea que son asumidas como experiencia social, antes que experiencia personal, o como el “pequeño cambio” superficial o incidental de la sociedad. Estos cambios sociales los define como las estructuras de sentimiento que las diferencia de concepción del mundo o ideología. Se trata de significados y valores tal y como son vividos y sentidos activamente, junto a las relaciones entre ellos. No es el sentimiento contra el pensamiento, dice Williams, sino el pensamiento tal como es sentido. Se trata de una estructura social en proceso, y que a veces no es reconocida verdaderamente como social, sino como particular.

Planteado así, Williams dice que una estructura de sentimiento es una hipótesis cultural derivada de los intentos por comprender sus elementos, sus conexiones en una generación o un período. Entonces pueden ser definidas como experiencias sociales en solución a diferencia de otras son experiencias sociales ya precipitadas evidenciables y asequibles. “Es una formación estructurada , que debido a hallarse en el mismo borde de la eficacia semántica, presenta muchas de las características de una pre formación, hasta que las articulaciones específicas –nuevas figuras semánticas – son descubiertas en la práctica material: con frecuencia, como suele ocurrir, de manera aislada que solo más tarde parecen componer una una generación significativa”

Ahora bien, ¿Cómo se producen esos cambios en los modos de producción, en la enunciación, en los ritmos y las estrategias en la comunicación radiofónica? Los proceso de cambio suelen ser subterráneos, poco visibles y cuando cristalizan se viven como naturales o repentinos, como si no hubiera una historia en su gestación. La radio es dinámica, lleva el pulso de la cotidianidad por un lado y el de los cambios sociales y culturales por otro. Por esto, si bien hay herramientas básicas de la producción y la comunicación radiofónica que de alguna manera exceden lo temporal o histórico, las prácticas sociales las re significan y deben ser puestas en discusión y revisadas.

Los cambios tecnológicos producidos en las últimas décadas no solo han generado modificaciones profundas en los proceso comunicacionales sino fundamentalmente en los modos de encuentro y en la vincularidad. Es decir, profundos cambios sociales y culturales. En el campo de la comunicación, el alcance es cada vez mayor y la capacitación relacionada a la comunicación radiofónica ha sufrido notorios cambios en todos sus aspectos, desde los modos de producción a los modos de circulación, escucha y re apropiación. Las mutaciones tecnológicas implican modos de apropiación diversos y distintos a los tradicionales y exigen otras herramientas, o al menos sumar nuevas herramientas y perspectivas de trabajo. La digitalización es una realidad, y con ella todo el universo comunicacional ha ido modificandose. Las narrativas transmedia y los prosumidores como nuevas audiencias son dos aspectos cláves al momento de re pensar las estrategias comunicacionales radiales y las competencias necesarias para su práctica.

En este recorrido buscaremos dar cuenta, además de las permanencias desde una perspectiva más compleja por el atravesamiento mediático de la cultura, de esos cambios tecnológicos y nuevos alcances de la comunicación radiofónica: La digitalización, los pod cast, el hipertexto sonoro, las prácticas transmedia, las instalaciones sonoras, etc. Es necesario volver a pensar en los comunicadores al trasluz de estas transformaciones que han modificado sustancialmente las condiciones materiales de formación y producción, al punto que no sólo es posible pensar en otros horizontes de expectativas e imaginar nuevos proyectos, sino también de disponer de las herramientas y los recursos para realizarlos, lo cual implica re pensar las dinámicas de formación y capacitación tanto teórico conceptuales como prácticas desde una doble mirada: la permanencia y los cambios, lo estructural y las resignificaciones.

