Page 5 - Nosotras, las que escribimos, Julia Moretti
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ilo particular de escribir prosa, lograron imponerse y ser
algunas de las referentes de la literatura argentina.
María Elena Walsh fue de esas escritoras de literatura infantil
que no pueden pasarse por alto. Así, con su aparente inocencia
y ternura en sus canciones, también denunciaba las diversas
cuestiones sociales de la época. Su rebeldía, su desencanto,
su oposición, su amor a la naturaleza y a los niños y niñas
quedaron reflejados en numerosos poemas, novelas, cuentos,
canciones, ensayos y artículos periodísticos.
Hebe Beatriz Molina, miembro del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas de la Universidad
Nacional de Cuyo escribió un artículo sobre dos escritoras
argentinas de 1860. En el siglo XIX, hay dos nombres que
resuenan en la literatura y que se encargaron de contar algo
más allá de una historia en sus novelas. Margarita Rufina
Ochagavía y María de Montiel, dos jóvenes que ejercitaron y
fomentaron la liberación femenina.
Rufina Ochagavía, con sólo 17 años, escribía sobre el aprecio
que le tenía a la soltería y se atrevió a juzgar moralmente a
las mujeres mayores que engañaban a sus maridos. María de
Montiel, con la voz de la experiencia, educaba en la fidelidad
conyugal y promovía el casamiento por amor, aunque esto
significase rebelarse contra los padres.
Mujeres que se rebelaron contra lo establecido y contra lo que
las oprimía, que se animaron a levantarse cuestionar en una
sociedad que no esperaba más de ellas que se quedaran en su
hogar y obedecieran. Pero la realidad es que pocas mujeres
son las que lograron hacerse reconocidas.
Rufina y María utilizaron la acción de escribir y el poder de la
palabra “como un ejercicio del poder civil: opinan sobre temas
sociales candentes en su momento, sin pretensiones políticas”,
escribe Molina. Además, agrega que ambas escritoras “nos
obligan a replantearnos todas las “certezas” que se han
ido construyendo en torno a las mujeres decimonónicas
como lectoras y como escritoras”, contribuyendo a la
desnaturalización y concepción que tienen las mujeres sobre
las mujeres, impuesta, en mayor medida, por un hombre.

Hacia un cambio

Si la cuestión no es, entonces, introducir una literatura
femenina como se la describió anteriormente, hay que ir

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