Page 5 - Número 6 | Revista Letras
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En tanto, reconocer el universo vocabular y social, incluso po-
lítico en que los sujetos se enuncian, reconocen e interactúan,
le permite al docente sobre todo conocer y entender ese mun-
do para luego intervenir/transformar. En palabras del filósofo
Darío Sztajnszrajber:

         La metáfora del alumno sin luz es igual a la del alumno sin forma,
         con carencias. Son negros, no tienen luz y el docente es el faro - el
         falo, que viene erecto en el medio del aula, porque aparte el panóp-
         tico disciplinario es eso, viene se para y posee, dice Derrida, el que
         posee, posee Logos, la racionalidad y entonces el falo-faro (docente)
         derrama luz y el carente (alumno) recibe la luz y se vuelve parte del
         sentido común.

La comparación del alumno sin luz y sin forma, nos lleva a re-
flexionar sobre lo interesante que se vuelve distinguirlas luces
y las sombras, si uno quiere hacer el ejercicio crítico de cómo
se piensa el trabajo en el aula.
En este sentido, se puede pedir un salario digno y cuestionar
la docencia, argumenta el filósofo, haciendo especial hincapié
en que aquel docente que no asuma que la escuela está en cri-
sis no está asumiendo algo de su propia vocación, sino que se
instala en una burocratización de su saber y no se sale de ese
esquema.
Todas las narrativas se relacionan con su contexto. El aula
como figura, como dispositivo disciplinar y normalizador ins-
titucional de cuatro paredes donde se contiene, se forma y se
educa, es una metáfora atinente para nuestros tiempos, enun-
cia Darío S. Además, se pregunta si esa aula, la tradicional,
ejerce algún tipo de control, si puede dialogar o conjugarse
con el impacto que la informática está generando en la trans-
formación del conocimiento. En base a ello, reflexiona: “¿un
programa de televisión de Canal Encuentro es aula?, ¿un gru-
po de WhatsApp que tenemos con los estudiantes, es aula?”.
Pensar la etimología de las palabras, en este caso la de alum-
no, puede llevarnos a realizar diferentes comparaciones, una
de ellas es: alimento. ¿Y por qué no entender el proceso educa-
tivo como un proceso de alimentación infinita? En el que tanto
el estudiante como el profesor aprenden unos de otros, y así se
van nutriendo en el propio trayecto educativo.
Finalmente, habitar el conflicto, como explica Darío S., anima
a toda búsqueda interior. La formación/transformación de la

                                                                      EN VOZ ALTA | 9
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