Aún asi la perspectiva comunicacional debe estar por sobre la mirada tecnológica. Es decir, el eje rector de las prácticas en el marco de las llamadas nuevas tecnologías debe ser la mirada desde la comunicación y no la perspectiva política cultural de las tecnologías. Esto que parece un juego de palabras, no lo es, ya que según donde pongamos el acento (la tecnología o la comunicación social) implicará perspectivas totalmente distintas y por lo tanto producciones distintas. Una mirada es inclusiva, de respeto a la diversidad y social y la otra es la tecnología como rectora y modeladora de los proceso sociales y culturales. Teniendo en cuenta que los cambios tecnológicos no son producto de un desarrollo del conocimiento en abstracto, sino en el marco del capitalismo y sus objetivos de mercado, consideramos que debemos comprender la re apropiación de esas tecnologías desde otras miradas posible. De ahí la importancia que en el uso de las tecnologías la mirada sea desde la comunicación social. Lo que nos posiciona en entenderlas como una mediación que va produciendo reconfiguraciones permanentemente.

Pensar el lenguaje sonoro y los relatos que construye en el marco de las narrativas transmedia requiere un desafío de abordaje multiple. Pensar las tecnologías que pautan nuevas formas narrativas en sus contextos sociales, culturales y de posibilidad. Es decir además de producir discursos sonoros en estas nuevas narrativas o podríamos decir reconfiguración tecnológica donde se re semantizan prácticas, revisar los anclajes territoriales, culturales, socioeconómicos, etc. Y los usos de las tecnología que se realizan, o los modos de re apropiación de los distintos sectores de la sociedad y la comunidad. Y volvemos al postulado anterior. El vector o lo que defina las prácticas narrativas debe estar centrado en la cultura y no en las tecnologías y las prácticas que impone sin mediación de la diversidad. Los modos enunciativos deben ser la impronta que paute estas nuevas narrativas más allá del soporte tecnológico. Esto implica recuperar el concepto de mediación. Donde la comunicación no es un hecho tecnológico sino cultural y social. Donde la tecnología ocupa ese lugar de mediación.

Ya basta de declara la muerte de la radio

Carlos Escolari,en Hipermediaciones:Elementos para una teoría de la comunicación digital intercactiva, 2008, le dedica un apartado especial a supuestas “verdades” naturalizadas sobre la “potencia de la web por sobre los otros medios“, el relato digital -dice – que nos alimenta desde los años 90 “está plagado de zonceras o mitos, como prefiera el lector llamar a estas construcciones ideológicas. Se trata de frases o ideas que viajan por la red a la velocidad de la luz; que aparecen citadas en libros o papers o artículos periodísticos y que se reproducen bajo forma de memes. Estamos hablando de ideas virales sumamente contagiosas”. Escolari elige aquella que dice que internet se ha difundido más rapido que otros medios de comunicación. “A la radio le costó treinta y ocho años alcanzar 50 millones de oyentes….en solo cuatro años internet ha alcanzado 50 millones de navegantes” Escolari dice que es una simplificación ya que para manejar los números primero hay que tener en cuenta que las cifras deben pasar el tamiz por el cual no es lo mismo alcanzar 50 o 100 millones de usuarios en los años treinta o cincuenta en el marco de la cantidad poblacional de esa época. Y concluye a partir de los datos analizados que en EE.UU, “En veinte años la radio alcanzó al 75% de la población de los Estados Unidos, mientras que la TV en el mismo lapso se difundió entre el 84% de los estadounidenses. Internet por su parte entre 1989 – 2005 llegó aproximadamente al 68% de los habitantes. En conclusión: los indices de adpoción de la radio y la televisión, considerando la población total del país en cada momento histórico, han sido superiores al de internet”. Y agrega que el error incluso que baja el porcentual de la radio en relacion a la TV se debe buscar en que los estudios confunden la cantidad de aparatos receptores con la de usuarios. Recordemos que en sus inicios la radio se caracterizó por la escucha colectica, ya que no en todas las casa había aparatos de radio.

Esta breve mensión a la radio y su defunción tantas veces decretada nos habla de la necesidad de complejizar las perspectivas sobre los cambios tecnológicos y su impacto en los marcos sociales, territoriales y cultruales como decíamos antes. La radio, es ese mundo sonoro que nos acompaña desde muy chicos, en la ciudad, en el campo, en el barrio, en el auto, en el campamento, en la playa, en el monte, en el trabajo…en todas partes. Quien no tiene una anécdota. Las tardes de invierno tomando mate o un café. En a madrugada cuando en la soledad los fantasmas nos rodean, O cuando tratamos de estudiar, en el taller, haciendo la limpieza de la casa, en el colectivo yendo a trabajar, escuchando el partido los domingos, desde los lugares más remotos esa voz que nos acompaña, allí donde no llega nada….y ahora en forma digital… Sigamos haciendo radio, sigamos escuchando radio. ¡La radio ha muerto, viva la radio!

De lo local a lo global, la radio, internet y la configuración de audiencias deslocalizadas.

Circulación y escucha: no soy de aquí ni soy de allá

A partir del desarrollo de internet y la posibilidad de la transmición digital, la radio adquiere un nuevo tipo de expansión en su cobertura internacional que ya tenía con las ondas cortas o la transmición satelital pero que se limitaba a organismos públicos en general y su alcance era muy limitado. Este nuevo alcance con prácticamente costos mínimos, permite a radios locales, pequeñas y no solo las grandes radio comerciales, la llegada a audiencias a escala global. Sin embargo esta capacidad de atravezar fronteras físicas, sociales y culturales, implca nuevos desafíos en todos los ordenes y la necesidad de re pensar la comunicación radiofónica.

Este alcance global reconfigura audiencias y los vínculos que se construyen e impone re definir objetivos, estrategias y los modos enunicativos en tanto discursos localizados y emergentes de culturas, sociedades y territorios definidos. Esta expansión nos conecta no solo con migrantes (por elección, por trabajo o forzados) que a través de las emisoras digitales mantienen sus lazos identitarios con sus países de origen, pero también con nuevas audiencias producto de las posibilidades tecnológicas. Quizas sea en un principio de un alcance más de tipo local (dentro del territorio de un país entre sus regiones, o países limitrofes) pero con un desarrollo posible que no se puede medir o diferenciar, en principio. Aún así, la circulación de contenidos y discursos se enfrenta al desafío de por un lado mantener una identidad local pero por otro que tenga un atractivo global.

La Radio es mucho más que un hecho tecnológico es ante todo un hecho cultural. En este sentido, de ser medio de transmisión deviene espacio de compleja interacción entre quienes producen los mensajes articulando con sus audiencias y produciendo nuevos discursos que circulan permanentemente entre audiencias y productores radiofónicos. Es decir en una comunidad y un ámbito social determinado.

La radio entonces, se convierte en uno de los espacios claves por el lugar que ocupa en la producción y circulación de significados, representaciones y valores es decir en la constitución del imaginario, mediante el cual una comunidad designa su identidad, sus aspiraciones y las líneas generales de su organización

La radio, como toda práctica cultural es temporal y se desenvuelve en un espacio físico y simbólico cambiante. Los proceso de cambio suelen ser subterráneos, poco visibles y cuando cristalizan se viven como naturales o repentinos, como si no hubiera una historia en su gestación. Pero como hablamos de rupturas y continuidades, en el momento histórico que uno vive, en el modo de producir y en los productos resultantes, mucho de lo que se ve como nuevo, a veces son resignificaciones o renovación de viejas prácticas, ancladas en el presente. Hace unos años el radialista Fernando Bravo proponía a sus oyentes que escribieran, al programa de radio que conducía, pidiendo que algún artista o cantante conocido les cantara el feliz cumpleaños a algún amigo o familiar. Así, ante la fecha de cumpleaños pedida por el oyente, el cumpleañero era llamado desde la emisora y el artista seleccionado le cantaba sorpresivamente el feliz cumpleaños. Fue novedoso. Pero si nos remitimos a la historia de nuestra radiofonía tenemos como ejemplo, cuando Oscar Casco, un actor de radionovelas, llamaba desde la emisora por pedido de un oyente a alguna señorita y le cantaba una serenata. ¿similitudes? Entonces, a resignificaciones de algunas prácticas a la luz de los cambios sociales y culturales

No todos decimos de la misma manera y no todo oímos con los mismos códigos. Abrir los micrófonos implica dar cuenta de la diversidad de relatos y discursos que circulan en la sociedad, en una comunidad determinada. Discursos y estéticas diversas que como en un collage construye un todo armónico, con rupturas y cambios de texturas sonoras, de colores sonoros pero que en definitiva hacen a una totalidad.

Discurso e identidad. Posibilidades y límites

Cada época tiene sus paradigmas, sus formas de nombrar la realidad y de conceptualizar los procesos sociales y culturales. Yendo de lo macro a lo micro, la radio también construye sus conceptualizaciones y sus parámetros según los momentos históricos. Ritmo, dinámica, artística, modos de informar, sonido expresan más de lo que dicen. Marcan el pulso de época. Hay sonidos que atrasan porque no logran percibir el código de la temporalidad en la que están produciendo.

Hay límites históricos de lo decible y lo pensable. Asi se constituye el discurso social de una época. Pensar y analizar el discurso social es describir y explicar lo que se dice, se escribe, si fija en imágenes y artefactos en una sociedad en un momento dado. Por esto pensar los discursos sociales es abordar los discursos como hechos sociales y a partir de allí, como hechos históricos, que funcionan independientemente de los usos individuales, que existen fuera o más allá de las conciencias individuales. Sin embargo, aunque aislados de sus manifestaciones individuales, no son reducibles a lo colectivo linealmente. Dice Bajtin que todo discurso descubre siempre el objeto de su orientación como algo ya especificado, cuestionado, evaluado, ensombrecido o esclarecido por palabras ajenas a su propósito, es decir envuelto, penetrado por las ideas generales, las perspectivas, apreciaciones y las definiciones de otros.

Hay un conjunto de esquemas persuasivos que han sido aceptados en alguna parte y en algún momento dado en una determinada comunidad como convincentes, mientras que al mismo tiempo otros han sido desechados.

“Una idea siempre es histórica: no se puede tener cualquier idea, creencia u opinión, mantener cualquier “programa de verdad” en cualquier época en cualquier cultura: En cada época, la oferta se limita a un conjunto restringido, con predominancias, conflictos y emergencias. Los “espíritus audaces” siempre lo son a la manera de su tiempo” “Hay siempre límites aceptablemente rigurosos de lo pensable, límites invisibles, imperceptibles para aquellos que están adentro a lo sumo con un margen para correcciones y alteraciones. En todas las épocas reina una hegemonía de lo pensable (no una coherencia, sino una cointeligibilidad), burbuja invisible dentro de la cual los espíritus curiosos y originales están encerrados al igual que los conformistas, situación en las que ninguno dispone de una estimación del potencial futuro y de las mutaciones de los tópicos y de los paradigmas disponibles”1

En la medida en que los discursos son hechos históricos se los ve nacer, alterarse y descomponerse, devaluarse, y con ellos las grandes convicciones y entusiasmos que suscitaban. Entonces, más allá de las temáticas aparentes, hay reglas generales de lo decible, determinando en conjunto , lo aceptable discursivo de una época.

La identidad sonora

La construcción de identidad genera una marca, un estilo, una impronta. Pero en escenarios que mutan, cambian y se reconfiguran, lo que es marca de identidad, también muta o debe mutar si pretende trascender su propia temporalidad.

De todas maneras generar marca o estilo no es un fin en si mismo o algo que signifique comunicabilidad o empatía o un modo de producir sentido participativo o polisémico.

Hay diferentes modos en que se puede presentar una marca de identidad:

  1. Marcas mudas: intentan más que lo que dicen. Se limitan solo a un gesto identitario que no se complejiza o genera un proceso comunicacional
  2. Marcas eco: se repiten a si mismas y terminan agotándose
  3. Marcas autoreferenciales: remiten a si mismas
  4. Marcas máscaras: no construye una identidad ficcional sino trabaja desde la simulación (ver Norbert Bolf)

Entonces podríamos decir que la marca identitaria en sí, no es nada. Es el espacio en la mente de una persona que re semantiza permanentemente. Carlos Carpintero la define como un acontecimiento, efímero, que entabla un nuevo contrato de lectura y que no garantiza nada. Abre un espacio de posibilidad, es decir no tiene fijeza, es labil

La identidad es un constructo donde hay un orden que prevalece sobre otros posibles.

Entramos en el terreno de la paradoja. Bajtin decía que la paradoja no es una alteración o una perturbación en los procesos de construcción de sentido, sino que es parte constitutiva de la comunicación y por lo tanto de la identidad, de la marca.

Entonces, ¿se puede diseñar la comunicación? Ni tanto ni tan poco.

Lo que diseñamos es una propuesta de lectura. Y así comunicar se acerca a la idea de juego. Hacemos un contrato de “juego” donde quien “comunica” construye un relato” y quien entra en el proceso acepta las reglas de esa construcción.

Entonces lo que definimos como construir identidad es en realidad una propuesta de lectura.

  • La comunicación tiene por norma la tensión y la paradoja. Arrojamos una intención sin poder medir el resultado
  • Comunicación y paradoja van juntas
  • SI no hay paradoja no hay proceso comunicativo sino solo unidireccionalidad y transmición de datos, pero no comunicación humana
  • La ausencia de paradoja en el proceso de construcción de identidad indica elementos muertos. Si no hay pulso, el paciente está muerto

Entonces, la identidad no está en lo solido, lo evidente, sino en los espacios intermedios, en los insterticios.

Lo dicho, es lo dicho cíclicamente por otros. Tenemos resemantizaciones permanentes. Nuestro identidad hoy es parte de una semiosis infinita, viene de otros sentidos y será materia de sentidos futuros. Una vez que una identidad se sedimenta, cristaliza, va perdiendo su eficacia si no se re inventa con el pulso de la cultura y lo social. Algo sin pulso es algo muerto, una identidad sin pulso, muere.

La identidad no construye sentidos, construye pertenencia a quienes se identifican con esa producción.

“no hablamos con palabras y oraciones. Las palabras y oraciones son unidades de la gramática. No tienen autor ni pueden ser respondidas, no tienen actualidad ni acontecen. Son lo que es la lengua, pura potencialidad. Pero en cambio una palabra dicha por alguien en un momento determinado se convierte en un evento irrepetible. ES una palabra que cobra vida y se situa en un espacio analítico distinto: cuando hablamos de palabras vivas noe stamos en el plano de los mensajes y los significados sino en el plano de los enunciados y la lucha por el sentido” (Carpintero, C: 2012)

Veamos este ejemplo:

Heroe: varon ilustre y famoso por sus hazañas o virtudes

Nacer: salir del vientre materno. DIcese de una animal vivipero.

Gris: se dice normalmente del color que resulta de mezclar el blanco y el negro

Veamos ahora las palabras cobrando vida

Estoy triste. Con una tristeza gris, sin nacimientos, sin heroísmos

El pulso que cobran las palabras enunciadas, hacen que las definiciones se vuelvan huecas. Las palabras son reales en tanto participan de enunciados

No hay mejores o peores enunciados. Los enunciados, son enunciados en situación. Es decir son relacionales. Un enunciado impacta en la medida que responde a lo esperado, con sus márgenes de paradoja y ambigüedad. Lo que para unos oyentes es natural, para otros será un ruido.

Lo que el oyente “lee” no son enunciados o productos sonoros puros o impuros, limpios o sucios. Buenos o malos, sino propuestas de sentido. Pero en general esas prouestas de sentido son “leidas” de modo naturalizado, porque tenemos el oído entrenado para algunos sonidos, mientras que para otros no. Y en esto es medular la cultura y lo social. No conocemos lo que oímos en si sino lo que nuestro momentos sociocultural nos dicta como audible, reconocible, aceptable. Entonces, la claridad formal, no implica claridad en la interpretación o resemantización.

Hablar es cometer un exceso. No se puede “limpiar” la voz para ser claros. Se puede trabajar la voz que no es lo mismo. La voz, expresa más de lo que dice, deriva y extravío son sus características.

1 Argenot, Marc

Soportes sonoros para la clase

DEL AUDIO DEL DEMO DE RADIO CIUDAD ESCUCHAR DESDE EL MINUTO 4:19 HASTA QUE TERMINA LO QUE REFIERE A AUDIENCIAS termina en “…despues, despues me contas” 5:20

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